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Mi nombre es Ana Fernanda (Any), tengo 44 años y mi esposo 50, hace algunos años incursionamos tímidamente en el mundo swinger, sin embargo, los últimos años hemos descubierto que lo nuestro son los tríos HMH.
Soy ejecutiva de una empresa de salud y mi esposo es ingeniero propietario de una microempresa, somos un matrimonio común y corriente y a la vista de la familia muy conservadora.
Las fantasías empezaron con intercambio de parejas, después solo tríos y ahora hay un morbo por tríos con negros dotados, todas las fantasías hoy cumplidas.
A mi esposo siempre le ha excitado que me morboseen con la mirada otros hombres así sean amigos, incluso sus familiares hombres, por lo que me permite vestir con blusitas escotadas y algo transparentes.
Cuando salimos a la calle, algún centro comercial a comer u otra actividad siempre jugamos con las miradas para ver si hay algún chico que me pueda estar mirando más de la cuenta y comenzamos a fantasear, él se hace que no está observando mientras yo trato de, literalmente, “sacar pecho”, soy talla 36B y lo único que tengo que hacer es disimuladamente liberar un par de botones de mi blusa para para que los hombres piquen la carnada y volteena mirar una y otra vez, jajaja!, me encanta cuando se ponen nerviosos.
Mi historia comienza hace 4 años, Mi esposo contrata operarios según la demanda de trabajo, yo le ayudo en el tema contable de la empresa y voy solo algunos días a la empresa.
Todos los operarios y empleados me tratan con mucho respeto. Hace 4 años mi esposo contrato unjoven moreno de 1.80 de estatura y que por su físico fuerte, manos grandes y ásperas ,por lo que había trabajado en construcción, lo necesitaba para trabajos pesados, además de estar de operario en la empresa, el hacía mensajería fuera de la ciudad y transportar en la camioneta la mercancía, también lo ocupaba como chofer personal cuando tenía que desplazarse distancias largas, así como a mí cuando tenía que salir de la ciudad en trayectos largo ya que no me gusta manejar por mucho tiempo.
Lo primero que me llamo la atención de Marcos fue su blanca y bien cuidada dentadura, no tenía aretes ni tatuajes y se veía un chico juicioso y buen trabajador, pero como siempre en nuestras cabezas (la de mi esposo y mía) morboseábamos con la idea de hacer tríos o infidelidades con hombres recién conocidos.
Sin embargo, la idea de conquistar un empleado de la empresa estaba fuera de toda posibilidad por lo que eso implicaba con el dueño y gerente de la empresa (mi esposo).
Sin embargo, esa misma idea que prohibía meter a algún empleado al “juego” lo hacía más morboso y bizarra la situación: La esposa del doctor, la doctora Anita, ¿ser manoseada por un obrero de la empresa? ,Y todo lo que eso conlleva y todo frente a su propio jefe?, ponerla de rodillas a la patrona y ponerla a mamar, venírsele en la cara, meterle el dedo lubricado al culo de doña Ana y a futuro (como termino pasando) que la doctora Anita le chupe el culo al Negro suertudo y ponga a mamar su verga a los patrones, suena bizarro, pero a la vez excitante. aunque no pasaba de ser una fantasía de los patrones en ese momento.
Siempre que me encontraba con Marcos en la empresa, un corrientazo pasaba por mi cuerpo pensando en todas esas fantasías que habíamos morboseado con mi esposo la noche anterior mientras hacíamos el amor, es posible que Marcos haya podido “oler” mis ganas cuando lo saludaba, el muy comedidamente se ofrecía a llevar encomiendas hasta la casa o recoger elemento que nada tenían que ver con su trabajo y llevarlos a casa.
Con el tiempo Marcos se ganó la confianza de nosotros y gracias a su buen desempeño laboral su trabajo ya era más administrativo y además de realizar mandados personales me transportaba a mi cuando por pereza yo no quería manejar, sin embargo, me di cuenta que lo ocupaba dentro de la ciudad, incluso solo para que me lleve al salón de belleza.
Cierta ocasión le pedí el favor que me instalara la nueva antena de tv satelital en la casa y efectivamente accedió no antes sin pedir permiso a mi esposo, su patrón.
No sé si fue mi subconsciente, pero ese día (miércoles) justamente no va la empleada del servicio, lo juro que solo caí en cuenta cuando vi a Marcos en la puerta de mi casa muy a las 7 am como se había comprometido, yo aun en pijama y sin desayunar lo recibí y le indiqué donde está el equipo, la escalera y las herramientas.
