Guía Cereza
Publicado hace 2 años Categoría: Microrrelatos 1K Vistas
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Al principio fue difícil, me dedique a estudiar y estar casi todo el día en el lugar de estudio todos los días de la semana, pero mi mente y cuerpo solo quería estar en un cyber, buscando incautas victimas en un chat, recibiendo las emocionantes invitaciones para ser agregado a los contactos de alguna usuaria con un cachondo Nick o correo electrónico, algo así como tuputita@hotmail.com, sí, este tipo de correos o nicks eran muy evidentes, sin embargo, se aceptaba la invitación a conciencia y con tácticas de tanteo para descartar que fuese algún hombre disfrazado de mujer, se descartaban muchos contactos a la hora de la verdad, pero no faltaba la chica que sin vergüenza se atrevía a ver y mostrar, interactuar, mostrar su “pan” o tetas, hablar al micro diciéndome como le gustaba mi verga dura y parada, lo que le haría si la tuviera entre sus manos, tetas, boca o piernas. ¡Dios! Era delirante, hasta yo me creía el mas vergon y admiraba mi pene con orgullo y lascivia, no deseaba penes o tocar o tener penes de otros hombres, solo deseaba el mío, hacerlo crecer, excitarlo, verlo firme y viril como una muestra de que mi hombría estaba al máximo, y finalmente, verlo explotar en una danza de líquido blanquecino y viscoso, derramándose en mi abdomen, bañando mis manos y derramándose por el cuerpo, aun erecto, de mi pene, bajando hasta mis huevos y finalmente colgando caliente hasta caer al suelo, ese espectáculo de mi pito es excitante para mí.

Después de sacrificar esos momentos deliciosos y dedicarme solo a estudiar, llego el momento de pasar de la teoría aprendida, en las ciencias de la computación, a poner en práctica los conocimientos, así fue que llegue a una empresa del papá de una personalidad importante de la ciudad, no lo niego, fue un logro para mi ingresar allí, todos en la empresa eran muy amables, humanos y simpáticos, excepto mi jefe directo, era un costeño de mierda, no digo lo de costeño en forma genérica, este costeño en particular era una porquería; detestaba ir allí solo por mi jefe, cuando él no estaba por incapacidad u otros compromisos, ese día tenia paz y libertad. En el sitio no había mujeres que me parecieran sexys y que me inspiraran a soportar la jornada, solo la segunda al mando de la empresa era quien tenía algo que me gustaba, sus enormes tetas, no me critiquen si me gustan las tetas, ha de ser por ese complejo de Edipo donde lo que más añorábamos de bebes al tener hambre era la teta, esa es la primera experiencia sexual de todos, pues se obtiene el placer de saciar el hambre; pero volviendo al tema, la mujer tetona de mis practicas era la que medio me excitaba, por sus tetas, sus escotes y ya; era mucho mayor que yo y la verdad nunca tuve fantasías con veteranas, por el contrario, siempre han sido mejor para mí las jovencitas. Las mujeres bellas de mi trabajo no estaban en oficina, ni siquiera en la recepción de la oficina, ellas estaban en los puntos de ventas, había una bella muy famosa de un punto de ventas en Envigado, en la oficina todos hablaban de ella, decían que era la belleza hecha carne y la sensualidad andante.

Aunque mis practicas eran en oficina si me tocaba, ocasionalmente atender puntos de ventas, mi primera vez fue en un punto por el tesoro en el Poblado, allí conocí a la primera bella de los puntos de venta, era joven, 19 a 20 años, más o menos 170 de estatura, el primer y único día que la vi, tenía ropa muy formal, pero en su tez y en lo poco que s e podía ver en sus antebrazos, se observaba una piel hermosa, canelita, bien bronceada, bien cuidada, como si fuera un melocotoncito que provoca morder, su pelo no era tan largo lo tenía un poco más debajo de los hombros, pero lo tenía bien tratado de un color cobrizo oscuro, una carita juvenil y ambiciosa simétricamente bien puesto cada componente de su rostro, nariz chatica bonita, ojos claros, no zarca ni oji azul, sino café claros y unos labios carnuditos y besables, además, su ropa ceñida dejaba ver una linda silueta, cintura pequeña, de esas que uno quiere abarcar con las dos manos mientras la besa, caderas grandes que dejaban ver una cola parada y unas piernas largas con unos muslos prominentes, realmente se notaba tonificada, se notaba que iba al gym y lo que más me gustaba… adivinen… las tetas, estaba vestida formal, con blusa blanca con los dos botones superiores sin abrochar, asemejando un pequeño escote que dejaba ver como un top, también blanco, y su pecho de tetas redondas apretadas, brillando como dos tesoros que te gritan “¡Bésame aquí, baja por la mitad (de las tetas), succióname un poquito aquí, explora estas dos grandes montañas hasta encontrar los pezones y chúpalos como si de ellos saliera el más delicioso néctar!”, no sé si sus tetas eran operada o no, parecían muy naturales, no eran gigantes pero si tenían buen volumen y se proporcionaban con su espectacular cuerpo, en fin, allí estuve solo una hora, tiempo suficiente para retratarla con mis ojos y para odiarla con mi alma, era bastante engreída y grosera, trataba mal a sus “inferiores” no lo digo por mí, lo digo por el mal trato y las burlas a la señora del aseo y cafetín del punto de ventas. Eso sí, esta chica se volvió fantasía para mí, una fantasía inalcanzable claro está, así que opte por buscar prepagos parecidas a la chica.

