Guía Cereza
Publicado hace 2 años Categoría: Hetero: General 2K Vistas
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A Gabriel lo conocí en una fiesta privada que el mismo organizó a la que me llevó un amigo de él, Ricardo. Esa noche Gabriel estaba con una mujer llamada María Cristina, trigueña, de rostro redondeado y de ojos y cabello negro largo similar al mío, ella era su putica desde hacía varios meses, pero cada vez que podía me miraba con ojos de deseo a pesar de que yo estaba con Ricardo. Había más hombres que en medio de la música y el licor se iban turnando para llevar a mujeres que habían llevado a la fiesta para complacerlos a alguna habitación para follarlas o las follaban ahí mismo en la sala. 


Cuando Gabriel llevó hacia su habitación a María Cristina me guiñó un ojo, Ricardo se dio cuenta y creí que se iba a molestar pero me di cuenta que le gustó, me dijo “le gustaste a Gabriel”, supe que eran muy amigos y me dijo que después me presentaría oficialmente a Gabriel. Un rato después salieron de la habitación, María Cristina salía con el cabello muy revuelto y entró al baño sosteniéndose de la pared. Ricardo me llevó a una habitación de donde salió otra pareja y de paso me presentó a Gabriel, le dijo “te presento a mi hembrita de esta noche”, Gabriel me miró con mucho deseo y le dijo “está provocativa tu flaquita, la quiero invitar a ella sola otra noche. Al escuchar esas palabras me excité demasiado, pero no dije nada. Gabriel le preguntó a Ricardo “desde cuando la tienes?”, “más de un año”, le respondió Ricardo, se sonrió con Gabriel y seguimos hacia la habitación, Ricardo me llevaba de la mano y Gabriel me manoseó el trasero, Ricardo no se dio cuenta.  


En la habitación Ricardo me ayudó a desnudar mientras me decía “vas a ser putica para Gabriel”, no dije nada pero me excitó oír eso, pronto quedé desnuda y me hizo arrodillar para mamársela fuerte, al comienzo me dijo que estaba mamando muy suave “mámela más fuerte puta, hazlo con ganas, como te enseñé, mámamela como buena puta” y me dio una cachetada no muy fuerte pero me hizo reaccionar porque yo estaba pensando en Gabriel en ese momento. Se la mamé a Ricardo con fuerza y rápido, como a él le gustaba, mientras le acariciaba las bolas con una mano, con la otra mano me sostenía de una de sus piernas, a veces lo miraba a los ojos, “eso puta así es que se hace” me dijo, incluso un momento después empezó a follarme la boca, eso me gustaba y él lo sabía, me sostenía la cabeza y empujaba a lo loco, descansaba un momentito volvía a empujar. 


Después de un rato me apartó de su verga y me hizo poner de pies, me chupeteó las tetas, ambas, las turnaba, lo hizo muchas veces, de pronto me empujó sobre la cama, me asusté, al caer me abrió las piernas con rudeza y me chupó mi clítoris con muchas ganas, gemí, me excité más, “me gustan esos gemidos de puta”, me dijo y siguió acariciándome con su boca y me masturbó un poco brusco con sus dedos. Así pasaron unos minutos. 


Después se montó sobre mí y me folló fuerte y rápido, seguí gimiendo, “me gusta que gimas como puta”, me dijo al oído y siguió bombeándome verga con fuerza hasta que sentí que se empezaba a detener poco a poco, supe que se había eyaculado pero le pregunté “te botaste?” y me respondió al oído que sí, que yo lo había dejado sin leche. Nos vestimos pronto y salimos para que entrara otra pareja. Fui al baño a orinar y arreglarme un poco el cabello. 


Al regresar a la sala Ricardo me esperaba y me preguntó si quería quedarme porque él se iba a ir o si quería él me llevaba a mi casa, le dije que me llevara a mi casa. Gabriel se despidió de mí “la próxima semana te llamo para que vengas… solita”. Por el camino a casa Ricardo me insistió en que yo le gustaba mucho a Gabriel y que yo sería la siguiente putica de su amigo. Esa noche dormí pensando en Gabriel. 


