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Delirando por mi tío – Parte 4

Cada día que pasaba necesitaba más desesperadamente las caricias de mi tío, pero quería que fuera algo más que eso. Deseaba que nos explayáramos. Quería culear sin contemplaciones y sin tener que estar pendiente de si venía alguien y nos pillaba. Busqué una coartada y dijimos que íbamos al centro comercial a ver los pasajes de vuelta lo que me pareció la excusa perfecta. Y para mejor estábamos bastante retirado a dónde íbamos. Hacía un calor de mil demonios y no apetecía en absoluto salir de casa, de modo que a nadie en su sano juicio se le ocurriría acompañarnos. En vez de ir al centro comercial nos dirigimos a la casa de la playa.

Aquella tarde yo tenía la libido por las nubes y deseaba ser cogida sin miramiento y sin la necesidad de preocuparme de interrupciones inesperadas. Llegamos rápidamente e ingresamos directo a la cama. Él me besó cogiéndome la cabeza por detrás. Yo le correspondí con el beso. Nuestras lenguas se encontraron y se entrelazaron, las manos iban desprendiendo la ropa del otro hasta que quedamos completamente desnudos. Seguimos con los besos y caricias en la cama. Su mano me recorría desde la cabeza a los pies, no había lugar en que sus dedos hubieran explorado, más en mis senos, vagina y culo, en cada de  esos espacios sus dedos eran mágicos que despertaban rápidamente mi calentura extrema. Su lengua se introdujo en mi sexo proporcionándome un placer sublime que me arrancaron gemidos de puro goce. Comenzó a sentir mi húmeda conchita, la punta de su lengua frotando mi clítoris, había aumentado mi adrenalina, me deje llevar, cuando su dedo palpaba el borde de mi ano, sin introducirlo sentía la emanación de mi flujo vaginal comenzó a brotar, lo estimulaba aún más, acelerando su labor, él volvió a la carga en mis labios vaginales, que los abrió, y la entrada de mi vagina que estaba protegida por unos diminutos labios menores, comenzaron a latir, que los sentía hasta en mis mejillas, después de pasar los dedos por la abertura, comenzó a penetrar su lengua en mi conchita, su boca tocaba mis entrada abriéndolos para llegar a mi clítoris, ahí se quedó succionando levemente y pasando si lengua en círculos, yo puse mi mano izquierda en los pliegues del clítoris, para abrirlo más y dejarlo expuesto a su lengua que posteriormente se dirigió a mi ano, sentir la lengua caliente y húmeda refregar esa entrada me volvía loca, hasta lograr producirme una serie de gritos y gemidos, que finalizaron en mi primer orgasmo que no tardó en llegar. Unas convulsiones acompañaron al orgasmo haciendo que me retorciera como una serpiente Mi espalda comenzó a arquearse y mis gemidos ya eran gritos…  ooohh aahhh, ahh ahhh ohhhm. Yo gemía y decía “yaa  yaa, no aguanto… no puedo no puedo, no aguanto, ohhh ahhh, … voy a acabar voyyyy a aacabar y de pronto mis fluidos salían disparados, ohhh ohhh ahhh uumm ahhh, gritaba de gozo, venia el segundo chorro más fuerte que el primero, mojando a mi tío en su cara, veía su felicidad, y yo en tanto con la respiración entrecortada y jadeando de gozo…

