Guía Cereza
Publicado hace 1 año Categoría: Amor filial 3K Vistas
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Mis padres intentaron por años tener otro bebé después de mí, pero luego de dos duros abortos que los dejo destrozados desistieron de la idea.


Ellos adoran los niños y en el barrio que vivíamos mi casa era prácticamente el sitio de encuentro. Nos dejaban hacer camping afuera y mi papá hasta nos construyó una casa en el arbol del patio trasero.


Los cumpleaños, obviamente en mi casa, mi papá y mi mamá con espíritu de recreacionista infantil se disfrazaban y no descansaban todo el día.


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Bran mi vecino del lado era prácticamente como mi hermano. Si no estaba yo en su casa, él estaba en la mía. Eramos inseparables, uña y mugre.


Sus padres viajaban tanto que mis padres terminaron por asignarle una habitación en la casa de nosotros para que se quedara cuando ellos no estaban.


Me llevaba tan solo un año de diferencia, era tan sobreprotector que no le importaba pelearse con niños mayores que él cuando me insultaban o decían algo apropiado.


Todos esperaban que al crecer termináramos de novios, pero nos veíamos casi como si fuéramos hermanos. Nunca se nos pasó por la idea siquiera darnos un beso.


Estando más creciditos, obviamente empezamos a tener nuestros primeros encuentros sexuales y siempre corríamos a contarnos todo lo que pasaba. No había secreto entre nosotros.


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Cuando entramos a la universidad Bran ya era todo un hombre, su cuerpo más grueso, llenó de músculos por el deporte y su cara con una barba de hombre de 50 años.


Las chicas lo perseguían demasiado y cuando se las quería sacar de encima me presentaba como su novia. Un juego que pensábamos era inocente, pero que poco a poco nos fue carcomiendo.


No sé si él, pero yo lo empecé a ver de forma diferente. Trataba de disimularlo, pero era demasiado difícil no acalorarse cuando se quedaba en mi casa y salía del baño con su mini toalla.


Trataba de mantener a raya esos malos pensamientos y por supuesto que nunca le dije nada al respecto.


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Bran empezó a salir con Matilde una de mis mejores amigas. Cada que follaban, ella salía a contarme con lujo de detalles como lo tenía, como se movía, como se lo metía y hasta cuantas veces la había hecho venir.


- Matilde --iuck le hacía cara de asco-- no quería saber tanto

- Lo siento Juana, pero no tengo a quien más contarle y tu cuasi hermano me tiene loca

- Pero no hace falta que me contes las cosas hasta ese punto --cara de nauseas--

- Ay Juani, lo siento, Bran folla tan delicioso, que hasta me dejaría romper el culo

- Tenía que meterse con la más zorra de todas --me solté a reír--

- A él me le convierto en zorra y hasta en puta si quiere --respondió con una risa más fuerte--


En esas llega Bran acostumbrado a entrar sin siquiera tocar la puerta, asomando su cabeza a mi habitación.


- ¿Que están haciendo?

- Nada --responde Matilde muerta de la risa--

- Si claro, ¿Juacha están hablando de mí?

- No --nos miramos y nos toteamos de risa-- para nada

- Me va tocar llevarme a Matilde para hacerle un profundo interrogatorio


Ella se levanta emocionadísima, lo coge de la mano y me lanza esa risotada pervertida al saber a qué iba.


- No quería saber tanto --refunfuñe-- «idiotas»


Les cerré la puerta en la cara y ellos se metieron a la habitación de Bran. Mis padres no estaban y ya sabía lo que seguía.


Esta vez no era capaz de dejar de pensar en todo lo que me había contado Matilde, recordaba a Bran en toalla todo mojado y se me aceleraba el pulso, el corazón me palpitaba hasta el sexo y el aire me faltaba.


Los gemidos de Matilde en la habitación del lado y su cama chocando contra mi pared no ayudaban para nada. Se estaban follando como animales en celo.


No pude más, traté con todas mis fuerzas, pero mi instinto animal pudo más. Le coloqué seguro a mi habitación, cerré los ojos y empecé a imaginar que los veía mientras tenían sexo.


- ¿Juana pero qué demonios?


Traté de incorporarme en mi cama y mantener las manos alejadas, pero mis pantis estaban tan húmedas que tuve que quitármelas. Al tocar con el dedo mi sexo para ver qué tan mojada estaba y un hilo transparente se estiro frente a mi perdí el control.


- Si, tengo que aceptarlo, el maldito imbécil me calienta


Me recosté, llené de saliva mis dedos y empecé a tocarme con ambas manos, los muslos, los labios externos. Con una mano los abría y con la otra me acariciaba el clítoris que estaba hinchado.


