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El tipo del parque era su padre

Ya hemos establecido una buena amistad con Marión de vez en cuando, después de terapia, nos juntamos para conversar y tomándonos un café. Fue en una de esas ocasiones en que le pedí que me sacara de la duda y me contara acerca de su terapia y por qué era difícil de explicar. “Está bien, pero la historia es aun más sórdida de lo que ya sabes de nosotras”. Me dijo y comenzó su relato, que a su vez era el relato de otra persona; su ex marido.

En efecto Marión comenzó por decirme que todo lo que me iba a relatar era lo que Felipe, su ex marido le había dicho.

Resulta que Felipe, desde que se había ido de la casa nunca volvió a verla a ella ni a María José. Sin embargo, cada vez que podía les hacia llegar dinero, ya que su trabajo era bastante inestable. Su pega, como llamamos en Chile al trabajo, consistía en intermediar en la compra y venta de terrenos, en general ganaba bastante dinero cada vez que hacía un negocio, pero a su vez estos negocios ocurrían cada varios meses, incluso hubo una vez que vivió un año entero con la ganancia de una venta, sin embargo, no pudo cerrar ningún otro negocio en todo ese período. Bueno resulta que una vez en que andaba de paso por la ciudad decidió que quería ver a su hija, a la que había dejado cuando ella aun no cumplía 2 años y el tenía 28. Lo que sabía es que ella estudiaba en el Colegio Italo Chileno, y que debía estar más o menos en 2do medio, ya que tenía a esas alturas 16 años.

Ese día Felipe se acercó al colegio a la hora en que salían las chicas y de entre ellas y vio un grupito que aparentemente tenían la edad que debería tener María José. Y de pronto el corazón le dio un saltó cuando, entre grupo había una pelirroja de lindos ojos verdes que lucía tan linda como Marion cuando él la conoció. Efectivamente no cabía duda de que era su hija. Las observó y vio que iban en dirección del parque que hay frente al colegio, cruzo la calle en paralelo con las chicas, al principio quiso alcanzarlas para poder ir a saludar a su hija, pero decidió esperar un momento para curiosear y ver como pasaban ese rato en el parque.

El estaba vestido muy elegante con traje azul oscuro, camisa blanca y corbata de tono lila. Se sentó en un banco justo al frente de donde se instalaron las chicas a unos 20 metros de distancia. En un instante se dio cuenta que todas las chicas lo miraban, así que tomo uno de los documentos que llevaba en la mano y simuló que lo leía.

Momentos después se dio cuenta que las chicas le daban la espalda y que solo estaba María José vuelta hacia él y lo miraba. En ese momento no supo si pararse e ir a presentarse, pararse e irse o simplemente quedarse ahí a la expectativa, optó por la última opción.

María José lo miraba insistentemente, Felipe le sonrió y ella a él.

Ella estaba mirando a un adulto cuarentón bien parecido y elegante que le respondía a sus miradas. Le gustó esa situación y comenzó a juguetear con la idea de coquetearle. Por su parte el no podía dejar de pensar que esa preciosura fuera su hija. Tenía una linda silueta, con esa faldita colegial que llevaba se veía muy sexy, sus piernas eran tan perfectas como las de su madre, incluso más deliciosas. En algún minuto definitivamente dejó de pensar que era su hija y comenzó a seguirle el juego de seducción que había comenzado María José. Ella en un momento abrió sus piernas y luego las cruzó, ante la mirada de Felipe. Así dejó a la vista de él muslo de esa pierna, que se veía más sexy aun con unas medias retraídas en sus tobillos. Se tocaba provocativamente la piel del muslo de la pierna, era una imagen que a Felipe le provocaban una gran excitación.

