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Hermanito te regalo mi virginidad

Esta historia no es mía, me la contó mi terapeuta en un par de las sesiones a las que asistí hace algunos años, a causa de las contradicciones que me surgieron después de la experiencia que relaté en mi historia “Madre soltera, padre ausente…”, que no originó un trauma ni mucho menos, más bien me hacía pensar que había roto una norma moral básica o traspasado un tabú.

Cuando terminé la terapia había resuelto ese quiebre, me había reconciliado conmigo mismo y perdonado a mi madre a quien aun amo de todas las formas posibles.

La historia para comprender los rutas por las que pasa el incesto, que me contó la psicóloga es la siguiente, y no sé si ella fue la protagonista u otra persona, pero aquí va:

Mónica era una chica bien bonita y a sus 14 años ya podía exhibir una linda figura, con su hermano, Bruno de 11 años, más pequeño obviamente, tenían bastante cercanía, ya que sus padres les habían inculcado el cariño que debían tenerse como buenos hermanos.

A Mónica en el colegio le estaban en señando educación sexual, específicamente los tópicos de anatomía y fisiología sexual básica y cambios físicos y emocionales en la pubertad. Como era muy curiosa este asunto le quedó rondando en la cabeza por unos días, hasta que decidió confirmar algunas cosas que había aprendido, observando a Bruno. Una noche lo siguió cuando él iba a acostarse y al momento, de quitarse los pantalones, se sentó en una silla que había frente a él y le dijo “Brunito, muéstrame como tienes el pilín”, Bruno, primero se rio, y le dijo “Pero Mónica, estás loca… eso no se hace, además me da vergüenza”. “Ya pues Brunito, es que en el cole me enseñaron como son los órganos de los niños y tengo curiosidad” Bruno lo pensó unos segundos, y se bajó los calzoncillos. Mónica miro el pequeño miembro de Brunito, con curiosidad y pensó, que en nada se parecía a esos penes de un sitio porno que le había mostrado una de sus compañeras. “Lo tienes chiquito y blandito, tocándoselo con suavidad”. Esa caricia en su pene le produjo a Brunito una rica sensación que le causo una erección.

“Mira lo que pasó!!”, exclamo María al ver como ese penecito se ponía erecto, aunque seguía siendo muy distinto al del actor porno que había visto.

Aunque ella, ya estaba bien desarrolla, pudo ver que, a Brunito, aun no se manifestaba el crecimiento del pene y los testículos, ni el crecimiento del vello púbico, de todos modos, le llamó la atención esa erección.

Bruno, se sintió un poco avergonzado, no sabía si era porque su hermana le había dicho que era penecito pequeño, que era una burla común entre los niños en el colegio, o porque se le había parado cuando lo tocó Mónica.

Pasaba el tiempo y deseaba que le creciera la verga para que su hermana se la volviera a tocar, como lo hacía el mismo cuando exploraba la masturbación,

Mónica, siempre curiosa, comenzó a espiarlo a él y a su padre. Lo esperaba ansiosa que volviera del futbol, los domingos que tenia partido, para tratar de mirarle debajo del short deportivo. A veces tenía suerte y podía verle los testículos velludos. Con Bruno era más fácil, simplemente le levantaba la ropa de cama cuando dormía.

Un día cuando Bruno tenía 14 años y ella 17, estaban en el sofá del living de la casa, cubiertos con una manta ya que hacía frío. Ella lo abrazó, “Brunito tengo frío”, “Está bien”, dijo él, sintiendo en la parte del triceps de su brazo derecho, la tetita izquierda de Mónica. Estaban viendo la película “Bajo el agua”, una película para jóvenes que tiene un par de escenas bien sensuales. Ambos viendo esas imágenes y sus cuerpos con ese nivel de contacto generó una atmósfera que se llenó de deseo. Ambos corazones latían a mil, el brazo de Bruno se quemaba con el contacto de esa teta, la respiración de ambos era intensa. Bruno que aprovechó su posición movió su mano, quedando con la palma sobre el muslo derecho de Mónica, ella sintió el calor de esa mano y arrimó con más fuerza el muslo contra el muslo de Bruno. Mónica, ya estaba muy excitada sintiendo el brazo de bruno apoyado en su teta y la mano de Bruno que comenzó, primero a cargarla sobre su muslo y luego a apretarlo y a acariciarlo.

Ella se atrevió y extendió la mano que tenía libre y le agarró la verga a Bruno, este suspiró profundamente cuando sintió la mano de Mónica en su verga erecta, que ya no era tan pequeñita como la primera vez, Mónica lo notó, aunque ya le había visto la verga, siempre la vio en reposo, sin embargo, ahora mediante el tacto se daba cuenta que era un verga gorda y dura.

