Con Camilo los encuentros eran muy de vez en cuando pero especiales. Habían pasado 8 años, ya éramos profesionales y arreglábamos las cosas de la boda con Reina.

Camilo me llamó al celular y me dijo que me esperaba por la noche en su apartamento, que tenía algo urgente que decirme.

Me entró la curiosidad. El estaba invitado a la boda civil, ni más faltaba.

Llegué pasadas las 8 a su apartamento, era pequeño, apenas para un soltero. Tenía velas en casi todas las mesas y una botella de vino. Sirvió la primera copa y hablamos de nuestras vidas, de nuestros papás, de los abuelos. La segunda copa, lo mismo. En esas me pidió que me pusiera una mascara para ojos, luego un turbante. Me dejó sin ver nada. Yo accedí, al fin y al cabo había confianza.

Colocó música de fondo, y empezó a cantarla mientras me quitaba la ropa. Yo le ayudaba, me puse arrecho. Cuando me quito los pantaloncillos cogió un hielo y lo puso en mi pene. La sensación fue diferente, como un choque. Solo sonrío y me dijo; te vas a estar quietico,. Me sentó en un sillón y las huevas me quedaron colgando. Seguia jugando con el frío. Me di cuenta que era un helado. Empezó a saborearlo y yo a temblar. Lo metía todo en la boca, sentía sus labios en mis huevas y yo con ganas de pararme y darle lo suyo.

Sin moverte, me repetía una y otra vez. Mi pene estaba feliz, sentía como se lo comían una y otra vez. El helado parecía no acabar. era lamida tras lamida, tragaban saliva y volvía a sentir esa sensación de querer devorarlo todo. El efecto de la succión estaba haciendo de las suyas, quería venirme. Le dije a Cami: para que me voy a venir. Por el contrario, cogió impulso hasta que no aguante y empece a arcarme. Mi leche salió casi toda, pero otra vez la succión, fuerte, la leche tenía que ser mucha porque no paraban de mamar y ya estaba medio flácido.

Me dio un beso y me quito el turbante que tapaba mis ojos. Para mi sorpresa Camilo estaba acompañado de un amigo más, entre los dos habían sacado toda mi leche. Yo me enojé porque era un secreto entre los dos y no esperaba que mi vida privada estuviera en boca de más persoe a bomberarnas. Era nuestro secreto.

Le hice el reclamo cuando siento es que Roberto, como llamaremos al amigo de Cami, un hombre de 1.75 de estatura, delgado, con cuerpo trabajado en el gimnasio se sentó encima mío y su culo empezó a restregar mi pene. Me decía no es que es muy varoncito. Su jadeo empezó a hacer estragos y se empezó a parar mi verga. Me fui a parar e hizo como un alicate dejando expuesto todo su ano. Ese que rozaba con la cabeza de mi pene.

Me volví a sentar, Camilo me dijo que ese era mi regalo de despedida de soltero y que lo disfrutara. Mientras Roberto me besaba, Camilo empezó a meter su cabeza por el lado de los dos cuerpo y coloco con su boca un condón, le toco la espalda a Roberto y este gloton se lo comió todo. Empezó a moverse y Cami a besarnos a los dos. Me gustaba lo que hacíamos y los movimientos de Roberto eran de una puta desbocada. Pasaron unos minutos y no aguante más. Me vine por segunda vez. Quedé cansado.

Ya Roberto se presentó, y entre ellos inició una faena de gusto. Besos, mamadas. Luego los tres desnudos en el apartamento que tenía olor a sexo por todos lados. Ya de vino paramos a ron. Reímos, contaron anécdotas. Pasada la hora Cami me dio un beso y me dijo: te gusta mi regalo de despedida? Yo le dije que si. Me llevó a su cama y me dijo, seré tu postre. Me empezó a besar la boca, yo lo coloqué boca abajo y en esas siento un lenguetazo en mi culo. Roberto metíó su lengua y me hizo arcar. La sensación no me disgusto, por el contrario, era una delicia esa sensación. Cami bajo hasta mi pene y empezó a mamarlo. Lo que me hizo meterme su pene a mi boca y sentir.

Eran sensaciones especiales, a mil estaba. Le dije a Cami que quería su culo, me puso el forro, lo puse en 4 y Roberto no dejaba de acariciarme mi culo. Ya con el pene adentro de Cami siento que me metieron un dedo, que sensación tan deliciosa, y empece a bombear mas fuerte hasta que me vine. Fue un chorro muy grande. Quede mamado. Roberto quería más, me beso y yo le regrese el beso con mucha pasión.

Me busco otro rato, pero estaba agotado de esa faena, ellos se besaron, se corrieron al lado mío, se tomaron la lefa. Cami me miraba y me decía, te gusta tu despedida de soltero, perrita. Nos tomamos la botella entera, cuando vuelvo a sentir los labios de Roberto. Al fin y al cabo pasados los 30 el pene tiene mucha vitalidad.

Otra vez Camilo a besarme y Roberto a chuparme el culo, estaba obsesionado, me metío un dedo, dos dedos, lo deje. La sensación era rica, extraña pero rica. No me di cuenta cuando me engraso el culo y me alcanzo a puntiar, yo salté de una, no habia sido penetrado nunca y una cosa son los dedos y otra un pene. Ellos se rieron, tomamos otra copa y seguimos besándonos. La sensación en el ano seguía ahí, me picaba.

Tanto beso en el culo lo tenía contento, y en un descuido, Roberto lo metío todo haciendo que gimiera, Camilo me besaba y aunque me dolía sentí también placer. Roberto se movia fuertemente. Me pegaba en la nalga hasta que se vino. Cami me cogió la verga y la metío en su boca hasta que me saco la leche que tenía.

Amanecí arrepentido. Me dolía el culo. Me restregaba el cuerpo queriendo quitarme los recuerdos de lo que pasó en la noche. Pero Camilo y Roberto no dejaron, se metieron a la regadera. Los dos se tomaron el tetero de la mañana y yo sali para mi casa.

Esa ha sido la única vez que me penetraron. Han pasado ya más de 20 años desde ese suceso, que aunque fue muy placentero no se si lo repetiría.