Los niños en el colegio, mi esposo ya por fuera y yo sola en mi casa con un negro grande, de manos toscas, sonrisa limpia y espalda ancha, se me pasaron miles de cosas por mi cabeza y ese corrientazo, ese maldito corrientazo delator estaba en mi cuerpo y ahora era más intenso y permanente, yo pensaba por qué no me puse el baby doll transparente?, ese mismo que me muestro y me le insinúo a mi marido en nuestras noches de travesuras y en el que solo mi esposo me ha visto, ufff, me dio un escalofrío y me dije Ana! qué diablos estás pensando!!, lo único que se me ocurrió fue decirle con voz nerviosa ofrecerle un desayuno y él me dijo:
-No doña Ana, gracias ya desayuné, de pronto cuando termine le recibo agua.
Agua era lo que yo necesitaba para quitarme esa calentura que en minutos logró despertarme Marcos.
Lo deje ubicado y me subí a bañarme y mientras me bañaba y deslizaba por mi cuerpo la barra de jabón solo pensaba como se sentirán unas manos grandes y toscas recorrer una piel blanca y delicada?, una sola mano abierta de Marcos podía arropar toda una teta mía!!, entonces con la otra mano podría cubrir la otra teta, pero por Dios que estoy pensando??, y luego volvía a mis pensamientos: si Marco me coge una teta con una mano y la otra teta con su otra mano eso quiere decir que estaría desnuda frente a él, tan desnuda como lo estoy en este momento jabonándome mis senos pensando en sus manos.
Mientras me secaba y aplicaba mi crema humectante en mi cuerpo, yo aún desnuda y sentada en la cama matrimonial, oía los ruidos en el techo, Marcos estaba justo arriba mío o encima mío? técnicamente estaba encima mío solo nos separaba una delgada capa de concreto.
Me sentía sexy, empoderada, me sentía atrevida y desvergonzada, una puta y eso me estaba gustando, así que tome unas delicadas tangas de encaje y sin pensarlo dos veces me coloqué el short cachetero más ajustado que tenía, el de tela de jeans, el deshilachado y una blusa ancha y corta, blanca, de botones, sin mangas y para terminar con la cereza en el pastel: me la coloqué sin brasier!!, ¿que sería lo más malo que podría pasar? Que se ponga nervioso y salga corriendo? o que por el contrario se excite y me haga suya en mi propia cama matrimonial tal y como lo ha soñado mi esposo que pase algún día.
Bajé descalza y con el cabello aun húmedo, hasta el patio donde estaba la escalera y con el pretexto de secarme el cabello al sol lo sacudía y secaba con la toalla, me agachaba dándole la espalda a Marcos, brindándole todo un buen espectáculo que el seguramente estaba disfrutando desde arriba.
Desde abajo seguía mirándolo y veía como su ceñida camiseta se pegaba más a su torso por el sudor, volví a insistirle que si quiere algo de desayunar que yo iba a preparar algo para mí, el insistió:
-Por ahora no, de pronto agua, pero yo bajo.
-como se te ocurre yo te la subo, le dije.
inconscientemente ya lo estaba tuteando!!, buscando de pronto un acercamiento de más confianza?, uufff, que rico que él también me tuteara cuando estemos a solas, que pierda la vergüenza, que tenga un rol dominante conmigo, que a solas me trate confianzudamente o atrevidamente o descaradamente.
Descalza y con movimientos torpes de los nervios le subí un gran vaso de agua fría se lo entregue en sus manos y con sus dos manotas toscas y ásperas arropó mi mano y el vaso y suavemente deslizo sus manos y tomo el vaso mirándome con una sonrisa me dijo gracias y en un dos por tres se tomó toda el agua con la cabeza hacia atrás y mientras bebía el agua, veía el sudor en su cuello y el movimiento del agua mientras pasaba por su garganta y como palpitaba la vena de su cuello.
Yo un poco más debajo de su nivel de visión, había apurado a desabrocharme el primer botón de la blusa antes de subir, yo sin brasier y Marcos desde arriba mío seguramente se deleitaba miestras yo le recibía el vaso y me explicaba que ya faltaba poco para terminar.
-Te voy a preparar un desayuno bien rico le dije (otra vez tuteándolo).
Bajé rápido y me puse en marcha a prepararle su desayuno, rápido y nerviosa saqué los insumos y sartenes para atender a ese macho que estaba trabajando para mí, desde abajo le preguntaba que quería?, huevos?, ¿café o chocolate?, ¿jugo? El solo decía:
-Lo que quiera está bien doña Ana.
Entonces le dije:
-Nooo,porque que cualquier cosa que haga tampoco, que tal que no te guste?
