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La borrachera

Este relato es parcialmente cierto, integré elementos que me parecían excitantes y aclaro que el uso de preservativos es indispensable para una relación sexual saludable y segura, pero como figura de alto grado excitante hago alusión al sexo sin condón.

Mi esposa tiene 40 años, es una mujer bajita, delgada, tiene senos de buen tamaño, pezones grandes y oscuros, pecas en la piel de color triqueño, cara bonita, cola redonda y parada, su rostro es lindo y sus piernas trabajadas en el gimnasio.

Yo soy un cornudo empedernido, desde que tengo uso de razón me ha gustado compartir a mis parejas o si no es de su agrado ver como les coquetean e intentan ligar con ellas.

Con mi esposa ya cumplimos 15 años de estar casados y debo decir que yo mismo la he puesto en situaciones en donde ha tenido sexo salvaje con otros hombres, y aunque es evidente lo mucho que me ama, también lo es el hecho de que hay hombres que la han hecho gozar mucho más que yo.

De vez en cuando nos gusta salir a tomarnos algo, bien sea en la casa de un amigo o a un bar, el hecho es que nos gusta darnos espacios, infortunadamente ella no aguanta muy bien el licor y suele pasar una de dos cosas: o le da sueño y quiere irse a casa o empieza a vomitar y se pone muy mal, ya en varias ocasiones ha pasado que la noche es joven y ella ya está muy borracha y la llevo a casa antes de lo esperado.

Habitualmente ella no recuerda nada al día siguiente, cuando digo que no recuerda nada es nada en absoluto, hemos pasado veladas completas con amigos y/o conocidos y al día siguiente ella dice que no recuerda nada de nada.

Pues en la historia que les voy a contar las cosas se salieron totalmente de control y para mi fortuna, ha sido una de las noches más excitantes que he vivido.

Unos familiares que viven en Estados Unidos vinieron de visita después de muchos años de estar viviendo allá. La familia ni corta ni perezosa decidió que lo mejor era programar un encuentro en una finca alquilada. Para ser honesto, a mi estos encuentros no es que me gusten mucho, hay familiares con los que no hay mucha empatía y termina uno sentado con ellos en una conversación insoportable que por respeto se debe uno aguantar.

Pese a mi intención de sacar una excusa para no ir mi esposa estaba animada con darse una bronceadita y porque no, tomarse algunos rones que hace rato le hacían falta.

Al final confirmamos nuestra presencia en el evento y el día esperado se llegó, lo cierto es que muchos no fueron y el grupo era realmente reducido, tal vez unas 20 personas dentro de las que estaban los familiares que venían del extranjero.

Entre ellos estaba una tía ya bastante mayor, dos primos con sus respectivas novias y una prima ya mayor en compañía de su esposo, un gringo enorme de cabello color rubio, unos ojos azules intensos más o menos de unos 50 años, de manos grandes y torso aún más grande, el tipo era muy grande e imponente, de inmediato noté que era el prototipo de hombre que hace mojar a mi esposa y no me equivoqué, vi como su mirada adquirió una cierta picardía mientras saludaba al enorme rubio.

Por si fuera poco, unos minutos más tarde llegaron otros dos invitados, eran otros dos americanos uno de ellos de unos 58 a 60 años muy conservado de cuerpo atlético, cabello canoso y piel muy bronceada y otro delgado de unos 35 años, muy blanco, alto y narizón, tenía el cabello como de un color rojizo, parecía de aspecto inglés, ninguno de los dos podría ser calificado como atractivo, más bien feos y medio morbosos, ambos hablaban con mucha fluidez el español.

La fiesta empezó con toda, licor en cantidades, comida, orquesta y mucha alegría, como es apenas natural, terminé en un grupo de personas diferente al de mi esposa pasaba de hablar con un tío a conversar con dos primos, en fin, era una fiesta familiar y uno va disfrutando con diferentes personas, de vez en cuando cruzaba mirada con mi esposa que al ser conocida por varios los miembros de mi familia tampoco tenía inconveniente en estar por su cuenta.

