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Una llamada de teléfono y una cita muy especial. Un Bukakke. Cinco chicos para una hembra sedienta de.... aventuras.
Reunión de Bulls
Laura y Javier
‘El martes de la semana pasada y justo antes de meterme en la cama, un pitido en mi móvil me avisaba de un mensaje en Twitter. Tenía un perfil como chico solo, un perfil que usaba únicamente con la intención de ligar, en el cual tenía sobre todo parejas liberales. Un canal mediante el cual había hecho algún trio y había participado e alguna quedada de Dogging.
Cogí el móvil y tras desbloquearlo me encontré con el mensaje de una pareja con la cual ya había cruzado algunos mensajes anteriormente.
—Buenas noches. ¿Te interesa participar en un Bukakke con nosotros? La cita es mañana al medio día.
La proposición me gustó, pero era muy precipitado hacer un hueco en el trabajo con tan poca antelación. Aun así, la novedad que suponía para mí, el participar en un Bukakke, me hizo no pensármelo mucho y aceptar la proposición al instante.
—Buenas noches. Ahí estaré.— Respondí al mensaje de la pareja.
No sabía lo que me iba a encontrar, como se desarrollaría la escena o cuántas personas estaríamos participando. Aun así, la idea de probar cosas nuevas, me llevó a aceptar sin pensar en nada más. El morbo de lo desconocido, también es una herramienta de excitación muy potente.
—Mañana te mandaremos la ubicación. Será a las once y media de la mañana.— Me contestaron inmediatamente.
En mi mente, se empezaron a formar imágenes de un Bukakke como los que había visito en el porno. Mi polla empezó a crecer y acabé con una erección tan fuerte, que casi me dolía.
Me fui a la cama con unas tremendas ganas de masturbarme, pero me aguanté. Quería tener los huevos llenos al día siguiente y poder regar a la anfitriona del evento, con toda la leche que pudiese tener acumulada.
Al día siguiente me despertó una erección, a la cual tuve que ignorar de nuevo. Me desperté con la misma imagen con la que me había dormido: una mujer semidesnuda en centro de un corro de hombres que sacudían sus vergas, mientras ella iba pasando de uno a otro regalándoles el placer del sexo oral. Todo ello con la finalidad de que acabasen bañándola en semen.
Me fui directo al trabajo y nada más llegar, fui a hablar con mi jefe.
Le conté una pequeña mentira sobre unos análisis que me tenía que hacer. No me puso ningún problema para que saliera del trabajo el tiempo que me hiciese falta.
Eran las diez y media cuando me fui a la ducha. Me había rasurado entero la noche anterior. Cuando acabé de ducharme, me sentía preparado. Estaba limpio y perfumado para lo que pudiese pasar ese medio día.
A las once de la mañana recibí dos mensajes. Uno con la ubicación, y otro disculpándose y retrasando la hora del encuentro para una hora más tarde. Al ser un invitado, acepté el cambio de horario y puse rumbo a la dirección que me había salido en el navegador. Tardé un buen rato en aparcar y aun así, me sobraba tiempo. Así que una vez localicé la dirección del encuentro, me fui al bar de la esquina, me tome una cerveza y miré Twitter. Al entrar en la red social, lo primero fue revisar el perfil de la pareja con la que había quedado. Las fotos de la mujer no dejaban nada a la imaginación, era una mujer de pechos grandes y caderas voluptuosas. Una madurita muy apetecible.
Eran las doce y media en punto cuando toqué el timbre del portero de la dirección que había recibido. Me abrieron sin preguntar. Era en el segundo piso. Me decidí a subir por las escaleras. Llegué al rellano y busqué la letra del piso correspondiente, la puerta estaba entreabierta. Empujé y entré adentro. Me recibió la chica de la pareja. Llevaba puesto un camisón transparente a través del cual dejaba entrever un conjunto de lencería que hacía que el voluptuoso cuerpo de esa mujer luciera todavía más apetecible.
—Hola.— Susurré al oído de la chica mientras le daba un beso.
—Hola.— Me respondió, mientras correspondía a mi beso, devolviéndomelo peligrosamente cerca de la boca.
Me cogió de la mano y me llevó hasta un sillón en el cual me senté. Había otros tres chicos en el salón del piso. Estaban esperando de pie. Al parecer todavía faltaba más gente por llegar.
Uno de los chicos tenía el pantalón abierto y las miradas eran de expectación, por lo que deduje que debía de ser su primera vez en eventos de este tipo.
Laura, que era el nombre de la anfitriona, no tardó en venir al sofá a sentarse conmigo. Nada más hacerlo, me desabrochó el pantalón y metió la mano para sopesar mis atributos.
—Tienes buena polla, me gusta.—Me dijo muy cerca del oído.
