Guía Cereza
por: masterturgon Publicado hace 12 meses Categoría: Sexo con maduras 5K Vistas
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De cuatro hermanos yo soy la menor de la casa y bueno también la consentida, pues mi hermano más cercano me lleva casi 10 años de ventaja, por decirlo de una forma más directa, a esas alturas ya nadie me esperaba.


Aún estoy en la universidad a punto de graduarme y esta historia que les voy a contar ocurrió hace unos un año más o menos, cuando a todos mis primos les dio por que toda la familia nos reuniéramos a pasar un fin de semana en navidad.


La crisis pos-pandemia de reencuentros les pego duro y como esas alineaciones planetarias que se dan cada 100 años, lograron cuadrar una fecha en la que hasta los que estaban viviendo en el extranjero podían asistir.


A mi mamá prácticamente le toco obligarme a ir, porque yo que estaba por fuera del rango de edad de todos mis primos y primas me iba a sentir como un pelo en la sopa. La unica forma en que accedí era si mi novio me acompañaba, llevaba con él 5 años y ya teníamos proyectos de casamiento después de la Universidad.


Hicieron colecta y alquilaron una pequeña villa con varias piscinas en Santa Marta, nada lujoso, pero todo muy bien cuidado y decorado. Lo único medio raro es que el baño era compartido entre dos cabañas. Un lugar justo para juntar 80 personas, entre adultos y niños, si un montón de niños, más de los que soporto tener cerca.


Vivimos los típicos juegos para conocernos entre todos, familias vs familias, batallas de bombas con agua, guerra de caballos, competencias de comida y hasta unas carreritas en jet-sky que me encantaron.


En las noches, era rumba tras rumba acompañada de asadito. Más temprano guapachosa para los de más edad y ya después de la 1 de la mañana que se acostaban los niños apagaban luces y un primo DJ armaba tremendas tandas de electronica.


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Doña Cecilia, era la mamá de la esposa de uno de mis hermanos, una señora que trasnochaba parejo con los jóvenes y hasta para beber nos seguía más que el ritmo. 


Nos había tocado como vecina de cabaña y ya nos teníamos confianza, varias veces hasta terminábamos en tertulia en el baño mientras hacíamos turno para lavarnos los dientes. Nos cogía a los dos y cual mamá sobre protectora nos bañaba en protector solar. Todo un amor.


Si me hubiera perdido esta reunion familiar me habría arrepentido toda la vida. La estábamos pasando de maravilla, además conocí una faceta rara de mi novio, en las tardes se la pasaba haciendo de recreacionista con los niños.


Las dos estábamos ahi tiradas tomando el sol, tomando unos cocteles y me voltea a decir.


- Mija, ese muchacho ya quiere hijos

- ¿Será? --conste queriéndome hacer la tonta--

- Tan segura, como que el rio llega al mar

- Estamos muy jóvenes para eso todavía

- Ay mujer, cuando eso llama, llama

- Eso es verdad, pero hay que terminar primero la universidad

- Lo bueno es que ya andan practicando

- ¿Cómo así? --la miré extrañada--

- Si, anoche --se bajó las gafas hasta la punta de la nariz-- ustedes...

- ¿Se escuchaba? --abrí los ojos asustada--

- Un poco, pero no te preocupes, yo no le cuento a nadie


Se me subieron todos los colores a la cara y creo que hasta el cuello. Ella se volvió a subir las gafas y se tiró en su silla a seguir recibiendo el sol con una sonrisita maldadosa que no se le borraba de la cara.


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Esa noche nos acostamos relativamente temprano, ni novio estaba muerto por todo el día con los peques y porque por la noche entre mis hermanos y hermanas le hicieron la encerrona, lo emborracharon para sacarle información y preguntarle para cuando es que me iba a dar el anillo.


Aunque yo también tenía mis traguitos encima andaba más consciente. Me tocó llevarlo por el camino abrazado porque se iba para los lados, llegamos a la habitación le quité la ropa y lo dejé en boxer, lo acosté de lado asegurándome de que estuviera bien.


