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Señor Pajazo

Me despierto esta mañana en mi cama, con mi mente en blanco. Pero no me despierto solo. Siento como mi verga también está despierta, supongo que se despertó primero que yo. Cuando la miro corre un corrientazo fuerte por toda mi entrepierna. La veo y la siento dura. Sus venas están cargadas de sangre. Observo como tiene vida propia: se mueve a su antojo, cabecea sola, ansiosa, deseosa.


La agarro con mi mano derecha, la aprieto tan fuerte como puedo y la empujo hacia abajo. Me encanta hacer eso. Me excita hacerlo. Siento que libero presión sobre ella y eso me produce una sensación muy cercana al orgasmo…


Se que es inevitable lo que viene. Debo masturbarme. Esta abstinencia me mata.


Hago a un lado la cobija, mando la mano a mi boca y la lleno de saliva. La paso por mi verga y la lubrico. Comienzo un sube y baja delicioso con mi mano derecha. Presiono todo el tronco sin compasión y aligero mis movimientos… Viene a mi mente tu recuerdo. Me imagino las imágenes más obscenas posibles. Es inevitable pensar en tenerte conmigo en ese momento.


Te imagino desnuda en mi cama, tu piel suave y cálida esperando ser besada por mi. Te veo entre mis piernas, tu mano derecha roba el lugar que antes tenía la mía. Inicias a masturbarme. Me miras desafiante y pervertidamente a mis ojos. Te gusta verme sufrir, te gusta ver cómo me pones mientras me tocas. Te suplico que me lubriques un poco el pene. Agachas la cabeza y te engulles mi verga liberando una cantidad considerable de saliva. La succionas, la chupas, la lames… Te gana el deseo, el desespero, la pasión. Te metes mi verga hasta lo más profundo de tu garganta. Te atragantas sin piedad y tus ojos inician a lagrimear.


Me masturbas endemoniadamente mientras me chupas la verga. Sientes que me vendré muy pronto y mejor mermas el ritmo y cambias de técnica. Pones tus tetas en mi verga y empiezas a realizarme una deliciosa rusa. Pasas el pezón de tu seno derecho por la cabeza de mi pene. Repites la acción pero con tu otro seno. Luego subes, me metes un pezón a la boca y luego el otro. No tengo opción, las succiono como si no hubiera mañana.


Me besas la boca, pasas por mi cuello, mis tetillas, mi estómago y comienzas de nuevo el peligroso camino hacia el sur.


Vuelves a posar tus manos y tu boca en mi verga. Alternas tus lamidas y chupadas de mi pene con mis testículos. Los chupas, los lames, los muerdes, los halas con tus labios… Pasas tus dedos también por ellos, tus uñas…


Siento que no aguantaré mucho y te lo hago saber. Retomas toda tu atención sobre mi verga. La masturbas rápidamente y la engulles completamente en tu cálida boca. Solo interrumpes esta acción para alzar tu mirada y verme “sufrir” de pasión.


No hay vuelta atrás. Tenso mis piernas, empiezo a arquear mi cuerpo, mi cara se desfigura, mis testículos se tensan y empiezo a gemir calladamente.


Te miro, sumisa, tomando en tu boca toda la leche que mis testículos tenían guardada por días. Me sacas hasta la última gota. Me miras, te tragas lo que aún queda sin pasar por tu garganta. Luego chupas algo de semen que quedó en tu mano y me miras con cara de perra y con la satisfacción de la misión cumplida.


Salgo de mi letargo, veo mi estómago y pecho lleno de semen.


Te deseo, no hay duda de eso. Quiero repetir inmediatamente este señor pajazo. Tengo aún energía para hacerlo. Deseo idealizarte en otras poses, en otro lugar, con otras personas mientras te veo: quizás con otra mujer, quizás con otro hombre, quizás con ambos al tiempo… Es tarde, debo aplazar este pajazo para otro día, por el momento debo irme a trabajar.



ellayel

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visitas: 816
Categoria: Autosatisfacción
Fecha de Publicación: 2023-10-12 10:50:00
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