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Recién habías llegado de tu tiempo por fuera del país, tiempo en que nuestra amistad se hizo más fuerte, nos veíamos en llamadas, nos mandábamos mensajes y fotografías vía Snapchat, buscábamos la manera de acompañarnos a pesar de las grandes distancias.
Se acercaba tu cumpleaños y junto con tu regreso, ¿qué mejor excusa para volvernos a ver?, te invito a Medellín, paso por ti a recogerte, como siempre vienes hermosa, una blusa blanca abierta, dejando ver ese crop top blanco de encaje que tan bien te luce, te doy un beso un beso profundo en el que después de tanto tiempo nuestros labios bien se reconocen dejándonos así sin aire, extrañaba esos labios y esa bella sonrisa que queda después de besarte, tu aroma me embriaga - estas hermosa - es lo único que logro decir después de quedar tan sorprendido.
Nos ponemos en marcha hacia el restaurante que tenía seleccionado para ti según lo que me habías dicho querías, pedimos al mesero una botella de vino junto con la comida, charlas van y vienen identificadas por esa sonrisa de ambos que siempre se caracteriza cuando estamos juntos, nos contamos de las experiencias en este tiempo lejos, tu viaje, la ciudad etc.
Va disminuyendo la cantidad de licor en la botella, pedimos un postre para compartir y no sé si fueron los efectos del licor, pero las conversaciones van subiendo de tono, vamos recordando poco a poco esas conversaciones en Snapchat, acompañadas de las imágenes, imágenes que si bien duraban pocos segundos quedaban impregnadas en los sentimientos, nos hacían erizar e imaginar lo inimaginable.
Como siempre la complicidad es nuestra aliada, junto con la última gota de vino llega un nuevo beso, un beso que a diferencia de los anteriores estaba cargado de esa pasión que tanto teníamos acumulada de esas conversaciones, de esas masturbadas tanto del uno como del otro pensando en esas imágenes y esas conversaciones que manteníamos.
Viendo como la temperatura sube en el ambiente, me atrevo a en medio de un beso subir una de mis manos por tu pierna, en el punto de calor en que estamos no me importa si alguien me puede ver, te pones roja y tus ojos color claro se convierten en fuego - creo es momento de llevar a la realidad todo lo soñado e imaginado - te beso, me separo, tomo aire y busco en el lugar al mesero para pedir la cuenta.
Al pagar salimos cogidos de la mano, nos montamos al carro y sin aun arrancar un nuevo beso toma lugar, nuestras lenguas recorren cada centímetro posible, nuestras manos se empiezan a inquietar, nuestra respiración cada vez es más fuerte y la temperatura sigue subiendo cada vez más.
Nos pusimos en marcha, habíamos pensado en un sitio al cual queríamos ir, pero el deseo y la temperatura no permiten tanto recorrido en auto, cambiamos de destino, un sitio más cerca y que en el pasado bien conoció nuestros gemidos y locuras. En el camino nuestras manos están algo inquietas, la mía sube por tus piernas ayudadas de esa falda cómplice negra que escogiste para la ocasión mientras que las tuyas bajan el cierre de mi pantalón adentrándose buscando mi pene ya duro y venoso que tanto deseas.
Al llegar escogemos la suite y el mayor tiempo posible que podamos pasar allí, en el mismo instante que el ascensor cierra sus puertas, me abalanzo a ti y te arrincono a la pared te empiezo a besar con pasión, mis manos recorren sin impedimento tu cuerpo, tus manos agarran el mío buscas con ansias mi pene ya erecto, nuestros labios se separan por un momento para tomar aire, momento en que el ascensor se detiene y la puerta se abre, te cargo en mis brazos te beso y así te llevo hasta la habitación.
Al entrar en esta me pides un momento, vas al baño, momento que yo aprovecho para sacar de mi maletín unos regalos para la ocasión, al salir sales en lencería negra, compuesta por unas medias veladas de encaje que terminan justo en donde inician tus glúteos, atadas por unos ligueros a tu tanga la cual hace juego con el encaje de los ligueros y tu brasier negro también, un color que resalta con tu tez blanca, tus ojos claros y tu cabello rubio, te ves de una altura más alta de lo habitual y es que tus piernas terminan en unos tacones de aguja que resaltan ese cuerpo que tienes y mucho más con esa lencería fina y provocativa que llevas puesta.
