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Amo salir a trotar al campo en mis pantalonetas cortas. La libertad de correr en ropa de nena y en medio de la naturaleza, es cuando doy rienda suelta a mi Sissy; a medida que me adentraba en el camino, me iba despojando de mi atuendo masculino. Ese día me sentía nerviosa pero excitada. Siempre aspirando a ser observada y tomada por un hombre viril, maduro, velludo y rudo. El fuerte sol y la brisa del campo eran excitantes para salir del camino y echarme a broncear mis piernas en la colina desde donde se vislumbran las plantaciones de arroz. Y ahí me eché, como una nena solitaria. No pasaron cinco minutos cuando de manera tierna me aborda un trabajador del campo, 50 años, en ropa de trabajo y bastante emocionado de encontrarse una nena como yo:
- ¡Qué lindas piernas¡ ¿Comó te llamas?
- Gracias...Sissy.
- ¿Puedo sentarme a tu lado?
- Adelante
No podía hablar del susto, pena, excitación y nervios que me asaltaban. Mi fantasía era posible; estaba sola con un hombre deseoso, en medio del campo y solamente con una pantalonetica y un top puestos.
En el morral estaba mi ropa de hombre y algunos aditamentos que siempre cargo en mis jornadas de nena.
Sin mediar más palabras, JK se me acercó y puso sus gruesas manos sobre mis muslos, empezó a recorrerlos de manera firme y tierna; me hizo girar para dejarle mis nalgas expuestas y ahí se concentró mientras me decía excitado:
- ¡Qué rico culo, qué lindas piernas, qué rica que estás , nena...!
- ...Ufff rico como me estás tocando toda...
Nunca había estado sola con un hombre, era mi primera vez; y no hubo forma de parar, me tocaba, me besaba y se concentró en mi pequeño agujero impenetrado... Me besó e introdujo su lengua ahí, en el centro del placer.... continuará