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Al terminar el encierro obligatorio de la pandemia, empezamos tratar de volver a levantar nuestra empresa, pero algo también muy importante nuestra vida social.
Somos una pareja muy alegre y fiestera, nos estábamos volviendo locos encerrados y ya necesitábamos una buena dosis de contacto humano adicional, me supongo que entienden a que me refiero ¿cierto?
Para poder mantener ese nuevo ritmo de vida, no nos quedaba mucho tiempo para atender la casa, pronto se volvió un caos con montañas de ropa por todos lados.
Decidimos usar una app para encontrar una persona que nos ayudara con el aseo de la casa y entrevistamos a varios hombres y mujeres. Por sus referencias y su forma de ser decidimos contratar a Lola, una latina de unos 25 años que necesitaba con urgencia ganarse la vida para ayudar a mantener los gastos de su familia. Fue muy sincera, nos contó que estaba en Estados Unidos sin papeles y debido a eso no le ofrecían buenos empleos o les pagaban una chichigua.
Lola en menos de una semana ya tenía la casa de nuevo en un estado decente y en pocos días ya hasta daba vergüenza entrar con zapatos a la casa. Todo estaba impecable, reluciente, ordenado y oliendo rico.
Inicialmente el contrato era por 1 mes y esa noche como agradecimiento nos recibió con una deliciosa cena para darnos las gracias. La invitamos a quedarse con nosotros, nos sentamos los tres a la mesa y nos contó un poco más todas las penurias que le tocó vivir con la familia para poder pasar por la frontera.
No por pesar, sino porque de verdad nos había gustado demasiado su trabajo, decidimos ofrecerle contrato directo con nosotros para que la app por la que le pagábamos no le descontara el 10% de comisión y con una oferta de un 25% más de su salario si también nos preparara de comer.
Obviamente aceptó y con lágrimas en los ojos nos agradeció infinitamente. Pobre mujer, se le notaba demasiado el esfuerzo por sacar adelante su familia.
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Uno igual tiene su grado de desconfianza por tratarse de un desconocido y trata de estar pendiente de que nada se pierda, pero con Lola nunca tuvimos queja alguna. Mantenía todo a la orden del día y hasta más.
Se ganó nuestra confianza total y cuando uno en encuentra una persona así, no quiere que se vaya nunca, por eso cada que podíamos le dábamos una bonificación extra.
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Ya llevaba casi un año de estar con nosotros y por casualidad del destino a ambos nos cancelaron unas reuniones al finalizar la tarde y decidimos irnos para la casa.
Íbamos entrando por el corredor, mi esposo había sacado las llaves para abrir la puerta, cuando escuchamos unos gemidos bastante fuertes.
- Uy se están clavando a la vecina con toda --me dijo mi esposo entre risas--
Casi a punto de meter la llave en la cerradura, le agarré la mano y le pedí que hiciera silencio.
- ¿Qué?
- Shhh --coloqué mi índice en la boca y abri los ojos-- no hagas ruido
Los gemidos no venían de la casa de nuestros vecinos, sino del interior de nuestro apartamento.
- No jodas, ¿esta HP metió a alguien a la casa?
Con cara de enojado, dispuesto a abrir la puerta y descubrirla en el acto.
- Shhh --lo detuve una vez más-- escucha pendejo
Se quedó callado, pero aun con ansias por entrar de una vez. Acerqué la oreja a la puerta y me tocó taparme la boca para no reírme.
Lo jalé del brazo para que también escuchara y su cara arrugada paso a llenarse de risas.
- ¿Qué dice?
- ¿Si jefe? ¿Qué?
Todo parecía que la nena no estaba adentro con nadie, sino que se estaba masturbando pensando en mi esposo, se le notaba que estaba recaliente.
- A ver jefe, entre y hágale el favor --me reí tapándome la boca--
Nos volvimos a pegar a la puerta y ella no paraba de gemir.
- Si mi señora, yo se lo dejo bien limpio aahhh ahhhh me lo trago todito si quiere
- ¿Que? --lo miré extrañado--
- Ya creo entender ¿se está imaginando que me la como porque le ordenaste que lo hiciera?
Mas nos sosteníamos el estómago y hasta nos tocó sentarnos en el piso de la risa. No queríamos interrumpirle su inspiración, sin embargo, no lográbamos entender por qué de vez en cuando se escuchaba que encendía la aspiradora y gemía más duro.
- ¿Qué coño está haciendo?
- No tengo ni puta idea
- Entremos --le dije a mi esposo mirándolo con picardía--
- No pobre Lola, le da un patatús, déjala terminar al menos
- No importa entremos --le mandé la mano a la entrepierna y lo tenía duro-- y le cumplimos el sueño
- ¿Será? si hacemos eso nos toca despedirla
- Ve no, ella trabaja muy bien ¿por qué la vamos a despedir por algo natural?
- Vos veras, pero ojalá no confunda las cosas
- Ojo pues, hora de jugar al policía bueno y al policía malo, no me dejes morir
Nos levantamos y Jim metió la llave muy muy despacio, giró la perilla sin hacer ruido y entramos los dos para sorprenderla.