La mayoría de los presentes nos pusimos los trajes de baño, mi esposa estaba apenada porque había llevado el traje de baño para bronceo, consistía en una tanga sostenida apenas por hilitos y un triángulo muy pequeño que difícilmente cubría su intimidad y una parte superior a la que le costaba tapar correctamente sus deliciosos pezones grandes y de color oscuro, encima uso una salida de baño que parecía un vestido playero lo que le permitió compartir sin sentirse cohibida.

Teniendo en cuenta que la fiesta empezó a eso de las 2 pm la gente empezó a irse cuando el reloj marcaba las 8 pm, uno a uno, se fueron retirando a sus habitaciones algunos borrachos, otros simplemente cansados, la ventaja es que la fiesta se desarrollaba a unos doscientos metros de la casa donde estaban los dormitorios entonces no había problema en continuar escuchando música, tomando y bailando.

En un momento determinado me di cuenta que mi esposa estaba muy tomada, ya percibía en sus ademanes que estaba próxima a caer, sin embargo, esta vez no me dañaría el plan porque la podía acostar a dormir y continuaría la fiesta.

En ese momento solo quedaba mi esposa, mi prima con su esposo, los otros dos americanos, una tía que se estaba quedando dormida y yo.

Mientras yo hablaba con mi prima de diferentes temas, me di cuenta que los tres americanos estaban encantados hablando con mi esposa, en varias ocasiones vi como la mano de mi esposa se posaba en la pierna del esposo de mi prima mientras hablaba, al principio parecía un gesto casual, inocente, pero en un par de ocasiones noté como en medio de la charla acalorada rozó su pene por encima de la pantaloneta.

Los otros dos gringos se dieron cuenta de la calentura de ella y siguieron charlando y dándole trago, las copas se servían y se tomaban a diferentes velocidades, los gringos le hacían trampa y ella gustosa se mandaba el ron como si fuera agua.

Ya pasadas las 9:30 pm mi prima le dijo al esposo que iba a dormirse que ya estaba cansada, yo estaba excitado, mi esposa claramente estaba caliente, aunque a mi prima se le escapó ese detalle porque le daba la espalda mi esposa ya no se molestaba por cubrir sus pezones, se paraba cuando hablaba y al sentarse su salida de baño estaba más abierta y dejaba entrever su coñito mojado, empecé a sospechar que algo muy excitante podía pasar, los gringos no dejaban de comérsela con la mirada.

Mi prima se fue y su esposo la acompañó porque ya estaba andando a tropezones, el dijo que volvería en un momento.

Me incorporé a la conversación y me di cuenta que estaban hablando de sexo, de cosas buenas y malas en la cama así que le eché leña al fuego y continue con la conversación haciéndola cada vez más picante, en un momento noté que mi esposa miró a lo lejos, se sonrió y se puso de pie diciéndome que iba por algo a la habitación.

No quise voltear de repente, quería parecer despreocupado, casi que inocente, pero algo me decía que aquella repentina salida de ella tenía nombre propio, lo cierto es que seguí conversando para no dañar la calentura de mi mujer, ya tendría oportunidad de verla en acción.

Aunque yo no me di cuenta de nada, tiempo después ella me contó lo que sucedió: tan pronto como mi prima se acostó quedó profunda, el esposo espero varios minutos tras los cuales la llamó y la movió para ver que tan dormida estaba y había caído como una piedra, la finca alquilada era muy grande y lo cierto es que entre todos los invitados únicamente alcanzábamos a ocupar la mitad de la casa, los demás dormitorios hacia la parte de atrás estaban desocupados.

El esposo de mi prima dio la vuelta por la parte de atrás y como yo daba la espalda, se asomó lo suficiente para hacerle señas a mi esposa, ella lo vio y él le hizo la señal de que fuera a la parte de atrás de la casa, en ese momento fue que se disculpó y entró a la casa, en ese instante ella se dio cuenta que había bebido de más, que estaba muy borracha, al salir por la parte de atrás se encontró con el esposo de mi prima, el la tomó en sus brazos y ella sin oponer resistencia le dijo:

-       ¿Qué hace? – dijo casi sin convicción.

