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Bien en que quedamos, terminemos esto como corresponde.
Siempre tuve afinidad con las mujeres mayores que yo, mi primera vez fue a los 14 años con una casada de 40 pero eso es otra historia.
Sigamos con el relato que nos ocupa, ella estaba en mi falda luego de su segundo orgasmo quedo quieta podía sentir su vagina latir con pequeños espasmos, la sensación es siempre hermosa al saber que has satisfecho a tu compañera de sexo, el hombre no necesita mucho para tener un orgasmo pero la mujer a veces es algo remolona y es importante que como amante procures siempre darle lo suyo sin importar tu esfuerzo, es el precio.
Me beso con los ojos cerrados, sentí su lengua buscar dentro de mi boca, mientras me acariciaba la espalda.
- que rico… que rico – dijo despacito mientras se relamía.
– hace mucho que te tengo ganas pendejo – debo decir que ella nunca estuvo en mi radar siempre la considere una Sra casada lejana y seria “como engañan las apariencias” se removió despacio moviendo las caderas de costado girando respiraba agitada todavía, tenia las mejillas coloradas y los ojos húmedos, me acaricio la cara
– ¿y vos? - Pregunto despacio – ¿no te vas a acabar? – le bese el cuello sin apuro un hombre debe tomarse su tiempo cuando tiene a una buena hembra a disposición.
– ¿estas apurada? Pregunte, ella me dio un chirlo en la espalda.
– ¡pendejo si seguís adentro mio no respondo de mi! – la agarre por las nalgas y la moví despacio ella sollozo.
– no… ¡¡noo!!… me vas hacer acabar otra vez – le bese el cuello despacio y acercándome a su oído le dije le dije.
– si… sos una hembra hermosa… te voy a disfrutar todo lo que pueda – un alago es un arma mortal contra una mujer con deseo, comenzó a moverse despacio mientras me besaba con furia se apretaba con fuerza contra mi cuerpo, por momento pensé que no podría aguantarme pero apelando a todas mis fuerzas logre controlarme, ella resoplaba y gemía hermoso inequívocamente buscaba otro orgasmo, la deje hacer, al poco rato doblo le espalda hacia atrás y lanzo un gemido largo mientras se estremecía lo que me dijo que ya era mía otra vez, la sostuve hasta que se calmo se abrazo otra ves a mi cuello respirando rápido agitada.
– basta pendejo… basta o me vas a matar – me agarro el rostro con las dos manos.
– no puedo creer que llegue tres veces… jamas en mi vida me acabe mas de una ves – le guiñe un ojo
- las carreras se ganan con lo que montas dicen – rio despacio me beso y se apretó a mi.
– no me vas a creer pero sos el segundo hombre con el que estoy en mi vida… el primero fue mi marido y el como que es muy tradicional muy rápido para acabarse muchas veces me quedo con las ganas – me relamí por dentro si me la coj...a bien tenia comida para rato.
- ¿y vos?… quiero sentir que te acabas, quiero tenerte dentro hasta el final no te preocupes, tomo la pastilla religiosamente, no me vas a embarazar -
la bese mientras me agarraba a sus nalgas ella estaba entregada sobre mi falda, podía sentir el calor suave de su feminidad apretando mi pene como su flujo corría por mis testículos decidí que era hora de hacer o mio y a mi manera, era hora de satisfacerme, la saque de arriba mio y la gire sobre la mesada de espaldas a mi, ella de inmediato se apoyo sobre la misma ofreciéndome su cuerpo sin restricción, levante la pollera y busque su sexo, ella cerro los ojos, de un empujón entre todo en ella, dio un grito y con una mano tiro varias cosas que estaban sobre al mesada sin piedad comencé a moverme, solo quería satisfacerme saciarme en ella era mi hora del placer.
Ella estaba en puntas de pie apretaba con fuerza una paño que estaba sobre la mesada mientras con al otra mano se tapaba la boca, me costo poco estar listo, ella lo noto, giro al cabeza y me miro jadeando soltó – eso pendejo de mierda, acabame… déjame toda la leche adentro… dámela es mía… - me deje ir bien dentro de ella la levante del suelo directamente, ella tuvo otro orgasmo, no tan grande como los primeros pero orgasmo al fin mis piernas la obligaron a abrir las de ella quedo en ella aire entregada clavada sin piedad por un macho mas joven potente dispuesto a poseerla sin piedad, no la solté hasta que descargue todo, la sentía sollozar sacudirse intentando sacarme mas y mas, al final quede sobre ella apretándola sobre la mesada rodeando su cintura con mis brazos, nos quedamos allí un rato hasta que nos calmamos.
Cuando me salí desde su interior salio un borboton de leche ella junto piernas – me llenaste sin lastima pendejo - le di un beso.
- Es para que tengas – dije mientras levantaba mis pantalones un poco, ella señalo
- vamos al baño para que te limpies estas empapado, camino frente a mi con al pollera levantada podía ver como le corría mi leche por los muslos se limpio con una toalla que humedeció y procedió a hacer lo mismo con migo, seria dijo – ¡estas empapado che!... ¿yo ice eso? Afirme con la cabeza ella se ruborizo.
- que yegua ¿que vas a pensar de mi? – le acaricie el rostro.
- que sos una hembra de verdad… una mujer de verdad hace eso cuando el hombre la satisface – me beso con fuerza mientras decía - ¡gracias! -
Nos acomodamos la ropa y regresamos a la cocina, la pava hervía sobre al cocina a mas no poder, la apago entre risas nos quedamos un buen rato allí tomando mate y charlando yo apoyado a la mesada y ella jugando, se apoyaba a mi me daba mate en la boca, hubo besos al por mayor caricias y un acuerdo para un futuro encuentro la próxima vez que el esposo se fuera a pescar.
Luego me fui despacio al bar donde esperaban los amigos ya era tarde casi noche, no comente nada “jamas lo hago, un caballero no tiene memoria, un hombre jamas ensucia a una compañera de sexo por mas pu..ta que sea”.
El tiempo nos junto muchas veces, pero eso es otra historia.