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La cara de terror de esa pobre mujer fue total, primero se puso pálida casi transparente, luego un color carmín cubrió todo su rostro y hasta su cuello mientras trataba de cubrirse los senos con la mano.
Se había puesto uno de mis baby doll, tenía el mango del plumero dentro de su sexo y con la aspiradora se estaba succionando los senos.
Ninguno de los dos nos esperábamos semejante imagen y nos quedamos peor de sorprendidos.
- ¿Ustedes que hace acá tan temprano?
Dijo sin levantar la mirada mientras se sacaba el plumero, se sentaba con la espalda contra uno de los muebles y trataba de cubrirse los senos con su brazo.
- Pensé que podíamos venir a ¡nuestra casa! cuando quisiéramos ¿no?
- Lo siento, lo siento no es lo que ustedes creen
- ¿Ah no? --le pregunté encogiéndome de hombros-- ¿entonces que se supone que es esto?
- Este... yo... ay no, lo siento lo siento, por favor no me despidan, por favor jefes, les juro que esto no vuelve a pasar, pero no me dejen en la calle
Jim cerró la puerta con llave, se sentó tranquilamente en uno de los muebles y descargó el morral a su lado.
- Hagamos algo Lola, te voy a dar una --mostrándole mi dedo índice--, escúchame muy bien, solo una oportunidad para que nos respondas toda la verdad --la increpé con tono amenazante--
- Ay mis jefes, no sé qué decirles. Se los juro que esto no vuelve a pasar
- ¿Esa es la ropa de Jane? --le preguntó mi esposo con tono amable--
- Si, señor, pero le juro que...
- ¡Es mejor que no hables más hasta que un abogado este presente! --dije enojada sacando mi teléfono del bolso--
- ¿Abogado?
- Si, abogado y policía
- Mi señora, no por favor, no me haga eso, me deportan, le juro que no...
- Vamos Jane, no creo que tengamos que llegar a esos extremos --dijo mi
esposo con voz amable y me sostuvo las manos-- ¿cierto Lola?
- Si si si, les juro que esto no vuelve a pasar y sí quieren yo les pago la ropa de mi sueldo, se los juro --se le salieron más lágrimas--
- Calma Jane, siéntate por favor y hablemos
Mi esposo se inclinó hacia adelante para apagar la aspiradora con el pie y le abrió espacio a su lado en el mueble.
Yo me quedé de pie, cruzando los brazos y taconeando en espera se una respuesta mientras marcaba sonoramente mi respiración.
- Lola, tranquila, como te dijo Jane si nos hablas con la verdad, lo podemos resolver ¿Ok?
Se quitó el saco del traje y se lo pasó por encima de los hombros para que se pudiera cubrir el cuerpo y no se sintiera mal por su desnudez.
- Si señor, está bien, de verdad lo siento, lo siento mucho mi señora --me dio una mirada tímida con lágrimas en los ojos y casi se me parte el corazón--
- Lola, yo entiendo que todos tenemos nuestras necesidades, pero ¿estás no son cosas que deberías hacer en tu casa?
- Si jefe, es que....
Estaba tan asustada que se le iba la voz y ni siquiera era capaz de respirar bien. Me apiade de ella, creo que se me había pasado la mano en mi papel de policía malo y la pobre mujer ya se estaba imaginando lo peor.
Le serví un poco de agua, me hice en cuclillas para quedar a su altura y le ofrecí de beber.
- Tranquila, relax, respira, toma un poco de agua --baje mi tono--
No era capaz de levantar la mirada, le dio un par de sorbos, logró regular su respiración y le recibí el vaso para ponerlo en la mesa de centro.
- De verdad, lo siento, yo no...
La pobre mujer se soltó a llorar como una niña pequeña y hasta me toco abrazarla para tratar de calmarla.
- Ey ey ya ya, relax, no pasó nada
- Por favor no llame a la policía, por favor
- No la voy a llamar, porfa cálmate y hablamos los tres
- De verdad --sorbia con la boca y la nariz-- lo siento, lo siento mucho
Mi esposo y yo nos mirábamos un poco arrepentidos, pero igual sabíamos que no la íbamos a dejar salir de esta a punta de un show de lágrimas.
- No tengo que llamar a nadie si hablamos ¿listo?
Le ayudé a tomar un poco más de agua, le entregué el vaso ayudando a que colocara sus manos al rededor y me senté en un mueble al lado del suyo.
- Mírame Lola
- No soy capaz, tengo mucha vergüenza con ustedes
Coloqué el teléfono boca abajo en la mesa de centro para que ella estuviera más tranquila. Respiró profundo, pero sin levantar su mirada.
- Solo habla con la verdad ¿ok?
- Si señora
- Nos decías --interrumpió mi esposo que aun esperaba respuesta a su pregunta--
- Lo que pasa es que en mi casa no puedo hacer esto, porque todos dormimos en un solo cuarto y el baño no tiene ni puerta, entonces es imposi.... -le temblaban los labios-- ... imposible
La lagrimas volvían a brotar de sus ojos y las palabras se ahogaba en sus suspiros.
