Nos encontramos Marion y yo en la consulta de la psicóloga a la misma hora, ya era la tercera vez que la veía, ella salía cuando yo estaba entrando, ese día extrañamente teníamos ambos el mismo horario. Estábamos en la sala de espera cuando llegó nuestra terapeuta, nos vio, sonrió nos saludó y nos dijo: “que bueno que estén por acá, les suplico que me esperen, estoy un poco atrasada, pero si gustan, pueden charlar mientras…”

“Ok, dije, no te preocupes, por acá nos entretendremos con Marión”.

Marión era una mujer de unos 50 años, muy bien llevados, me sentí afortunado de que la psico, nos hubiera reunido. Yo supuse que era junta, era propiciada como parte de la terapia, pero también quería aprovechar de poder entablar conversación con Marión, que desde la primera vez que la ví me pareció una mujer muy linda.

“Hola Marión, un gusto en conocerte, al parecer tenemos algo en común, por alguna razón la psico, nos invitó a conocernos”, fui directo, ya que era obvio que, dada la especialidad de nuestra terapeuta, algo deberíamos tener en común.

“Así parece” me respondió y comenzamos a conversar, con las típicas preguntas “¿dónde vives?, ¿en qué trabajas?, ¿casad@, solter@, viud@?. Y todas esas preguntas y chachara típica que tienen dos adultos cuando se conocen. Hasta que llaga la pregunta más importante: ¿hijos, hijas, padre, madre?...

“Bueno por eso estoy acá”, “yo también”

Salió la terapeuta, no pidió o nos suplicó que la disculpáramos, pero tenía una urgencia y tenía que retirarse. “… pero veo que ya son amigos, jajajaj, sigan conociéndose, nos vemos en la próxima sesión”. Creo que todo esto fue intencionalmente preparado por ella para que Marión y yo compartiéramos nuestras experiencias.

“Marión, te invito a un café para obedecer la recomendación de la psico, y seguimos conociéndonos”, está claro que intención era algo más que “conocernos”, tratándose de una mujer tan atractiva.

“Por supuesto, no hay problema tenemos tiempo para un cafecito”, dijo Marión, y nos dirigimos al café más cercano.

Ya instalados, Marión, sin dejar que el tiempo transcurriera me dice “Y porqué estás en terapia”, al principio no supe que responder, porque mi intención no era conversar sobre la terapia, pero ya que estábamos en esa, le respondí…”Mira, entiendo que por la especialidad y los casos que atiende nuestra psicóloga, sabrás entender que yo vengo a terapia por un caso de incesto en el que estoy involucrado”. Traté de usar el lenguaje más neutro, pero directo posible. “Wauu, exclamó, qué interesante, al respecto no sé mucho, pero te atreves a compartir ¿cual es el “caso en el que estas involucrado”?”, dijo haciendo el gesto de las comillas con los dedos.

Ya a esas alturas, la opción de mi intención de galán con Marión no era viable, así que no me quedó más remedio que continuar en el rumbo que había tomado esa charla.

“Te voy a contar mi historia con la condición de que tu me cuentes la tuya” le dije mirándola directamente a los ojos. “Okay, pero ¿tu,estas dispuesto a escuchar una historia turbia?”, “ jajaja más que la mía no creo…”.

Así fue que Marión, fue la tercera persona en conocer la historia incestuosa mi madre conmigo. A ella también le describí todo lo que viví con mi madre y como aun la sigo amando. “Es tu turno le dije”…

“Okay, no se porqué vienes a terapia tu historia es muy linda, ya quisieran todos los hijos del mundo, tener ese amor de sus madres”, me dijo. Yo quedé medio congelado con esa respuesta. Luego ella me dijo. “bueno, afírmate, acá va mis historia”, y comenzó su relato.

“¿Conoces el sitio de avisos clasificados mebusca?”, me preguntó. “Si claro, todo el mundo lo conoce”, le dije. “Ahí comenzó, todo”, dijo y comenzó su relato:

Ese sitio lo conocí porque alguna vez quise vender unos muebles usados y los publiqué y vendí por ahí. Pero además descubrí que tenía un apartado dedicado a los contactos interpersonales y también, comercio sexual. Eso me interesó, y comencé a mirar que había una sección que se llamaba “chica busca chica”, y a mi siempre me han gustado las mujeres. Soy divorciada con una hija, y vuelta a casar, no obstante, siempre mi debilidad han sido las mujeres,

“Ups, hasta aquí llegué”, pensé para mis adentros, “cero posibilidades con una lesbiana”, ella continuó su relato.