Ufff no lo podía creer ya estaba yo en el rol de servirlo a él y yo quería que él esté satisfecho con lo que le preparo.
Aun así, yo insistía, pero cómo te gustan los huevos? Pericos, fritos?, quieres mejor un omelette?, yo quería atenderlo bien, entonces lanzo la primera señal o piropo: “Ninguna cosa que prepares con tus manos va a quedar fea, yo me la como con todo el gusto del mundo, pero si quieres saber, me gustan los huevos fritos, café, pan y jugo de naranja".
Yo estaba abajo y no lo podía creer me tuteó y lanzo un piropo, yo solo me acordaba del pedacito : “yo me la como con todo el gusto”, ¿se refería a los huevos o a mí?, jajajaja.
A estas alturas estaba más relajada y con una mano en la frente para tapar el sol y la otra en la cintura y un parado coqueto con la blusa a medio abrir le dije desde abajo:
-Seguro te comes todo lo que te sirva?
-TODO!, dijo Marcos sin titubear.
Nos quedamos unos segundos mirándonos como retándonos a ver quién esquiva la mirada primero, pero nos reímos y entré sonriendo a la cocina a prepararle a ese macho el desayuno que me había ordenado.
Le estaba sirviendo y organizándole en la mesa de la cocina, que no le faltara nada, pan, café, huevos, su desayuno como me lo había pedido, yo estaba recibiendo órdenes del obrero y yo muy obediente le estaba cumpliendo sus exigencias, será que de ahora en adelante me seguirá dando órdenes?.
¡De repente un estruendo!!! horrible, al bajar Marcos se resbalo la escalera y se me cayó Marcos! y con el muro lateral se raspo el brazo, Salí corriendo a ver que me le había pasado, por fortuna solo fue en raspón fuerte en el brazo izquierdo, solo poca sangre del raspón, fue más el susto y el ruido.
Nos reímos y entramos a la cocina, ya le tenía su desayuno servido como a un rey.
Mientras se lavaba las manos yo apure a traer alcohol y gasa para limpiar la raspadura, para entonces apuré a desabotonar el segundo botón de mi blusa y cuando se iba a sentar a la mesa yo me acerque por atrás y sin pedir permiso y muy normalita le intente levantar la muy ajustada camisa por el sudor pegado a su cuerpo, él no quería pero yo insistí y le dije que era mi responsabilidad y mientras sentado desayunaba, yo de pie junto a él, le limpiaba suavemente su herida.
La herida era a la altura del hombro y antebrazo por lo que aproveche a tocarle sus bíceps y hombro , mis muslos desnudos quedaban a la altura de su brazo por lo que disimuladamente me acercaba y sentía su piel caliente sobre mis muslos, él no recogió en ningún momento su brazo, por el contrario lo abrió para sacarlo más de la mesa y facilitar mi trabajo de tocar su hombro con mis muslos y al ritmo de un vaivén inconsciente que se apodero de mí, yo rozaba más fuerte mis desnudos muslos contra sus tonificados músculos .
Mientras yo limpiaba su espalda con una toalla húmeda, tan húmeda como mi kquis en esos momentos, mi “amiguita” estaba lubricada y yo me encontraba en una confusa sensación entre excitación y nervios.
En ese momento a pesar de estar recién bañada y perfumada, me sentía sucia y la más puta de las putas y eso me excitaba.
El contraste de una piel morena y brillante por el sudor, manos toscas, un operario sin mayores estudios, y saber que tenía contra las cuerdas a la doctora en su propia casa, imaginando que la podían subir sometida y la podrían hacer suya en su propia cama matrimonial.
Si Marcos hubiera querido, me hubiera podido arrancar de un solo zarpazo mi holgada blusa blanca que, para entonces, de los tres botones de la blusa, solo quedaba uno abrochado, los otros dos ya los había desabrochado, el primero cuando le subí el vaso de agua y el segundo cuando fui por el alcohol, fue el más difícil de desabotonar, con una botella de alcohol en una mano y la gasa en la otra y caminando hacia la cocina casi me lo desabotono frente a él.
solo un pequeño botón separaba mis blancos senos de sus grandes, toscas y ásperas manos, solo una pequeña e insignificante pieza de plástico me separaba de sentir sus manos apoderarse de mis senos, de averiguar qué se siente que los sometan manos prohibidas, que los manoseen, que los amasen, que los aplasten, que los opriman, que los pellizquen, que los humillen.
Marcos habría podido hacer lo que le hubiera dado su puta gana conmigo esa mañana, ponerme hacer lo que él hubiera querido y yo no le hubiera puesto ninguna resistencia, ¡ninguna!.
Continuará...