- Con razón --dije con tono amigable--
Ella levantó la mirada un poco extrañada, con las cejas encorvadas tratando de entender.
- ¿Hace cuanto que no...
- ¿Qué no --hizo una pausa larga sin terminar--
- ¿Qué no te masturbabas?
- La verdad --hizo una pausa mirando al suelo jugando nerviosamente con sus dedos-- es que cuando terminaba de hacer las cosas de la casa y veía que estaba temprano aprovechaba para...
De nuevo se le salían las lágrimas por montones y no era capaz ni de terminar la frase.
- ... yo no me quiero ir mi señora, yo no me quiero ir
Se lanzó desde el mueble de rodillas a mis pies, tomándome las manos, como si estuviera pidiendo piedad a su verdugo.
- Lola, yo...
- Yo hago lo que quieran, pero por favor no me reporten
El lado más perverso de todo mi ser daba vueltas pensando en pedirle a cambio unos cuantos favores sexuales, pero definitivamente no es como funcionamos o nos gusta hacer las cosas, preferimos obviamente que sea por voluntad propia.
Le levanté la mirada colocando mi mano en su barbilla.
- Esto no es necesario, no te tienes que humillar, por favor siéntate y hablemos, solo eso, déjame entender porque lo hiciste y ya
Me beso las manos y se retiró caminando hacia atrás sin levantarse como lo hace un súbdito con su reina hasta regresar a su puesto.
- Lola, masturbarse no tiene nada de malo, todos lo hacemos, pero creo que si debiste buscar un lugar más privado --mirando al cuarto de huéspedes--
- Si señora, eso hago en ese baño, pero...
- Yo sé, hay días que uno esta más caliente y no da tiempo ni de pensar --le sonreí-- yo sé. Lo que no entiendo es ¿por qué estas vestida con mi ropa?
Pregunté bajando el tono de voz adrede como si empezara a sentir empatía por ella.
- Ay no mi señora, que vergüenza, si quieren no me paguen este mes y sacan la plata de ahi, pero no me despida
- No, no, eso te lo ganaste con tu trabajo y no lo vamos a mezclar con este incidente, pero si necesito que me digas la verdad si quieres que volvamos a confiar en vos
- Me da mucha vergüenza
- La vergüenza ya la pásate cuando llegamos y te vimos así, esto es lo de menos
- Jefa, es que --se mordió los labios y trago saliva-- hoy arreglando su cuarto sin querer se cayó esto --señalando la ropa que llevaba puesta-- y no lo pude evitar
- ¿Te querías ver linda y sexi?
- No solo eso. Me quería ver como usted
Al fin empezaba a soltar la lengua sin temor.
- ¿Cómo yo?
- Si, usted es una mujer muy linda y...
Ella se le escapó una risita tímida, levantó su mirada rápida a mi esposo y de nuevo agachó la mirada subiéndole unos cuantos tonos el color de su rostro.
- La verdad Lola, solo eso te pido que me hables con la verdad --revolví mis manos hacia adelante para que terminara--
- ...y me la coloqué por encima y me empecé a ver en el espejo e imaginar como la miraba su esposo cuando se vestía así
- Ok, ya voy entendiendo a donde nos estas llevando --hice una pausa- ¿eso te excita? ¿pensar que eres como yo?
Mirada al suelo, los colores de nuevo en incremento y una leve sonrisa se dibuja en su rostro.
- Si señora, así es
Levanté mi ceja y aprovechando que no nos estaba mirando le sonreí a mi esposo.
- Que interesante --cruce la pierna y me apoye en una rodilla-- ¿y solo te imaginas eso o --señales a mi esposo-- con él también?
- Ay mi señora, no me haga hablar más que después.... --se tapó la cara con ambas manos--
- Eso es exactamente lo que yo hago --complemento mi esposo-- cuando ella se viste, siempre me detengo a ver como lo hace, sobre todo con esa ropa interior, me gusta mucho lo sexy que se ve
- Ay señor, no diga más, que vergüenza --repitió si quitarse las manos--
- Lola, míreme --le pedí con suavidad--
- No señora, no soy capaz
Me abri los botones de la camisa para quedar con el pecho semi descubierto.
- Lola, míreme
Ella bajó las manos con calma y apenas me vio se tapó a boca abriendo muy grande los ojos.
- La ropa interior nos encanta a las mujeres porque nos hace ver más sexi ¿o no? --delineando mi sostén con la yema de mis dedos--
Afirmó moviendo su cabeza hacia adelante.
- Me supongo que como estas manteniendo a tu familia no te alcanza para comprarte ropa bonita, entiendo porque lo hiciste y te perdono
- ¡GRACIAS! ¡GRACIAS MI SEÑORA! Le juro que...
Levanté mi mano abierta al frente para que se callara, respiré con fuerza como si estuviera enojada y levantando una ceja gire mi rostro en señal de desagrado
- No la interrumpo mi señora --se tapó la boca con sus manos--
Golpeé el suelo con la punta de mi tacón derecho un par de veces.