Me metí a lavarme los dientes, la puerta de la cabaña del lado estaba abierta, di una mirada adentro y como no vi a doña Ceci, cerré la puerta y aproveché para meterme un rato en la bañera y relajarme un poco. 


La llené con agua tibia, apliqué el gel para la espuma, apagué las luces, encendí una velita aromática, me metí en el agua y cerré los ojos, ni siquiera me di cuenta cuando me quedé dormida.


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Me despertó la luz del baño, doña Ceci se iba un poco para los lados, se sentó a orinar y escuchaba el eco del chorro, me tapé la boca muerta de la risa porque ella como que ni se había dado cuenta de que yo estaba ahi.


- Ay mi niña, lo siento, no sabía que estaba acá


Me dijo mientras su cara se volvía casi orgásmica, se notaba que se había aguantado un montón y venía con la vejiga llena. 


- Fresca, no hay problema

- Te molesta si me arreglo, juro que no te molesto

- No problem Ceci, estamos en confianza


La señora cerró la puerta de nuestra habitación y como si nada, se fue desnudando delante de mí. No me sorprendió tanto su falta de pudor, sino lo bien conservada que estaba esa mujer, tenía un cuerpo divino, un culo durito y unos senos que válgame dios. Ya quisiera yo quedar así después de tener 3 hijos.


Se dio un duchazo rápido con agua fría, se lavó el cabello y se envolvió en una toalla, se veía increíblemente sexy. Yo esquive la mirada tratando de no ser muy evidente y darle algo de privacidad. Se desmaquillo, lavo los dientes y después se llenó todo el cuerpo con crema humectante.


- Ay mi niña usted, esta ardida ¿no le duele? --tocando mis hombros-- 

- Si, un poco

- Ya vengo, tengo una crema genial para eso


Entro a su habitación regresó con un banquito plástico muy pequeño, una crema de hidratante de penca sábila y se sentó detrás de mí. Me corrió el cabello haciendo una moña sobre mi cabeza y me pidió que lo sostuviera.


La crema se sentía fría al contacto con la piel y se me salió un gemidito de placer al sentir la frescura. 


- Si yo sé, es buenísima


Me embadurno el cuello, hombros, trapecios y me hizo un poco de presión con sus pulgares y por poco me derrito. Se sentía demasiado bien. Una de sus manos bajo por mis clavículas y se asomó a un lado mío, mirándome un poco extraño.


- Te molesta o puedo

- No, dale


Hasta ese momento mis senos habían estado cubiertos por la espuma, yo esperaba que no pasara de mi esternón, pero acariciaba peligrosamente en medio de ellos. Un tanto incomoda, me levanté un poco y mis pezones se asomaron.


La miré de reojo y noté como disimuladamente les daba una mirada. Regresó con sus manos a mis trapecios como si nada pasara y me volvió a meter en ese estado de relax.


- Cierra los ojos --me dijo al oído con voz sensual--


Le hice caso, apoyé la cabeza hacia atrás, la miré y antes de cerrar los ojos ella me sonrió con simpatía. 


- Shhh, relájate, yo me encargo


Me hizo un masaje por las vértebras subiendo por mi cabeza, me masajeo el cuero cabelludo y luego unos huesitos protuberantes que hay en el cráneo en la parte trasera. Estaba demasiado ida para darme cuenta que mis pezones me empezaban a delatar.


Ella se inclinó hacia adelante, la suavidad de sus senos acolchó mi cabeza, me acaricio la cara con cuidado, bajo por mi cuello, clavicula, me tomo de los senos y me mordí los labios para no gemir.


- Si quieres que me detenga...

- No --contesté en automático--


Nunca en la vida me había metido con una mujer, menos una tan mayor, pero eso se sentía demasiado bien, no me importaba quién lo estaba haciendo. Se pasó por un lado de la bañera, me miro a los ojos, poso su dedo índice sobre sus labios pidiéndome que hiciera silencio y yo afirme con la cara.