En un momento las chicas se pasaron para el otro lado del banco, detrás del respaldo y se escondieron. Felipe no entendió que pasaba, hasta vió que salía humo dónde estaba. Las niñas estaban fumando escondidas, sentadas en el suelo detrás del banco. Solo María José de quedó de este lado del asiento, pero mirando hacia atrás donde estaban las amigas, de rodillas sobre el asiento dándole la espalda, o mejor dicho, el culo a Felipe. En esa posición, y con esa faldita corta quedaban a lo vista completamente la parte trasera de las piernas, y en cada movimiento se le asomaban levemente las nalguitas y parte de eses calzoncito con blanco con lunares rosados. Que exquisita visión, nuca la olvidaría.

Felipe en ese momento, pensaba en lo aberrante de sus emociones, la niña menor de edad lo tenía caliente, y no solo era menor de edad; era su hija. Pedófilo e incestuoso, en que pensaba…

Así fue como Felipe vio por primera vez a su hija después de haberla dejado cuando ella tenía apenas un año y meses.

Después de esto Felipe, no volvió a verla hasta después de algunos años, exactamente 7 años.

María José, descubrió que a su madre, de vez en cuando le llegaban importantes sumas de dinero, como eso había pasado siempre, ella lo había naturalizado, pero ahora que era adulta le llamó la atención y quiso conocer de dónde venían. Así fue que, investigando en la cuenta bancaria de Marion, encontró que esos dineros provenían de su padre, lo que le sorprendió mucho dado que su madre siempre le dijo que él las había olvidado y nunca las ayudó.

Después de meditar mucho el asunto y ahora que estaba en una situación muy rara con su madre, María José decidió buscar a su padre para aclarar una parte importante de su vida, aunque sospechaba que la orientación sexual de su madre podría haber sido causa de su alejamiento.

Dado que tenía el nombre completo y rol tributario de su padre no le costó mucho encontrarlo. Le envió un mensaje al mail que tenía registrado en la cuenta de banco de su madre, diciéndole quien era y que deseaba conocerlo para aclarar algunas cosas.

Cuando Felipe recibió ese correo, no supo en principio si aceptar verla u olvidarla, porque desde que vio a esa niña linda y sexy, no dejó de pensar en ella ni tampoco dejar de imaginar cómo sería hoy ya adulta pero lamentablemente su hija. Finalmente le respondió que si le interesaba verla y que se encontraran en una fecha próxima en que el tendría que ver un negocio en su ciudad.

Llegó el día en debían reunirse, él eligió un café que conocía, era pequeñito y con un ambiente muy íntimo.

El estaba en la mesa para dos, del fondo, como venía de una reunión de negocios, vestía bastante elegante de traje y corbata. Se puso de pie cuando vio entrar. Preciosa pelirroja de ojos verdes y fue saludarla, ella retrocedió cuando lo vio acercándose. “Hola soy Felipe” le dijo, ella mostró una gran sonrisa y le dijo que su madre siempre le había dicho que su padre era un gordo mal parecido. Ambos se rieron y se sentaron a la mesa y cada uno hizo su pedido a la mesera.

Ella comenzó la conversación diciéndole, que no sabía que el las apoyaba económicamente, que su madre siempre le dijo que el las abandonó sin explicación alguna y que por favor le contara porqué se había desaparecido de sus vidas.

El comenzó por explicarle que él y su madre se conocieron y se enamoraron muy jóvenes y que fueron buenos amigos, más que pareja y que no entendía por que se habían casado. Luego que ella nación Marion se sinceró con él diciéndole que era lesbiana. Obviamente no necesitaba mayores explicaciones para comprender la separación. También le explicó como era su trabajo y por qué no era constante en sus transferencias de dinero.

María José le dijo que efectivamente, era lo que ella sospechaba respecto del rompimiento con su madre y que quería agradecerle por haberlas apoyado en forma, hasta ahora anónima, pero se alegraba de conocerlo. Así, tarandolo en todo momento de usted y con algo de distancia fue explicándolo como había transcurrido su vida, hasta que en un momento guardó silencio, lo miró a los ojos y sonriendo le dijo. “Hey, Tu eres el tipo del parque!! Jajaja, Felipe definitivamente no eres un gordito feo, como decía mi mamá”.