Después quise recompensarle del mismo modo. Me puse sobre él, tome la gran VERGA de mi tío, que antes de echármela a la boca, la admire, le observe cada detalle, su cabeza colorada, hinchada en sangre y sus venas azulientas que la hacían ver como un mástil a su máxima expresión, así mi boca albergó su miembro. Lo lamí todo. En aquel entonces me parecía gigante. Mi lengua recorría todo el tallo de arriba abajo, me detenía en sus huevos introduciéndolos en la boca, primero uno, después el otro. Mi cabeza subía y engullía la VERGA proporcionándole una mamada que al parecer, estaba siendo satisfactoria, me la fui metiendo de a poco en mi boca, con destreza podía llegar a la mitad del tronco, así que sacaba mi lengua y lo recorría desde la base del tronco subiendo a la cima, dando pajas con mis manos, subiendo y bajando la piel, comencé a sentir sus convulsiones y me lo volví a meter a lo que más pude a la boca, así fue dándome su fluido pre eyaculatorio que trate de no perder ni una gota. Mientras se la mamaba, cogió mi culo y se lo encajo en su boca, de manera que quedamos los dos en un perfecto sesenta y nueve. Yo arriba zampándome su VERGA y él abajo recibiendo mis jugos. 

La calentura apremiaba exhortándome a sentirlo dentro de mí, notar su hombría, su dureza, en definitiva, su VERGA palpitante en mi interior. Me incorporé y me fui posicionando de tal manera que mi vagina quedara frontal a su VERGA estaba en cuclillas apoyada en mi pies, con mis rodillas a cada lado de su cintura, me fui sentando despacio sobre él como una amazona monta su potro, ofreciéndole la visión de mi culo y más mi esfínter deseoso, tome su gran PENE en mi mano, frote la punta contra mi clítoris, sintiendo la mejor sensación de placer, a esa altura mi pequeño botón se encontraba latiendo a full, lentamente fui bajando sintiendo como aquella polla se me iba llenando, así fui haciéndolo hasta introducírmelo completamente en mi estrecha vagina, sentía como me llanada toda mi cavidad, y mientras yo ya comenzaba a cabalgar saltando sobre él, moviéndome hacia adelante y hacia atrás, mientras él se recreaba apretando mis nalgas poniendo sus manos sobre mi, así permanecimos un par de minutos que se me hicieron eternos, el interior de mi vagina recibía las estocadas hasta el fondo de la pared, entre ardor y dolor lo recibía estoicamente, las paredes de mi cueva se comenzaban a contraerse, mis fluidos bajaban como fuga de agua desde una cañería, que mojaba el pubis de mi tío, estaba realmente poseída por la forma que recibía su sexo en mi interior. Después de un momento y siempre con su PENE incrustado en mí, me hizo girar de forma que quedé frente a él. 

Ahora podía ver todos mis gestos de placer que mi cara demostraba. Seguí cabalgándole, en tanto él jugaba con mis nalgas, abriéndolas en cada salto que daba. Sentí su dedo que hacía incursiones en el pequeño agujero. No lo introducía, pero me daba masajes y hacía mención de introducirlo para que la acción me provocase más placer. Sintiendo el PENE incrustado en mí, y todo el volumen ocupando mi cuevita húmeda, además del roce que me hacía en el clítoris con la base de su falo, lo sentía palpitante en cada carrera de subir y bajar, apoyando mis manos en su pecho repleto de bellos cerré los ojos y ya no pude aguantar por mucho tiempo, esa electricidad que recorre desde el interior de mi vulva, subiendo por mi columna, con las contracciones de mis muslos y más de los músculos del túnel de mi vagina, me volvi a  correr gritando y jadeando como nunca, mis gemidos menos ahogados, más expresivos fuertes como yo quería disfrutarlo, ohh ahh siii asi, asi, ohh ahhh… acabame, acabame, asi asi, dame lo, quiero aacabaaar asii… asiii ohhh ahh ommmm ahh… fui liberando así todo el entusiasmo acumulado por mucho tiempo, semanas conteniendo ese deseo de expresar el goce del sexo. Podía hacerlo sin reservas y sin tener que reprimir mis gemidos ante aquel placer divino. Las contracciones de mi vagina provocaron que él tampoco pudiera contenerse y rápidamente me apartó de encima para no correrse dentro de mí, con lo cual, mi orgasmo se vio un poco cortado, pero no por ello menos placentero, sino más breve de lo que quería sentirlo. Cuando extrajo su VERGA, la leche salto a presión, derramándose directamente unos chorros sobre mí cara, tetas, mi cabello y ensuciando las sábanas tanto con su abundante chorro de semen como con mis fluidos emanados desde mi conchita. Ahí nos quedamos abrazados por un instante recobrando el aire que nos faltaba a ambos, volviendo a la normalidad, pero yo sin soltar aquella VERGA cubierta de mis fluidos y del semen que quedo en el tronco.