Simultáneamente, se volvieron quedando cara a cara a 10 cm de distancia, sentían sus respiraciones se miraron a los ojos y acercaron sus bocas y comenzaron a besarse, el acomodó su mano sobre la vulva de Mónica, se lamentó de que su hermana estuviera vestida con jeans, por que no tenía como tocar directamente esa parte del cuerpo de su hermana que hasta ahora solo podía imaginar. Mónica amasaba esa verga con fuerza, estaba tan excitada que a través de su mano quería descargar esa energía sexual.

Bruno, primera vez que sentía estas sensaciones, hacía algún tiempo había tenido una noviecita, pero solo la había besado, no se atrevía a hacer algo más con ella, pero con su hermana se sentía con más confianza, desde que ella hace 3 años le había acariciado su pene pequeñito.

Mónica se había acomodado arriba de Bruno, “que rico te has puesto Brunito”, el solo respondía a lo que ella lo llevaba, ella le metió la lengua en la boca, el hizo lo mismo, ella le presionaba la verga, el presionaba su vulva, ella le decía “que rico”, él decía “que rico” en eso estaban, cuando escucharon el portón del garaje y vieron el resplandor de la luz del auto del padre, que venía llegando a casa.

Se congelaron, se separaron, cada uno se ubicó en su lugar… Ya habían perdido la atención en la película,

“Hola mamá, hola papá” dijo Mónica mientras entraban a la casa, “Hola mamá, hola papá” dijo Bruno, sus padres se rieron… “Brunito es el eco de Mónica”. “Si mi hermanito, hace rato que hace lo mismo que hago yo, jajaja” dijo Mónica, Bruno le dio una patada por debajo de la manta, comprendiendo el doble sentido de esas palabras.

Luego de cenar con sus padres, jugueteando con sus pies debajo de la mesa, se fueron cada uno a su dormitorio, Bruno se quedo parado en pasillo que iba a los dormitorios y le hizo un gesto de desagrado con el ceño fruncido a Mónica, ella le respondió con la más linda sonrisa que tenía, se acerco a Bruno le tomó suavemente el mentón y le dio un delicioso beso en la boca… “buenas noches hermanito rico”

Era el último año de colegio de Mónica, sus padres le habían dicho que tratara de estar cerca de hermano ya que el próximo año, se verían menos cuando ella fuera a la universidad. Dado esto le dijo a su madre que se irían juntos al colegio, eso hicieron al día siguiente, ella le tomaba la mano “vamos Brunito”. La primera semana coqueteaba con Bruno, lo ponía nervioso, le daba mordiscos en la orejas, “estas rico hermanito”, “se te puso duro Brunito”… Ella sabía que lo excitaba.

Un día le dijo a su hermano, “Brunito volvamos a la casa”, sabían que no había nadie en casa, por sus padres se habrían ido a sus respectivos trabajos.

Entraron a la casa, Mónica se aseguró de cerrar bien la puerta, Bruno sabía lo que ella quería y que él también deseaba ansioso.

“Que buena la película Bajo al Agua, te acuerdas Bruno”, le dijo con una sonrisa y mirándolo primero a los ojos, y luego directamente al bulto de la verga de su hermano, "Si Mony siempre me acuerdo de esa película". Mónica se acercó a él y le beso la boca, luego se abrazaron y comenzaron a besarse y tocarse todo el cuerpo. “Que rico estas hermanito, me calientas tanto”, “si Mónica tu también me calientas”, así continuaron besándose y acariciándose por largos minutos hasta que Mónica sugirió quitarse el uniforme de colegio. Ella comenzó, se sacó la blusa blanca, quedando con un sostén de una tela suave y semitransparente, las tetas se le veían perfectas, Bruno nunca había visto unas tetas tan lindas, solo en el porno de internet.

El se quitó la camisa y los pantalones, ella la falda del uniforme, solo vestían ropa interior, comenzaron a acariciarse por encima de estas ropitas, hasta que él decidió sacarle el sostén y a besarle a su hermana esas deliciosas tetas. Estaban hirviendo, Mónica metió su manita en el calzoncillo de Bruno.

Estaban muy calientes, se revolcaban en el mismo sofá en que se habían tocado por primera vez. “Bruno, soy virgen y me gustaría que tu fueras el primero”, ese fue un desafío demasiado grande para Bruno. Le respondió “Yo también te quiero mucho hermanita, pero no me atrevo a eso”.

Siguieron besándose y acariciándose, ella se atrevió y comenzó a meterse la verga de su hermano a la boca, que delicioso se sentía, fue la primera vez para ambos.