Me agarraba de las almohadas y las mordía para no gemir muy duro. Empecé a meter y sacar unos dedos imaginando que era él, estaba loca.


Al venirme, no estaba en control y sin querer se me escapó un gemido, al escuchar sus risas fue que me percate de que me habían escuchado.


Estaba tan avergonzada y todavía tan caliente que me tuve que meter a bañarme con agua helada. En plena ducha empieza esa conversación mental que te recrimina por lo que haces. Ese pepe grillo que todos llevamos en el interior.


- «¿Pero qué demonios hiciste Juana? una cosa es que lo veas cuando sale del baño, pero otra es que te masturbes pensando en él. ¡Es casi TU HERMANO!»


Mis manos empezaron a acariciar mis senos y se deslizaron hacia mi sexo, encontrando los labios hinchados y lubricados. Lo recordaba semidesnudo en esa toalla y mi sexo pedía a gritos que no lo dejara hasta liberar todo ese deseo.


- «No es mi hermano y no tiene la misma sangre»

- «¿A si? ¿entonces porque te avergüenzas?»

- «Porque fuimos criados juntos y es como...»

- «Como si fuera tu hermano. ¡Exacto! »


Maldita voz de la conciencia. Me saqué la mano y renegue porque gracias a esa maldita conversación conmigo misma, me estaba sintiendo como la mujer más degenerada del planeta. Abri la ducha al máximo y metí el rostro en ella hasta quedarme sin aliento.


- «Maldita sea --golpee ma pared con la mano abierta-- ¿¡por qué!?»


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Salí de la ducha en toalla y con otra amarrada en la cabeza, estaba tan frustrada que me senté al borde de una de las ventanas del segundo piso y encendí un cigarro para tratar de calmar los nervios.


- Juancha ¿tenes un cigarro para mí? --grito abriendo la puerta--


Salio en boxer, todo despeinado y oliendo a sexo. Para completar mi desgracia, él maldito no se podía ver mejor empapado en sudor.


Matilde no tardo en salir envuelta en una sábana con cara de dicha increíble. Reclamando otro cigarro.


Les abri la cajetilla y se acercaron para encenderlo con mi mechero.


- ¿Nada como un cigarro después del sexo? --dijo Matilde con vos inquisitiva--

- No hace falta tener sexo para fumarse uno --respondí--

- Si, también puede ser después de una buena paja --dijo Bran en tono burlón--


Se miraron entre ellos y dejaban salir el humo de sus bocas mientras se reían a carcajadas, mientras que yo tocía ahogada por su comentario. Él sin parar de reír me empezó a dar palmadas delicadas en la espalda para ayudarme a desahogar mientras mi cara se ponía cada vez más y más roja.


- Ya Juancha relax, todos lo hacemos

- ¿Me escucharon?

- Claro que sí, estabas gimiendo como loca --dijo Matilde--

- Ha sido culpa de Dilan, que me ha llamado a decirme locuras

- Si claro, Dilan --dijo Matilde--


Bran me miro a los ojos y se me ha vuelto a subir todos los colores a la cara. Me estaba delatando y de mala manera.


- A ver hermanita --me dijo con tono fraternal-- confiésate, ¿hay algo que no me has contado?

- Yo yo... --tartamudeaba sin saber que responder--


Trágame maldita tierra, como es que me va a llamar "hermanita" lo que me faltaba para que mi voz de la conciencia tuviera la razón.


- Ya dile Juana...


Me quedé pasmada sin saber que responder bajando la cabeza, ¿acaso él ya sabía que yo?


- ...le contaré yo entonces. Tu "hermanita" --hizo comillas en el aire-- se está escapando con Mario

- ¡¿Con Mario!? --grito sorprendido--

- Ah si si eso --respire aliviada-- no te lo había contado porque...

- ¿Mario? ¿En serio? --hizo cara de decepción--


Ellos dos no se llevan muy bien, pero al menos esa infidencia me había sacado del lio. Yo me quedé callada y Matilde como buena chismosa le terminó de contar lo que se suponía era un secreto.


Terminé el cigarro, lo apagué en el cenicero y pasé por en medio de ellos que ya habían empezado con sus miraditas calientes.


Me metí en ma habitación, volando de un brinco a la cama, metiendo mi cara entre las almohadas y gritando para liberar el estrés.


