Guía Cereza
por: masterturgon Publicado hace 11 meses Categoría: Voyerismo 2K Vistas
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Me encanta jugar con mi novio en lugares públicos, correr el riesgo de ser descubiertos, pero igual buscar que no lo hagan porque igual me daría vergüenza, pero tal vez eso sea parte de lo que me excita tanto. 


Una tarde andábamos en un centro comercial, yo muy juiciosa antes de ir a la zona de comidas entre al baño a meterme el Lush y dejarlo encendido. Pedimos algo de comer y nos acomodamos por la parte menos visitada en mesas aparte, a unos 10 metros más o menos uno del otro.


Cada que pasaba alguien cerca me torturaba con gusto y me ponía a sufrir por disimular mi cara y hasta tener que taparme la boca para no llegar a gemir. El muy maldito se toteaba de risa.


De la nada, se sentó al lado de mi novio una mujer joven, del susto se le escapa el teléfono de las manos y ella lo atrapa en el aire, sabía que su dedo en la pantalla táctil estaba causando estragos y empezó a reírse de forma picara mirándome a los ojos y por las muecas que hice fue más que obvio lo que estábamos haciendo.


Soltó el teléfono en la mesa y se le presento sin ningún amago de nerviosismo. Ella era un poco más joven que nosotros y por su morral podíamos suponer que estudiaba en la universidad que está al frente del centro comercial, una de las más prestigiosas y además costosa de la ciudad. Se le notaba por encima que era toda una "niña fresa de papi y mami".


Le dijo algo al oído y el muerto de risa asintió, conversaban entre ellos, mientras ella sin prestarme atención jugueteaba con su dedo en la pantalla. De vez en cuando volteaba a mirarme, fijo a los ojos, regresaba esa carita de maldad y perversión, muy atenta a mis respuestas corporales jugaba con la app hasta dar con mi punto débil que me hizo gemir aún con la mano en la boca.


Notó que ambos llevábamos los airPods para poder escucharnos, le quitó uno de ellos a mi novio y se lo colocó en su oído.


Hizo que mi novio se le acomodara al lado y le enseño el patron exacto con el que me había dejado a su merced. Ella no paraba de reír cada que se me escapaba un tímido gemido que ahora podía escuchar perfectamente, tras ese segundo despliegue y lo profundo de sus miradas, no logre aguantar por mucho tiempo, tuve un orgasmo que me dejo agitada y costa de respiración.


Ella empezó con un juego bastante interesante, en el que nos relataba historias de nosotros dos teniendo sexo en público, lo delicioso que sería verme con las piernas abiertas encima de esa mesa mientras mi novio me follaba en todos nos veían escandalizados.


Mi sexo estaba chorreando como una penca sábila del morbo que me producía todo este que era nuevo para mí, pero que me encantaba. La nena me pidió que abriera las piernas para poder ver mí sexo. Lo hice a cambio de que se dejara tocar el suyo por mi novio, aceptó de inmediato y tras poner su morral encima de las piernas para tapar la vista de curiosos vi como la mano de mi novio levantó la falda hacia arriba y empezó a acariciarla por encima de sus panties.


Yo no estaba en el ángulo de visión de los otros comensales, coloqué uno de mis pies encima de la silla y me empecé a acariciar teniendo cuidado de nuevos transeúntes. Ella separó sus piernas, se corrió la tanga a un lado y guio los dedos de mi novio a su interior.


No me quitaba los ojos de encima, bajaba la mirada a mi sexo y se saboreaba, movía su dedo en círculos en la pantalla y me hacía vibrar. Subió su mirada y con descaro bajó su otra mano y empezó a agarrar la clara y abultada señal de erección en su pantalón.


La muy maldita me estaba volviendo loca, todo este juego secreto en un lugar público me motivaba a querer más y más. Mi novio moviendo diestramente su mano empezó a hacer que se notara su excitación y ella dejaba escapar unos deliciosos y agudos gemidos que se me clavaban en los oídos.


- ¿Te gustaría cambiar de tangas?

- Acá

- Si ¿por qué no? ¿acaso te da miedo?

- No, hagámoslo


Ella ni siquiera se lo pensó, las empujo con su mano las dejo caer por debajo de sus rodillas, se inclinó hacia adelante y las sacó por debajo de sus sandalias. Las apretó en su mano y me levantó una ceja de forma retadora.


Yo si me demoré un poco más, sentía como que todos los meseros y demás mesas me iban a ver y tratando de disimular creo que terminé llamando más la atención de lo debido, porque se notaba en mi mirada que algo malo estaba planeando, casi como si fuera una delincuente.


Al fin lo logré los apreté en las manos y ella sonrío se levantó caminando sin prisa alguna, meneando sus caderas y exhibiendo sus deliciosas y largas piernas. Intercambiamos nuestra ropa interior y ella ahí de pie se las llevó a la nariz para olerlas, su cara de éxtasis parecía como si se hubiera acabado de meter una buena línea blanca.


- ¿Te gustaría escucharme teniendo sexo?

- Me encantaría --le respondí ingenua--

- Entonces no cuelgues y dile a tu novio que nos vemos en los baños


Sacó un preservativo de su bolso y lo colocó encima de la mesa. Apenada inmediatamente lo cubrí con mi mano muerta de susto, mientras ella con su maldita y perversa risa picara y diabólica se alejaba caminando. 


Los dos nos quedamos mirando atónitos, mi novio ni se podía para de la mesa sin dejar en evidencia su erección y mis impulsos animales aún estaban hambrientos por más.