Su mano empezó sumergirse, no podía ver nada por la espuma, pero si podía sentir como bajaba por mi torso lentamente, jugando con mis costillas, ombligo, crestas iliacas, muslos. Me miraba a los ojos atenta a mis expresiones, me hacía respirar profundo y cuando me mordía los labios se moría de risa.


No sé qué tenía esa mujer en los dedos, pero más parecía un pulpo, me acariciaba en lugares que ni yo me había tocado y hasta mi sexo se empezaba a sentir más caliente que el agua tibia.


Jugó con mi clitoris sin mostrar afán alguno, ya no era capaz de contenerme ni mordiéndome la boca, se me salían los gemidos sin querer y ella insistía en pedir silencio.


Con la palma de su mano hacia arriba, metió dos dedos del medio en mi sexo, los movía en forma de gancho acariciando la parte rugosa de mi interior, mientras que con su pulgar presionaba mi clitoris.


- Ay dios ahhhh 


Muerta de risa me tapó la boca, mirándome fijo a los ojos, ma agarré de su brazo queriendo detenerla un poco, pero entre más apretaba o le enterraba las uñas parecía disfrutarlo más, esa cara de maldad y perversión me ponía mal.


Con los constantes y potentes movimientos de su brazo la toalla se empezó a aflojar y sus senos quedaron al descubierto, ella rio al darse cuenta que me gustaba mirarlos, se hizo de rodillas, lo colocó por encima del borde de la bañera y cuando mi espalada se encorvaba y mis pechos salían a flote ella aprovechaba para que nuestros pezones se tocaran.


Saqué mis manos a toda prisa y me aferré al borde de la bañera, estaba a punto de venirme y ella lo sabía, sus labios su curvaron de placer, levantó una ceja se mordió el labio inferior y tras mojarse el contorno de los labios con la lengua, apretó con más fuerza la mano sobre mi boca, movió los dedos de una forma en que no puede aguantar más.


Esto era la maldita gloria, ni asfixiando su mano entre mis muslos se detuvo, era como si mis orgasmos estuvieran a su merced y ella conociera el punto exacto para hacerme estallar. Como conductor de sinfónica me fue llevando de más a menos, en un descenso controlado, sacó su mano, yo ni era capaz de abrir los ojos, no precisamente por vergüenza, sino porque estaba no tenía alientos para hacerlo.


Ella se inclinó hacia adelante me dio un beso en los labios, apenas y se tocaron y sentí como si sacaran chispas, me beso la mejilla y luego se acomodó a un lado de mi rostro.


- Si quieres más, sabes dónde encontrarme


Se levantó, apagó la luz y dejó la puerta de su habitación entre abierta. Yo no podía ni creer lo que acababa de pasar, traté de salir de la bañera, pero las piernas me temblaban cual venado recién nacido.


Caí de rodillas en el piso, apoyé mis manos en el suelo y no pude evitar mirar hacia su cuarto «no lo hagas» me repetía una y otra vez, pero era como un imán. Decidida, me levanté con cuidado, me envolví en una toalla y apenas toqué el pomo de la puerta de nuestra habitación traté de darle vuelta y no era capaz.


Apoyé mi cabeza contra la puerta, cerré los ojos sin saber qué hacer y al hacer eso regresó a mi mente ese pequeño instante y el calor en mi sexo me hizo una mala pasada. Di media vuelta, empujé la puerta, quedé ahí en medio atónita al ver su cama vacía.


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La puerta se cerró detrás de mí, ella no se le borraba esa expresión triunfal del rostro, sabía que si estaba ahí estaba a su merced. Me tomó de la cintura, apretándome contra su cuerpo desnudo, con su otra mano me agarro del cabello y me miro a los ojos.


- ¿Primera vez? ¿cierto?

- Con una... si

- Te voy a dar el beneficio de la duda


Me soltó completamente y dio un paso atrás, estiró su mano, soltó el nudo de la toalla que se deslizo por mi cuerpo hasta caer al piso y dejarme desnuda, me miro con morbo, digno de un viejo verde.