Su mirada llena de morbo y lujuria, eran un indicativo inequívoco del nivel de exigencia de esa hembra.
Lejos de intimidarme, me llenó de ganas de satisfacerla.
No habían pasado ni diez minutos cuando llegó un quinto chico. Por la manera de saludarse, deduje que ya eran conocidos. Más tarde me enteraría de que ya había interactuado con ella más de una vez. Poco después llegó el sexto y último componente del Bukakke. Nada más llegar, dejó claro para los que no lo conocíamos, que era la pareja de la chica.
La besó en la boca mientras le sujetaba el culo, fue a la cocina y se abrió una cerveza.
Uno de los chicos se fue, ya que debido al cambio de horario no podía quedarse más tiempo. Despidiéndose de todos, emplazó a la pareja para que le llamasen en otra ocasión. La chica le acompañó a la puerta. Cuando se dio la vuelta y volvió al salón, su pareja nos dijo:
—Ahora es toda vuestra. Haced con ella lo que queráis.— Después de decir esto, la cogió de la mano y la llevó a una habitación. Se sentó en una silla y nos dejó a los cuatro restantes rodeando a su chica. La cual se había despojado de la bata y se había puesto de rodillas en el centro del corro.
Me quité los pantalones y las zapatillas. Mientras tanto, hubo uno que se desnudo del todo y el chico que los conocía hizo lo mismo que yo. Otro, solamente se desabrochó el vaquero y se lo bajó un poco. La chica fue alternando entre sus manos y su boca, probando y dando placer a todas las pollas que la rodeaban.
Mi polla estaba dura como una piedra, le costaba metérsela entera en la boca, pero aun así, era en la que más ímpetu ponía. Al cabo del rato, el chico que no se había quitado el pantalón se retiró del grupo, poniendo como excusa que estaba acatarrado y que por eso no lograba una erección decente, dando por terminada su participación en el Bukakke.
Los tres que quedábamos, lejos de distraernos, seguimos dándole placer oral a esa hembra de mirada ardiente. Se notaba lo caliente que estaba y en esas circunstancias, mi vena de caballero afloraba y no vi justo que solo nosotros estuviésemos disfrutando, me agaché y poniéndome de rodillas al lado suyo, empecé a tocarle las tetas pellizcándole los pezones, mientras con mi otra mano aparté su tanga y comencé a acariciar su húmeda vulva. Se sacó la polla del otro chico de la boca y me dio un beso en la boca. Fue un beso con sabor a puro sexo. En ese momento, uno de los dos chicos que había de pie eyaculó en la cara de Laura, fue una corrida abundante, que enseguida resbaló por su mandíbula y cayó encima de sus pechos. El que había terminado, le dio un beso y se retiró al salón, para vestirse y acto seguido, abandonar el piso.
El compañero de la chica se levantó de su butaca y quitándose la ropa se acercó a ella. Pasó a ser él, el que ocupó su hambrienta boca, llenándola con su polla.
Yo seguía a lo mío y notaba como la humedad de su coño crecía por momentos. Metí dos dedos en su interior y mi otra mano se deslizó por su vientre hasta alcanzar su clítoris. Mientras tanto, mi polla seguía dura como una piedra, ella agradeció mi labor bajando una de sus manos y empezando a masturbarme.
De repente noté como su coñito se cerraba atrapando mis dedos dentro, a la vez que empezaba a jadear y gemir, incluso teniendo la boca ocupada con la polla de su marido y las dos manos masturbándonos a los otros dos. Se estaba corriendo y aún así continuaba con su labor. Seguía mamando y pajeándome aún más fuerte. Estuvo así un rato hasta que sacándose la polla de la boca. Se acercó a mi oído y me dijo:
—Gracias. Ahora te toca a ti. Ponte de pie.
Sin dudarlo me puse de pie y poniendo mi polla al alcance de su boca, la cual, no tardó ni cinco segundos en engullir.
Su pareja se puso de rodillas y le empezó a morder los pezones. Ocupó mi anterior sitio entre sus piernas y la hizo volver a correrse en menos de cinco minutos, mientras ella seguía ocupada en los dos que quedábamos a su lado.
Su chico se puso de pie y comenzó a masturbarse con la escena que estaba observando. Al poco nos apartó, y fue él, el primero en correrse sobre las tetas de su chica. La corrida fue abundante y el semen resbalaba desde la barbilla hasta los pezones. Cuando se hubo vaciado por completo, recuperamos nuestro lugar y mientras me comía la polla, aproveché para extender la leche por sus tetas, dándole un masaje y pellizcando sus pezones al mismo tiempo.