A la semana siguiente Gabriel me buscó y me hizo cita para ir a su apartamento. Me recibió con una copa de champaña, para brindar por el encuentro, “te esperaba con muchas ganas, me gustaste desde que te vi”, dijo y me advirtió que si yo le gustaba esa noche yo sería el reemplazo de María Cristina, me dijo que ella ya era putica de Ricardo, que nos habían intercambiado, me excité por la forma como lo dijo aunque me sorprendió a pesar que Ricardo me había advertido de la intención de Gabriel conmigo. Le pregunté por qué me había elegido a mí, “Ricardo me dijo que eres riquísima, muy complaciente, eres una puta… a mí me gustan las putas, y me gusta tu cuerpo se ve muy comestible, así que no me vayas a salir con guevonadas”, me dijo, “me gusta comerme a María Cristina, la tengo de puta hace varios meses, ella es callada, sumisa, obediente, pero si tu me gustas en la cama te vuelvo mi puta desde esta misma noche”, me acariciaba las piernas con una mano y me miraba con lujuria. La noche era muy fría. “Y si Ricardo se molesta conmigo o contigo?”, le pregunté. Soltó una carcajada “Nooo, Ricardo es muy puto y tiene varias hembras, acaso crees que tu eres la única puta que tiene? jajajaja… nooo a él le gusta María Cristina y ya le dije que se la voy a prestar, ella es muy complaciente, es muy puta y yo la seguiré buscando… me la seguiré comiendo”, dijo y se rió de nuevo. 


Me hizo desnudar frente a él, mientras me desnudaba se sacó la verga del pantalón y se masturbó frente a mí mientras me miraba con lujuria. Luego me hizo caminar frente a él, ahí en la sala de su apartamento, caminaba de frente y dándole la espalda, descalza sobre el piso de madera, para allá y para acá, muchas veces, para complacerlo, para mostrarme toda, de derecha a izquierda y luego de regreso, de izquierda a derecha. “Tienes buen cuerpito, te ves rica, modelas bien”. Me excitaba verlo masturbarse por mí y oírlo decir eso. “Me gusta desfilar, siempre quise ser modelo”, le dije mientras modelaba. “Me gustas, la María Cristina no modelaba”, dijo. 


Se quitó los pantalones y el pantaloncillo y siguió masturbándose, “sigue modelando” me dijo, seguí caminando para allá y para acá frente a él, de derecha a izquierda y de regreso, me miraba con lujuria, le vi la verga muy grande, me excité aun más. Me hizo acercar y agachar para manosear mis tetas “me gustan pequeñas, están buenas”, me acercó más a él y me las chupó ambas, turnándolas en su boca golosa, me excitaba mucho que me las chupara de esa forma. Había soltado su verga y se la vi muy parada, se la agarré con una mano y con la otra mano me sostenía de su pierna muy velluda, le masturbé la verga, estaba muy dura, era venosa, me encantan las venosas, me chupaba los pezones con lujuria y yo lo masturbaba. Un momento después sin decir nada me agarró del cabello y me hizo arrodillar en medio de sus piernas y sin hablarme me empujó la cabeza para que se la mamara, “demuestra lo puta que eres”, dijo, simplemente abrí la boca y mamé. Un rato después de estársela mamando y mientras no me dejaba descansar mi quijada porque no me soltaba la cabeza empecé a sentir sabor a semen, un momento después me dijo ”trágate mi leche puta no la dejes caer o te obligo a recogerla” y lo complací. Cuando se dio cuenta que me había tragado su semen me dijo “ya eres mi puta”. Me gustó oír eso y recordé a Ricardo. 


Media hora después me estaba follando en su cama, haciéndome sentar sobre él dando fuertes sentones sobre su verga para que viera como saltaban mis tetas mientras me las cacheteaba a veces y otras veces me las estrujaba y yo no paraba de gemir. Después se montó sobre mí, me folló fuerte y rápido, gemí sin parar, se escuchaban sus caderazos, hasta que se botó de nuevo. Cuando terminó me volvió a repetir al oído “ya eres mi puta”. Esa noche me fui en el taxi a casa pensando en Ricardo pero soñé con Gabriel. 


Luego de esa noche me convertí en lo que Gabriel quería, pero Ricardo me seguía buscando de vez en cuando. Gabriel me presentaba hombres en su propio apartamento, me hizo desinhibir mucho porque a veces yo era muy tímida, me decía vaya dele cariño a mi amigo y nos hacía ir a una habitación que tenía especialmente para esos encuentros sexuales ocasionales de sus amigos. Me llevó de paseo muchas veces a varias ciudades, alguna vez en una de esas salidas de la ciudad se reunió con un hombre para hablar de sus negocios durante el almuerzo en un lindo asadero típico y ese hombre llevaba como pareja a María Cristina, en realidad como su puta para ese fin de semana, ella y yo apenas nos miramos pero no nos hablábamos, ni nos saludamos cuando nos reunimos, nosotras sabíamos lo que éramos para esos hombres, solamente los escuchábamos hablar de sus negocios mientras ellos y nosotras almorzábamos una deliciosa comida típica. 


FIN


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🍒 Pregunta Cereza

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