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Pasamos a la cama. Paola y yo nos acostamos boca arriba, la una al lado de la otra. Luego Ander abrió mis piernas y lamió mi vulva que ya estaba empapada. Es algo que Ander me enseñó a disfrutar pero ahora con una chica ahí al lado, la sensación estaba más cargada de un erotismo que no logro explicar. Luego Ander abrió las piernas de Paola y también le hizo sexo oral. Ella gemía y se retorcía de placer... me pareció como un poco exagerada pero luego me di cuenta que realmente expresaba el disfrute que sentía. Ay. que duro eso para mí. jajajajaja. Nuevamente me trataban de invadir unos sentimientos de celos y temor. Jamás había visto a mi esposo lamiendo la vulva de otra mujer, en ese momento sentía que esos gemidos que le provocaba a ella debían ser sólo míos. Descansé de esa sensación cuando Ander volvió a hacerse entre mis piernas, esta vez me penetró. Que delicioso sentía su pene bien duro y caliente, su lubricación se combinó con mis líquidos mientras empujaba rítmicamente su pene dentro de mi vagina. Cuidadosamente se hizo sobre mí para lamer y chupar mis pezones, besar mi cuello, besar mi boca mientras seguía moviendo su pene en mi vagina. Qué rico! dijo Paola que no apartaba sus ojos de esos cuerpos unidos en placer. Ella abrió sus piernas como ofreciendo su vagina y con una mano acarició suavemente su vulva. Ander se acomodó sobre Paola y la penetró sin haberse puesto condón. Ninguno de los tres dijo algo al respecto. Tal como lo hacía conmigo, también la besó a ella mientras la penetraba. Desde que nos casamos, Ander y yo acostumbramos a tener sexo sin condón. Esta vez era muy distinto, esta vez penetraba a otra mujer... jamás resolvimos si fue por costumbre o por la fuerte emoción del momento, pero sacaba su pene de una vagina y la metía a la otra sin tomarse una pausa para poner condón. Los gemidos y palabras de Paola animando a Ander a mantener un fuerte ritmo al penetrarla, me impactaban tanto que nuevamente sentía celos y cierta molestia.