Me hice un perfil falso e hice mi primera publicación: “Mujer adulta, 39 busca jovencita para aventura sin compromiso”, así tuve mi primera relación lésbica extramarital con una chica 10 años menor. Salimos algunas veces y con ella a esta edad pude tener mis primeras relaciones sexuales, que de verdad gozaba y disfrutaba. No como esas hetero que para mi terminaban siendo algo desagradable y absolutamente olvidable. La relación con esa chica duró poco, porque en realidad, yo no sabía moverme en el mundo lésbico, pero quería amar y ser amada por una mujer.

Seguí publicando avisos, pero ahora le agregué “busco jovencita”. Así fue que un día, entre las muchas respuestas, hubo una que me llamó la atención. “Hola amor, tengo 19, con poca experiencia, me encantaría aprender contigo. Paloma Solitaria”. Le respondí en el mismo sitio “querida Palomita, aunque soy mayor, tampoco tengo mucha experiencia, hasta ahora recién me he atrevido a disfrutar de mi sexualidad. Spiderwoman”. “Que te parece si nos juntamos alguno de estos día y vemos que pasa, quiero estar con una madura, pero, ¿como voy a saber quien eres, si nunca nos hemos visto?”, “No te preocupes, sabremos reconocernos, yo buscaré a una pendejita linda y tu a una madura caliente. Jejeje”

Así que me atreví y le dije “Ok, ¿qué te parece si el viernes, a las 6 pm nos encontramos en la tienda de Hogartronic en el centro’”, “Perfecto querida spiderwoman, sería rico que me atrapes en tus redes, jajaja”.

Esperé con ansias ese día, imaginando encontrar a esa deliciosa jovencita para disfrutar del verdadero placer del sexo. Entré a la tienda las 4.55 pm, caminando y mirando los artefactos electrónicos, como si de verdad quisiera comprarlos, pero pensando en como sería la niñita que estaba esperando y a quien le acariciaría las tetas como ella me había dicho a través de los mensajes de mebusca.

En eso estaba, cuando girando alrededor de una de las columnas y anaqueles que hay en el centro de la tienda, me encuentro cara a cara con quien menos hubiera pensado. Allí estaba María José, mi única hija. Preciosa y vestida muy sexy, primera vez que la veía con esa vestimenta, olía a mujer con exquisito perfume.

Ambas nos miramos, no sabíamos que hacer o decir… “María José que haces por acá?”. “hmmmm estoy buscando un, un pendrive. Tengo que llevar un pendrive mañana a la U. … y tu mamá, ¿qué onda?” me respondió sonrojada y tartamudeando.

“¿Yo?. Yo estoy mirando los hornos, necesitamos renovar el microondas…” le dije, en ese lugar de la tienda solo hay artículos de audio”.

Ambas salimos juntas de la tienda sin comprar nada y haciendo el papel, que naturalmente teníamos… madre e hija.

Esa tarde llegamos a casa, ambas en silencio. Nos fuimos cada una a sus respectivas habitaciones, hasta que llegó la hora de cenar. Preparé la mesa, unos café y unos sándwiches de queso, que son los que más le gustan a mi hija.

La llamé. “María José a la mesa, te espero”, le dije en voz alta para que me oyera en su habitación…” “ya voyyy”. Respondió.

Al rato llegó a la mesa, venía con su camisa de dormir, ya no era la chica sexy y perfumada de la tienda, yo tampoco la Spiderwoman, me había cambiado, y vestía un jeans y una camisa suelta.

“Mamá, y qué pasó con el horno, que ibas a comprar?” me preguntó María José. “Creo que era tan importante como el pendrive” le respondí.

Ya estaba sentada a la mesa, me miro y me dijo con voz temblorosa “¿mamá tu eres spiderwoman?”, esa pregunta en otras circunstancias hubiera sonado como la pregunta más chistosa del mundo, pero en este caso era la pregunta más extraña.

