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Por lo general no suelo visitar bares hetero, por mis gustos prefiero moverme más por la zona de los bares de Villa Nueva, mal llamada zona de tolerancia.
Siempre me he considerado un tanto extraña, me gustan sobre todo, las mujeres. La forma en que viven todo el juego del coqueteo y de la sensualidad, es adictivo.
Sin embargo, hay algo en los hombres que me sigue atrayendo. Sobre todo si son bastante masculinos sin llegar a comportarse como unos cavernícolas o retrogradas. Me gusta los hombres caballerosos y discretos, una mezcla a la que me es difícil rechazar. Simplemente me dejó robar, eso si yo no tomo la iniciativa para evitarme problemas.
Tampoco tengo problema en mezclar, creo que últimamente me he convertido en el fetiche de nuevas experiencias de parejas que buscan salir de la rutina. Yo ni corta ni perezosa, disfruto dándoles un probada de un mundo más dispuesto al disfrute de nuevas experiencias.
Eso sí, evito repetir, no me gusta cuando me empiezan a tratar de involucrar en sus vidas, ni mucho menos cuando quieren encarcelarme en una relación.
Ante todo me considero un espíritu libre... o bueno, hasta que...
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Una noche unos amigos me invitaron a celebrar un cumpleaños en un bar de los del Poblado, a esos dónde van puros hijos de papi y mami. Traté de sacarles el cuerpo de mil maneras, hasta que mi mejor amiga me pidió que no la dejara sola y la acompañará, ahí si nada que hacer.
Una mujer extravagante y extrovertida, siempre causa todo tipo de mirada, unas de intriga, otras de desagrado y otras de confusión. Ya estoy bastante acostumbrada y poco les presto atención. La envidia es mejor despertarla que sentirla.
El inicio de esa noche, en especial, fue algo complicada, no me hallaba ni me sentí bien entre todo es montón de yupies y fresas. Mis amigos de traguito en traguitos y de bailada en bailada me sacaron de ese aburrimiento y me dedique al disfrute. Al fin en mi zona de confort, me apodere del parche con mi buena onda y energía y los puse a todxs a bailar.
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Por allá cerca de la media noche, me estaba tirando unos pasos de salsa con el cumpleañero y empiezo a sentir ese no sé que en la nuca, ese sexto sentido que te hace saber que alguien te está mirando intensamente.
Entre giro y giro, empiezo a mirar por encima de su hombro. Veo a una cosita rica y deliciosa, posiblemente hijo de Zeus o algún dios del olimpo que me sigue los pasos bebiendo de su vaso, traspasando la mirada a su grupo de amigos que hablaban en un circulo, como si fueran invisibles. Atónito no quita la mirada de mis pies, como si quisiera decifrar el truco secreto de un show de magia.
Me tropiezo de los nervios, el cumpleañero me toma en sus brazos evitando que me caiga y cuando levanto la mirada, sus ojos se encuentran con los míos y se sonríe, me ruborizo y sube un calor por todo mi cuerpo.
Bajo mi mirada esquivando la suya y hago que mi pareja de baile de media vuelta para quedar de espaldas y evitar que me descubra correspondiendo su sonrisa. Me seguía mirando podía sentirlo, mi cintura y caderas sacaron sus mejores armas de conquista, se meneaban de un lado como si quisiera que se imaginara ese baile en una posición horizontal.
Terminamos de bailar, el cumpleañero me dió un gran abrazo y nuestros acompañantes aplaudieron por el tremendo espectáculo que acabábamos de dar. Disimuladamente levanté la mirada y él como si no estuviera rodeado de nadie más también estaba aplaudiendo.
Maldita sea, acababa de corroborar que no me lo estaba imaginando y lo peor que con esa seguridad y confianza que derramaba, sabía que a un simple "vamos a otro lugar" salidos de su boca la respuesta no iba a poder ser otra que un rotundo acierto.
No quiería ser demasiado evidente, igual lance unautil mensaje. Nos mirarlos a los ojos, tiré un mechon de cabello detrás de la oreja y sonreí de forma tímida, pero coqueta.
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Traté de no animar mucho la situación y propiciar un espacio de encuentro, pero era difícil no dar una miradita de vez en cuando a ese hermoso espécimen, ni mucho menos como jugaba con su cabello tirándolo hacia atrás con la palma de su mano y mostrar esos coquetos hoyuelos que se le hacían al sonreír con sus amigos.
Miraditad y risitas, iban y venían. Me senté a descansar un poco de los tacones en un sofá manteniendo a mi mejor amiga de gancho para que no me abandonara, hasta que el cumpleañero la invitó a bailar.
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Cerré los ojos un instante, me ventila con las manos el pecho y la cara, cuando los volví a abrir ví que estaba caminando hacia a mi con dos cócteles en las manos y sentí como si se me moviera le mundo, teniendo que apoyar ambas manos en el sofá, bajando la mirada tratando de que no lo notará.
