
Compartir en:
Este es mi primer relato por lo que espero poder transmitir adecuadamente.
Este tipo de encuentros, y conocer a alguien y que las cosas se desarrollen como con la persona que conocí acá, es que vale la pena, omitiré su nombre y su alias, ya que es una dama que pertenece activamente en la página.
Empezaré contando que cuando ví el perfil de ella, una dama de acá de guía, no pensé que fuéramos a tener contacto, ni que me respondiera, sorpresivamente lo hizo, y me impactó su foto en el perfil, no es madura ni tampoco joven, está en su punto, no es de senos voluptuosos pero adecuados para ella y atractivos para un caballero, de cola redonda y piernas gruesas y atractivas.
Al principio intercambiamos mensajes y no pasamos de allí, hasta que un día me regaló su número de whatsapp, a través de él fui conociendo la mujer madura que es, mentalmente, descomplicada en su manera de ser, alegre y dicharachera.
Una dama que se quiere comer el mundo y disfrutar de su ser, no hablo solo de intimidad, y que solo desea, como toda mujer, ser valorada y respetada, y a través de las conversaciones fuimos conectando, hasta que en una ocasión me regaló su dirección, fui una noche y no dí con ella, la dirección me la había dado mal, sentí impotencia y rabia, y más cuando le escribí y no había respondido, pensé que había sido burlado.
Cuando llegué a casa, acababa de responderme y me daba las indicaciones ya que la dirección no la tenía clara, quedamos para un momento después ya que no me encontraba de ánimo para volver a salir.
En el segundo intento dí con la casa, hablamos bastante, largo y tendido, allí conocí no solo su ser sino sus expresiones, y es igual de bella que en las imágenes del perfil, estaba con un short y una blusa de tiras, yo no dejaba de admirarla en todo su físico, obviamente de manera disimulada para no incomodarla ni causarle mala impresión, hasta que llegó lo inevitable, ese anhelado beso del cual ya le había expresado en intenciones pasadas, no fueron uno sino varios.
Así pasó unos días, cuando me dijo que quería salir, la recogí, y como el tiempo del que disponíamos era poco, le insinué que quería estar con ella, a lo que accedió, fuimos a un motel algo escondido, como su nombre, por no hacer publicidad jeje, entramos y ella tan natural y segura.
Cuando entramos al cuarto, solo charlamos un poco y nos fundimos en un beso largo y apasionado, las ganas y el deseo estaban latentes desde antes de recogerla, se expresaban en ese momento y brotaban de nuestros poros, yo la acariciaba en todo su cuerpo sin medir intensidad, nos despojamos de la ropa, en ese momento dijo que quería una ducha, por lo cual se dirigió al baño y ya en medio de la ducha, quise caballerosamente, ayudarla a ducharse, sentí la piel de su espalda pegarse junto a mi pecho, sentir mi pene entre sus nalgas y con mis manos acariciar sus senos, abdomen, sus caderas y cintura y su sexo, todo ello en medio de un beso, no aguanté aquel momento y en la misma posición la penetré.
Fue un momento sublime, ella no aguantó y se movió hacia adelante para apoyarse en la pared del baño mientras yo la iba haciendo mía lentamente, de manera cadenciosa me fui moviendo hasta que el deseo nos embargó y comenzamos ambos con movimientos más enérgicos.
Después de un rato, nos fuimos a la cama y allí pude saborear su piel, sus besos en medio de un abrazo, recorrer de nuevo su piel mientras mis labios iban bajando por cuello, sus senos y su abdomen, no quise posarlos de inmediatamente en su sexo, por lo que recorrí parte de su cadera, sus muslos y ahí sí llegar a su entrepierna, pude saborear y oler ese exquisito sabor a mujer, estaba ya húmeda lo que me excitó aún más, introducir mi lengua, sentir su viscosidad, sentir su clítoris y masajearla al tiempo con mis dedos, hacía que se retorciera de placer y pedirme que la hiciera mía, no aguanté y en la posición típica de misionera, la penetré, la besé y la abracé fuertemente mientras sentía sus entrañas y la sentía mía.