Así continuó todo el año, de vez en cuando simulaban que iban al colegio y se devolvían a casa a disfrutar el uno al otro, ya se conocían el sabor de sus líquidos, se habían lamido enteros hasta los dedos de los pies, pero nunca tuvieron un coito, aunque ella se lo pedía insistentemente a su hermano “Bruno, quiero dejar de ser virgen con tu verga”, él ya tenía 15 años. Ella lo amenazaba “si no la haces tú, se la voy a entregar a mi papá y tendrás que cogerte a mi mamá, jajaja te imaginas esa fiesta”

A los lectores les advierto que esa fiesta no ocurrió, Mónica era bastante normal, tanto ella como Bruno, lo único fuera de lo común que tenían, era que a su amor filial le habían sumado el disfrute sexual.

Al año siguiente, Mónica entro a estudiar a la universidad, Bruno la extrañaba, aunque algunas veces volvieron a las prácticas de juntarse en la casa durante las mañanas cuando sus padres estaban trabajando. Un día volvieron, entraron juntos y se encontraron a sus padres cogiendo en su sofá, ella en posición de perrito. Fue una situación muy incómoda para todos. Los padres se medio vistieron rápidamente y se fueron a su habitación. Ellos se quedaron en el living, se sentaron en el sillón …”te imaginas hubiera sido al revés, que ellos hubieran llegado después de nosotros”. Dijo Mónica y agregó "¿has visto? tu tienes mejor pene que mi papá” y le sonrío acariciándole el paquete.

Mónica un día cerca de fin de año, en una típica reunión familiar de fin de semana les dio una noticia a sus padres y hermano; les dijo, “querida familia, les informo que desde ayer tengo novio”. “Guau y quién es el afortunado?” preguntó el padre, “ y yo no sabía que ya habías decidido con cual quedarte” le dijo su madre. “Mamá tu sabías esto?” dijo Bruno sonrojado.  “Por supuesto, soy su mamá, para esto los hermanos no son muy buenos consejeros jajaja”. Ese día, y al siguiente Bruno no le dirigió la palabra a Mónica, moría de celos.

“Hermanito, te quiero mucho, pero nosotros no podemos ser novios, tenemos que ser más normales” le dijo Mónica. “Lo tengo claro, es que es difícil aceptar que un imbécil te esté tocando, siento que debes ser solo mía, te amo…” y se echó a llorar, ella lo abrazó y le dio un delicado beso en la boca. “Hermanito lindo…”

El tiempo transcurría, Bruno ya estaba grande, se aproximaba su cumpleaños. Este es el evento que hizo que mi terapeuta me contara esta historia. Bruno y Mónica mantenía algunos juegos eróticos, el acariciaba indebidamente a su hermana, simulaba algún tropezón para caer encima de ella y tocar esas tetas que amaba, o cuando pasaba cerca de ella le acariciaba el culo o le susurraba frases obscenas con la boca pegada en su oreja. Ella correspondía también con toqueteos fugaces o "que rico se te ve el paquete Brunito".

Un día que el “innombrable”, como llamaba Bruno al novio de Mónica, estaba de visita en casa, ella se encontraba en la cocina preparando unos picoteos (bocadillos), Bruno se puso detrás de ella y comenzó a hablarle apegando su boca en la nuca de allá y su verga apuntándole al culo. Ella levantó esa delicia de culo y se echó para atrás para sentirlo bien apegado y comenzó a girarse sonriendo para decirle algo a su hermano, cuando pasó la vista por la puerta vio parado en la puerta de cocina a su novio, ella tiro lo que tenía en las manos, empujo a su hermano, mientras el innombrable salía raudo de la casa para no volver nunca más. “Yo sabía que esto es riesgoso Bruno, qué hemos hecho” "eres mía hermanita” respondió él.

Como ya lo dije para el día del cumpleaños de Bruno, era adulto por fin, cumplía 18. Ese día hubo fiesta de celebración en casa con amistades y familiares, se cantó el cumpleaños feliz, Bruno pidió los tres deseos con los ojos cerrados y en silencio “perder la virginidad con mi hermanita, perder la virginidad con mi hermanita, perder la virginidad con mi hermanita”, comenzó el rito de abrir los regalos, abrió los paquetes de todos, pero no había regalo de Mónica. Ella lo abrazó y dijo en voz alta “Felicidades querido hermanito, te quiero mucho”, y le susurró al oído “¿Qué regalito quieres de mi parte hermanito rico?”.

Terminó la fiesta, todos se fueron, los padres se fueron a la cama estaban muy cansados, de hecho, el padre estaba medio dormido a esas horas, y la madre también, ”uf! estoy muerta” dijo ella. Escuchar esto motivó a los hermanos para quedarse a solas.