-       Usted sabe que quiero – dijo el gringo.

En ese momento la volteo contra la pared le terminó de quitar el vestidito y ahí en la parte trasera de la finca contra la pared se agachó a lamerle el coñito, ella estaba empapada, pese a que el le ponía una mano enorme en la boca ella gemía de puro placer, la lengua del gringo le recorría toda su vagina y ella no podía dejar de sentir espasmos de placer, con una mano le tapaba la boca y con otra parecía que le iba a arrancar las tetas, le pellizcaba los pezones y se las manoseaba a sus anchas.

El gringo miró para los lados y cayó en cuenta que cualquiera los podría ver allí, así que como si fuera apenas una muñeca la llevó a la habitación más próxima, ella no opuso ninguna resistencia, fue llegar a la cama, el cerró la habitación e inmediatamente se quitó la pantaloneta de baño, una verga de buen tamaño, pero ante todo muy gruesa salió totalmente parada y torcida hacia la derecha.

Mi esposa no pudo disimular la excitación que le provoco ver ese miembro y se tiró para metérselo en la boca, el la cogía del pelo y mientras cerraba los ojos y se lo metía profundo en la garganta ella no decía nada, no tenía ningún reparo en meterse todo aquello hasta el fondo, disfrutando mucho y haciéndole disfrutar a él.

El gringo no aguanto más, en un inglés que mi esposa no logró entender le dijo: “Ahora si la vas a sentir adentro perra”, la tiró a la cama, le abrió las piernas y se la metió de un solo golpe, no hubo resistencia, mi esposa estaba hiper excitada y por ende, muy mojada y recibió cada centímetro de aquel pene con todo el gusto.

El gringo se movía de manera salvaje, casi que la levantaba en el aire con cada penetración, le decía que la iba a partir, que le iba a dejar el coño lleno de semen, de pronto ella empezó a tener un fuerte orgasmo y se tuvo que poner la almohada en la cara, el siguió dándole salvajemente y de pronto como un cañón empezó a venirse a chorros, empezó a contener las ganas de rugir como un toro mientras se venía en su enrojecido y excitado coñito.

El gringo se limpió como pudo y se puso rápidamente la pantaloneta, obviamente pasada la excitación lo embargo el temor de que alguien lo viera allí con ella y salió directo para el baño y luego a su cuarto, al parecer la velada con este hombre había terminado para ella.

Mi esposa fue al baño, se limpió y regresó adonde estaba yo con los otros dos gringos, me abrazo por detrás y luego me sonrió mientras me guiñaba un ojo, yo le correspondí el guiño y ambos sabíamos que algo había pasado y que después me lo contaría.

La noche estaba avanzada, mi esposa seguía tomando y cada vez estaba más borracha, nosotros no lo hacíamos nada mal, los dos gringos estaban muy tomados, cada vez eran más descarados con ella que no rechazaba las atenciones, si bailaban le tocaban con descaro la cola, hacían comentarios sobre lo buena que estaba y claramente las canciones permitían rozarle el pene con el pretexto del baile.

Por alguna razón la conversación se desvió al tamaño de los penes y fue cuando el gringo de 60 años dijo que hiciéramos un concurso a ver quien la tenía más grande, la mía es normal, no es grande pero tampoco es la mini picha y la verdad sabía que aquello podía desencadenar la lívido de mi esposa y por ende permitirme ver una buena culeada.

Los tres nos pusimos al frente de ella y nos bajamos las pantalonetas, la mía normal, la del viejo era grande y recta y la del flaco era inusitadamente grande, ancha y también con curva hacia arriba, casualidad o no, los tres la teníamos medio parada, a mi esposa le brillaron los ojos y aunque sostuvimos una conversación caliente lo cierto es que estábamos a plena vista de cualquier familiar que se despertara o fuera al baño.