- Es más, te puedes quedar con el igual ya no lo voy a usar
- Le juro que yo se lo voy a pagar
- No necesito que lo hagas. Igual creo que aún no nos has contado todo
- Se lo juro que no toqué nada mas
- Me refiero a que aún no nos cuentas que te estabas imaginando para terminar así de excitada, gimiendo y gritando tan duro que se escuchaba desde que entramos al edificio
Su inconsciente la hizo mirar de reojo a mi esposo y una vez más, su cara incendió de un rojo intenso.
- ¿Te gusta Jim? ¿Te parece atractivo?
Afirmó con su cara sin quitarse las manos de la boca.
- ¿Osea que era con él?
- Mi señora, de verdad lo siento yo no quise faltarle el respeto y yo...
Le levanté la mano abierta al frente para que detuviera sus excusas.
- ¿Si o no?
- Si, pero...
Volví a levantar mi mano y la miré directo a los ojos.
- ¿Qué pasaría si te dijera --me pasé la lengua por los labios-- que a mí me gusta ver eso?
Se sacó el rostro de las manos y me miró completamente desconcertada. Yo me recliné hacia atrás en la silla, observé mis uñas y le regresé la mirada levantando una ceja.
- ¿Qué? ¿Acaso no es eso lo que querías?
- No jefa, pues como, eso se lo imagina uno, pero yo no sería capaz de...
- ¿Segura que no serías capaz?
La pobre Lola aún no sabía si le estaba hablando en serio o si estaba aprovechando que ahora había abierto la boca para sacarle más información y usar sus confesiones para despedirla con más argumentos. Noté su angustia y preferí no darle más vueltas al asunto.
- Lola, nosotros somos una pareja swinger, que una mujer encuentre atractivo a mi esposo no me provoca enojo o celos, todo lo contrario
- ¿Swinger? --un sarcasmo demasiado obvio--
Ella sabía completamente lo que significaba, se le notaba que no era ninguna tonta.
- ¿Queres jugar a la inocente conmigo?
- No señora, si se, sí sé que es
Si algo he aprendido en la vida es que nosotros no somo los únicos con vidas diferentes, y abrirse con los otros contándole como somos hace que esas murallas imaginarias se derrumben sin temor a ser juzgados, pero a veces confrontarlos es la mejor opción.
- Yo no me canso de jugar estos juegos, vos decidís Lola hasta cuando quieres mantener ese papel de víctima desprotegida o si de una vez nos decís que putas es lo que quieres
Se secó las lágrimas, se acomodó bien en la silla y junto sus dedos de forma nerviosa. Levantó la mirada y noté un brillo que nunca había visto en sus ojos, una especie de fuego en su interior acompañada de una risa casi diabólica.
- ¿Ah ok, entonces quieren conocer a la Lola de verdad? ¿No a la Lola empleada doméstica?
- Tal cuál
- A esta Lola --se quitó el saco de encima dejando ver sus atributos-- le encanta el sexo, le encanta masturbarse e imaginar cosas bien puercas con sus jefes
Fue como arrancar una vendita de la herida de un solo tirón. Estábamos frente a una Lola completamente diferente, minutos antes se veía como un cervatillo asustadizo y ahora, al contrario, su actitud era la de un depredador.
Se giró hacia mi esposo, se corrió el baby doll a un lado y se apretó uno de sus senos mirando la entre pierna de mi esposo.
- Esta Lola estaba imaginando que mi jefe me tenía en medio de la sala fallándome como loco, mientras mi jefa disfrutaba ver como lo hacía y me torturaba succionándome los senos con la aspiradora
Se giró hacía mi con una ceja levantada, volviendo a acomodar el baby doll.
- ¿Contenta? --pregunto de forma arrogante levantando una ceja--
- Si, contenta pero no del todo
- ¿Qué más quiere? Ya le dije toda la verdad, ya me puede despedir si es lo que quiere
Me abri de piernas y me quite las tangas metiendo mis manos por debajo de la falda sin mostrarle aun nada. Levanté mi mano sosteniéndolas con el pulgar y el índice y la deje caer en el suelo.
- Recógelas --le ordené--
- Lo siento, mi hora de trabajo ya terminó
Me quedé mirándola fijo a los ojos sin volver a repetírselo, golpeando con la punta de mis tacones el suelo como el tic tac de un reloj.
Ella con cara de desgano se levantó, se hizo en cuclillas y sin cambiar de posición me los colocó con su mano para que los recibiera.
- Póntelas
Me miró extrañada por lo que le estaba pidiendo.
- ¿Qué?
- Que te las pongas
- ¿Pues cómo? --me increpo un poco indignada--
- Asi igual, como te colocaste mi baby doll
- Pero eso es difer...
- Pense que querías ver como Jim te miraba mientras te vestías como yo
Volteo a mirar a mi esposo que apoyando su mano en su barbilla se la comía con la mirada. Ella le sonrió y le brillaron los ojos. Sin chistar, se levantó y colocó las tangas levantando el baby doll dejándonos ver su sexo y sus deliciosas nalgas.
- ¿Qué opinas Jim? ¿Se ve como yo?
- Se ve bien, pero nunca como vos
La devoró con la mirada y se acomodó con la mano su miembro dentro del pantalón.
