Tenía 20 años en esa época y llevaba cinco meses de novio con Mónica, la hermana de un amigo. Ella era dos años mayor que yo, había tenido más experiencias sexuales y me llevaba bastante ventaja en ese tema, lo cual me encantaba porque ella siempre me había atraído y eventualmente logré que aceptara salir conmigo y fuéramos pareja.

Desde el principio quedó claro que ella llevaba las riendas de la relación, yo, con mi hormonas a mil por hora, accedía a todo lo que me pedía sexualmente hablando y me excitaba mucho al sentir que me utilizaba para darle placer mediante el sexo oral, dándole masajes o haciendo lo que me pidiera en la cama.

A medida que pasaba el tiempo e íbamos teniendo más confianza, ambos nos desinhibimos más e incluso llegamos a hablar sobre nuestras fantasías, yo le confesé que me encantaba cuando me pedía que le diera placer, que me gustaba mucho darle sexo oral y que me excitaba sobremanera sentir que ella llevaba el control de la relación cuando estábamos juntos.

Ese día, al decirle eso, me dio una mirada que no me había dado antes, transmitía una clase de lujuria que me hizo tener una erección de inmediato cuando me dijo "este fin de semana voy a tener mi casa sola, mis padres y mi hermano viajan pero yo me debo quedar para terminar unos trabajos de la universidad, te tengo una sorpresa que te va a gustar mucho".

Esa noche casi no puedo dormir pensando en que era lo que me tenía preparado, me masturbé fantaseando acerca de lo que me esperaba, pero la realidad iba a ser mucho mejor que cualquier fantasía.

El viernes en la noche hablamos por teléfono, me dijo, "mi familia viaja mañana temprano, así que te espero a eso del medio día, pero antes te voy a dar unas instrucciones que quiero que cumplas". Me dijo que quería que me depilara toda la verga y mis huevos, que llevara ropa cómoda y que ella me iría dando las demás instrucciones por el teléfono cuando llegara.

Al siguiente día no podía de la ansiedad, me levanté temprano, me bañé y afeité con cuidado todo mi vello púbico tal y como ella me lo había ordenado, me terminé de arreglar y salí muy puntual hacia su casa para llegar a la hora indicada.

Al llegar, me anuncié en portería y seguí hacia su apartamento, cuando recibí un mensaje en el celular que decía: "La puerta está abierta, sigue, espera en la sala y te daré más instrucciones".

Así lo hice mientras veía ansioso mi celular esperando el siguiente mensaje.

-"Desnúdate, dobla tu ropa y déjala ordenada sobre el sofá", me escribió al instante.

Totalmente excitado, procedí a desvestirme y a poner mi ropa donde me había indicado, mientras la buscaba con la mirada.

-"Destapa la caja que hay en el piso al lado del sofá", volteé la cabeza y vi una pequeña caja de cartón, la levanté mientras mi verga temblaba de lo excitado que me encontraba y me sorprendí al ver que había una especie de antifaz que bloqueaba del todo la vista, unas tangas de encaje blancas y dos cordones de alrededor de dos metros de largo cada uno.

-"tápate los ojos con el antifaz y ponte las tangas que te dejé, esta tarde serás mi esclavo sexual, ya bajo por ti"-

Mi corazón latía a toda velocidad, creo que nunca había estado tan excitado mientras obedecía lo que Mónica me había pedido, me puse las tangas mientras que mi verga salía por un lado debido al tamaño de mi erección, también me puse el antifaz, quedando a ciegas mientras esperaba que ella viniera por mí, no pasaron dos minutos cuando la sentí detrás mio hablándome en voz baja al oído.

"me gusta que hayas hecho lo que te pedí, que sexy te ves así depilado y con esas tanguitas puestas mi esclavo", me susurraba mientras con sus manos acariciaba mis nalgas y mi verga que estaba totalmente hinchada.

"como eres mi esclavo te voy a poner un collar y te voy a llevar hasta mi habitación", tras lo cual me amarró uno de los cordones al cuello, guiándome hacia su cuarto.

Avancé con cuidado para no tropezarme sin poder ver hasta que escuché la puerta de su cuarto de cerrarse tras de mi.