De pronto noté que mi esposa había llegado a su límite, ya no podía más y aunque intentamos pedirle que se mantuviera despierta lo cierto es que ya había llegado a su límite, eran las 11:30 pm.

Limpiamos un poco y vi la cara de decepción de los gringos, seguro pensaron que todo había acabado, pero yo ya había pensado en algo que podría funcionar. En medio del recorrido a la habitación les dije que mejor iba a acostarla en otra de las habitaciones vacías para no hacer ruido, algo más cerca de un baño por si ella se sentía mal, ambos me acompañaron y la acostamos en la habitación más lejana que había, ella me miró y se sonrió, solamente dijo que la disculparan pero que había quedado muy cansada, la dejé acostada, los dos gringos salieron y yo les dije que iba a aprovechar a terminarme un par de cervezas más en la zona social que eran bienvenidos si querían acompañarme, ambos se miraron y dijeron que la verdad estaban cansados y que preferían ir a dormir.

Tal y como lo dije me encaminé adonde estábamos, destapé una cerveza y empecé a tomármela, vi que no había movimiento, espere unos minutos y rogué porque mi plan hubiera funcionado, de lo contrario estaría muy decepcionado.

Apuré el paso y me acerqué adonde había dejado a mi esposa teniendo cuidado de no ser descubierto, no se escuchaba nada así que pensé que definitivamente había fallado mi plan.

Miré desde afuera hacia la habitación y descubrí que mi esposa estaba sola y se había quedado dormida. Que decepción. Ya habían pasado varios minutos y pensé en acostarme a su lado y tener un poco de sexo ya que mi plan había fracasado.

De pronto los vi, ambos gringos venían en medio de la oscuridad mirando a todos lados, la oscuridad me protegía y en todo caso creo que las precauciones eran mínimas con la excitación que tenían y con la cantidad de licor que habían tomado.

Ambos se quitaron la pantaloneta y quedaron desnudos y evidentemente excitados, el flaco alto se dio a la tarea de quitarle lo poco de ropa que tenía, mi esposa estaba profundamente dormida boca abajo el flaco sin voltearla le separo las piernas y apoyando la rodilla derecha en la cama entre sus piernas le empezó a meter la verga poco a poco, para sorpresa del flaco estaba muy mojada, eso hizo que aumentara el ritmo de las embestidas mientras mi esposa continuaba en su sueño profundo, el flaco se agachó bien para chuparle las tetas mientras su compañero inútilmente se paraba en la puerta para avisar cualquier novedad, novedad que ocurría del otro lado de la ventana en donde yo observaba mientras me masturbaba. De pronto pude notar que mi esposa abría la boca sutilmente para respirar agitadamente, lo estaba disfrutando a pesar de estar durmiendo ¿o no? El flaco siguió en aquella posición y finalmente se vino y la dejó llenita de leche, el viejo le dijo que por qué se había venido adentro, que se iba a dar cuenta ella o el esposo y el exhausto ni le prestó atención, estaba satisfecho.

El flaco le dijo al viejo que apurara que se quería ir a dormir a lo que el viejo le contestó que se fuera que el se iba a tomar eso con calma, el flaco pareció pensarlo por un momento, pero ya estaba agotado así que se fue.

Ya teniéndola acostada boca abajo se arrodilló detrás de ella en la cama, en esa posición quedaba relativamente cerca de la ventana por donde yo espiaba, de repente el viejo dijo:

 

-       Venga para acá cornudito – dijo mientras se giraba para mirarme – venga para que vea como pongo a gozar a su esposa.

 

Al principio quedé impactado, ¿sabía todo ese tiempo que yo estaba mirando? Pero al mismo tiempo era mucho mejor acomodarme al lado de ellos y observar de primera mano.

Entré e inmediatamente me dijo que me hiciera en la esquina.

 

-       Y no me interrumpa, yo le digo que hacer y que no – dijo el viejo en una actitud totalmente dominante.