- Ve --le dije--


Él se negó moviendo la cabeza hacia los lados y yo no deje de insistirle hasta que se levantó, metió una mano en el bolsillo para disimular y se acercó a mi mesa. Se inclinó hacia adelante y me dio un delicioso beso, mientras que yo le metía el preservativo en el bolsillo de la camisa.


- ¡Ve!

- ¿Segura?

- Si, quiero que la hagas gemir por mi


Ella al ver que iba detrás, volvió a mostrar los hermosos dientes blancos, giro la esquina y lo llevó hasta uno de los servicios más alejados, uno que tal vez los estudiantes ya conocen bien para hacer de las suyas, tras ver que todo estaba solo entraron al baño de hombre y se encerraron en uno de los cubículos para las personas con movilidad reducida.


- Gracias por aceptas


Dice acercándose a la boca de mi novio, robándole un beso mientras le saca el preservativo del bolsillo. Ella le insiste en que siempre este atento a la app para mantenerme al mismo tono, mientras que yo escucho como abre el preservativo con sus dientes, le baja la cremallera y se lo empieza a mamar.


- ¿Señorita se le ofrece algo más?


Uno de los meseros se acerca y el muy cabrón de mi novio lo lleva al máximo, para poder responderle me toca apretar las piernas para poder aguantar.


- Por favor otra Coca-Cola, con mucho hielo está haciendo un calor horrible


Le respondí mientras agitaba mi mano frente a mi rostro y trataba de controlar mis ánimos para que no se me fuera a escapar un gemido, porque al cruzar las piernas la intensidad se sentía al triple.


Podía escuchar como ella se lo mamaba de forma guarra, escupiendo su glande, metiéndoselo a la boca de forma brusca y sonora, digno de una porno, mientras se abre la camisa dejando sus senos al aire.


Se levanta, le quita el teléfono y mientras ella juega con mis deseos, me describe como mi novio esta descontrolado, le chupa y mordisquea los senos, mientras le mete un par de dedos, como ella lo empuja hasta hacerse de rodillas y luego se mete en su sexo empapando toda su cara en sus fluidos.


- Oh si, si, que rico papi así --gime con fuerza--


Le quita el teléfono, lo fija en un nivel y se lo mete en el bolsillo, ella apoya sus manos en la barra de discapacitados, le mete las manos debajo de los muslos y se la folla en el aire con las piernas bien abiertas.


Todo mi cuerpo está temblando imaginándome la escena, el mesero se acerca con la bebida y es casi imposible de disimular mi orgasmo, apoyo la frente en la mesa para no mirarlo y me aprieto el estómago.


- ¿Está bien señorita?

- Si, solo son cólicos, me dan muy fuertes


El mesero un poco apenado por revelarle algo de mi intimidad se enrojece casi igual que yo porque la nena gemía tan duro que por un momento pensé que él la iba a escuchar. 


- ¿Quiere que le traiga una bebida caliente?

- No, con el hielo está bien, gracias


Se retira y me toca retomar la misma posición, acurrucada, un brazo sobre la mesa y mi frente pegada a la tabla. Cruzo las piernas y siento que voy a estallar una vez más.


Ella le pide que la deje bajar, se da la vuelta y le pide que se la folle mientras la toma fuerte de las caderas. El choque de su pelvis con sus nalgas, rebotaba en mi cabeza y bajaba produciendo vibraciones por todo mi cuerpo.


- ¡SIII SIIIII HP QUE RICO FOLLA TU NOVI.... aahhhhh ohgggghhh SIIII! ¡OH SIIII!


No puedo aguantar más y se vino de inmediato. Yo me tuve que morder la lengua para no ir a gemir mientras me corría una vez más y trataba de contener mi cuerpo para que no me delataran los espasmos.


La llamada se colgó y el Lush se detuvo, al fin un respiro. Pasaron los minutos y empecé a preocuparme porque ninguno de los dos aparecía, hasta que la veo a ella caminar por el corredor con la frente con un poco de sudor y el pelo algo húmedo por la intensidad del encuentro.


Se inclina frente a mí, me mira a los ojos y me da un beso con el que me pasa una buena cantidad del semen de mi novio que venía cargando en su boca. Acababa de entender el motivo de la demora, por más hetero que soy no fui capaz de no recibir su regalo y despegarme de su beso.


Como si nada, sin importarle si alguien más nos había visto o no, levanta mi gaseosa chupa con fuerza del pitillo y se enjuga la boca. Tomá mi teléfono, abre la lista de contactos y guarda su número.


Cuando mi novio se empieza a acercar, se ven a medio camino y ella se despide con un beso. Él se sienta a mi lado y mientras la vemos bajar las escaleras eléctricas se nos queda mirando y nos hace señas con su mano para que la llamemos, ambos asentimos de inmediato y ella muestra por última vez esa espectacular y picara sonrisa.


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Por unos días no volvimos a tocar el tema, lo quisimos dejar como una locura que solo pasa una vez y ya, pero en mi cabeza ella no dejaba de aparecer una y otra vez. Una noche bastante tomada estábamos teniendo sexo y no me aguante las ganas, le confesé que quería experimentar con una mujer y él no le vio problema en que sucediera, tal como yo no le vi problema a que el tuviera sexo con una desconocida.


La llamé y ella aceptó de inmediato, sin importarle que únicamente yo fuera su compañía, nos encontramos en un café y después de unos cuantos besos y conversaciones un tanto pasadas de tono, terminamos llegando a la casa de mi novio... pero esa, es otra historia.


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