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Después de ese día no había Dilan, no había Mario ni ninguno de mis "amigos" que lograra complacerme, podía estar en la cama con ellos, pero mi mente siempre estaba volando y pensando en mi Bran. Justo cuando cerraba los ojos y pensaba que era él era cuando me venía. Ni siquiera esperaba a que ellos terminaran, no me importaba. Me levantaba, vestía sin mediar palabra y me iba. No era capaz ni de verlos a la cara.


Llegaba a mi casa me metía a la ducha y me bañaba por horas esperando que eso que sentía y me atormentaba fuera capaz de llevárselo el jabón y el agua.


La única solución que encontré, fue terminarle a Dilan y concentrarme en mis estudios. Tal vez un buen tiempo de celibato y reflexión me iba a sacar esas ideas del demonio de la cabeza.


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Al terminar semestre, mis padres se fueron a visitar a los abuelos al pueblo y los de Bran como cosa rara estaban en otro país. Yo esperaba que se fuera a pasar vacaciones Matilde, pero a ella la obligaron a ir de visita donde sus primos, sin su novio.


Llevábamos solos una semana en la casa, cada uno en lo suyo y la verdad sin interactuar demasiado porque trataba a toda costa de no estar demasiado tiempo en el mismo lugar con él. Hasta que llego ese fatídico domingo de Noviembre en el que no paraba de llover.


Él estaba en su habitación con sus cascos y gritando como loco en algún juego en línea de esos que no paran de dar bala. Yo estaba con una pijama largo, acostada en la sala entre cojines y cobijas viendo películas románticas.


Un trueno iluminó toda la casa y sonó tan fuerte que tuvo que haber caído en la misma calle. Acto seguido dos transformadores explotaron en la calle y grité como una loca del susto. Nos quedamos sin luz, en penumbras y ahora sin nada que hacer.


Bran bajo con la linterna de su teléfono encendida, buscó un par de velas y las prendió sobre unos platos pequeños para que la esperma no se regara en el piso mientras hablábamos de lo cerca que habían caído, me corrió con su pierna para que le abriera campo y se me acostó al lado.


- ¿Y ahora qué hacemos?

- No sé --respondí nerviosa-- no se me ocurre nada


Falso de toda falsedad, verlo en sudadera gris, obviamente sin boxer con su miembro colgando libremente y sin camisa me daba unas cuantas ideas.


- ¿Y si probamos esto?


Mostrándome un porro perfectamente armado con una sonrisa traviesa.


- ¿De dónde sacaste eso Bran? ¿Eso es...

- Marihuana, si

- No ¿acaso estás loco?

- Nunca la he probado, me lo regalo un amigo de la U

- Lo mejor que puedes hacer es botarlo a la basura

- Juancha dale, así probamos juntos y nos cuidamos

- No sé, no me parece buena idea ¿y sin nos pasa algo?

- Bah, no sea exagerada, además que otra cosa podemos hacer --mirando para todos lados--

- Jugar damas, domino o ajedrez --afanada por pensar lo que fuera menos en sexo-- por ejemplo

- Eso jugábamos de niños

- No importa prefiero juegos de niños a los de los adultos --mi inconsciente otra vez empezaba a hablar de más--

- El Counter Strike no es de adultos


Afortunadamente a veces es como lento y creyó que estaba hablando de sus juegos de video.


- No claro que no, matar gente cada cinco segundos debe ser cosa de niños

- Ya no me des más cantaleta, que pareces tu mamá. Me rindo, juguemos ajedrez, pero fumamos

- Estas loco

- Dale Juancha, porfa, porfa, porfa, porfa

- Esta bien trae el maldito ajedrez


Acomodamos las fichas y antes se hacer la primera jugada se colocó el porro en la boca, le acerque el mechero para que lo encendiera.


Le dio un par se fumadas y me miro como si no le hubiera hecho efecto.


- ¿Ya estas volando?

- No, la verdad no siento nada

- Debe ser que hay que fumar mas


Le dio otro par de caladas y levanto los hombros con una mueca de incredulidad.


- Nop, nada


Me confíe en su comentario, le di una fumada y sentí el sabor a hierbas pasar por mi garganta, un sabor raro, pero al menos no tan áspero como el del cigarrillo. Lo aguanté en los pulmones lo saqué.


- Es verdad, no se siente nada diferente

- ¿Será que me han timado?

- No creo, al menos si huele parecido

- ¿Y tú qué sabes de marihuana?

- Todos sabemos a que huele y esta claramente huele a maria


Le dimos otro par de fumadas y empezamos a jugar mientras nos pasábamos el porro como si se tratara de un cigarro. Sin darnos cuenta ya estábamos bastante volados y todavía seguíamos diciendo.