Empezaron los suspiros que se convirtieron en pequeños y deliciosos gemidos, me levanté sin salirme para admirar sus gestos, sus movimientos de manos por su cuerpo y su desespero por sentir el clímax, la giré para que quedara en cuatro y así admirar esa silueta de mujer que mata a cualquier hombre, mientras su torso permanece en declive hacia la cama y su rostro se clava en ella sintiendo mi virilidad partirla en dos mientras la lleva al cielo y al éxtasis.
La agarré de la cintura y de las caderas, acariciaba y abría sus nalgas, cambiamos varias veces de posición hasta que se hizo arriba, allí estalló una nueva mujer, desconocida para mí en ese momento pero con agradable sorpresa la asimilé de inmediato, con movimientos fuertes de su cadera, me quería destrozar, me agarraba el pecho, se apoyaba en mí y en medio de un trance sin igual, tuvo un delicioso orgasmo, mientras sentía su lubricación, mojar todo mi miembro, descansamos un poco y yo sin venirme la primera vez aún, estuvimos conversando un poco mientras nos recomponíamos.
Después de seguir conociéndonos más, ya yo conocía a su familia en todos sus detalles sin haberlos visto aún, nos abrazamos cual enamorados y en medio de caricias tiernas se prendió de nuevo la pasión, para empezar esta vez ella, con un oral que me hizo delicioso, lo saboreaba como sino nunca hubiera visto uno pero con las ganas de experimentar, como algún manjar exquisito, sentí su lengua en la punta jugar con ella, con sus labios bajar por todo el falo y llegar a mis testículos para saborearlos como toda una maestra del amor, luego de un largo rato de complacencia de parte de ella, me tocó a mí, para lo cual no descansé hasta sentir su orgasmo en mi boca mientras mis dedos exploraban su interior.
Me levanté de allí y mirándola a los ojos en silencio y sin expresar palabras, la penetré de nuevo, pero sin cortar el contacto visual entre nosotros, mientras veía su gesto de anhelo por sentirla ya, su picardía y la complicidad de dos que disfrutan del instante, allí entendí que no era solo sexo, era un momento mágico para ambos, no aguanté y la besé, pero este beso ya fué diferente, y la sentí más sobria y con ganas de sentir más y mejor.
Sentir sus paredes, su sudor, su transpiración y sus jadeos no causaron algo diferente que mi estallido dentro de su ser y ahí si sentí la felicidad con aquella mujer que se había entregado al máximo al placer y que sí valía la pena ser parte de su cuerpo, solo sentía que eyaculaba una y otra vez y fueron segundos pero eternos y deliciosos, hasta que ya sentí que no salía una sola gota más, me recosté sobre ella y la volví a besar, éramos dos cómplices que a través de una página sexual, pudieron vivir un momento más que sexual.
El tiempo que pasó, estuve acariciándola en todo momento, viéndola a los ojos, perdiéndome en esa belleza y admirándola como mujer y persona, allí me confesó que se iría para España, y le dolía dejar a sus hijas, ya mayores, pero que adora con todo el alma, y quienes en casi la mayoría de las conversaciones, salen a relucir, después de una ducha, nos vestimos, salimos del motel y la llevé de nuevo a su casa, me despedí ya no con un beso, no le gusta que los vecinos chismoseen jeje, por lo cual guarda su compostura al máximo y su porte de mujer respetable, solo fue un tierno “pico” y nos despedimos, de eso ya hemos salido de nuevo, y solo espero el momento de volver a verla, ya que mis anhelos y mi cuerpo se han ido adaptando a ella, soy feliz que ella sea feliz de irse y progresar, y solo es mi anhelo poder disfrutar de más deliciosos momentos que ella me obsequie mientras parte del país, he tratado de no inmiscuir los sentimientos por respeto a sus gustos, ya que me confiesa que no desea enamorarse, le dañaría los planes, y como muchas damas, no desea sufrir más en vano, y yo no quiero ser el causante, ni de ningún sufrimiento suyo y mucho menos tirar a la basura su proyecto de viaje, solo deseo disfrutar de ella así como ella de mí, y así como empiezan sus saludos o respuestas cada que hablamos, casi todos los días por cierto con al menos un hola, me despido con sus palabras pero en tercera persona, “¿cómo irá su vida sin mí?”…