- Anda --la empujé de las nalgas-- cumple tu sueño
No dio vuelta, esperando mi aprobación, camino rumbo a él de forma sensual y provocativa, se le montó encima a horcajadas, le tomó las manos colocándolas en su trasero y ella pasó las suyas por detrás de su cuello.
Lola se movía de forma candente restregando su sexo contra el bulto en su pantalón, no le quitaba la mirada a sus ojos y se reía con picardía con sus labios muy muy cerca esperando que mi esposo tomara la iniciativa de besarla.
- La comida esta lista, jefe --mordiéndole los labios-- y caliente
- Espero que alcance para los dos --le respondió dándome una mirada--
- Pensé que a ella solo les gustaba ver, pero bueno, mejor para mí, hay comida suficiente para los dos
Levantó su mano derecha por encima del hombro y sin mirarme me llamó con su dedo índice para que me les uniera.
- Ni creas que ella te va a venir a buscar --le respondió mi esposo--
Se bajó de la silla, lo agarró de la corbata y lo hizo que la siguiera hasta mi mueble. Mientras se acercaba abría mi pierna por encima del reposabrazos y me levantaba la falda indicándole directamente a donde tenía que aterrizar.
Frente a mí, le abrió el pantalón a mi esposo, le bajó los boxer y le agarró el miembro.
- Justo como me lo imaginé --se pasó la lengua por los labios--
Se hizo de rodillas y se lo empezó a chupar, dándome unas cuantas miradas de vez en cuando. Era una puerca total, se llenaba de saliva y lo chupaba de forma sonora sin importar que su cara quedara toda mojada.
Se lo sacó de la boca y se limpió la saliva con su brazo dándosela vuelta apoyando sus manos casi en mis rodillas para separar mis piernas.
- Una vez me masturbe pensando que veía como le dabas una mamada en el baño y yo los espiaba por un espacio muy pequeño en la puerta
- ¿Te gusta imaginarte porquerías o hacerlas?
- Las dos, también me gusta ver
Miré a mi esposo y se acercó a un lado del mueble, tomé su miembro con mi mano y empecé a darle lametazos, a pasar mi lengua por sus venas y saborear su glande.
Ella suspiró, había esperado por mucho tiempo poder ver esa escena fuera de su mente. Se inclinó hacia adelante y comenzó a pasar su lengua de abajo hacia arriba terminando con ella en punta separa dome los labios externos.
Repitió la operación, mirando de vez en cuando como yo se lo chupaba a él, mi sexo se mojó rápidamente y la punta de su lengua encontró mi clítoris.
Levanté mi otra pierna sobre el reposabrazos para abrirme completamente y ella no se concentró en un solo lugar. Besaba y mordía mis muslos, iba de uno a otro jugando en medio al pasar de lado a lado.
En algún momento aplicó una combinación perfecta con sus dedos que con mi mano en automático la tomó de la cabeza pidiéndole que continuará. Abrí los ojos y volteé a mirar a mi esposo.
- Quiero que cuando te la comas, pienses que soy yo y que la llames por mi nombre
- ¿Tener dos como tú? Imposible
Él sabe cómo excitarme con halagos y por eso no me preocupa verlo con otras mujeres porque siempre me pone a mí por encima de las demás.
Se terminó de desnudar, sacó un preservativo de su pantalón y forró su miembro ubicándose detrás de ella. Se hizo de rodillas, le levanto el baby doll hasta la cintura y con sus dedos intento quitarle la ropa interior.
- No, no, tiene que ser con todo puesto
Se inclinó hacia adelante, le lamió las nalgas y luego le pego un par de nalgadas. Corrio el hilo entre su trasero y fue directo a chuparle el culo.
- Ay jefe, por allá no
- ¿Acaso no quería ser como yo?
- ¿Y es que a vos te gusta que te den por el culo? --pregunto con interés--
Levanté mi ceja sin responder y ella se rio, colocando uno de sus dedos en mi trasero moviéndolo en círculos. Mi esposo la hacía cerrar los ojos y cuando los abría repetía con sus dedos lo que él le hacía con la lengua.
- Te van a culear Jane --le dije riendo pícaramente-- te lo buscaste
Jim también estaba jugando con su mano en su sexo sobre la tela de las tangas, frotaba su sexo en círculos y con su pulgar empujaba la tela en su interior.
Ella gemía, sus ojos se iban hacia atrás y su lengua se hacía torpe. Esa risita de placer me encantaba y que cuando le daba un respiro de inmediato buscara mis ojos esperando algún tipo de aprobación.
- ¿Cómo lo llamas en la cama?
- Mi amor
- ¿Quiere que le diga Jim o mi amor?
- Quero que se coma a Jane, así que quiero que le digas mi amor, quiero que también pienses que estas en mi cuerpo
Jim me miró un poco extrañado, era un juego con una línea muy frágil que no nos habíamos atrevido a pasar.
- Mi amor --le dijo mirándolo por encima de su hombro-- quiero que me lo metas
Quería dejarle bien claras mis intenciones.
