La noche termino como queríamos: Mi esposa con su amante en un motel. Es la primera vez que ella por iniciativa propia me cuenta que quiere salir con un amigo con la intención de llevarlo a la cama y convertirlo en un nuevo amante. Todo tuvo un aura de morbo desde que me comenzó a hablar de él, pero lo más excitante de todo fue ver en su expresión la excitación cuando concretaron la salida y ahí fue donde empezó una noche inolvidable. Mientas veía como se organizaba para salir, no pude contener la excitación que esto me generaba e inevitablemente tuve que masturbarme mientras ella escogía la ropa interior y se maquillaba esto acompañado de sus miradas morbosas. Hay algo que le pone más morbo a la situación y es que vivimos en una ciudad relativamente pequeña, en donde fácilmente podemos ser descubiertos, encontrar un lugar a donde ir es un reto.

• Cuando nos encontramos me dijo que estaba muy linda. 
• Estamos en un bar muy discreto amor, no te preocupes que no nos vamos a encontrar a nadie conocido
• Todo pinta bien amor.
• Me está tocando las piernas. Cielo me voy a arriesgar a darle un beso.

Eran algunos de los mensajes que ella me enviaba esa noche mientras yo estaba en la casa con la imaginación a tope disfrutando de toda esta situación. Al cabo de unas 3 horas llego el tan anhelado mensaje: Cielo ya vamos para el motel.

Es inexplicable entender por qué esta situación genera tanto morbo.

Tuvieron que esperar que les asignaran una habitación. En todo momento me escribía, hubo un momento en que se fue al baño y aprovecho para mandarme una foto de sus tangas en donde podía ver la humedad que le producía el momento. Una de las tantas fantasías que yo tengo es que ella me haga videollamada mientras está con uno de sus amantes, por razones de confianza con ellos no hemos podido cumplir esta fantasía, pero esta vez nos arriesgamos y ella me llamó para que yo pudiera escuchar los detalles del encuentro. El alto volumen de la música con la que le ponían un toque picante al momento no impidió que yo pudiera escuchar sus gemidos de placer o que escuchara como decía que rico, quiero más, que chimba o las palmadas que ocasionalmente su amante le daba. Cuando me llamo me puse audífonos y mientras escuchaba todo esto no pude evitar volver masturbarme. Me hubiese gustado que la música tuviese menos volumen para haber escuchado con mayor detalle, pero fue demasiado morboso estar tan cerca del encuentro. Para rematar toda esta situación me envío una foto donde se veía la cama completamente empapada.

Lo más rico de todo fue la llegada a la casa, en sus ojos se veía esa mirada de hembra extasiada, embriagada, pero aún sedienta de placer, en sus besos podía sentir el ron que había bebido antes y durante la faena. Mientas le hacía sexo oral ella me contaba los por menores, era excitante todo el aroma que tenía esa hembra recién comida. Inevitablemente, tuve que penetrarla, pero lo mejor no fue sentir la humedad de su vagina, lo mejor fue ver su rostro y en su mirada la lujuria de una mujer que derrama sensualidad y morbo. No existen palabras para describir lo que percibo en su mirada cuando la veo estando con otro o cuando llega de coger con otro.

Sin duda este encuentro es el inicio de nuevas aventuras en nuestra vida, swinger o cuckold o liberal o ya no sé qué sea, de verdad que es desgastante ponerle etiquetas a este estilo de vida.