Mónica me llevó de la mano y me acostó en su cama boca arriba, "no te vayas a quitar el antifaz" me advirtió, "si lo haces tendré que castigarte" me dijo.

Una vez acostado cogió los cordones y con ellos me ató las manos y los pies a las patas de su cama, dejándome totalmente inmovilizado, tras lo cual se hizo encima mío, pude sentir que ella ya estaba desnuda, al sentir su raja mojada contra mi piel.

"Abre la boca que me la vas a chupar" me ordenó.

Yo, totalmente excitado esperé que se sentara sobre mi boca y enterré mi lengua en su vagina, lamiendo y succionando sus labios y su clítoris mientras la oía gemir.

Siempre me gustó sentir como ella gozaba cuando le daba sexo oral, pero todo este juego previo había hecho que esta vez fuera diferente, mucho mejor. Pasaba mi lengua de arriba a abajo, lamiendo toda su entrepierna y succionando su clítoris alrededor de 10 minutos hasta que empezó a gemir muy duro y a decirme que no parara porque se iba a correr.

Cuando llegó al orgasmo se vino en toda mi boca, llenándola de sus flujos que chupé con gusto.

"Que buen orgasmo me has dado esclavo, te has ganado una recompensa" me dijo.

Para ese momento, mi verga ya goteaba del nivel de excitación que traía, sentí como ella se volteó, quedando en una especie de 69 mientras lamía mi glande y me chupaba la verga lentamente.

Yo estaba gozando y me estaba preparando para eyacular cuando sentí que se detuvo y se volteó de nuevo hacia mi cara.

"No te vas a venir todavía esclavo, ahora viene la sorpresa que te tengo preparada" me dijo.

Yo ya no sabía que esperar, en ese momento habría accedido a lo que fuera debido a mi excitación. Entonces sentí que se acomodaba frente a mi verga y mis huevos lamiéndolos y humedeciéndolos con saliva, mientras en ese momento sentí que me tocaba el ano con sus dedos mojados, algo que no esperaba y ante lo que no podía hacer nada, debido a que estaba amarrado a su cama.

"Ahora si te voy a hacer gozar mi esclavo" me dijo en voz alta mientras me iba metiendo el dedo en culo, al tiempo que me masturbaba con su otra mano.

Yo nunca había sentido algo así, pero el placer era indescriptible, por lo cual empecé a gemir. Así duró unos quince minutos, en los cuales me estimulaba y se detenía cuando sentía que yo ya iba a llegar al orgasmo. Yo enloquecido, a la quinta vez que paró le pedí que continuara. No podía creerlo, le estaba pidiendo a mi novia que me siguiera metiendo el dedo por el culo, pero el placer y el nivel de excitación superaron al tabú que hubiera sentido en otro momento ante esa experiencia.

Cuando le pedí que siguiera, Mónica me quitó el antifaz y me miró a los ojos mientras sonreía con una cara de lujuria que nunca le había visto, "pídeme que te de por el culo y que no pare" me dijo.

"culéame y no pares" le dije gimiendo, estaba tan caliente que hubiera hecho cualquier cosa por venirme en ese momento.

Al oír mis palabras, Mónica cogió un vibrador que tenía a su lado y que yo no había visto hasta ese instante, me desató los pies de la cama y me ordenó "levanta ese culo que te voy a penetrar hasta que te corras" me dijo al oído.

En ese momento solo pude obedecer y hacer lo que ella me ordenaba, levantando mis caderas y sintiendo como ella me iba metiendo lentamente el vibrador hasta el fondo.

Con los estímulos que me había dado antes, yo ya estaba tan caliente que el juguete entró sin dolor y cuando ella lo encendió a su máxima potencia sentí que se me iba a reventar la verga de lo hinchada que la tenía, la imagen de estar atado de las manos a la cama, mientras mi novia desnuda me culeaba con un vibrador y al mismo tiempo me masturbaba con su otra mano era algo que ni en mis mas locas fantasías había soñado.

Creo que no aguanté ni dos minutos cuando tuve el orgasmo más fuerte que nunca había sentido, me revolqué como si estuviera poseso y el chorro de semen me llegó hasta la cara cuando salió a toda velocidad de mi verga.

A partir de ese día probamos muchas otras cosas con Mónica, pero esas historias serán para la próxima ocasión, espero les haya gustado.

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