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Andaba en un bar esperando una cita que hicimos match en Tinder, pero ya llevaba un buen rato y me di cuenta de que no iba a llegar. Andaba ahí en la mesa bebiendo solo, había dado por perdida esa noche.
Un mesera llega con una copa y un número de teléfono en un pedacito de papel.
- Pero a ver dime ¿quién me la manda?
- No le puedo decir, si quiere saber escríbale
- Coño, pero dame una pista
- Yo que tú le escribiría, está muy guapa
Miré al rededor y todo el mundo andaba en su rollo, no ví a ninguna mujer chismeando o con cara sospechosa o pendiente. Ni modo tomé el teléfono y le escribí al número.
- Hola, gracias por la copa
- Con gusto, me gusta verte la cara que haces cuando te la tomas
- ¿Cara? ¿Qué cara hago?
- Arrugas toda la cara y te sacudes jajajajaja
- ¿Y eso te gusta?
- Si, me parece sexy, seguro que cuando te corres la pones igual
- Upa, señorita atrevida ¿eres directa? ¿No?
- Un poco, solo cuando veo algo que me gusta
Se quedaron las cosas así por un rato, con la música electro me anime a bailar donde andaban moviéndose los demás a ver si la morra se animaba a aparecer y nada.
Regresé a la barra y el mismo mesero me sirvió otro par de tragos y sonrío mirando hacia el fondo, pero cuando volteé a mirar no había alguien claro para identificar.
- ¿Te gustaría jugar un juego?
- Venga
- Llevo un Lush en este momento ¿sabes lo que es?
- No, ni idea
- Tengo un juguete, se controla por bluetooth
- ¿Y lo llevas puesto en este momento?
- Si
- ¿Por allá?
- Si jajajajaja por allá, bien adentro
- Wow
Me mando un enlace de una app para descargar y cuando le avise que ya la tenía me envió otro enlace.
- Te voy a dar 5 minutos ¿adivina quién soy?
Con la app se podía controlar tanto la intensidad como la velocidad, me di vuelta en la silla empecé suave creando movimientos agradables y cuando veía una sospechosa lo subía al máximo y comprobaba sus gestos. Hasta que se terminó.
- ¿Como estoy vestida?
- Rubia, vestido blanco, abierto en el pecho y muchos collares
- No, pero a mí también me pareció atractiva
- ¿Acaso le vas a los dos bandos?
- ¿Algún problema con eso?
- No, ninguno
- Segunda y última oportunidad, 10 minutos
Me mando nuevo enlace y no perdí ni un segundo, esta vez fui más agresivo con los movimientos, pero sin dejarlo todo el tiempo en lo máximo que lo disfrutara al menos. Esta vez no descarte ni las meseras, hasta que en la pista de baile vi una mujer bailando bástate pegadita con otra, con las piernas separadas frotando su sexo en sus muslos y con una cara casi orgásmica que parecía responder a mis comandos.
- Se te ha terminado el tiempo ¿cuál soy?
- Morena, cabello rizado, falda corta, top blanco y pezones en relieve
- ¿También la viste?
- Como no notar ese mujeron
- La debe tener toda mojadita
- Con esa forma de bailar tan provocativa seguro que si ¿si eres?
- Lastimosamente, no, pero...
- ¿Pero?
- Me ha gustado verte la cara de depravado, al parecer tienes dedos muy hábiles
- Eso dicen, aunque también he recibido buenos comentarios de mi lengua
- ¿Ah vos sos de esa extraña especie de los que bajan y saben dónde queda el clitoris?
- Eso parece
- ¿Y te le medís a todo?
- Depende, pero por lo general si
- A ver si es verdad
Hubo un silencio extraño, dos sillas más allá de la barra una mujer mayor, era obvio que me llevaba poco más de una década de diferencia. Elegante y bien arreglada se bajó de su silla me dio un beso en la mejilla.
Tenía una sonrisa blanca, amplia y unos labios rojos, gruesos y carnosos. Siguió su camino y me entretuve viendo su redondo trasero menarse de lado a lado en esa falda ejecutiva y apretada, escribiendo algo en su teléfono.
- Segundo cubículo, baño de hombres ¿vienes?
Obvio que iba a ir. Me tomé un trago, me arreglé un poco y chequé mi aliento. Entre al baño, me lavé las manos disimulando hasta que saliera una persona ahí y cuando salió me metí en el cubiculo y ella me empujo contra una de las paredes y le metió seguro.
- No me besas, no me tocas ¿entendido?