- Me encanta dar lengua cuando están así depiladitas


Las manos me temblaban, el corazón a tope y esa presión indescriptible en el pecho. Me abalance, ella me tomó en sus brazos y nuestras lenguas se fundieron, ya no había ternura, ni cuidado, me acaba de convertir en su trofeo.


Me tomó de los muslos, me levanto de las caderas y me llevó cargada hasta la cama. Caímos con fuerza, recorrió mi cuerpo desesperada con sus besos y manos, mordiendo mis pezones, apretando mis senos, clavando sus dientes en mi carne, atravesando mi vientre quedando de rodillas en el suelo. 


Me separó las piernas y mis labios hinchados se separaron dejando un hilo que delataba cuan caliente estaba. Me miro a los ojos, arrugó la nariz y se clavó en mi sexo. 


Estiré mi mano y agarré la primera almohada que vi, el aprete con ambas manos hacia mi cara y la mordí con fuerza o no solo me iba a escuchar mi novio, sino toda la familia. 


Mierda, los hombres siempre son tan directos, clitoris, lengua, dedos, hueco. Mientras que ella usaba tanto sus labios, como lengua, chupetones y presión para hacer y deshacer con mi sexo. Cada parte era importante y especial, mi sexo se hincho tanto que mi clitoris quedó expuesto y mientras me penetraba con su lengua, lo estimulaba sutilmente con su nariz.


Exploté en su cara y sentí como ella reía de dicha, no se detuvo, pero en vez de continuar de forma insistente y fuerte, espero a que el acalambramiento desapareciera para contra atacar, ahora con sus delirantes dedos, dejando caer mucha saliva y juguetear con mi trasero con su dedo meñique. Exploté en segundos.


Ella brinco sobre mí, me arrancó la almohada y me comió a besos compartiendo el sabor de mis orgasmos. Me levantó las manos, sus senos colgaban sobre mi rostro, me besó el cuello y me mordió el lóbulo.


- Ayer que los escuche me masturbe tan rico, me imagine que cuando él se venía, yo te estaba esperando en el baño, te levantabas al bañó a limpiarte, me hacías poner de rodillas, me empujabas de la cabeza y me hacías limpiarte hasta la última gota de su leche calientica

- ¿Eso es una propuesta?


Se quedó, pasmada, tal vez no esperaba que esa fuera mi reacción, tampoco yo lo esperaba, pero estaba muy caliente y cuando estoy así lo único que quiero es que me la metan.


Mi novio debía de estar demasiado borracho como para estar del todo consciente, pero también conozco muy bien que en el estado que sea nunca me niega un buen polvo.


Me levanté de la cama, la tomé de la mano atravesando el baño, abri la puerta con calma, él seguía penqueado, hasta roncando. La traté de meter a nuestra habitación y ella se sostuvo del marco de la puerta.


- ¿Se me acobardo doña Ceci?

- No mija, es que yo no...

- ¿Solo quiere el producto mas no el envase?

- Es una forma de decirlo

- Entiendo, igual si se quiere quedar a ver no me molesta


Me metí en la cama, lo empecé a besar, meter la mano debajo de su boxer. Entre la borrachera se negó un poco, pero apenas despertó un poco me beso de forma apasionada y su mimbro alcanzó de inmediato la erección.


- ¿Que hubo mi amor, estos calores te ponen arrecha?

- Si mucho, también juguetona


Sin más demoras, le bajé los boxer hasta las rodillas le di una buena mamada. Ella se asomaba tímidamente por la puerta. La miré de reojo, acariciando me sexo y mostrándole los espesos hilos que mojaban mis dedos.


No es que lo tuviera que llenar de saliva para metérmelo más fácil, solo quería aprovechar ese momento que nunca antes había vivido de ser observada mientras me atraganto mamado. 


Salté sombre su miembro, me hice encima para tomar el control, él quiso tomarme de la cintura y darme la vuelta para hacerse encima, pero mantuve mi posición. Se notaba lo alcoholizado que estaba, por lo general no tengo como evitarlo, me toma de la cintura, me carga y me tira contra la cama. Ahora con sus movimientos lentos y torpes era mucho más fácil dejarlo a mi merced.