El otro chico me miró y con un gesto de cabeza, entendí lo que estaba a punto de pasar, me retiré justo a tiempo de dejarle ocupar el sitio delante de ella y comenzar a soltar chorros de semen en el mismo sitio que había hecho su antecesor. La eyaculación de este chico fue todavía más cuantiosa que la del anterior. El semen resbalaba por el ya húmedo pecho de nuestra anfitriona hasta casi su ombligo.
En vista de que yo era el único que faltaba, comencé a masturbarme todo lo fuerte que pude y aun así, me estaba costando. La chica, al ver que tardaba, decidió ayudarme deslizando la mano por mis muslos. Al llegar arriba, un dedo se deslizó hasta mi ano, que al notar esa presencia envió una señal a mi cerebro que hizo que me corriera automáticamente.
Me vacié por completo, añadiendo una buena cantidad de semen, al que ya cubría el pecho de nuestra anfitriona. Quedé exhausto y sudoroso, pero todo el esfuerzo había merecido la pena.
—Gracias, chicos, nos dijo dándonos un beso en la boca a cada uno. Voy a la ducha que me habéis puesto perdida.— Dijo, mostrándonoslo.
Tenía una cara, mezcla de morbo, deseo y de niña mala, difícil de olvidar.
—Gracias a ti.—Le dije a modo de despedida—. Hasta otra.
Les dije adiós a mis dos compañeros de Bukakke y después de ponerme los pantalones, salí del apartamento para volver a mi vida cotidiana, después de haber sumado una experiencia más que morbosa a mi larga lista de andaduras sexuales.
Salí de esa casa con una sonrisa de medio lado, que no me cabía en la cara.
Me fui a un bar cercano, me pedí una jarra de cerveza y algo de comer. Estaba rememorando en mi cabeza lo sucedido cuando me llegó un mensaje al móvil:
—Nos has gustado mucho y nos gustaría verte a solas para hacer un trio contigo.
Mi cara cambió al instante, y mi sonrisa de medio lado asomó de nuevo.
—Será un placer volver a quedar con vosotros. También vosotros me habéis gustado mucho.— Fue mi respuesta automática a su petición.
—El chico que se ha quedado al final, me ha pedido tu teléfono. Se lo he dado. Es conocido nuestro y tiene una propuesta para ti. Le has gustado.
—Gracias, muy bien. Estaremos en contacto. Un beso.
—Nos vemos, semental.
Al momento, recibí un mensaje de whassup:
—Soy el chico del Bukakke. Me ha gustado tu manera de manejar la situación y me gustaría proponerte algo.
—Cuando quieras. Estoy tomando algo en un bar cerca del apartamento donde hemos estado.
—Yo también estoy cerca. Podemos quedar si quieres.
—Perfecto. Te espero.
Sin decir nada más, le escribí la dirección del bar en donde estaba.
Seguí comiéndome la croqueta y bebiendo cerveza, hasta que una cara conocida asomó por la puerta del bar. Me había terminado la cerveza, así que pedí una para él, otra para mí y nos sentamos en una mesa.
—¿Qué tal? me llamo Dani.
—Yo me llamo Diego. Encantado.
Nos dimos la mano a modo de presentación y continuamos hablando.
—Me ha gustado la manera de desenvolverte en el Bukakke. ¿Lo habías hecho antes?
—No. Era mi primera vez. Pero tengo experiencia en el ambiente liberal y no tengo miedo escénico.
—Se nota que tienes experiencia, vas muy suelto. Me gustaría proponerte algo. Estoy buscando un socio para encuentros en grupo. Tríos, parejas y orgías.
—Me interesa, todo lo que sea experimentar en el sexo, me interesa.
—Es complicado encontrar gente como tú. Con tu cuerpo y tu cabeza. Porque además estas muy bueno.
—Me cuido bastante y eso se nota en todo.
—Además tienes un buen rabo. Tengo una amiga trans que está buscando buenas pollas para follar. ¿Eres bisex?
—Nunca me han follado, ni he jugado con ningún hombre, pero no me importa que jueguen con mi culito. Me da mucho placer.— Expliqué a mi recién conocido.
—Pues a Natalia le encantaría jugar contigo. Conociéndola como la conozco, se lo pasaría muy bien.
—Puede ser, todo es hablarlo. A mi me gustaría experimentar más cosas, pero todo a su debido tiempo.
—Yo soy bi, me gusta todo. No tengo tabús, me adapto a las circunstancias.— Me confesó Daniel—. Te habría comido la polla en el Bukakke. Como me has puesto de cachondo cuando te has quitado la camiseta.
—Hubiese estado bien, tener otra boca a nuestra disposición. Laura necesitaba ayuda.
—El próximo día que quedemos, jugaremos juntos.
—Jugaremos.
Seguimos hablando sobre posibles planes y he de reconocer que el haber conocido a ese chico, me podía abrir la puerta a un nuevo mundo de morbo y sexo.