El primer encuentro:

Llegue a las cinco como mi señora me lo había indicado al café donde me ordenó esperarla, estaba bastante excitado y nervioso porque finalmente la iba a conocer, una vez me senté pedí una cerveza y esperé a que llegara, tras un rato ella apareció, se sentó en mi mesa y me saludó –llegaste a tiempo, eso me gusta– me dijo –te traje un regalo, mira- dijo mientras sacaba algo de su cartera, eran unas tangas negras, -ve al baño y te las pones- me ordenó, así que las cogí me dirigí al baño y me encerré para cumplir la orden que ni señora me había dado, no sin dificultad logre ponerme las tangas y aquello me hizo excitar al verme con ellas puestas y por como se sentía mi verga y mi culo con esa prenda. Cuando salí del baño y volví a la mesa me di cuanta que mi señora ya se había levantado y me esperaba para que nos fuéramos de ese lugar, nos dirigimos hacia su carro y cuando íbamos en el me preguntó –cumpliste la orden que te di la última vez que hablamos?- a lo que le contesté –si mi señora, me afeité el vello púbico como usted me lo ordenó-, -déjame ver- me dijo mientras manejaba, así que como pude me abrí el pantalón y le mostré mi verga recién afeitada y erecta, -eso me gusta- replicó -ahora voy a revisar completamente a mi nuevo sumiso- afirmó mientras conducía.

Una vez llegamos al sitio que mi señora tenía preparado para nuestro encuentro abrió la puerta y me dijo -sígueme como un perro que detrás de su ama- así que me arrodille y la seguí a cuatro patas, ella se sentó en un sofá y desde allí me dijo –limpia mis zapatos- me acerque hacia ella y completó –con la lengua obviamente- lo que ya me esperaba que dijera, en ese momento acerqué mi boca a su pie y pasé mi lengua sintiendo el cuero de sus zapatos, me esmeré por dejarlo muy limpio y lamerlo muy bien, una vez terminé de limpiar sus zapatos mi señora dijo –ahora quiero que te quites toda la ropa menos las tangas y la dejes ordenada en ese asiento- lo cual hice inmediatamente, mientras me quitaba la ropa mi excitación aumentaba y mi verga crecía de tamaño dentro de la tanga cuando terminé me paré frente a ella mirando hacia el suelo, mi señora se levantó y comenzó a rodearme para ver bien a su nuevo sumiso, pasó sus manos por mis nalgas, sintió mi verga a través de la tanga y apretó mis testículos y mis tetillas, en ese momento estaba tan excitado que mi verga se comenzó a salir de la tanga, mi señora se ubicó detrás mío y me ordenó agáchate y abre tus nalgas, así lo hice y sentí como mi señora me untaba vaselina en el ano, -de ahora en adelante cuando nos encontremos usarás esto- me dijo mientras me introducía un plug anal, -tu cuerpo es mío y puedo hacer lo que quiera con él- dijo en voz alta mientras me introducía el plug y jugaba con mi ano, mi erección se hacía cada vez mayor, cuando lo introdujo del todo me ordenó levantarme, luego ella se dirigió hacia el sofá, se abrió su pantalón y me dejó ver que no llevaba ropa interior, -ahora ven y complace a tu señora- me ordenó, ante lo cual me acerque a ella en cuatro patas gateando y enterré mi cara en su entrepierna, comencé a lamer toda su vagina y a chupar todos sus jugos, la penetraba con mi lengua lo cual le gustó por los gemidos que emitía, -eso complace así a tu ama y te daré una recompensa- seguí con mi labor hasta que mi señora se comenzó a agitar y a moverse muy fuerte, estaba teniendo un orgasmo y yo estaba feliz de haberla complacido, -no pares, sigue, sigue- me ordenó, yo lo hice y mi lengua jugaba con su clítoris, -ya es suficiente- dijo –por haberme hecho correr tienes permiso de masturbarte delante de mí-. Afortunadamente dijo eso porque mi verga no aguantaba mas, así que en esa misma posición, con mi cara cerca de su vagina todavía húmeda me masturbé como un si estuviera poseido teniendo uno de los mejores orgasmos de mi vida, cuando terminé mi señora me dijo, ahora arregla todo y vete, otro día te llamaré-.

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