- No siento nada

- Yo tampoco, ni las manos, ni la boca, ni el tiempo, ni la gravedad. Nada de nada


Nos causó tanta gracia su comentario que terminamos tirados en las cobijas sosteniendo la barriga. Parábamos de reír y con solo vernos a la cara era suficiente para desatar un nuevo ataque de risas.


- Ahora sí, nos cogió ¿Cierto?

- Si claro, ¿todo se mueve más lento o soy yo?

- Si la vida va más relajada

- Sera esto a lo que llaman volar

- No sé, yo solo veo que te mueves despacio, con gracia y te ves más bonita como en esos comerciales de shampoo


Me he quedado pasmada ¿me lo estaba diciendo en serio o era una broma? Traté de no darle importancia, son bobadas mías, cogí el cabello de las puntas y lo moví como si fuera el viento.


Se ha toteado de risa, tirándose hacia atrás, sosteniendo su estómago. Yo me he reído también, pero no pude evitar notar que en su sudadera algo estaba empezando a crecer de tamaño.


- Ya, basta de risas vamos a terminar este juego al menos --le dije--


Se incorporó, cruzo las piernas, se encorvo hacia adelante y colocó su mano encima para tratar de disimular su erección.


- Vale, vale que aún falta que te coma --hizo una pausa para volverse a reír-- la reina

- Seras idiota, que esta reina va directa por ese rey --sin poder dejar de pensar en su erección--

- Ya lo veremos


Siempre hemos jugado a mover fichas sin pensar demasiado para agilizar la mente, el uno movía y el otro de inmediato respondía. Peones caían muertos en batalla, alfiles, caballos y torres.


- ¡Jaque! --levanté mi mirada y sonreí--

- Te lo advertí Juancha --dibujo una sonrisa placentera--


Miré de reojo y me di cuenta que con ese último movimiento acababa de dejar al descubierto a mi reina a merced de una de sus torres.


Cuando se inclinó hacia adelante, se la arrebaté de las manos.


- Devuelvis, devuelvis, no vale

- Cual devuelvis, ficha tocada, ficha movida

- No, la reina no


La cogí con las manos y la metí debajo de mis piernas. Él se me lanzó por encima del tablero tirando todas las piezas y caímos de espaldas. Me sostenía las manos y hacia cosquillas para poder que sacara mis manos y la pudiera recuperar.


Sin mala intensión me metió la mano entre mis piernas para llegar a la ficha y se quedó pasmado al notar que mis panties estaban empapados. Levantó su mirada y nos quedamos mirando a los ojos muertos de susto.


No sé por qué demonios, pero la reacción de lagarto de mi cerebro fue mandarle la mano a su miembro y sorprenderlo para mostrarle que él estaba igual o peor.


- ¿Qué haces Juana?

- ¿Qué haces tu? --miré su mano que ya estaba posada directamente en mi sexo--


Empecé a masturbarlo y su cara de placer me volvió tan loca que mi sexo terminó de empapar mis panties. El calor que emanaba era como lava ardiente de un volcan en la que Bran no tardó en correr mi ropa interior a un lado y meter un par de dedos para comprobar por sí mismo que tan caliente estaba.


- ¿Esto es lo que tengo que hacer para recuperar a mi reina? --moviendo sus dedos en mi interior--

- Bueno, es una batalla perdida porque yo tengo a tu rey en mis manos --apretando su miembro--

- Juancha --me dijo serio-- es mejor que no sigas con este juego

- No estoy jugando "hermanito" --le dije en tono irónico--


Se empezó a acercar lentamente hasta colocar su boca frente a la mía, me empezó a besar despacito, con ternura y sutileza y de mi boca se escapaban unos suaves gemidos de placer.


Lo miré a los ojos, sonrió y se incorporó con una risa triunfal. Levantó su mano y me mostró la reina. La sacó sin que me diera cuenta mientras me daba ese beso.


- !Maldito tramposo!


Me le he lanzado de frente, el cayó de espaldas y nos empezamos a besar con fuerza, pasión, desespero y locura. Rodamos por toda la sala metiéndonos mano por cada centímetro de piel. Ninguno de los dos volvió a mediar palabra, ni siquiera un atisbo de duda había en nuestros ojos o en la forma de actuar.


La hierba multiplicaba el placer y cada caricia era como poesía erótica. Nos arrancamos los labios a besos como si nuestros cuerpos no se pudieran separar, nos arañamos y hasta mordimos. Sus manos viajando por mi cintura, empujándome hacia él mientras las mías se posaban en sus nalgas. Su lengua en mi cuello y en mis senos, su miembro duro en mis piernas. Nuestros gemidos de placer combinados.