Mi tío fue a por otras limpias. Mientras lo contemplaba pensé en lo erótica que me parecía su desnudez. La sábana sucia la dejó para lavar y la limpia la colocamos entre los dos. Después nos fuimos a duchar ahí solo nos acariciamos mutuamente mientras el agua caía en nuestros cuerpos, y volver a acostarnos en la cama y hablamos durante un rato, sincerándonos y diciéndonos lo que sentíamos y lo que nos deseábamos. 

Después de un momento el jugaba con mis pechos y mi sexo, mientras mi mano se deslizaba por su pecho y su abdomen hasta alcanzar un miembro que iba creciendo al estímulo de mis caricias. El bajo y volvió al ataque metiendo su cabeza entre mis piernas, pero esta vez su lengua prolongaba el recorrido deslizándose por toda mi raja hasta llegar al ano, provocándome sensaciones nuevas, diferentes e igualmente placenteras. Siguió durante un buen rato metiendo su lengua en el pequeño orificio, después me dijo que quería darme todo el placer que merecía y deseaba que me sintiera como una reina.

Me preguntó si me habían hecho alguna vez sexo anal y le dije que solo lo habían intentado, pero que no lo gocé ni lo consumé porque me hizo daño y detuve el acto. Entonces él me pidió intentarlo asegurándome que iba a gozar de otro modo no menos intenso. Añadió que si en algún momento no me sentía cómoda se lo dijera, pero tan seguro estaba de hacerme gozar de esa manera que me animé a ello, sin embargo, después de tomar la temeraria decisión miré aquella tranca en completa erección y tuve mis dudas de que fuera así, no obstante, me dejé llevar por sus sensibles palabras, por su delicadeza y por su maestría. Extrajo del cajón de su mesita un tubito de lubricante, sacó un poco y se untó los dedos poniendo en mi ano una cantidad considerable. Yo tumbada me dejaba hacer en posición de cuatro, tenía elevado el culo, mientras metía mi cara en la almohada por si había que aguantar el dolor. Su dedo recubierto por el material lubricante y experto frotaba mi cavidad y se introducía suavemente en ella poquito a poco. Estaba un algo tensa, pero la sensación era agradable y para nada molesta. No existían las prisas. Todo lo contrario. Se tomaba su tiempo dilatándome lentamente. 

Cuando lo consideró oportuno, añadió otro dedo. Lo introducía para ir ensanchando poco a poco mi esfínter. Yo estaba disfrutándolo, para nada era algo molesto. Parecía todo un profesional, aunque seguramente lo era. Cuando creyó que me tenía preparada me dijo que me relajara y que me dejara llevar, me puso acostada de lado levantándome un poco la pierna y abriendo mis nalgas,  apoyó la cabeza de su miembro en la entrada presionando suavemente, pero muy despacio. Presionaba, metía un centímetro y sacaba. Fue un proceso lento y apenas sentí dolor, solo algunas punzadas hasta que mi ano se acostumbró a su calibre, el iba usurpando poco a poco la intimidad de mi recto, presumo que cada vez más enrojecido por el elemento penetrador, hasta que el esfínter parecía latir, tolerando mejor la incursión, dilatándose aún más. Sentía las palpitaciones de su aparato reproductor a través de la membrana de mi recto, sus manos apretaban mis senos, hasta que al fin terminó de entrar y la cabeza se alojó profundamente, dejando sus testículos pegados a mi ano, anunciando que sus 20 cm se cobijaban en mi recto. Mis gritos y gemidos parecía que lo provocaba. Le rogué, que no se moviera, quería disfrutar su aparato en mi interior, mientras mi conducto se amoldaba a su tamaño  Percibía los latidos de su falo en mi íntimo conducto, que no dejaba de hacerme vibrar. Estrechaba mi ano, aprisionando su VERGA, hasta que súbitamente empezó su impetuoso bombeo, fue fabuloso

