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En el 2019, estuve frecuentando a una pareja de amigos con los que hacíamos tríos, y en algunas ocasiones incluso follaba con la esposa de mi amigo a solas. En uno de esos encuentros, le conté que siempre había tenido un morbo enorme por las mujeres gorditas y ella prometió presentarme a una de sus amigas que cumplía con mis deseos.
Cerca de un mes después, recibí un mensaje a whatsapp de un número desconocido. Me saludaba y me decía que era Mónica, que Alejandra le había dado mi número. Había cumplido su promesa.
Empezamos a conversar y conocernos cada vez más. Me contaba de su trabajo, sus hobbies, y yo sobre los míos. Nuestras conversaciones nunca se llevaron al tema sexual. Sin embargo, a veces compartíamos fotos (con ropa) y podía entreverse su delicioso cuerpo: estatura se notaba promedio (1,70), efectivamente gordita, caderona y unas grandes tetas que me hacían fantasear. Algunas veces me masturbé imaginando cómo se vería totalmente desnuda.
Unos días después salimos a cine y luego a cenar y pude ver en vivo su cuerpo. Era un verdadero bombón. Luego fuimos a cine y al final de la noche la llevé a su casa. Únicamente recibí un beso “esquineado” de despedida.
Unas semanas después, era sábado en la mañana y me encontraba haciendo algo de ejercicio en el gym, cuando Mónica me escribió. Me pedía ayuda para revisar su hoja de vida puesto que quería buscar un nuevo trabajo. Le había contado de mi experiencia en selección de personal, entonces quería mi opinión al respecto. Le dije que estaba haciendo ejercicio y que podría visitarla entrada la tarde. A lo que respondió que no había problema, que podía ir después del gym directamente. No le puse mayor malicia al tema y me dirigí a su apartamento una vez terminé mi rutina.
Cuando llegue a su edificio me anuncié y subí al apartamento. Cuando abrió la puerta quedé congelado. Mónica llevaba puesta lencería y babydoll. Pude ver el esplendor de su cuerpo y empecé a babear al notar sus grandes pezones a través de las transparencias de la lencería. Me tenía embobado. Solo sonrió y me tomó de la mano y me sentó en un sofá. Yo aún no terminaba de reaccionar cuando empezó a bailarme suavemente al frente. Tenía su coño a pocos centímetros de mi cara y no pude resistirme a tomarla de las caderas y acercarla a mi cara. Empecé a olerle la cuca y a besarla por encima del panty. Poco a poco pude ver y sentir cómo se humedecía. Luego le saqué las tetas entre el conjunto y me lancé a chuparlas. Esas tetas enormes me ahogaban pero no quería parar de sentirlas en mi cara, en mi boca. Luego le quité el panty y pude ver su gran coño: carnudo, grandes cachetes de gorda, no estaba totalmente depilada, sino con algunos vellos muy bien arreglados, tal como me gustan! Empecé a hacerle un oral y cada vez estaba más mojada y subía el volumen de sus gemidos.
Yo ya estaba con una erección notoria que se notaba a través de mi pantaloneta del gym. Mónica me empujó para poner mi espalda contra el sofá y se arrodilló para liberar mi verga. La ayudé a bajar mi pantaloneta hasta los tobillos y empezó a darme una mamada increíble. La gordita estaba disfrutando ese pedazo de carne con muchas ansias. De repente se levantó y sin que pudiera moverme se sentó encima de mi verga. Pude sentir cómo se deslizaba fácilmente dentro de ella. Su humedad hacía que entrara delicioso. En ese momento tuve que contenerme, la sensación de penetrarla me llenó de placer, y la sorpresa de estar sintiéndola a pelo, sin condón, me dio aún más morbo. Respiré profundo para no venirme y justo ella empezó a cabalgar como diosa. Sentir todo su peso sobre mi cuerpo mientras me montaba fue delicioso.
Después de un rato, la ayude a levantarse, me quité completamente la pantaloneta (aún con los tennis puestos) y caminé con ella a su cama. Me quité la camiseta mientras ella se desnudaba totalmente. Se acostó boca arriba y abrí sus piernas, aunque me pidió que la penetrara, no pude resistirme a de nuevo hacerle un oral, ahora que veía su cuca abierta en todo su esplendor, se me hacía agua la boca. La volteé para ver sus grandes nalgas y ahí empecé a follarla en perrito. Me excitó demasiado verla así, en cuatro, viendo sus nalgas rebotar en mí, el movimiento que hacían, su celulitis que yo encontraba arrechante, y sus gemidos inundando el espacio.
La tuve así por un buen rato hasta que la volteé y empecé a darle en pollo asado. Disfruté viendo mi verga entrando y saliendo de ese coño grandote, y sus tetas rebotando con cada embestida. Con gusto la besaba, chupaba sus tetas, y la embestía sin parar. Cuando llegó el momento que no aguantaba más y estaba a punto de venirme, reaccioné que por la arrechera no me había puesto condón (ni siquiera los tennis me había quitado). Rápidamente saqué mi verga y le llené con mi semen su cuca por fuera. Ella empezó a acariciarse expandiendo mi leche por todo su coño y finalmente se llevó la mano a la boca.
Yo caí rendido a su lado, nos besamos y ella se dirigió al baño. Escuché la ducha y por suerte, desde el sitio donde estaba acostado, podía ver a esa mujersota tomar un baño. Admirarla así por un rato, hizo que poco a poco mi verga empezara a despertar de nuevo… tras su salida del baño, seguiría un siguiente round igual de delicioso. Y yo ya me había quitado los tennis.