Dimos una vuelta más hasta que quedé encima, me apoyé en su pecho empujando mi sexo hacia abajo. Le levanté las manos para que no interviniera y al bajarle la sudadera me encontré con ese delicioso miembro depilado del que tanto alardeaba Matilde.


Se me hizo agua la boca, pasé mi lengua por el contorno de los labios mirándolo a los ojos y sin dejar de hacerlo me empecé a comer su glande a besos. Él me miraba a los ojos, gemía de placer mientras disfrutaba como desaparecía su miembro en mi boca, chupando de arriba abajo.


Me tomó de los brazos y me atrajo hasta sus labios. Me tomo de las caderas, abrió las piernas y sentí la cabeza de su miembro levantarse como con vida propia en medio de mi sexo separando los labios. Lo paso de arriba a abajo, frotándolo en mis fluidos hasta que se movía libremente de un extremo a otro.


- Ay no, no --cerré los ojos-- ahhhhhhhhhhhhhh


Me excité tanto solo pensando en que era Bran el que está a punto de metérmelo que no pude aguantar. Traté de disimular mi cara, pero era obvio que había tenido un orgasmo.


Él notó que estaba un poco avergonzada por venirme tan rápido, me tomo del rostro con una ternura que nunca antes vi en él y mientras me besaba deslizó su miembro pacito a pacito, muy suavecito hasta meterlo.


- Ay Bran, que peligro esa hierba

- Me encanta lo mojadita que estas


Metió sus dedos en mi cabello y mientras me besaba se movía metiendo y sacando su miembro. Gemíamos con los ojos cerrados, entre besos arrancando los labios a mordiscos.


Me senté sobre su miembro, levantando mi cuerpo, tomé el pijama y me la quité por encima de la cabeza. Había imaginado mil veces esa imagen, montándolo mientras me desnudaba para él como símbolo de entrega total.


Le metía los dedos a la boca y él los chupaba, me agarraba los senos y empujaba su pelvis para meterlo al mismo ritmo que bajaba mis caderas.


- Ay rayos --le clave las uñas en el pecho-- me matas


Cerré los ojos y él se inclinó hacia adelante. Me abrazó por la cintura, pasó mis piernas detrás de su torso, mientras me besaba los senos y el cuello, me acariciaba la espalda con la yema de los dedos, gemíamos con las bocas unidas, pero sin poder besarnos. Me colocó mis brazos alrededor de su cuello y bajo sus manos a mis caderas apretando mis nalgas y volviéndome loca.


- Ayyyyyy HP es más rico de lo que había imaginado --grite sin pensar--

- Yo también me soñaba este momento juntos


Cerraba los ojos tratando de callar a mi conciencia repitiéndome que debía detener esta locura ahora mismo. Pero lo miraba a la cara y cuando me besaba me excitaba tanto que esa voz desaparecía. Me levantaba de las nalgas y me volvía a dejar caer.


- ¿Te gusta esto?


Me hice frente a él lo miré a los ojos, los cerré al sentir que me lo metía hasta el fondo. Los volví a abrir y vi ese fuego en los suyos.


- Me encanta Herm... --por poco y meto las patas-- ...Bran, me encanta


La única barrera de la vergüenza de mi secreto fetiche se acababa de romper, sabía que no era mi hermano, pero no sé porque me excitaba tanto pensar que de verdad lo era.


Me le metía con más fuerza, me besaba el cuerpo, el cuello, los hombros. Se metía mis senos a la boca una y otra vez, mi conciencia repetía incansablemente "hermanita, hermanita, hermanita" como si el mismo lo dijera y mi condición empeoraba.


- Oh por dios Bran me estas enloqueciendo


Succionaba con fuerza mis pechos y empujaba mis nalgas hacia su cuerpo me movía de forma frenética gritando, no podía verle más la cara.


Me bajé de su cuerpo y acomodé en cuatro apoyando mi torso sobre uno de los muebles.


- Fóllame Bran, fóllame


Él no tardo en volver a meterse dentro de mí. Me tomaba de la cintura mientras me lo metía hasta el fondo y me volvía loca.


- Oh siii sii asi asi asiiii


Pasé mi mano a la cintura y tomé su mano para que me cogiera del cabello. Mi sueño no iba a estar completo si no me follaba igual de duro que a su novia.