Parecía un muñequito, ni siquiera abría los ojos. La miraba, la invitaba a unirse y con timidez se negaba moviendo la cabeza de lado a lado. Le levanté las manos y saqué su camiseta hasta taparle los ojos, así ella iba a poder ver con más tranquilidad. 


Coloqué una mano encima de sus muñecas para asegurarme y me lo empecé a comer moviendo mi pelvis con ganas, ya saben que cuando están así toca aprovechar porque rinden todo lo que uno quiere.


Me mojé los dedos con saliva, la volteé a mirar, los coloqué en mi trasero y los empecé a mover en círculos y gemir. Lo estaba cabalgando super rico, concentrada con los ojos cerrados y muero de risa cuando siento su lengua en mi trasero.


- ¡Oh dios mío! 


Ella se detiene me mira preocupada por el ruido que hago, aunque igual la música afuera esta tan duro que no escucharían. Me tapo la boca, colocó mi otra mano en su cabello, la empujo y su lengua me penetra por detrás. No aguanto y me corro de inmediato.


Mis nalgas se levantan y su miembro queda a su disposición, ella es incapaz de alejarse de la tentación y probar mi orgasmo, le da unas cuantas mamadas y él reacciona tratando de quitarse la camiseta.


- No seas necio


Sostengo sus muñecas con ambas manos, mis nalgas vuelven a bajar y ella se encarga de apuntarlo a mi sexo, su lengua sube por su miembro y cuando desaparece la mueve en círculos en mi asterisco. De cuando en vez me hago a un lado y la dejo disfrutar de su miembro.


Me hago más adelante y la invito con la mirada a que le dé una buena montada, pero se niega rotundamente. Lo cabalgo con fuerza, los muslos ya me duelen de tanto brincar, su lengua va y viene entre sus bolas y mi trasero, hasta que siento el chorro caliente estallar en mi interior.


Me levanto, su leche se riega por su longitud, ella la toma y se encarga con su boca de terminar de sacarle hasta la última gota. Se acuesta boca arriba, me toma de los muslos y descarga mi sexo en su cara, escudriña hasta el último lugar y aunque ya no puedo más y siento que cada lengüetazo me hace encalambrar aguanto hasta que este satisfecha.


Dichosa sale de ahí abajo, se chupa cada uno de los dedos como si fuera el mejor plato que comiera en su vida. Me da un beso y compartimos el sabor de su semen. Desaparece de nuestra habitación cerrando la puerta.


Rendida me quedo a su lado, le quito la camisa de la cara y ya está dormido, lo abrazo y no más cerrar los ojos caigo dormida.


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Nosotros vinimos a despertar casi a medio día. No sabía si salir de la habitación o no, ni siquiera me atrevía a entrar al baño por temor a encontrármela. Mi novio ni se dio por enterado, pensaba que había sido simplemente otra noche más de sexo.


El dolor de cabeza y la sed del guayabo, nos hizo salir a buscar algo de comer y alguna pastilla. No vi a mi hermano por nigun lado, ni a su esposa, ni mucho menos a su mamá. Habían madrugado, porque su vuelo a Mexico salía temprano.


Sentí una especie de alivio, pero también de nostalgia, me hubiera gustado al menos haberme podido despedir de ella y pedirle el teléfono para hablar sobre lo que paso.


Ahora sería un poco extraño, preguntarle a mi hermano por ella. Así que tocara esperar a tener otra reunión familiar para saber de ella y tal vez repetir nuestro encuentro.


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5 Comentarios

Exquisita forma de relatar. Muy provocativa.

Cuando estén en Santa Marta avisen para compartir un vino

hace 5 meses

Super.

hace 11 meses

Me agrada entrar a leer sus relatos. Son todos dignos de filmarles una escena erótica 😈🤩

hace 11 meses

Muchas gracias por tu relato... Original, excitante, delicioso y muy bien escrito.

hace 12 meses

Felicitaciones, muy excitante el relato.

hace 12 meses

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