Guía Cereza
Publicado hace 7 meses Categoría: Hetero: General 786 Vistas
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Valeriax 001

Mi nombre es Valeria, tengo 19 años, soy delgada ojos color avellana, cabello largo rizado, siempre he creído que soy una mujer bastante atractiva, modestia aparte, tengo una cola envidiable y mis senos se llevan las miradas de mis amigos e incluso de desconocidos que encuentro por la calle. La historia que les contaré sucedió hace unos dos meses, cuando viajaba en tren desde las ciudad donde residen mis padres a la ciudad donde actualmente trabajo y estudio. A eso de las seis de la mañana tomé la línea rápida para estar a tiempo en el trabajo, me esperaba unas dos horas de viaje si no había contratiempos. Al subir me percaté que era objeto de miradas algo coquetas y descaradas por parte de los hombres que ya estaban en el tren, eso en lugar de molestarme me hizo sentir bien, creo que también jugó un papel importante el hecho de que llevaba un vestido negro corto y con escote; La primera media hora del viaje trascurrió de forma normal, hasta que de pronto al detenerse el tren, en una estación, se subió un grupo grande de personas, entre ellas un hombre de aproximadamente unos 40 años, de pelo canoso, muy atractivo, me miró y se sentó junto a mi, yo intenté hacerme la desentendida pero, él al sentarse chocó su bolsa con mi brazo y amablemente me pidió disculpas, yo solo asentí con la cabeza y esboce una leve sonrisa, olía tan delicioso que no pude evitar sentirme atraída, luego de unos minutos él se durmió o por lo menos fingió estar dormido para recostar su cabeza sobre mi hombro algo que lejos de molestarme hizo que sintiera bastante cómoda, en un momento sus dedos acariciaron levemente mi pierna izquierda y eso generó un cosquilleo en mi estomago que me hizo estremecer, él despertó , se disculpó de nuevo, y yo solo atine a decirle, no hay problema, pero cuando iba a retirar su mano de mi pierna involuntaria mente levantó un poco mi vestido y aún más apenado me pidió excusas por tercera vez , yo solo me reí y el dijo, parece que voy a seguir pidiéndote perdón todo el camino, yo esta vez no dije nada y me adentre en mis pensamientos . Pensé que todo había quedado ahí, pero él volvió a poner su mano con mas fuerza en mi pierna fingiendo de nuevo estar dormido, y yo de forma instintiva en vez de alejar mi pierna como sería lo más natural, la acerque más a él y creo que se dio cuenta de mi atrevimiento porque empezó a subir más su mano y ante mi nula reacción esbozó una leve sonrisa y continuo acariciando mi pierna, mientras yo sentía unas cosquillas exquisitas en mi vagina, no se como logró desinhibirme de semejante manera pero en cuestión de minutos era yo la que abría las piernas para que su mano no tuviera dificultades en su recorrido, luego tuve la idea de poner sobre nuestro regazo una manta color azul cielo que siempre llevo para el frio y él entendió perfectamente lo que tenia que hacer, metió su mano dentro de mis bragas y comenzó a acariciar en círculos mi clítoris , yo solo podía sentir las yemas de sus dedos acariciándome con maestría y sutileza, cada vez más mi respiración se aceleraba, estaba tan excitada que pronto empecé a sentir la humedad de mi sexo bajando por mis piernas, y él como hábil masajista seguía acariciándome sin parar, hasta que de pronto sentí una contracción electrizante que erizó todo mi cuerpo y estallé en un orgasmo exquisito; No lo podía creer, estaba tan liberada, realmente me sentía una mujer viva aunque con un poco de temor y culpa porque jamás había vivido una situación semejante, y mientras ordenaba mis ideas y asimilaba lo que había pasado, escuche el sierre de una cremallera e inmediatamente mi cerebro entendió lo que debía hacer, con mi mano a tientas busque su pene que ya estaba fuera del pantalón y que se me ofrecía erecto y palpitante 

ante para que lo acariciara , lo tomé rodeándolo con mis dedos y comencé a subir y bajar; no era tan grande, pero si bastante duro y eso era lo que más me excitaba, poco a poco empecé a escuchar sus jadeos y a sentir como intentaba seguir con movimientos pélvicos las frenéticas caricias que mi mano le proporcionaba , me encantaba sentir que le estaba dando placer. De pronto sentí como emanaban de su pene prodigioso, varios chorros de semen que recibí en mi mano con gratitud y placer, luego limpié  mi mano con la manta al tiempo que él limpiaba su falo, aun erecto, con un pañuelo que sacó de su bolsillo, se subió el cierre, se levantó y antes de bajarse me susurró al oído un “gracias nena” que me éxito de nuevo . no supe nunca su nombre, no se de donde es , no sé si está casado o si vive con alguien, ni tengo su teléfono lo único  que espero es volver a verlo, volver a acariciar su falo exquisito con mis manos y si puedo con mi boca.

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