El viejo se agachó y empezó a lamerle el culo a mi esposa, le lamía con pasión y con esmero lo que terminó por hacer que mi esposa entre abriera los ojos, no dijo nada, no se asustó, simplemente empezó a gemir, abría y cerraba los ojos según el vaiven de la lengua del viejo mientras se masturbaba su verga gruesa y palpitante, de pronto su mirada se enfocó hacia donde estaba yo y me vio masturbándome, en ese momento ella cayó en cuenta que no era yo entonces se giró para ver quien le estaba haciendo aquello, pero el viejo la mantuvo de espaldas con fuerza.

 

-       No se me vaya a poner difícil ahora que me la voy a coger con ganas, quien la manda a estar de puta en las fiestas. – dijo el viejo, mi esposa no se resistió más, tampoco dijo nada, simplemente se relajó.

 

El viejo no se esperó más, se escupió la verga y se frotó usándola como lubricante, luego se acercó a mi esposa y le susurró al oído:

 

-       Yo se que esto le va a doler, pero no me importa, entre más colabore mejor – acto seguido le aprisionó ambas manos por la espalda inmovilizándola, luego con la otra mano le abrió bien las nalgas y empezó a meterle la verga por el culo.

Inmediatamente mi esposa se quejó e intentó evitar la penetración, entonces el viejo se la metió de un golpe, mi esposa ahogó el grito contra la cama mientras la penetraban sin clemencia, solo se escuchaba un lamento ahogado, yo la conocía, a ella le encantaba el sexo anal así que sabía que lo estaba disfrutando, el viejo continuaba a buen ritmo, parecía que la iba a partir en dos.

 

-       Se la voy a dejar llena de semen, no va a querer volver a comerse otra verga que no sea la mía – dijo el viejo mirando hacia donde yo estaba.

El viejo aumentó el ritmo y mi esposa sus gemidos, de pronto el viejo empezó a gemir y supe que la estaba llenando de semen, que la estaba dejando absolutamente bañada por aquel par de huevos enormes.

 

Al terminar se desplomó sobre a un lado de ella bañado en sudor, yo me vine poco antes y al ponerme de pie para ir a limpiarme mi esposa me miró y me dijo:

 

-       ¿Para dónde vas? – tenía una sonrisa de oreja a oreja.

-       Voy al baño a limpiarme, ¿Te traigo algo? – dije yo aún aturdido de lo bien que la había pasado.

-       Si, cierra la puerta y ve a la habitación que esta noche me quedo con él – el viejo estaba muy cansado, pero se notaba que aún podía seguir la faena, sonrió sorprendido y luego mi esposa y el se miraron, ella dijo – esta noche quiero que me aproveche esta maravilla de hombre y abriendo las piernas le señaló su coñito empapado.

Yo salí de la habitación, cerré la puerta y me fui a dormir a mi habitación.

Si les gusta les traigo la segunda parte.


cornudomzles34

Soy hombre heterosexual

visitas: 1806
Categoria: Hetero: Infidelidad
Fecha de Publicación: 2024-04-07 13:17:18
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6 Comentarios

Que noche más espectacular. Así nos gusta a nosotros también.

2024-04-21 16:15:01

es un libro sexual, que fantasía y largaaa

2024-04-10 10:32:35

Está bueno, me gustó, pero recuerdo que tiene algo de ficción y no me deja decir que me encanta.

esperando la segunda parte.

2024-04-08 23:00:53

Así como hay personas alérgicas al ajo, a la cebolla, al pimentón, a los mariscos etc. Es probable que tu mujer sea alérgica al alcohol y aún no lo sabe. Eso se lo indica un examen de alergias, para no exponerse a algo grave más adelante.

2024-04-08 10:25:40

Muy buen relato segunda parte graciassssss.

2024-04-07 15:43:46

Muy largo, pero bien.

Otra cosa, tu mujer debe ser alérgica al alcohol, recomendación no ingerir bebidas alcohólicas.

2024-04-07 14:48:53