Vienes hacia mi contoneándote lentamente, dejándome observar con lujuria lo sensual y provocativa que tú estás, me acerco a ti, tu perfume nuevamente me cautiva, te beso con pasión y deseo, me empujas hacia el sillón, pones música de fondo (Earned It) y lentamente te empiezas a mover para mí al ritmo de la música. Te mueves sin quitar aun la ropa que cubre tu desnudez, por el contrario, en algunos momentos de la música, haces pausas que aprovechas para lentamente irme despojando de las prendas que aun llevo yo.
Cuando estoy completamente desnudo y con una erección más que evidente por el momento, te retiras unos cuantos pasos hacia atrás y como muchas veces te lo había dicho en nuestras fantasías nocturnas, te pones de rodillas y con cara de lujuria te acercas a mí, cuando llegas a mis piernas y sin retirar la mirada fija te acercas a mi pene y lo llevas a tu boca, tanto soñaba con volver a ver esta escena que las palabras se quedan cortas para describir ese placer al sentir como la calidez de tu boca abriga la cabeza de mi pene.
Lo chupas lentamente, le pasas la lengua jugando por toda la cabeza de este, chupas solo la cabeza para empezar haciendo una leve succión que hace que grandes gemidos salgan de mi interior, cuando ves que me estoy desesperando por el placer de tus caricias a la parte más sensible del pene, te adueñas de su extensión venosa llevándolo por completo a tu boca, te quedas por unos segundos con el dentro de ti, y lo sacas nuevamente, repitiendo esta secuencia varias veces. Te digo que te detengas que no quiero llegar aun, pero eso solo hace que aumentes el ritmo buscando volverme loco, a medida que metes todo mi pene en tu boca, con tu lengua juegas en la cabeza, y tus manos empiezan a recorrer todas mis piernas sintiendo como entierras tus uñas en ellas. No logro aguantar más, te advierto, no te retiras, por el contrario, aumentas la velocidad haciendo que ya sea inevitable aguantar mi orgasmo, el primer orgasmo de la noche, empieza a brotar semen de mi pene, semen que no dejas salga de tu boca, dejas libre mi pene, te subes a la silla, me besas, un beso húmedo que contiene esa prueba del deseo que provocas en mí.
Después de este beso blanco, empiezo a recorrer tu cuerpo, siento ya el calor que tu entrepierna emana, te cargo en mis brazos, recuesto sobre la cama, beso tus piernas y lentamente voy subiendo por tus piernas buscando el nacimiento de tu humedad, beso tu ingle, recojo tus piernas, lentamente mi lengua se acerca a ti, muevo un poco tu tanga, con mi lengua recorro de abajo a arriba tu vagina, haciendo una leve fuerza sobre tu clítoris aunque aún no me detengo en él, busco tu boca para llevarle ese sabor a ti, después de llevarte tus propios fluidos, empiezo a bajar por tu cuello con mi lengua y besos, siento como tu piel se eriza, al llegar a tus senos mientras los desabrocho, los beso formando círculos y pasando mi lengua por el espacio entre ellos, lentamente me voy acercando a tus ya duros pezones, acercándome a ellos sientes como el calor de mi boca te hace gemir y mucho más en el momento en que mi boca se adueña de ellos, los beso, los chupo, lenta y suavemente los muerdo, te siento gemir.
Nuevamente voy bajando a tu vagina, empiezo intercalando besos y mordidas en tu ingle, lentamente me acerco a ella, siento lo húmeda que te encuentras, primero paso mi lengua recogiendo todos tus flujos, los pruebo, después de esto, subo buscando tu clítoris, me centro en él, lo beso, chupo lentamente, siento como gimes.
Sin dejar de darte placer, saco debajo de la almohada una venda que tenía preparada para tus ojos, me miras de manera picara, pero me dejas hacer, vendo tus ojos, con mi correa te sujeto las manos, empiezo nuevamente a besar tu cuello, bajo a esos tus senos que tanto me encantan, tu cuerpo se arquea, de la almohada saco otra sorpresa que tenía para ti esta noche, un vibrador que me ayudara a darte la mejor noche de pasión que hasta el momento hayas tenido. Empiezo con la vibración y lo acerco a tu clítoris, con una cara de asombro sale de ti un gran gemido que se siente retumbar en toda la habitación, te digo al oído que esta noche serás mía como nunca antes, gimes, bajo y mientras el vibrador juega en tu clítoris, mi lengua te recorre tratando de penetrarte, te siento gemir y arquear como nunca, y siento como en el momento en que dos de mis dedos entran fácilmente en ti gracias a lo mojada que estás, un gran gemido anuncia tu primer orgasmo de la noche.