- Ok --levanté mis manos en tono de rendición--
Me abre el pantalón, lo baja junto con los boxer y sonríe al ver como mi miembro crece en su mano y satisface su curiosidad. Se hace de cuclillas, saca un condón de su bolso y con su misma boca me lo viste apretando sus labios y ese sentimiento cálido de su boca.
Trató de poner una mano encima y con un rápido movimiento la quita y hasta insiste en que las levante, todo eso sin dejar de mamar. Separa sus piernas y veo que de su sexo sale una parte de su juguete rosado con una luz led que parpadea. Ella se acaricia su sexo, moja el condón con sus fluidos y los saborea chupando con fuerza mi miembro.
Se pone de pie, se da la vuelta y se levanta la falda, no lleva ropa interior de su bolso saca un tarrito pequeño de lubricante, mira sobre su hombro y se muerde los labios mientras mira mi miembro y embadurna su trasero metiéndose primero uno y después un par de dedos por detrás.
Me quedé pasmado viendo tremenda mujer tan malditamente ardiente y sensual ser tan directa con lo que quiere.
- ¿Se asusto el bebe?
Ella apoyó sus manos en la pared, agarré esas nalgas con mis manos y les di un buen apretón separándolas para estirar su asterisco. No más poner mi glande detrás ella empezó a levantar sus nalgas y empujar para no perder tiempo.
Poco le importaba que si alguien entraba al baño la fuera a escuchar, gemía delicioso, se mordía los labios y empujaba con más fuerza sus nalgas. Me hizo tomarla de la cintura y agarrarla con fuerza de los gorditos encima de sus caderas.
- Si, así, que rico, duro, no pares
Sacó su teléfono celular y empezó a filmar de tal forma que se veía su cara y mi torso, cuando lo levantaba por encima se alcanzaba a ver como mi miembro entraba y salía de su trasero aceleradamente. No se detuvo, hasta hacerme venir, no sé de qué forma apretaba sus nalgas o si era el vaivén de los movimientos, pero era como si succionara mi miembro, se sentía delicioso.
Me miraba recriminando por tardar demasiado, lo que ella buscaba era un rapidin, sacó un poco más mi miembro y se encargó de provocarle la misma sensación enfocándose en mi glande y en unas cuantas metidas y sacadas obtuvo lo que quería.
Me empujo del pecho para que no me le acercara, se bajó la falda se arregló un poco, abrió la puerta y me dio un beso en la mejilla.
- Gracias, justo lo que necesitaba
Salió y se fue, dos hombres que estaban ahí en el baño se miraron entre ellos haciendo cara de agradable sorpresa.
- Buenas noches caballeros, permiso
Se lavó las manos como si nada, se arregló en el espejo y desapareció. Los dos hombres se soltaron a reír cuando me vieron ahi pasmado con mi erección. Cerré la puerta y me quedé apoyado contra ella sin poder creer lo que me acababa de pasar.
Me quité el condón, le hice un nudo y lo metí en la papelera, orine tratando de darle tiempo al par de hombres que me habían visto y solo hasta que sentí que estaba solos me anime a lavarme las manos y salir del baño disimulando como si no hubiera pasado nada.
Me acerqué a la barra a pedir un trago. Un hombre mayor con canas en su pelo y barba, tomó la botella de whisky que tenía a la mitad y la colocó delante de mí, le pidió la cuenta al mesero y se ofreció a pagar la mía y lo miré extrañado.
- Solo como muestra de agradecimiento
Me mostro la pantalla de su teléfono con el video que ella le acababa de mandar y me quedé helado sin saber cómo reaccionar. Vi cómo camino hacia la salida donde lo estaba esperando su mujer que le dio un apasionado beso y le metió la mano en la entrepierna.
Ella sonrío, me guiño un ojo y se despidió amablemente con su mano. Me giré hacia la barra me serví medio vaso de whiskey y me lo tomé hasta el fondo sacudió mi cabeza más por lo que acababa de pasar que como reacción al trago.
- No sé cómo lo hacen
Me dijo el mesero limpiando algunos vasos con un trapo y una risa picarona.
- ¿Que dices?
- Ese par, siempre que vienen, hacen lo mismo
- ¿Hacer qué? --traté de hacerme el idiota--
- Dejarme buenas propinas --mostrando un billete de 100-- para que les consiga quien tenga sexo con ella --se sacude la cabeza-- esa mujer debe ser una delicia
- Lo es, lo es
Me sirve otro trago, desaparece a atender otros clientes y me quedó ahi anonado mirando la barra sin saber cómo sentirme o que pensar. Me las estaba dando de muy gigolo y terminé siendo la presa de un cuckold y su ardiente pareja.