Ahora ambos sabían que hubo un momento de coqueteo y seducción, hace unos años cuando ella era una lolita.

“Sabes, las niñas me decían que no te provocara, que eras un hombre grande, pero de verdad me gustaste, seguramente porque necesito una imagen paterna jajaj. Pero estabas bien rico, aun lo estas”

Felipe no podía creer lo que escuchaba, sin embargo, al mirar a esa delicia de mujer tampoco podía dejar de imaginar como sería sexualmente ese caramelito pelirrojo.

Necesitaban seguir conociéndose, tenían mucho que conversar. Felipe le pidió que lo acompañara que quería cambiarse, llevaba muchas horas vistiendo traje y corbata.

El hotel en que se hospedaba estaba cerca del café de modo que se fueron caminando algunas cuadras, ella un par de veces le dijo que estaba muy feliz de conocerlo, y sobre todo que él fuera el “tipo del parque” y le beso la mejilla. Cuando estaban entrando al hotel ella le tomo la mano así entraron al hall, el pidió su llave “estoy en la 69” le dijo a la recepcionista, “hmmmm mira tú, ajaja”; dijo María José, luego agregó “soy su hijita” y le guiño el ojo.

Llegaron a la habitación, Felipe se quitó el blazer y luego cuando iba a quitarse la corbata, ella le detuvo las manos y le dijo “espera yo te ayudo, siempre he querido hacerle esto a un hombre guapo”, y comenzó a quitarle la corbata, corriendo el nudo y luego retirándola lentamente desde el cuello de Felipe. En esos momentos Felipe con la excitación que sentía, decidió olvidar prejuicios y tabúes y se dejó llevar por sus instintos, siguiendo el juego a esa mujer le estaba desatando ese deseo reprimido que estaba a punto de estallar. Pero en un ultimo atisbo de cordura el le dijo, “amor, soy tu papá”, “no, mi papá es un gordo feo que me abandonó cuando yo era una bebé”.

En ese momento continuó su tarea de desvestir a un hombre guapo, comenzó a desabotonarle a camisa y a besarle el pecho que iba quedando descubierto, en ese instante él la tomó con un brazo por la espalda y con la otra mano en la nuca y comenzó a besarla, con un beso lleno de pasión, las lenguas de ambos se juntaban se entrelazaban, el calor de sus bocas era un incendio húmedo y delicioso. Luego fue el turno de él de desabotonarle la blusa, dejando al descubierto las tetas más hermosas que había visto, redondas y turgentes que estaban echas a la medida de sus manos, que delicia de mujer tenía en sus brazos. Luego ella comenzó a ayudarle a abrir el cinturón y la cremallera del pantalón para encontrarse con la forma de esa verga marcada en el boxer, comenzó a masajear ese paquete por encima un buen rato, apegando su cara y sentir la suavidad de esa tela que escondía ese pedazo de fierro caliente. En momento, y de improviso le bajo el boxer y quedó con esa verga tiesa y caliente frente a su cara, la agarró con las dos manos miro a la cara a Felipe, “que rico lo tienes”, y comenzó a besarle esa verga y luego a metérsela en la boca, mientras emitía un delicioso sonido “hmmm, hmmm”. Terminaron de desvestirse y se tendieron en la cama, Felipe se sentía el más afortunado del mundo, al tener a esa criatura deliciosa, desnuda tumbada en la cama junto a él. María José extendió la mano y tomó desde el velador la llave de la habitación que llevaba el número de la misma, se la mostró a Felipe y le sonrió, él comprendió el mensaje y se acomodó en la cama de modo que quedó con su cara a la altura de la entrepierna de ella. Qué imagen más deliciosa tenía frente a sus ojos, una vulva perfecta, rosadita sin bellos… Se acercó lentamente, mientras allá abría las piernas dejándole disponible esa cosa que se veía tan, tan exquisita. Primero la besó con un beso tímido para sentir la delicadeza de esa piel, luego la lengua comenzó a explorar milímetro ese pedacito de cielo, hasta que comenzó a saborear esos jugos que mojaban esa delicia. Le succionaba el clítoris, luego los labios mayores, después lamía toda la vulva. Todo ese placer que sentía se acrecentaba más al sentir como ella, mientras tanto, tenía su verga en la boca, moviéndola intensamente, a la vez que le agarraba los testículos. Así estuvieron varios minutos, sin tener noción del tiempo. Para luego, ante la solicitud de ella “Felipe, lindo… métemelo”, el se ubicó encima de ella y le metió la verga, primero lentamente, disfrutando cada centímetro que iba entrando mientras ella gemía. “hmmm que rico Felipe, que rico me estas haciendo Felipe”. Fueron minutos en que nada en el mundo existía, más que ellos dos, en esa extraña complicidad que los ponía al margen de todo lo que les rodeaba, estaban solos en el universo, cogiéndose inflamados de placer.