Bran le dio vueltas en su mano en mi cabello, se movía cadenciosamente metiendo y sacando su delicioso miembro y sus testículos golpeando mi sexo al ir y venir. Me jaló del cabello con fuerza, agarré con mis manos uno de los cojines del mueble, lo abracé y mordí para aguantar un poco más sin gritar. Él paso su mano hacia adelante y me lo arrancó tirándolo lejos.


- Quiero escucharte, quiero escuchar como gimes

- Ay Brannnnn ahhhh ahhh ahhhh ayyy ayyyy ahhhhhhhh ahhhhhh


Con su otra mano me dio unas nalgadas, le sonreía encantada. Me jaló más duro el cabello, me tomó de la cintura penetrándome durísimo, así como lo hacía con Matilda.


- No pares, no pares, no paaaaaaaaaahh aahhhhh ay diooooooooosssss


Mi cuerpo se seguía moviendo por la inercia y él haciendo caso a mi pedido no se detuvo, ni siquiera sé cuántas veces me hizo venir.


Me soltó el cabello y se agarró de mis caderas, apretaba tan duro que sus dedos iban a quedar marcados por días. Lo metía con tanta fuerza que todo mi cuerpo y cerebro se sacudían en cada penetración, mis senos rebotaban de aca para allá.


- Juancha, Juancha, me voy a....


Lo sacó justo antes de venirse adentro, su polvo cayó justo entre mis nalgas y rebotó tan fuerte que fue a para a mi espalda. Me di la vuelta, mientras su miembro estallaba en ráfagas que chocaban contra mi cuerpo y me apuré a meterlo en la boca para que terminara en un lugar más cálido.


Me agarró de la parte de atrás de la cabeza, empujando su miembro mientras yo trataba de degustar su orgasmo sin dejar escapar una gota más. Ni siquiera perdió la firmeza, estaba casi tan duro como cuando empezamos y recordé lo encantada que vivía Matilda de poder repetir sin tener que esperar.


El semen entre mis nalgas hacia estragos y me excitaba demasiado la sensación de mis nalgas abrir y cerrar mientras él me follaba la boca. Acababa de entender porque Matilda decía que hasta por el culo se lo dejaría meter.


No sé cómo iba a reaccionar a mi propuesta, tal vez si esto lo hubiéramos planeado y con condones cerca habría pensado repetir por la misma parte, pero ahora no correría ese riesgo de quedar en embarazo de Bran ni loca.


Subí dando besos por su torso y al llegar a su boca compartimos un poco de su semen entre besos. El todavía gemía como loco mientras que lo masturbaba.


- Esto es una locura Juancha


Él ya empezaba a entrar en razón y no podía dejar apagar el momento justo ahora. Lo besé de forma candente, empujando mi frente contra la suya, él gemía ante las caricias que le daba en su miembro.


- ¿Viste donde me cayó tu polvo?


Le cogí la mano y se la coloqué entre mis nalgas, el deslizó sus dedos y se mordió los labios acariciando mi agujero con su semen.


- Aún no es una locura, no hasta que...

- Juancha mejor no sigas o...


Le coloqué mi índice en los labios y lo miré a los ojos levantando una de mis cejas. Incliné mi cuerpo hacia adelante para sacar mis nalgas hacia atrás y cerré los ojos al sentir su dedo en círculos en mi agujero.


- ¿O qué? --levanté mis cejas desafiante--

- O te rompo el culo

- !Hazlo!


Matilde llevaba semana prometiéndole que se iba a dejar dar por detrás, pero cada que lo intentaban se arrepentía. Bajé la mirada y entre las cobijas estaba la ficha de la reina.


Me separé de él la recogí y me alejé montándome en el sofa mirándolo de frente. Me quité los panties, abri las piernas y llevé la ficha a mi boca pasándola por mis labios.


- Haz tu movida o lo voy a declarar como Jaque mate

- No, te lo dije, esa reina es TODA mía


Camino de rodillas, metió su boca en mi sexo, era un tanto rudo para hacerlo, pero me gustaba. No le importó que al pasarla por mi trasero se llenara de semen y lo detuve cuando trato de volver a meterla en mi sexo. Aunque era un riesgo mínimo no pensaba dejarlo ni que se acercara.


En cambio, lo traje hasta mi boca y mientras nos besábamos con el sabor de su semen, sentía su miembro palpitando entre mis nalgas, empujando su glande contra mi estrecho agujero. El trataba de no ser demasiado rudo y tenía paciencia, pero yo era la que me moría por dentro.


Lo abracé por el cuello y me lo comí a besos para que ninguno de los dos se concentrara demasiado en lo que iba a pasar, era mejor si no lo pensábamos demasiado.


