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Visitábamos la abuela y esa noche cuando ya todos se acostaban yo me quedé con mi primo viendo televisión en el sofá. Fue hace 30 años. al final me dijo que si podía colocar su cabeza en mis piernas. No le vi problema, hasta que su boca rozo por encima de la pantaloneta mi pene. Se me paró de una y Camilo solo solo dijo, tengo sueño, y me gusta esta almohada.
No sabía que hacer, una parte de mi que no conocía buscaba rozar mucho más fuerte en su cara mi pene. Otra, pensaba en Reina, la estaba traicionando. Al final ganó mi primo 3 años menor que yo. Solo quería quitarme los calzoncillos y que se la metiera toda. Pero alguien podía venir. El subió la cabeza buscando aprobación. Yo aproveché para dejar la cabeza por fuera.
Chupo la cabeza como si fuera un tetero. Mi corazón estaba agitado, No podía hacer ruido, y solo buscaba venirme en su cara. El quería más y yo asustado. Sus labios apretaron mi cabeza y un chorro salió quedando en su garganta. Me gustó porque ni Reina había logrado sacarme la leche como Camilo.
En un momento quise probar su culo, pero me podía más el miedo que las ganas. Mucho tiempo después Camilo logró su cometido.