Mi culo es un agujero pequeño. Para abrirlo, hay una manera correcta y una incorrecta. Prefiero la primera, pues es mucho mas sencilla y placentera. El hombre que deseé entrar en mi culo requiere lo siguiente: paciencia, tomarse su tiempo, un lubricante natural o artificial y ser un experto en los juegos previos.
Cuando reconozco que es posible que lo quieran penetrar, me suelo preparar. No hago yoga o meditación, ni siquiera estiramientos. Es mucho más sencillo, un baño anal y un plug.
Para entrar, debe hacerse despacio y sin prisas. Previamente, el amante debe identificar mi nivel de excitación y compromiso con el sexo anal en ese instante. Estar en cuatro, me parece es la postura ideal, sin desconocer que estar al borde de la cama y con los pies arriba también resulta ser cómoda.
Pero, para el analista novato recomiendo la primera opción. Si bien, me he preparado con anterioridad, el uso de los dedos, de otros juguetes o de la lengua puede facilitar la operación. Aunque, el analista que usa su lengua en mi culo lleva siempre ventaja. El que no la use, le recomiendo escupir mi culo o aplicar algún lubricante.
Ya adentro, el analista debe asumir un ritmo lento que me permita acostumbrarme y adaptarme; en este punto, el analista puede seguir ese ritmo o aumentarlo, la lectura de la situación es recomendado, pero más recomendado es preguntarme. La actividad puede acompañarse con nalgadas, halada de cabello, besos apasionados.
El analista puede intimidarse si hay gritos de mi parte. Algunos, pueden optar por tapar mi boca y otros simplemente dejan que grite. Todo depende del contexto. Al momento de eyacular, tengo preferencia por que lo hagan en mi espalda o dentro de mi culo.
Posteriormente, me gusta que el analista sea cariñoso con mi culo, el método, es elección del analista. Algunos optan por la lengua, otros por los dedos.
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