No supe que decir. Me quedé congelada, mirando a mi hija y pensando que quizás ella era la jovencita sexy, con la que yo deseaba tener sexo. “Si mi amor”, le dije, “soy yo la mujer madura que busca a una jovencita para gozar del amor entre mujeres, entonces ¿tu eres Paloma?”, ella me respondió: “Si yo soy Paloma Solitaria, y soy la chica que desea tener relaciones con una mujer madura”.

“Mamá, jamás me hubiera imaginado que tu eras…..”, “Si mi amor…” le respondí. En ese momento, ambas nos levantamos de nuestras sillas y nos abrazamos.

Al principio fue un abrazo de madre e hijas, yo le hablé al oído “amorcito, espero que me perdones por esto, jamás hubiera pensado….”.”no mamá, no hay nada que perdonar. ¿Sabes porqué yo buscaba una mujer madura?, porque yo en el fondo quería alguien como tú, toda la vida, desde que soy adolescente, que te miro y te deseo como mujer. Cuando te ví en la tienda desee que no fueras tu y que Spiderwoman, fuera esa mujer igual a ti”, cuando dijo esto besó mi cuello. Esa fue la chispa que encendió el fuego, si bien yo veía a mi niña, como una jovencita linda. Recién en ese minuto caí en la cuenta, que no era una niñita, y que era como yo deseaba tener a una mujer. Joven, linda y muy sexy, eso era ella…

Yo no sabía como reaccionar, pero ese abrazo era una delicia. Comencé a sentir el contacto de nuestros cuerpos, centímetro a centímetro, sentía su respiración en mi cuello. Las tetas de ambas, unidas se sentían exquisitas.

“Spiderwoman, quiero que me atrapes en tus redes, me dijo mientras buscaba mi boca con su boca”. Yo la seguía, ella en ese momento tenía la iniciativa, yo había optado por seguirla.

Comenzó a besarme mientras tomaba mi nuca para que yo aceptara esos besos, luego me dijo “Spiderwoman, estoy en tus redes”. A ese momento yo, ya había aceptado que deseaba coger con esa deliciosa Palomita, y la quería toda.

En ese instante ya éramos una adulta que desea coger con una jovencita y una niña que desea entregarse con todo a placer del sexo con una mujer mayor.

Comenzamos a quitarnos mutuamente la ropa. Yo le quité la camisa de dormir y quedaron frente a mis ojos esas tetitas exquisitas, que no las heredó de mi pero que eran pequeñas, pero lindas como dos limones que comencé a acariciar y chupar, succionánole los pezones, por que es algo que a mi me gusta que me hagan. Ella me hizo lo mismo, que rica se sentía la boquita caliente de mi palomita chupándome los pezones.

Luego me quitó los jeans, “hmmm que rica se te ve esa conchita mami, te has depilado igual que yo, mira”, me dijo. En efecto estaba depilada, tenía una conchita preciosa, rosadita. Mi primer instinto fue, tocársela con toda la palma de de la mano cubriéndole toda es vulva. Pude sentir como ya se había humedecido.

“Mami méteme los dedos por favor, hace tiempo que sueño con esto…” y comencé a meterle los dedos y luego a acariciar su clítoris, que es pequeñito, pero estaba muy duro.

“Yo también deseo que mi Paloma haga algo rico”, le dije, “chúpame el chorito, quiero sentir tu lengua de mujercita caliente”, ella se arrodilló y comenzó a lamerme la vulva, y a succionarme el clítoris, que rico lo hacía.

Después de eso, nos fuimos a la cama, así en posición horizontal, nos besamos, nos chupamos mutuamente las tetas, hicimos un 69 durante varios minutos, haciendo todo lo que puede hacer una lengua en una vulva. Ya habíamos dejado de ser madre e hija; éramos dos amantes apasionadas disfrutando del sexo de todas las maneras que se nos ocurría. Terminamos haciendo unas tijeras, que rico se sentía como se frotaba su chorito contra el mío, así fue como nos llegó simultáneamente el primer orgasmo, fue una explosión de placer. Estuvimos disfrutando la una de la otra hasta que agotadas, desnudas y abrazadas nos dormimos.

Al día siguiente y durante un par de meses estuvimos cogiendo con mi hija, como si el mundo se fuera a acabar. Fueron días y noches increíbles…

“¿Y por qué estas en terapia?” le pregunté a Marión.

“hmmm es difícil de explicar….” dijo