- Discúlpame la pregunta... vos das clases de salsa? --con una encantadora sonrisa y voz varonil--
- No como crees, solo me gusta bailar, pero no soy ninguna experta
- A mi lado, lo sos... creo que necesito unas buenas clases de baile --riendo algo avergonzado-- te molesta si te compaño?
- No... este no, adelante
Me corrí hacia un lado y el se sentó quedando demasiado cerca, se giro un poco y extendió su mano con un delicioso cóctel frapeado con tequila y frutos rojos.
- Me tomé el atrevimiento de traerte algo
Eso que ni se imaginaba que el calor que tenía ahora con él a mi lado era como para derretirse... pero en sus brazos.
- Si gracias, con este calor, apenas es
Ahí nos quedamos un buen rato, hablando de todo y de nada, riendo como un par de idiotas sobre pasando los límites del no contacto, juntando muslo con muslo, hombro con hombro y unos cuántas interacciones con nuestras manos que cuando se juntaban parecían sacar chispas. Terminamos los cócteles...
- Hora de la primera clase --me levanté y le extendí la mano--
- No, no, yo tengo dos pues izquierdos
- Pues yo le enseño
- No, de una pierdo el poquito terreno que he ganado con vos --lanzandome una mirada de fuego a los ojos--
- Tan bobo --lo tomé de la mano y lo arrastre a la pista de baile-- fresco que ya los puntos que necesitaba los hizo
Tome mi mano, la descargue sobre mi cintura, me miró a los ojos y rió encantado. Minutos después ví que no era tan mal bailarín como decía y estuvimos horas azotando baldosa, como dicen en mi tierra.
Mis amigos iban de remate pa la casa del cumpleañero. Caro paso a mi lado y me preguntó si quería quedarme o me iba con ellos.
- Ah, no me la entre tan temprano --protesto-- le prometo que yo la llevo a la casa
- A su casa o a la de ella? --le respondió mi amiga con una risita maldadosa--
- A la que ella quiera --respondio él curvando los labios--
- Velo, tan lazadito que me salió --le di una pequña palmada en el hombro--
Mi amiga se rió, me dió un beso en la mejilla y me dijo al oído que le avisará cuando llegara a la casa, una costumbre que tenemos cuando salimos de rumba, sin importar la hora que sea.
Intercambiaron números de teléfono, por tratarse de un desconocido marco para ver qué si fuera el número correcto. Luego lo hizo prometer que no me iba a dejar sola.
- Me la cuida, sino se las ve conmigo
- Claro que sí, queda en buenas manos
Nosotros nos quedamos ahí bailando un meregue eterno, mirándonos a los ojos y riendo como par de adolescentes. Con las caras demasiado cerca, a punto de terminar en un beso, pero ninguno de los dos se atrevía a dar el último paso.
- Yo lo dije de verdad --insistio--
- Que cosa? --le contesté levantando la ceja--
- Lo de llevarte a tu casa o a la mía
- Yo sé --reí con picardía--
- Entonces te puedo invitar a un lugar --carraspeo-- más privado?
- Por mi no hay problema
Me tomo de la mano, feliz, como si fuera su novia. Se acercó a su grupo de amigos para despedirse y yo me quedé a unos pasos de distancia.
- Parceritos, nos vemos. Nos pillamos está semana
Uno de sus amigos se giro un poco y aunque trato de disimular al decirlo pude escuchar.
- Parce, y te vas a ir con...
- Si claro, a pasar rico --todos los miraron con inquietud, pero con el respeto de no querer meterse en sus asuntos--
- Bueno, cada quien con sus gustos
Lo increpo uno de ellos y sentí un poco de nervios de que las cosas cambiarán de la nada. Sin embargo, el contestó con seguridad
- Parcerito, mujeres como está solo se encuentran una vez en la vida
- Ah sí --respondio irónico, lanzandome una mirada de desgarado-- "única" si es
A él le pareció gracioso el comentario, pero yo lo entendí perfectamente. Les choco el puño a cada uno de ellos.
Se dió la vuelta, debutando una risa de lado a lado de su rostro y me tomo por la cintura orgulloso.
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Cuando estábamos en la puerta, empecé a sentirme un tanto incómoda por la situación.
- Mathi, a mi me encantó conocerte, pero...
- Ya que paso Cindy?
- No, no... es que alcance a escuchar a tus amigos y pues... no sé maluco que...
- Pocos de ellos de verdad son mis amigos. Así que fresca que yo sé. No les pares bolas.
Contestaba con tanta seguridad que terminaba de encantarme. Aún así, incrédula de merecer a alguien como él, trate de sabitearme una vez más.