- Una metida para que pruebe, pero lo que quiero es ver cómo te le comes el culo a "tu esposa"
Jim se acomodó de rodillas tomando sus caseras con las manos para acomodarla. Le corrió las tangas a un lado y comenzó a pasárselo por toda su raja.
- Si jefe que rico, métamelo
- Si lo vuelves a llamar jefe, te vas --le dije señalando la puerta--
- Métemelo mi amor --dijo con rabia mirándome a los ojos--
Empujaba su cuerpo hacia atrás y ella misma fue la que cogiéndolo con su mano se lo llevó a su interior.
- Ay jef... --se mordió los labios-- mi amor, sí que chimbo tan rico
Arqueó su espalda y sus ojos se fueron hacia atrás, la tomé detrás de la cabeza y la metí en mi sexo para que me diera placer.
Jim y yo nos mirábamos a los ojos, nos coqueteábamos con la mirada y le daba unos pequeños empujones más fuertes apretándole las nalgas justo como a mí me gusta que lo haga.
- ¿Y las palmadas?
Levantó sus manos, le dio unas cuantas nalgadas y ella no pudo ocultar del todo sus gemidos. Me terminé de quitar la camisa y desabroché el sostén para poderme amasar los pechos y apretar los pezones.
- Quiero que la hagas venir --le pedí--
Él la agarró de las caderas, moviendo las suyas en ocho al meter y sacarlas. Le levanté la cabeza, tenía que ver esa cara de placer. Ella se apoyó en mis manos y sus senos se tambaleaban cada que él se lo metía.
- Si mi amor, si asi asi ahhh ahhhh ahhhhh si si siii ¡te amo!
Plasf le di una cachetada para regresarla a la realidad, eso ya era demasiado para encarnar mi papel.
- Usted me dijo que...
La metí de nuevo a mi sexo empujándola de la cabeza para hacerla callar.
- ¡No! cuando él me come, no lo amo, lo deseo y lo único que quiero es que me folle
Mi esposo entendió que eso me había hecho enojar y se lo sacó de su sexo, regreso las tangas a su lugar y luego las empujó con su miembro sometiéndola solo a su antojo sin poder obtener el placer.
A ella se le notaba el desespero porque se lo metiera de nuevo, empujaba cada vez más, más y más, con fuerza, pero como estaba encima de las tangas no lo lograba. Trato de bajar sus manos para correrlas a un lado, pero yo la tome de las muñecas.
- Ay HP jefe --ma lanzó una mirada de odio-- que rico, métamelo, métamelo con tangas y todo, métamelo, métamelo bien duro, métamelo con güevas y todo
A Jim lo excitaron sus palabras, agarró el hilo de las tangas a un lado y lo reventó con sus manos y luego hizo lo mismo con el otro, tomándola de las caderas y empujando mi ropa interior dentro de su cuerpo a cada embestida hasta que solo se veían las tiritas rotas colgar.
- Si jefe, duro duro, métamelo más duro
Mi esposo se lo metía y sacaba con furia, dejaba caer saliva en su trasero y jugaba en el con sus pulgares para irla preparando. Se lo saco, le abrió las nalgas y le metió la lengua dentro de su agujero. Yo le levanté la cara.
- No te muevas de ahí
Quería ver sus caras, mientras se los metía por detrás.
- Si señora, como mande
Jim se lo acomodó entre las nalgas y justo cuando empujó se movió tanto hacía adelante del susto que terminó por entrar en su otro agujero.
- Creo que tenemos una miedosa Jim
- Lo siento, en cuatro me duele, pero venga le muestro como si me gusta
Se levantó, lo empujó hasta el mueble, él cayó sentado y se hizo encima dándole la espalda y mirándome a mí. Se escupió la mano se llenó el culo de saliva y tomando su miembro ella misma se lo empezó a meter a su propio ritmo, con su cara ambigua entre dolor y placer.
Tenía que disfrutar ese espectáculo a la distancia, me masturbaba viendo como ella lo cabalgaba, se agarraba los senos, estiraba sus pezones y las tiritas de mi ropa interior que salían de su sexo iban de un lado a otro.
Ella se mordía los labios viendo cómo me masturbaba y cada que probaba mis fluidos sacaba su lengua pidiendo que se los compartiera.
A lo lejos vi la aspiradora y no podía de la risa. Me acerqué a un lado del mueble a recogerla y froté el tubo contra su sexo.
- Jefa, me está matando, por favor hágalo --suplicando con la mirada-- ¡hágalo!
Tomé una de sus manos le di la vuelta colocando su palma hacia arriba deje sus dedos del medio arriba, recogí los demás y me monte encima metiéndolos en mi sexo. Apunté el tubo hacia mis senos y encendí la aspiradora pulsando el botón y ella gemía más duro.
- Por favor, por favor
- ¡Cállate!
Voltee el tubo directo a su boca metiendo sus labios al interior. Cerro sus ojos, estaba a punto de tener otor orgasmo. Le baje la potencia para poderla liberar, se apretó uno de sus senos deformándolo con la mano.
- Por favor, se lo suplico
Subi de nuevo la potencia y jugué por varias partes de su cuerpo, succionándolas sin hacerlo en el lugar que quería.