Cuando te recuperas de este primer orgasmo, me pides te libere, te quitas la venda, observas tu regalo, me besas con lujuria y te montas sobre mí - quiero tener tu verga dentro - sin hacerte esperar la coges en tus manos, te sientas sobre ella y empiezas a cabalgar sobre mí. La habitación se llena con nuestros gemidos, no nos importa el ruido que podamos ocasionar, te empiezas a mover cada vez más fuerte, la lujuria del momento hace que perdamos el control de nosotros, te doy una palmada en tus senos, a la vez que con la otra mano agarro tu cabello, después de unos minutos, me siento, te beso y te digo - esta noche tú eres mía, mi puta y te hare lo que quiera - te beso y te pongo como sé que tanto te gusta, en cuatro. Con una de mis manos agarro tus brazos, haciendo que pierdas el apoyo en la parte delantera del cuerpo y tu cabeza caiga sobre la cama, con la otra te agarro del cabello para de esta manera poder impulsarme mejor y lograr penetraciones más profundas, siento como tu vagina se empieza a contraer anunciando así un nuevo orgasmo brotando de tu interior, empiezas a arquear tu cuerpo, el volumen de tus gemidos se intensifica, si bien tengo tus manos agarradas estas se ponen inquietas, rotas tu cabeza y me miras al mismo instante que tus ojos empiezan a quedar en blanco y un grito seco sale de tu interior, quedas exhausta con este orgasmo, nos dejamos caer sobre la cama, nos besamos ahora de manera tierna mientras tu mano no permite pierda la dureza de mi pene.
Después de unos momentos de besos y caricias mutuas, te digo que tus regalos aún no han terminado, me miras intrigada, de mi maletín saco una caja con el ultimo regalo de cumpleaños, te la entrego, me vuelves a mirar, te invito a abrirla, al hacerlo no puedes evitar tu cara de asombro, en una de nuestras conversaciones habíamos hablado de comprar un kit de iniciación al BDSM, en este hay un antifaz, unas esposas para manos y pies, un arnés para agarrar estas esposas, una pluma, una mordaza, un látigo, cuerda para realizar shibari, unas pinzas para tus pezones, un collar junto a una correa para amarrar en tu cuello y por ultimo un plug anal. - Querías probar y ser mi puta, a partir de hoy lo serás - me miras con deseo, como en nuestras conversaciones lo habíamos hablado, sabes que a partir de este momento eres mi sumisa y deberás hacer todo lo que te ordene, teniendo presente la palabra de seguridad que ya habíamos acordado antes.
Nos ponemos de pie en la habitación, estaba un poco intrigada de lo que pueda pasar, te beso buscando tranquilizarte y diciéndote lo mucho que lo vamos a disfrutar. Después de ofrecerte un trago y beberlo de un solo tirón, empiezo a poner el antifaz en tu rostro, que elegante y excitante te ves, después pongo el collar en tu cuello atando a este la correa, te alcanzo los tacones que traías momentos antes, ajusto la presión de las pinzas para los pezones y te las pongo, me alejo unos pasos, lo suficiente para ver tu cuerpo y como el morbo te tiene tan mojada que nuevamente tus flujos caen por tus piernas - ponte de rodillas - es la primera orden que escuchas salir de mi boca ahora en la vida real, inmediatamente y con tu rostro enrojecido haces caso, te pones de rodillas te miro mordiendo mis labios, me acerco a ti, cojo la correa y te empiezo a pasear por la habitación. Al llegar nuevamente al inicio y estando tú de rodillas, aprovecho para tomar el plug, lubricarlo, me pongo de rodillas detrás tuyo con mi lengua juego en tu culo, cuando está bien lubricado por ella, tomo lubricante lo aplico tanto en ti como en el plug y lentamente lo introduzco en ti, gimes, sientes un poco de dolor, primera vez que exploran tu puerta trasera, te miro buscando tu consentimiento para seguir, lo obtengo, activo la vibración del plug buscando de esta manera sea más placentero para ti, cuando menos lo esperas ya está completamente dentro tuyo y lo que antes era dolor se convierte en placer y gemidos saliendo de ti.