- Vos y yo somos muy diferentes, no creo que sea bueno que una persona como vos se meta con...
- No busco una santa, ni mucho menos
- Pero es que yo...
- En serio, yo sé y asumo las consecuencias... si me llegó a tragar de vos
Me sentía como en cuento de hadas, con principe azula bordo, dispuesto a aceptarme y respetarme tal cual como soy y el corazón se me quería salir del pecho.
- Sabe que mamacita? desde que no estés casada y tu marido me vaya a buscar después pa ir a matarme todo está bien
- Casada jajaja... no, ni siquiera tengo novio
- Ah me gane la lotería, entonces relax, vamos y pasamos bien rico... y ahí vemos como nos va? no?
- Seguro? SEGURO?
- Como no voy a estar seguro con tremenda mamacita --tomandome de la mano y haciéndome dar una vuelta completa--
Luego me atrajo de la cintura y lleve su super beso con lengua ahí en mitad de la calle. Las piernas me quedaron temblando y el corazón a mil.
- Está bien pa' donde vamos?
- Pa tu casa o pa la mía?
- Motel? --respondi tímidamente--
- Jueputa, cada vez me gustas más está mujer
Ahí nos quedamos un buen rato besandonos, demostrando el avance de lo que estaba por venir. Se escuchaba desde lo lejos como sus amigos hacían muecas de disgusto y algunos otros no contenían las carcajadas y la risa burlona
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Un taxi, nos llevó hasta La Estrella, pidió una suite y aunque me moría de ganas, no fuimos al grano.
Sirvió un poco de licor, colocó salsita romántica, bajo la intensidad de las luces y de rodillas me quito los tacones y me hizo un buen masaje que me calmó el entumecimiento.
Empezó a subir por las pantorrillas, los muslos y por debajo de la falda continuó hasta cogerme de las nalgas y atraerme hacia el mientras que de rodillas me besaba.
Bajo por mi cuello, navegando entre mi escote, metió su índice por el elástico de mi ropa interior y cuando trato de quitarmelas me monte a la cama.
- Que mala, como me hace sufrir
- Todo a su debido momento
Lo invite a subirse a la cama extendiendo mi mano, lo hice acostar boca arriba y me monté a horcajadas, le levanté esas manos traviesas y se las sostuve por encima de la cabeza.
- Vea pues? Usted es así de mandona pa todo?
- No para todo, solo si me gusta disfrutar lo que me voy a comer
- Vos me vas a comer a mi?
- Por qué no?
- Yo me dejo
Descargue mi trasero en su pelvis y pude sentir la dureza de su miembro entre mis nalgas, lo que causó que se me escapara un agudo gemido.
- Ay dios, que rico!
Trato de tomarme de la cintura y darme la vuelta, pero con rapidez volví a tomarlo de las muñecas y las sostuve con fuerza.
- Está bien, ya entendí --dijo arqueando su ceja derecha--
Levanto sus manos y se agarró de la parte superior de la cama, riendo con picardía.
Mientras seguía moviendo mi trasero sobre su miembro, me encargue de llenarlo de besos, gemirle al oido e ir abriendo su camisa lentamente, botón por botón y abrirla de par en par.
Pasando mis manos por su pecho, clavándole las uñas. Baje besando su cuello camino a sus pectorales, lamiendo sus tetillas robándole unos ricos gruñidos que me hicieron terminar de encaminarme pasando mi lengua entre sus marcadas abdominales.
Abrí el botón de sus jean, le baje el cierre y levanté mi mirada con una sonrisa lasciva mientras que mordía mi labio inferior, levantando con mi índice sus boxer para ver cómo su miembro ya estaba goteando líquido preseminal por su uretra.
- Me estás matando
- No papacito, todavía no, pero ya casi
Con una seña le pedí levantar las caderas, para arrancarle la ropa y dejarlo desnudo, que rico se veía asi todo depiladito y con una erección digna de izar una bandera.
Bese, lamí, chupe esa deliciosas bolas, jugué con mi lengua en toda su longitud y en el frenillo de su rosado glande. Me rogaba con su mirada que me lo metiera en la boca y lo complaci mirándolo a los ojos. Se retorcía y gemía delicioso.
Él me miraba los senos entre el escote, baje mi mirada y sonreí, lo deje rodar por mis hombros y cuando quedaron libres jugué con su glande lleno de saliva en mis pezones. Se volvió como loco, me tomo de la cintura y me colocó a su lado.
Me comió la boca a besos, me agarraba las nalgas atrayendome hacia él y se metía entre mis senos chupando con fuerza, estaba tan excitada que ni siquiera tuve tiempo de darme cuenta de que su mano iba rumbo a mi entrepierna.
Al encontrar mi erección, abrió los ojos y se puso tan pálido como un papel. No tuvo que decirme más para darme cuenta de que lo que pensé que había quedado claro desde un inicio, no lo era, ni de lejos.