Mis ojos se quedaron en blanco cuando al fin su glande se abrió paso al interior y le enterré las uñas en la espalda mientras terminaba de meterlo.


- ¿Te duele Juancha?

- No mucho --mentí--


La sensación inicial no es muy placentera, la verdad, porque es parecido a como cuando vas a ir al baño a evacuar y no puedes, pero a penas el cuerpo se acostumbra a esa sensación se siente un poco mejor, y unos minutos después es la maldita gloria.


Bran me besaba el cuello, me agarraba los senos con sus manos, los metía en su boca dando chupetones y mordiendo los pezones. Él se levantó cogiéndome de la cintura y movía mi cuerpo contra el suyo.


Maldita sea, ni siquiera en mis sueños más salvajes imaginé tenerlo así de frente, con los músculos de sus pectorales y biceps tensionados por la fuerza, con esa cara de perversión, arrugando la nariz, respirando con fuerza y mirando como mis senos bailan al ritmo de sus penetraciones.


La ficha de la reina estaba entre mis senos, me la metí en la boca y le pasé la lengua llenándola de saliva. Me reí lascivamente para él y al ver como la bajaba a mi sexo su cara se transformaba en otra. Empecé a acariciarme el clitoris con ella y luego la metí en mi sexo gimiendo.


Le encantaba tanto lo que estaba haciendo que su miembro se puso igual de duro a cuando empezamos.


- Uff Juancha, no sabía que eras tan insaciable


Sonreí, saqué la ficha de mi sexo y se la metí a la boca. Cerró los ojos, degustó con gracia mi sabor y la regreso bañada en saliva.


La volví a llevar dentro, metiendo y sacándola con prisa mientras estrujaba mi clitoris con la otra mano. Cerré los ojos y arqueé la espalda hacía atrás. Sus manos me apretaban con más fuerza de la cintura y mi cuerpo flotaba de la excitación.


- Lo quiero adentro --supliqué--

- ¿Qué quieres? --preguntó queriendo escucharlo de mis labios--

- Quiero que te venga dentro de mi


Él cerró los ojos, tensó los músculos de la mandibula y cuando nos volvimos a mirar sentía su semen explotar. No paró para hacerlo como me tenía acostumbraba Dilan o Mario que una vez llegaban se acababa el show.


Él al contrario se seguía moviendo y cada que me lo metía sentía un nuevo chorro salir. Mis piernas empezaron a temblar sin control y ahora me penetraba como con rabia.


Sentí algo extraño en el trasero, como cuando tienes afán de correr al baño porque esta apunto de ocurrir un accidente. Podía ser su semen o... rayos no, eso no estaría para nada bien.


- Bran, para por favor, para --abrí los ojos asustada--


Él hizo caso contrario a lo que le pedí, estaba completamente ido por la excitación, lo empujaba aún más fuerte y perdía las fuerzas por el placer que me daba.


- ¡BRANNNN!


Traté de quitarle las manos de encima. Él las colocó frente a las mías, entrecruzó sus dedos con los míos y las empujo hasta apretarlas por encima de mi cabeza. Ese dominio me excitaba aún peor.


- ¡BRAN NO MAS! ME VOY A...


Sentí algo que nunca en la vida, como un calor en mi vientre que se acumulaba lentamente y crecía, mi cuerpo ardía, quemaba y con los ojos hacía en blanco temblaba sin control.


Una nueva ráfaga de semen explotó en mi trasero y de repente como un corcho de champagne la ficha de ajedrez salió dispara contra su cuerpo, seguida de un gran chorro a presión como si me estuviera orinando.


- ¡AAAAAAAAAAAAGGGGGGGGHHHHHHH!


No lo podía entender, trataba de tapar mi sexo con la mano, pero el orgasmo era tan intenso que mi cuerpo temblaba como si tuviera epilepsia y desfallecía, no era capaz de hacer que parara.


- Lo siento, lo siento, lo siento


Bran con todo el cuerpo y la cara mojada no paraba de reír sin creer lo que había acabado de pasar y yo menos con la cara completamente roja pensando que me había orinado encima de él.


No tenía ni como moverme, no había fuerza alguna y aunque mi cerebro gritaba que saliera corriendo de ahí al baño, todo se puso negro, cerré los ojos y caí rendida.


---


Cuando desperté Bran me tenía metida en la tina y nos estaba enjuagando con agua tibia.


- Bran, lo siento yo no...

- Relax, no paso nada, yo lo disfrute ¿vos no?

- Demasiado, pero no quisiste parar y...

- Si, afortunadamente no lo hice --con esa risita de maldad-- ¿tu estas bien? ¿te duele mucho?


