Sentado frente a la pantalla contemplo tus fotos, el frío de afuera se cuela por mis poros.
Te veo, te pienso y me imagino siendo un explorador que recorre un nuevo camino.
Me lanzo a conquistar tu cuerpo, con caricias, con besos…te sueño a mi lado, los dos juntos bajo un cielo estrellado, yo tocándote suavemente con mis labios como la dulce brisa de la tarde que mece los pétalos de la rosa en el verano. Despacio lleno cada espacio de tu ser, tu cuerpo se pone tenso, la respiración se agita y mi corazón acelera sus latidos. Los dos nos volvemos uno solo, disfruto mordiendo tu piel, erizada por la pasión y el deseo…te beso bajando por tus senos, firmes como los picos más altos. Ellos me inspiran a escalarlos, como un alpinista subiendo al Everest o al Kilimanjaro…recorro tu espalda también…mi dedos juegan en ella, como las olas en la arena dándote placer. Nuestros cuerpos cercanos suben a las estrellas, mientras se mecen despacio en un vaivén de amor y dulzura…tus nalgas delicadas, torneadas por el mejor artesano disfrutan la sutileza de mis manos. Tus labios, tanto arriba como abajo, me reclaman, salen de tu boca susurros que van aumentando sus decibeles mientras que la cama se estremece como un volcán en erupción y llegamos al clímax, la mayor expresión de la pasión, nuestros cuerpos reclaman más y nos entregamos de nuevo en el juego creado por el deseo.