Omar se encontraba desesperado, era verano y el calor no daba tregua. El pueblo se llenaba de turistas gracias al lago y los ríos que bañaban los campos.
Él, un hombre de más de 50 años trabajaba desde hacía tiempo llevando turistas a los diversos lugares de la región.
Sabía que le gustaban los hombres desde pequeño, pero nunca había concretado nada, siempre había vivido en el pueblo así que siguió lo que todos los hombres del pueblo hacían casarse, tener hijos y dedicarse al trabajo del campo. Su mala suerte era más grande aún porque su casa era compartida por su madre, dos hermanos y su suegro que se había ido a vivir con ellos después que quedara viudo. No tenía intimidad alguna para poder pajearse, nunca estaba solo en su casa.
Ese verano era peor que los demás parecía que el calor iba a terminar achicharrándolo todo. Él salía temprano, iba a buscar a los turistas y los llevaba a los distintos puntos que querían visitar. En una ocasión llegó un grupo de extranjeros, solo hombres que querían visitar una montaña que tenía unas hermosas cascadas ocultas, el viaje era riesgoso por el estado del camino y porque hacia la montaña desaparecían las casas y las gentes. Le ofrecieron bastante más dinero que el acordado anteriormente con tal que los llevara, aceptó y se internaron por un camino de tierra cada vez más difícil y solitario, luego era sólo una huella por el que transitaban algunos animales. Finalmente llegaron hasta el lugar oculto entre la arboleda y los helechos. Era una hermosa cascada, los hombres estaban fascinados, se metieron bajo la cascada, se quitaron toda la ropa. Omar miró aquellos cuerpos desnudos, su erección fue casi inmediata, no quería que se percataran de lo caliente que estaba, así se metió entre unos árboles, desde ahí miraba todos esos hombres, que jugaban con sus penes al aire, sus culos deliciosos, el agua cayendo entre sus pectorales, no pudo evitarlo y se corrió en sus calzoncillos. Volvió por la tarde a casa tratando de esconder la mancha en su pantalón producto de su corrida.
Su mujer había ido a la ciudad, a casa de su madre con sus dos hermanos y sus 3 hijos. Sintió un poco de alivio se podría pajear a su regalado gusto al menos una o dos veces, podría estar empelotas y acariciar su cuerpo frente al espejo como si fuera un macho quien lo hacía, estaba metido en sus pensamientos con una sonrisa en sus labios, cuando apareció su suegro, en un instante sus mejores fantasías se hicieron humo, tomó una lata de cerveza y casi sin mirarlo se fue al dormitorio.
Estaba mirando una película por tv cuando su suegro apareció en la habitación se sentó en la cama, le dijo que no tenía sueño, que si podía mirar un rato la tv ahí. Omar de mala forma le dijo que bueno, ambos en silencio siguieron la trama de la película y de pronto en la pantalla apareció una escena en que dos hombres desnudos se besaban, la erección en Omar fue de inmediato, miraba cada detalle de la escena, sin darse cuenta una de sus manos comenzó a tocar sobre el pantalón su pene erecto, cuando se dio cuenta lo que estaba haciendo se encontró con los ojos de su suegro, sintió vergüenza, pero el suegro sonrió, le dijo que estaba bien que él también se había excitado con la escena, Omar no daba crédito a lo que oía y en un segundo el suegro comenzó a tocarle sobre el pantalón, luego bajó el cierre, Omar respiraba con dificultad, temblaba, miró como su suegro se inclinaba hacía abajo se se tragaba todo su pene en su boca.
CONTINUARÁ