Ni siquiera lo había pensado, pero después de que lo mencionó pude notar que en efecto tremendo placer también venía con un dolor intenso en el trasero.


- No mucho --mentí para que no se sintiera mal--


Tuvimos un silencio incómodo y ninguno de los dos sabía que decir. Nos terminamos de duchar sin mediar palabra y evitando hasta el más mínimo roce.


Nos colocamos unos pijamas y como la luz ya había regresado nos fuimos para la cocina a buscar algo de comida porque nos estábamos partiendo de hambre, seguro por culpa de la hierba.


Luego fuimos a la sala a ver películas hasta tarde esperando que alguno de los dos se fuera a dormir antes. Sabíamos que habíamos cometido una locura. Apagamos la tele, subimos a nuestras habitaciones y cuando fue a cerrar la puerta no me aguante.


- Bran....

- Dime Juancha --abrió la puerta emocionado--


Se que los dos nos queríamos tirar encima y volver a tener sexo, pero mi importuna conciencia apareció de nuevo y escupió un...


- Mis papás no pueden enterarse de esto

- Esto nunca pasó Juancha, nadie lo sabra de mi boca --con cara de decepción--

- Hasta mañana

- Hasta mañana respondió --cerrando la puerta y pasando el seguro--


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Esa fue la última noche que Bran paso en mi casa sin que mis padres también estuvieran. Era mejor no tentar el destino.


Desafortunadamente para mí, en lo que llevó de vida después de esa noche, no he sido capaz de venirme de nuevo de esa forma y ahora que he leído un poco más del tema sé que no lo bañe en orines, sino que tuve un squirting que es muy diferente.


He intentado, hasta "repitiendo todo" con otros hombres, descubriendo que no se había tratado de combinar hierba con sexo anal, tal vez se trataba más del fetiche y la emoción de saber que estábamos haciendo algo casi prohibido.


Siempre está ahí presente esa tensión sexual entre nosotros. No les niego que de vez en cuando me pica el gusanito por querer volver a estar con él y sé que él ha sentido lo mismo. Los dos nos hemos lanzado esa mirada de deseo un par de veces, por fortuna el otro entra en razón y no permite que pase nada.


Hubo una noche de fiesta en una de las casas de nuestros amigos en la que estábamos bastante alcoholizados. Mientras besaba a Matilde, me lanzó una mirada que casi me desbarata, puedo estar segura de que quería proponerme un trio.


Estuve a punto de aceptar, pero al final no me llamó mucho la idea de hacerlo con mi mejor amiga, ella nunca iba a poder ser suficiente como esa reina que puso nuestra vida en jaque. Ellos se metieron a una habitación y al primer hombre desconocido que me llamo la atención lo tomé de la mano y lo metí en la habitación del lado.


Se convirtió en una competencia de cuál de las parejas gemía más fuerte y tenía mejor sexo. Yo termine contra una pared, con mis piernas rodeando su torso, cerrando los ojos y escuchando como Bran se follaba a su novia y la cama golpeaba una y otra vez la misma pared. Cerraba los ojos y lo único que tenía en mente era a Bran penetrándome, fallándome... me di la vuelta, me arranco las tangas de mala gana y abriéndome las nalgas me lo metió por el culo sin consideración.


En ese momento agradecí que esa mirada de Bran haya sido con su novia, porque ahora sabía que, si me llegaba a proponer lo mismo, pero con uno de sus amigos no iba a ser capaz de decirle que no, de cabalgar al otro hombre y querer tenerlo a él en mi trasero, jalándome el cabello, dándome palmadas en las nalgas y haciéndome venirme a chorros como solo él es capaz de hacerlo.


El gruñido de Bran al venirse provocó mi orgasmo e hizo que el desconocido me llenara el culo con su semen. Lo empuje con algo de había y él cayó sentado en la cama, me baje la falda, me subí la ropa interior y salí de ahí huyendo a mi casa.


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En fin, espero tener fortaleza para poder soportar esto el resto de mi vida sin tener que seguir metiéndome con el primero que se me aparezca para calmar esto que siento, esto que es imposible de evitar. Prefiero eso, sabiendo que si volvemos a estar juntos va ser imposible no meternos en problemas, porque nunca más nos lo vamos a poder evitar.


Esa fue mi historia ultrasecreta, mi maldito karma. Lo único que les voy a pedir para terminar es un favor: "Ahora que ustedes la conocen, guarden bien el secreto y no se lo cuenten a nadie porque si mis padres se enteran les da un infarto o nos matan"


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Escrito: Juancha

Edición: Axel + Agata

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