Nuevamente te llevo de la cuerda por la habitación hacia la entrada a la ducha, allí te pongo de pie y utilizando como aliada la baranda de la puerta de la ducha y las esposas del kit, te amarro con tus brazos en lo alto, quedas completamente expuesta a mí, te observo, sabes lo mucho que tanto tú como tu cuerpo me gustan, vendo tus ojos sabes me encanta al ser la mejor forma de agudizar tus sentidos, inicialmente tomo la pluma y la empiezo a pasar por tu cuerpo, es imposible no ver como tu piel se eriza al sentir este tipo de contacto, la vibración en tu trasero no se ha detenido y gimes aún más al sentir como el otro vibrador se adueña de tu clítoris, te llevo a ese punto donde estas por estallar y me detengo, te quiero torturar y llevar a tu limite, te retiro el vibrador de tu clítoris, me retiro un momento yo, dejo que te intrigues por donde estoy, tratas de buscarme con tu rostro sin éxito al tener tus ojos a oscuras, cuando menos lo esperas sientes como el primer contacto del cuero del látigo con tu piel empieza a enrojecer tu piel. De ti brota un gemido mezclado de dolor y placer, te pregunto ¿qué tan mal te has comportado?, sabes tú respuesta dirá si mereces ser castigada o no, y tu deseo por que lo haga hace que respondas – mucho –, es por esto que pongo la mordaza en tu boca, me acerco a tu oído y de manera sensual te digo serán diez latigazos por el momento, te los doy uno a uno buscando mantener ese dolor placentero y no llegar a un dolor incómodo.
Al terminar te quito la mordaza y te beso, me besas con tanta pasión que dudo antes hayamos besado igual a cualquier persona, nuevamente tomo el vibrador, lo lubrico con los flujos que caen por tus piernas, y lo llevo a tu clítoris, empiezo a masajearlo al mismo tiempo que dos de mis dedos de la mano libre te penetran, junto con la vibración del plug en tu ano, siento como te empiezas a retorcer así parada como estas, empiezas a gemir como nunca, y mientras tus piernas tiemblan un squirt sale de tu interior, quedas temblando tanto así que al soltar tus brazos me toca llevarte cargada a la cama.
Al recostarte en ella me empiezas a besar con tanta pasión y deseo – méteme tu verga – me dices con pasión, te pongo boca arriba en la cama, tus piernas en mis hombros y sin hacerme rogar, meto mi verga en ti de un solo empujón, estas doblemente penetrada, empiezo a penetrarte con fuerza y pasión, me encanta ver tu rostro enrojecido, escuchar tus gemidos, ver como tus tetas se mueven al vaivén de la penetración. Paro de penetrarte para hacerte oral, me encanta tu sabor y el sabor de tus fluidos, te giro poniéndote en cuatro como tanto te gusta, retiro el plug de tu ano, me pongo un preservativo y después de aplicarte lubricante anal y aplicar en mi verga, empiezo poco a poco a entrar en ti, siento como estas apretada, voy despacio para no hacerte daño, al entrar por completo en ti, dejo que te acostumbres a mi presencia, cojo nuevamente el vibrador y lo pongo en tu clítoris, cuando te siento gemir, empiezo a moverme lentamente, llega el punto donde tus gemidos se vuelven gritos de placer y es ahí donde te entrego el vibrador, te agarro del cabello y aumento la fuerza y velocidad de la penetración, de esta manera vuelves a llegar a un orgasmo.
Me detengo, salgo de tu interior, te giras y de rodillas sobre la cama empiezas nuevamente a hacerme una mamada, sabes lo mucho que me gusta tu boca y lo bien que la sabes utilizar, mientras tienes mi pene completamente dentro de tu boca, coges el vibrador, lo enciendes y empiezas a bajar por mis testículos buscando mi perineo, haces que empiece a gemir y retorcer de placer – no aguanto más – te digo entre gemidos, sin detenerte empiezo a brotar espasmos de semen en tu boca, te retiras de mí y mi semen sigue invadiendo tu rostro, sonríes pícaramente, te acercas a mí sin dejar de vernos a los ojos, me muestras aun tienes mi semen en tu lengua, y me besas apasionadamente compartiéndolo.
Después de unos momentos de besos, nos recostamos en la cama, te tapas un poco con la sabana de la cama, te recuestas en mi pecho, me miras con esos ojos claros que ya no tienen pasión sino ternura, con tu mano recorres mi cuerpo, haces me erice, cierras un momento los ojos y sonríes – que noche y que fantasías tan bien llevadas a la realidad – me dices y te relajas.