Mi segundo viaje a un punto de ventas fue a una zona residencial de envigado, allí conocí otra belleza del punto de ventas, todos sabemos que para los gustos los colores, esta mujer era blanca, de pelo negro, medio corto, un poco por encima de los hombros y ondulado, su carita era angelical, sus ojos negros pero brillaban de amabilidad, su boca era gruesa, labios de color oscuro, unas cejas muy bien tratadas y unas pestañas largas, no exageradamente, pero si le hacían muy buena decoración a todo su rostro, tenía cierto grado de inocencia en su cara, pero a la vez su estilo era misterioso, su edad oscilaba entre los 24 a 26 años, para ese entonces era un poco mayor que yo, media entre 173 – 175, su cuerpo no era tonificado, su ropa no estaba ceñida y dejaba ver… casi nada. Tenía una blusa negra y un saco de lana oscuro, así que ni brazos ni escote ni nada, además de un pantalón también oscuro, su aspecto era algo lúgubre, gótico… ¡así como me gustan a mí! Ella era muy hermosa, era sensual, sin tener que ser vulgar o mostrona, sin tener un cuerpo trabajado en gimnasio o moldeado en quirófano, era muy natural y eso era lo que la hacía atractiva, pero lo que enamoraba era que siempre se refería a ti con respeto, buena actitud, siendo muy positiva y mostrando una blanca y enorme sonrisa, en este punto de ventas estuve solo con ella, menos de una hora, no, no pasó nada sexual ni coqueteo, es más ella no tenía la intención de ser coqueta por eso yo no podía ser irrespetuoso, ella merecía y se ganaba todo el respeto y buen trato, salí del punto de venta sin conocer ni si quiera su nombre.

Mi tercer y último viaje a un punto de ventas también fue a Envigado, ¡SÍ, POR FIN! Era la hora de conocer a esa belleza de la que todos hablaban, incluso antes de salir para el punto, la tetona cuarentona de las que le hable antes me dijo “hoy vas a venir de envigado enamorado”, se generaron muchas expectativas en mí, tenía ansiedad y un gran anhelo por conocer a lo más bello de todos los puntos de ventas, el viaje fue largo, casi hora y media en un taxi pagado por la empresa a una zona bastante rural y alejada, eso era “subiendo al cielo”, me habían dicho también en la oficina, ahí pensé, “si es subiendo al cielo es porque la belleza que atiende es un Ángel” llegue al punto de ventas, la verdad el peor de todos, no me gusto, entre al punto y me atendió inicialmente la señora del aseo y cafetín, empecé a desempeñar la labor a la que había ido, después de 20 minutos apareció ella, la belleza de todos los puntos de venta, cuando la vi solo pude decir “Que decepción”. Y no, no era fea, como dije antes para gustos los colores, media más o menos 165, tenía entre 20 y 22 años, era delgada, de silueta bonita, su cara era pulida, tez blanca, sus ojos si eran como verdosos, boca pequeña de labios delgados, nariz bonita, cabello largo, hasta la cintura, no era crespo sino ondulado y tinturado de rubio, sus téticas eran pequeñas, (¿sabe? a mí me encantan las tetas en todos sus tamaños) no era nalgona pero su cuerpo era muy bien dispuesto para su estatura y volumen, sin duda era una belleza, como todas las de los puntos de venta, pero no era la más bella de todos los puntos de venta, fue por eso mi decepción, me crearon tantas expectativas que esperaba ver a una semi diosa en el sitio y me encontré con una belleza tan natural que cautivaba pero que, para mi gusto particular, no era la más bella de todas, y como la belleza es subjetiva, para mí la más bella de todas era mi gótica sin nombre de Envigado. Y como reza el dicho, colorín colorado… esta historia continuara.

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