“¿Y hermanito… qué regalito vas a querer que te dé?”, le dijo Mónica parándose delante de él, tomándolo de las presillas del pantalón y acercado sus cuerpos, ambos podían sentir sus respectivos sexos separados por la tela de su ropa.

“Mónica te amo, ahora si quiero tu virginidad”, “Brunito, mi hermanito rico, solo mi mamá lo sabe, pero ya no soy virgen”. Bruno sintió una puñalada en su corazón, trató de balbucear algo, pero Mónica lo interrumpió “Brunito, le dijo, tengo 21 años es normal. Pero el regalo puede ser igual de rico, dame TU virginidad”. Bruno miró hacia arriba, suspiró, abrazó a su hermana y le dijo “si, sería el mejor regalo de la vida”.

Bruno, se fue a su dormitorio, se quitó toda la ropa y se metió entre las sábanas, estaba algo mareado, no sabía si era por la ansiedad o los vasos de cerveza que había bebido. Mónica mientras tanto, se desnudó quedando solo con una tanguita, se cubrió con una bata, salió de su dormitorio y puso en la puesta el letrero que usaba desde pequeña, para que respetaran su privacidad “NO MOLESTAR”, nunca nadie paso por alto esas palabras.

Bruno, con una mano en la verga trataba de imaginar que iba a pasar en un momento más. Mónica entro al dormitorio y cerro la puerta con seguro por dentro, se paró frente a la cama, tiró al suelo la bata que traía sobrepuesta, ante la mirada lujuriosa que echaba su hermano a ese cuerpo exquisito, mordiéndose un labio. Él quería quedarse más tiempo disfrutando de esa visión, pero ella le dijo. “Bruno sácame el calzón”. Bruno levantó la sábana, ella le vio la verga y pensó “que deliciosa roca, es mejor que todas las que me he comido”; Bruno tomo las tiritas que sujetaban el pequeño triangulo de tela, y comenzó a bajarlas. Así quedó descubierta esa vulva, que desde hace tiempo solo había acariciado, y que ahora de veía más deliciosa que nunca, rosadita y sin vellosidad. Mónica se había depilado especialmente para él.

Ella de pie y él sentado, le tomó la cabaza y la apegó contra ella, así el tenía nuevamente cerca de su boca esa delicia, Hicieron lo que hace tiempo habían dejado de hacer. Recorrieron lamiéndose cada centímetro de sus cuerpos,.. “Hermanito rico, hermanito me calientas tanto”. “Hermanita, deja que te meta la lengua, ábreme esa conchita, quiero esos jugos en mi boca estoy en llamas” …

Hasta que por fin ella le dijo “Bruno quiero por fin tu verga dentro de mi”.

“Ven Brunito ponte aquí”, para que se sentara al borde de la cama, Ella abrió las piernas y se puso en posición de montarlo, con su mano acomodó la verga de su hermano a la entrada de su jugosa conchita y bajó su cuerpo, para sentir como se le metía la mejor verga del mundo, Bruno sintió como un fuego que abrazaba ese fierro que le estaba metiendo a su hermana, ambos gimieron al mismo tiempo. Habían olvidado a sus padres y al resto del mundo, en ese momento lo único que existía era ese amor de hermanos convertido en calentura y deseo.

Bruno y Mónica se abrazaban con fuerza, mientras ella subía y bajaba a un ritmo cada vez mayor, sintiendo toda esa verga dentro, “Ay Brunito que profundo me lo metes…”

El le basaba las tetas, le mordía los pezones, “hmmm que rico lo haces hermanita”.. hasta que ya iba a explotar “me voy, Mony, me voy”, “espera, espera…” le dijo ella, no acabes adentro, “No me estoy cuidando” rápidamente se levantó, mientras Bruno jadeaba sentado al borde de la cama, ella se arrodilló frente a el y comenzó a darle una mamada, esto duró solo unos segundos, "Ay viene" le dijo Bruno y soltó un chorro de semen dentro de la boca de su hermana. “Hmmmm Brunito, me lo tragué, que rico está…”, “Te amo hermanita”, "y yo a ti hermanito”.

Después de esto fueron una pareja clandestina por un año, hasta que ella se cambió de carrera, en la universidad para estudiar psicología, ahora es especialista en temas de familia e incesto,

Esa familias sigue siendo una Familia feliz.

Los hechos principales de esta historia me los contó mi terapeuta, yo agregué algunos detalles para hacerla más entretenida, cuidando de no alterar la esencia de los hechos.

consentidocl

Soy hombre heterosexual

visitas: 2233
Categoria: Amor filial
Fecha de Publicación: 2024-05-30 23:18:02
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1 Comentario

Uff muy buen relato. Ojalá la terapeuta te cuente más

2024-06-19 15:14:35