- Ay jefa por favor, en las tetas, quiero que me chupe las tetas
Le entregué el tubo en sus manos y la deje que ella misma lo hiciera.
- Ay jueputa que ricoooo, sí que rico jefe, esto es mejor de lo que me imagine maldita seaaaaa
Me hice de rodillas, probando su sexo, su clitoris estaba hinchadísimo y con solo tocarlo con la lengua la hacía brincar y gritar.
Jim se acomodó mejor, la tomó de la cintura para poderla mover con sus brazos de arriba a abajo, podia ver sus bolas rebotar entre el mueble y sus nalgas.
La miré a los ojos de forma lasciva y con los dientes empecé a jalar las tiritas de la ropa interior para sacarla lentamente.
- Ay dios, ay diooossssss por favor no haga eso, no lo haga jefa, no no no
Con mi lengua enrollé las tiras hasta meterlas en mi boca, como si fiera espagueti hasta que mi lengua alcanzo de nuevo su sexo, chupé su sexo como si se tratara de otra aspiradora metiendo sus labios en mi boca.
Ella cerró los ojos empezó a temblar, sus gemidos cesaron porque no siquiera podia respirar, los músculos de su vientre y muslos estaban completamente rígidos.
Apreté con mis dientes las tiras y de un solo tirón las arranqué de su interior y como si estuvieran sirviendo de tapón. Un delicioso squirt me baño la cara, cerré los ojos y disfruté como chorro bañando mí rostro.
Jim la levantó y la tiró a un lado del mueble, nunca le da su polvo a alguien más que no sea yo. Se arrancó el condón con prisa y yo me abalance a metérmelo en la boca, lo masturbe lo más rápido que pude y mmmm mmmm me saboreé todo su delicioso, tibio y viscoso semen tragándomelo enterito.
La nena se quedó en el mueble tratando de recuperarse, escondiendo su cara hacia abajo un poco avergonzada. Nosotros decidimos darle un respiro, nos fuimos a duchar y cuando regresamos ella ya no estaba.
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La estuvimos esperando al día siguiente y nunca llegó, mando un audio al WhatsApp.
- De verdad les pido disculpas por todo lo que hice, espero que puedan entenderme
No nos dijo que renunciaba, ni nada y nosotros entendimos que necesitaba unos días de descanso.
Paso un mes y nosotros igual le seguíamos pagando su salario, no por sentirnos culpables, sino porque sabíamos de sus necesidades. Hasta que recibimos un cortante mensaje.
- Por favor no me sigan transfiriendo, yo ya no trabajo con ustedes
Ahora si nos quedaba demasiado claro que había renunciado y que no iba a volver. Probamos por tres meses con diferentes personas y no nos pudimos adecuar, siempre le veíamos algún pero y esperábamos que las hicieran como Lola.
No nos aguantamos, la llamamos y siempre nos tiraba a buzón, le escribimos, le mandamos correos. No aparecía por ningún lado. Una noche viendo TV me entro una llamada desde un numero desconocido.
- Alo, buenas noches
- Buenas noches jefa habla Lola
- Lola, al fin, casi que no te encontramos
- Yo vi sus mensajes, no quería responder, pero la verdad es que....
- No me tienes que dar explicaciones, nosotros entendemos
- Señora Jane, de verdad yo necesito el trabajo y quiero volver, pero no sé... como hacer con lo que pasó el otro día
- Vienes y hablamos
- No mi señora, no puedo, no en su casa
- ¿Entonces hablemos en un bar y nos tomamos algo?
- Ay doña Jane, prefiero en un lugar público, donde no estamos solos
- Dale donde quieras
- Pero, en serio, solo a hablar sin intensiones de nada mas ¿ok?
- Si, créeme que si
Nos arreglamos y fuimos a encontrarnos a un McDonald's cerca de su casa, la pobre comió con tantas ganas que se le notaba que no la estaban pasando bien ni ella ni su familia.
- Lola nos queremos disculpar, proponerte en esta situación tan incomoda, nos excedimos como jefes
- No para nada, ustedes antes fueron muy comprensivos. Lo que pasó después fue algo que me busqué
- Pero igual estabas en una posición de desventaja y te podías sentir obligada por lo que dije de la policía
- Jefa, vea uno siempre sabe que esta el riesgo de ser descubierto y la verdad es que yo en el inconsciente quería que eso pasara
- ¿Como así?
- Si, yo no les dije toda la verdad
Tuvimos un silencio incomodo, Jim y yo nos miramos sin entender del todo lo que nos trataba de decir.
- En mi país natal hacia parte de una comunidad BDSM ¿saben lo que es?