Posteriormente fue acelerando el ritmo progresivamente y el placer sustituyó a las punzadas agudas y se tornó más intenso. Era un placer distinto y extraño, pero se fue intensificando poco a poco. Cuando ya estaba gozando completamente sus dedos cruzaron mi cintura y fueron directamente a mi clítoris, llevando el ritmo de presionar y estimular mi botón a cada embiste que daba en mi culo, fue mas alucinante, pues la sensación de placer la sentía en ambas partes, ya a esa altura mis gemidos así lo corroboraban, mi tío aceleró las embestidas dándome ahora por el culo sin contemplaciones, mientras resoplaba como un toro y sus dedos tenían mi botón mágico a su máxima erección.

Me cambió de posición. Nuevamente me puso en cuatro sin abandonar mi esfínter, se aferró a mis nalgas y empezó a penetrarme bastante más fuerte. De vez en cuando disminuía la intensidad, sacaba casi toda la VERGA de mi agujero y la volvía a introducir de un solo golpe provocándome un dolor punzante que era mitigado por el placer que acompañaba. Al mismo tiempo intenté darme más placer frotándome yo misma el clítoris con movimientos cada vez más rápidos como me lo hacia él. Cada vez que penetra su VERGA, mi cabeza se elevaba, esa circunstancia parecía excitar más a mi tío, quien me bombeaba con mayor violencia. El dolor y el goce se mezclaban, haciendo ese contacto en algo impresionante.  Era todo tan delicioso, que si bien mi actitud era pasiva, recibía constantemente el ímpetu de su actividad, manteniendo mi cuerpo en un estremecimiento continuo.

Los jadeos y los gritos invadieron la habitación, pero no nos importaba. Éramos dos amantes dándonos placer sin reservas. No existía nada que importara más en ese momento que nuestro placer. Gritaba todo lo que no pude gritar en la casa o en esta misma casa de playa. Necesitaba hacerlo, pero también quería correrme con la VERGA de mi tío amartillando mi culo. Sabía que podía si seguía maltratando mi clítoris. Por su parte, él continuaba enculándome sin darme tregua. Gritaba como desaforada, ese roce en las paredes de mi conducto, era alucinante.  Exhalando, gemidos y gritos de placer hasta mi último aliento, cuando una maravillosa convulsión inundó mí ser. Hasta que le dije que me corría entre gritos de placer y él, viendo que yo llegaba al clímax liberó su leche dentro del esfínter uniéndose a mis gritos. Sentí su descarga caliente golpeando dentro de mí. Noté las convulsiones de su VERGA en mi ano. Fue un orgasmo diferente y fantástico. Nunca creí que pudiese llegar a gozar tanto de ese modo.

Definitivamente me di cuenta que lo que yo pensaba sobre el sexo, estaba demasiado lejos de lo que realmente se podía gozar, era una joven precoz que con 18 años había hecho lo que una mujer puede alcanzar sobre los 25 o 30 años, me sentía más que satisfecha y quería seguir aprendiendo junto a mi tío todas estas experiencias. Descansamos por un momento para recuperar fuerza y volver a la ciudad.

Continuará…

Maduro45xile

Soy hombre heterosexual

visitas: 1817
Categoria: Amor filial
Fecha de Publicación: 2023-01-25 11:51:45
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1 Comentario

Que excelentes relatos, me transportaron, me excitaron, espero seguir leyendo tus relatos, termine mojado un abrazo

2023-01-25 14:09:08