Después de esto, con mucho cariño se trataron mientras ella se vestía y el continuaba desnudo en la cama. “¿Hasta cuando estas en la ciudad?, ¿Te puedo volver a ver?, ¿De verdad te gustó mi uniforme escolar?”

“Solo dos días más; si me gustaría volver a verte; si, nunca olvidé esa faldita”

Esa noche, Felipe no podía conciliar el sueño, la situación en que se había puesto lo tenía muy intranquilo, el remordimiento de haber cogido con su propia hija, pero que lo justificaba pensando que, prácticamente no tenía sentimientos de padre con ella, ya que de hecho nunca la conoció como hija; que son dos adultos disfrutando de sus cuerpos sin dañar a nadie. ¿Y si mejor, se iba rápidamente, para no volver a ver a María José?.

A la mañana siguiente, bien temprano, estaba María José en la puerta de la habitación 69, quitándose el impermeable que le cubría toda la ropa que traía puesta. Tocó el timbre, Felipe con sorpresa se aproximó a abrir la puerta y la vio, ahí estaba ella vestida de uniforme, con esa faldita corta, mucho más corta que cuando la vio hace años, con la blusa, ceñida de modo que las tetas de esa hembra se veían más deliciosas. Y esos ojos verdes de mirada felina, chispeante. “Hola Felipe. ¿De verdad te gusta mi uniforme?”.

“Estas deliciosa, ahora me calientas igual, pero no me siento un pedófilo, jajaj” Y la abrazó y besó.

Le dijo, que le llamaba la atención haya entrado directamente, ya que no le avisaron de la recepción que ella venía. “Le recordé que soy tu hijita, jajaj”

“Bueno lo que viene, lo podrás imaginar” me dijo Marion. Después de eso y pasado unos días, María José le contó lo que había pasado, es decir la aventura que había tenido con Felipe. Fue un desastre lo que ocurrió, Marion n quería aceptar la situación y comenzaron ambas a entender que había una situación que ameritaba ayuda externa. Por un lado, había un tema de relación de incesto y lesbianismo entre ambas y por otro lado incesto entre María José y Felipe.

Tal fue la situación que al principio se odiaron, luego se perdonaron, pero no se han vuelto a ver, quizás hasta que cada una, de alguna manera tenga clara su situación en la vida, con ayuda psicológica obviamente. El último contacto con María José, fue a través de un mensaje en el que le hablaba de la existencia de un fenómeno llamado Atracción Sexual Genética (ASG), y se da entre personas que son familiares, pero que por diversas razones no han vivido juntas.

 

 

 

 

 

 

consentidocl

Soy hombre heterosexual

visitas: 1564
Categoria: Amor filial
Fecha de Publicación: 2024-06-28 11:03:08
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1 Comentario

Uffff que la hija se coja a los dos padres, no tiene precio

2024-07-01 01:09:41