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Ya no me emocionaba verla al volver a casa
Éramos rutina
Se quedó tanto tiempo en una esquina, oxidandose, abandonada, sola, hecha a un lado
No se lo merecía
Tantos meses la deje abandonada por el trabajo en el coche, que ya nos habíamos convertido en 2 extraños
Me hacía tanta falta tocarla, me hacía tanta falta hacerla mía
Por fin se llegó esa noche mágica, sabía que debía ir lento, prepararla, dejar que calentara el motor, permitirle lubricar para no hacerle daño
Delicadamente me subí en ella, la sentí fría, pero su olor estremeció mi piel
Quise ser delicado, pero en cuanto se calentó me pedía más, y yo lo estaba dando todo, en media hora ya estaba cansado, no iba a aguantar toda la noche como antes, pero no podía fallarle, quería aguantar y llegar más lejos que nunca...
Y lo hice, con mi tacto la exigí al máximo, y ella respondía vibrando al ritmo de mi exaltación.