- Si, claro, pero eso que tiene que ver
- Trabajar como empleada doméstica para ustedes, me recordaba demasiado mi papel como sumisa y recibir órdenes de ustedes me excitaba demasiado
- Wow, Lola, lo siento no lo sabíamos, no era nuestra intención
- Lo sé, ese es mi problema, que por más que yo quiera volver a trabajar con ustedes no voy a poder separar las dos cosas
- Si quieres te adecuamos la habitación de huéspedes y cuando tengas tus necesidades pues... bueno ya sabes
- Creo que no me están entendiendo
- Lola --interrumpió mi esposo-- te entendemos perfectamente. Sabemos que puede ser difícil, pero te queremos de vuelta
- Si quieres --complemente-- buscamos la forma de no vernos, llegas más tarde y sales más temprano, ninguno de los dos tenemos problema con que te masturbes donde quieras hasta en nuestra cama, pero si no quiero que uses mi ropa intima
Ella se quedó cayada mirando la mesa, jugando de forma nerviosa con sus dedos.
- No verlos --levanto su casa con fuego en sus ojos-- sería un castigo peor
- Rayos Lola, de verdad te necesitamos de vuelta ¿qué quieres que hagamos?
- Solo se me ocurre una forma
- Lo que sea --respondí entusiasmada--
- Las cosas no pueden seguir igual, ya no pueden ser más mis jefes
- Listo perfecto ¿cómo quieres que hagamos las cosas?
- Yo vuelvo a trabajar para ustedes, bajo las mismas condiciones económicas
- Claro, eso sin duda --respondió mi esposo--
- Pero, me tienen que comprar unos uniformes acordes a mi trabajo en la casa
- ¿Uniformes?
- Si, unos uniformes de mucama, ya saben, apropiados para mi labor y... --se rio tímidamente bajando la mirada--
- ¿Y qué?
- ...y se tendrían que convertir en mis amos y yo tendría que cumplir las funciones que eso trae a cargo
- ¿Cómo qué? --preguntó mi esposo--
- Una sumisa nunca le va a decir a sus amos lo que deben hacer, eso lo tendrían que averiguar ustedes mismos. Yo hago mi trabajo, ustedes hacen el vuestro
Lo pensamos por unos minutos y hasta le pedimos un espacio a Lola para discutirlo. Tal como veíamos las cosas, nos necesitábamos mutuamente y además nos estaba dando la posibilidad de experimentar algo nuevo como pareja.
- Esta bien Lola, aceptamos, pero este trato se ve limitado solo a nuestra casa, por fuera de ella nadie se puede enterar de que...
- Si así lo ordenan mis amos, así será
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Estuvimos leyendo bastante del tema de amos y sumisos, entendimos que no se trataba de imposición, sometimiento o dolor. Se trata se aprender a conocer la persona que deposita en tus manos parte de su esencia y darle el alimento necesario para su alma.
Los uniformes eran una necesidad explicita para ella y no nos importó gastar una muy buena cantidad de dinero en lencería y vestuario de mucama francesa. Eso la verdad no sabía si había sido un regalo para ella o para nosotros, calientes sí que nos mantenía.
Al lado de la puerta instalamos un perchero con diferentes collares y nos pidió marcar las placas con nombres "Lola", "Cachorra", "Gatita", "Esclava" y "Zunga" contramarcados por detrás con la inscripción: "Propiedad exclusiva de Jane y Jim, mis amos". Segun como se sentía ese día y como quería que la tratáramos al llegar a casa se colocaba uno de ellos en el cuello y al salir era lo último que se lo quitaba.
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En fin, nuestra casa ahora se mantiene en perfectas condiciones, nuestra relación mejor que nunca, respetando los términos de nuestro acuerdo. Ella ahora tiene su propia habitación y sabe que se puede quedar todas las veces que quiera, pero rara vez lo hace.
Hemos dejado a un lado el tema swinger y nos hemos enfocado en aprender mejor de este mundo del BDSM y nuestra función como amos. Ella se ha encargado de cubrir todas nuestras necesidades y no solo las sexuales, es una mujer muy inteligente con una mente despierta y alegre.
De las cosas que más disfruto es meterme los fines de semana a la tina, con agua tibia, velas. Ella se meta desnuda detrás de mí, me frota con una esponja todo el cuerpo y me desenreda el cabello mientras me canta.
Igual también pasan muchas locuras cuando busca a mi esposo para que le dé lo suyo, me encanta ese juego previo de coqueteo o cuando de gusto se porta mal para que la castigue. Él si ha aprendido a disfrutar suplir sus otras necesidades de dolor y sometimiento apoderándose de papel de amo dominant, yo aún no me siento capaz de tratarla de esa forma, no más allá de unas buenas nalgadas, pero no niego que me encanta verlos juntos jugando ese papel.
En fin, acá me podría quedar contándoles mil historias con ella, pero la que quería contarles es como conocimos a Lola, un espectacular accidente que nos regaló la vida. Esperamos poder seguir disfrutando y descifrando esa compleja mente unos cuantos años más, tenemos muchos planes e ideas para y con ella.
Al escribir esta historia se me ocurrió desafiarla y en honor a ella este fin de semana le vamos a dar una sorpresa. Vamos a invitar otra pareja con la que nos gustaba hacer intercambios en los clubes swinger mientras ella nos atiende con uno de sus excitantes uniformes de mucama. Primero la vamos a torturar para que piense que no la vamos a incluir, luego se la queremos ofrecer a ellos para que hagan con ella lo que quieran... y tal vez me anime a contarles como nos fue.
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Escrito: Natasha
Edición: Ágata