Instintos primarios

El olfato, el mero olor me llevo a ella cuando pase por su oficina en búsqueda de un cargador para mi movil y solo me basto acercarme a ella unos 10 centímetros para recordar aquel olor que me hacia poner como un toro meses atrás, en donde prometimos no volver a vernos ni que pasara nada mas entre nosotros, cuanto la olí, olía a ti a todos sus demonios juntos a un fogón ardiente a humedad a suciedades a perversidades a tener sexo cochino en cualesquier parte de la clínica, olías a sexo en su carro sin polarizar en una tarde lluviosa del centro de la ciudad, olía a cuando se derretía entre mis manos la primera vez que la bese en la silla del parque y minutos después estaba  penetrándola violentamente de pie en alguna calle coincidencialmente del centro de la ciudad, desde que nos tocamos las pieles supimos que había una química y unas reacciones casi nucleares entre nuestras partículas.

Y ahí estábamos nuevamente, en el mismo café en que con los ojos húmedos nos agradecíamos y nos dabamos nuestro supuesto ultimo adios y recuerdo claramente sus primeras palabras mientras peleaba nuevamente su yo moral contra su yo primitivo y decía: “A esto me refería, al valor de actuar de la manera correcta… De verdad no quiero romper la promesa, aunque haya una canción que diga Vows are spoken To be broken Feelings are intense Words are trivial

Pleasures remain So does the pain.

Posando sus piernas sobre mi, mientras yo prometía regalarle aquel libro tomándo un acalorado café no se en que momento sus brasieres se soltaron y a menudo metia las manos y tocaba sus senos mientras nos sumergimos en conversación del bien y del mal aquel juego de poderes presentes en todas las relaciones psico afectivas y psico sociales; tratando yo de derrumbar sus argumentos puritanos mientras ella aseguraba que yo era el mal, y yo en cambio pensaba lo contrario y trataba de convencerla de que realmente pudiese yo ser un ser de luz que había venido a salvarla de su letargo y abstinencia y de su auto crítica y que a lo mejor pudiésemos estar en un universo paralelo en donde todo se ha tergiversado y los placeres de la vida que son nuestra razón de ser habían pasado a un segundo plano y vi en su mirada que parecía estar luchando con todos sus demonios dentro mientras se derretía apenas le rozaba la piel…. Era una conversación acalorada y aquella excusa de tomar un café terminaba en todas las veces que nos veíamos para tomar café y discutir acerca de temas si sentidos con la mera excusa de ver pasar palabras por su boca y meter mis manos por debajo de su blusa en algún lugar público.

Ella citaba alguna frase de algún libro de superación personal que mas bien parecían confusas y no llevar a ninguna lugar y que antes me parece peligrosas por no concretar las ideas, dejan tanto al azar que uno se termina creyendo lo que pase por la cabeza en el momento, basta con fíjate… cuando me recitabas aquel fragmento que tenias bien aprendido yo pensaba en el sabor de tus deliciosas partes y pienso que tu librito me dice que radicalmente me de gusto a mi, que la vida tiene cosas esperando para mi, que no espere mucho de ella y que simplemente deje que la vida traiga a mi los postres que me han sido otorgados por obra divina

Me reia un tanto como de costumbre para jugar con su mente y le recomendé leer cosas que la liberen mas no que la limitasen

Mientras ella trataba de conservar sus cabales en aquel lugar publico y me tildaba a mi de malo yo le recordaba que posiblemente ella fuese el mismísimo demonio ya que sucumbía a algo tan intangible como su aroma, recuerdo que le pregunte ¿sabes lo irreal que es un aroma? Que ni existe en el plano, es manipulación pura, es jugar con los más bajos instintos es maldad no premeditada es las calderas de nuestro cuerpo emanando aromas para seducir la gente y lo peor, contener el mal sin siquiera poder evitarlo y peor si siquiera saber que se posee

al menos el lenguaje es premeditado, pero persuadir de sexo con el olor, es la maldad pura, tu cuerpo pide ser penetrado, aunque lo niegues y e ahi tu conflicto… y yo no ando quejándome de lo que me causa tu aroma, simplemente lo dejo ser y dejo que actúe sobre mí.

para convertirnos en máquinas del laburo, aseguraba yo que ella posiblemente me malinterpretaba y que yo era un ángel y ella un demonio al cual había venido a liberar y asi transcurría la noche entre disputa y disputa, entre el bien y el mal entrelazado, ella arriba y yo abajo, yo abajo y ella arriba, a ratos ella arriba suponiendo tener el poder, mientras no sabía que mientras creía tener el poder, al estar sentada sobre el poder, el poder mismo la manejaba a sus anchas