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Desde principios de año terminó un acuerdo con una chica que vivía en otra ciudad (esta será historia para otra ocasión), luego tuve un par de intentos fallidos se tener algo que me llenara y decidí alejarme un poco del cuento, un poco de decepción y también por tanta carga laboral.
Algún día decidí ir a un evento donde habían otros sugar Daddys y babys y si bien no conocí a nadie que llamara lo suficiente mi atención sirvió para volver a sentir el deseo de volver a tener este tipo de acuerdos.
Decidí entonces descargar un par de aplicaciones; una que es para ese tema puntualmente y otra que si bien no es para eso se encuentra también esa posibilidad.
Estuve deambulando en esas aplicaciones y entre ambas tuve contacto virtual con cinco chicas (entre 19 y 23 años).
El éxito de las conversaciones era bastante relativo: o comenzaban mal (cuando todo es como de afán) o se iban enfriando por la intermitencia de las respuestas o porque simplemente no había nada de qué hablar.
Estaba dispuesto a dejar así y eliminé una aplicación, decidí darle un día más a la otra aplicación y de repente me encuentro con la respuesta de una chica (quien ahora es mi sugar baby). La llamaré Ángela.
Desde el principio hubo química inmediata, me pareció una mujer encantadora, físicamente de todo mi gusto y una conversadora bastante buena: divertida, inteligente y atenta. Fue una conversación fluida desde el inicio.
Después de solo un par de días hablando organizamos una cita para hablar de nuestro acuerdo y ambos decidir si sentíamos la química para tener algo.
Una aclaración: estos acuerdos no son iguales a un tema de escorts donde hay sexo, dinero y ya. Para esto se requiere algo más porque con una baby compartes un grado de intimidad diferente: con una baby sales a un centro comercial, a cenar, amaneces con ella, hablas de tu vida, la escuchas, aprendes y enseñas. No hay límite de tiempo o cosas que generalmente son habituales con una escort.
Retomando, decidimos vernos en un café en la zona occidente de la ciudad finalizando la tarde, en este punto yo aún dudaba si ella era real pero así decidí acudir a la cita: le pedí el carro para que llegara al punto de encuentro. Yo estaba nervioso: era la primera cita en algunos meses y ella me parecía demasiado espectacular para ser verdad.
Llegué primero y me ubiqué en una mesa donde tuviera visual hacia la entrada para poder ver cuando se bajara del carro y estuviera entrando al café-bar.
Llovía un poco, hacía algo de frío y comenzaba a caer la tarde.
¡Llegó! Me llamó y me dijo que ya estaba ahí, la vi pasando la calle y pensé: ¡Wow! ¡Es real! Una mujer de un rostro hermoso, delgada, una sonrisa y mirada atrapante.
Nos sentamos a hablar y desde el principio la conversación fue envolvente, hablamos un poco de nosotros, de fantasías o fetiches, del acuerdo, de lo que yo estaba buscando y por supuesto de lo que ofrecía.
Decidimos que ambos estábamos de acuerdo en tener un acuerdo y luego de unas horas fuimos a mi apartamento y allí después de unos besos fuimos a mi habitación y por primera vez vi su cuerpo desnudo, su abdomen plano, sus senos perfectos, su cintura, su rostro sonrojado porque era la primera vez que estaba en esta situación. Todo el momento era absolutamente sensacional.
Ella tenía su corazón agitado, sus pulsaciones aceleradas y temblaba un poco. Yo también estaba bastante nervioso, comencé a acariciarla, ella tímida al principio se tapaba pero luego llegué a tocar su vagina y estaba empapada, la saboreé y desde ese momento me volví un adicto a su sabor y a su olor.
Así comenzó nuestra historia, la de una chica que por primera vez iba a ser sugar baby y la mía, que por fin había encontrado lo que tanto buscaba.
Esa es la primera parte de esta experiencia. Seguiré subiendo relatos con la advertencia que en los próximos habrá mucha lujuria. Su primera vez muchas cosas, sexo sucio, duro, experiencias en público, con otras personas, etc.
¡Hasta pronto!