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Mientras escribo estas lineas mi esposa esta teniendo una noche copas con uno de los tantos pretendientes que tiene y con el que muy posiblemente vaya a pasar la noche en un motel. Para calmar la ansiedad que tengo en estos momentos, mientras la espero, voy compartir con ustedes como empezamos en este universo de placeres indescriptibles llamado Cuckold. Todo empezó cuando cumplimos nuestro primer año de casados y decidimos incursionar en el mundo swinger.
Lo primero que hicimos fue abrir un perfil en Twitter con el animo de encontrar parejas para compartir, en ese entonces mi machismo hacía que solo quisiera intercambios con parejas y trios hmh. La cantidad de hombres (singles) que comenzaron a enviar mensajes al ver sus fotos fue sorprendente, esto hizo que se despertara en ella un erotismo y una sensualidad que nunca antes había tenido, a la vez que comenzamos a fantasear cuando hacíamos el amor en un encuentro con otro hombre. En este punto tuve el primer choque con la realidad pues ahora fantaseaba con algo que hasta hace muy poco era inconcebible para mí: Le decía que imaginara que mientras yo disfrutaba de ella en 4 le hacia sexo oral a una de las enormes vergas que llegaban por mensajes en Twitter, que se imaginara cabalgando mientas me hacía sexo oral a mí o que por ejemplo pensara en lo excitante que sería ella arrodillaba mientras mamba una verga y masturbaba la otra. Todos estos comentarios cuando los hacíamos elevaban la excitación de nuestro sexo a limites inimaginables, el placer dejaba de ser solo placer físico a ser un placer mental. En ese momento abrimos la puerta un universo de placeres indescriptibles.
Miguel fue el primer single con el que decidimos conocernos personalmente. La idea era solo hablar y ver que tal fluían las cosas y si había química entre los tres concretar el momento para hacer un trío. Las cosas fueron tan bien que recordamos anecdóticamente la cara del mesero del bar en donde nos conocimos, pues al llegar al lugar y mientras llegaba Miguel nos besabamos y al cabo de un par de cervezas ellos dos eran quienes se besaban. Miguel era el indicado: buen conversador, con un par de experiencias como single, fisicamente le atraía a mi esposa y conmigo hubo ese feeling necesario para estas locuras. Tomamos las cosas con calmas, ese día no se paso de los besos y decidimos encontrarnos el sábado siguiente para hacer nuestro primer trío. Continuará...