Se deslizó por la cama a toda prisa y cayó rodando por el suelo, caminaba de acá para allá quejándose en silencio sin saber que hacer y siento que va a pasar lo peor.
Por la forma en que me mira, siento que me va a coger a golpes, me bajo el vestido, me acurrucó contra la cabecera de la cama buscando protegerme la cara con los brazos.
- No, no, no... yo no te voy a hacer nada... yo no soy así, es que...
- Mathi --levante la cara, sin dejar de tomar mis rodillas-- traté de decírtelo varias veces cuando salimos y vos...
- Si, si, no te deje hablar, es mi culpa, es mi culpa... yo sé
Se vestía tan rápido como podía ir recogiendo su ropa, sin cerrar los botones.
- Jueputa por eso mis amigos me miraban así, marica y ahora que hago? JUEPUTA! --le pego con la palma abierta a una pared-- hasta el malparido de Hugo me lo dijo en la cara
Lo mire con terror metí mi cara entre las rodillas y me puse a llorar.
Él se acercó, trato de calmarme, cuando me acaricio el cabello me estremecí esperando lo peor, pero me acaricio con suavidad, me hizo levantar la cara y me limpio las lágrimas con sus pulgares.
- Discúlpame, porfa, no te quería asustar
- Mathi, es que yo tampoco te quería poner en esta situación --las lágrimas no dejaban de salir--
- Ya tranquila, tranquila, te prometo que no te voy a hacer daño
Me le tire encima y lo abracé, él me acariciaba la espalda, mientras que a través de mis lágrimas purgaba el horror que acababa de sentir, empapando su camiseta abierta y sus pectorales.
- Shh shh ya ya, no llores más, no pasó nada, shhh shhh
Al fin pudimos calmarnos. Sirvió un par de tragos del bar y nos sentamos unos minutos en silencio en la cama, sin saber que decir.
- Cindy, esto es un mal entendido y ya
- No importa, por eso prefiero que todo quede claro antes de llegar a este punto, pero de verdad por lo más sagrado del mundo juro que pensé que ya sabías
- Ya te había pasado?
- Si, una vez y termine en el hospital
- Que mal
- Hay personas que no lo toman "tan bien" como vos --haciendo comillas en el aire con mis dedos--
- No se lo dijiste?
- No y eso que me conoció en un bar gay, juraba que sabía, pero no, desde ese día no dejo que sin estar segura de que saben lo que hacen me den ni un beso
- Cindy, es que vos no pareces un h... --agacho la cabeza sin ser capaz de terminar la frase--
- Hombre? pues, porque no lo soy --respondí un poco molesta--
- Como que no? si tenés...
- Pene? Si tengo pene, eso no me hace hombre
- Es verdad discúlpame, todavía tengo la cabeza a mil, no sé ni que decir
- No te tenes que decir, ni hacer nada. Fresco, te podés ir, yo pago la habitación
- Lo siento mucho
Se levantó de la cama, se abotonó la camisa y bajo las escaleras de la habitación, apenas lo deje de ver me acosté boca abajo y meti la cara en una de las almohadas gritando con todas mis fuerzas, llorando como una niña chiquita.
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Cuando al fin me calme y levanté la cara. Me sorprendió verlo ahí sentado en uno de los muebles. Ni siquiera me di cuenta cuando había regresado.
- No te habías ido? --le pregunte secandome las lagrimas--
- Si, pero... no sé
- No sabés? No te entiendo
- Yo tampoco, es que yo...
Se quedó mirando el vaso de whisky vacío que aún tenía en su mano.
- Cindy, yo no entiendo, antes de saber esto --apuntando a mi entrepierna-- eras la mujer perfecta que siempre me soñe conocer y no sé que hacer con todo esto que siento, como puede ser que pase de sentirme enamorado a casi odiarte, esto no tiene sentido
- Ay Mathi, me siento tan mal con todo esto
- Me puedes regalar un abrazo?
- Claro que sí
Él se levantó y con lo alto que es, cuando yo me pare de la cama quedé solo un poco más arriba. Me pasó los brazos por la cintura descargando su cara en mi pecho y yo pase mis brazos por encima de su hombro, acaricie su ondulada cabellera y le di un beso fraternal en la coronilla.
De pronto levanto su mirada hacia mi, se nos encharcaron los ojos y con mucha ternura me incline para darle un beso.
- Lo siento --dije con un hilo de voz-- no soy capaz de tenerte tan cerca y aguantarme
- Yo tampoco
Nos fundimos en un delicioso beso, me tomo de las piernas y las llevo detrás de su espalda cargando me en el aire, mientras que yo lo tomaba del rostro, nos comíamos la boca y me agarraba con fuerza de las nalgas. Se detuvo por un segundo...
- Solo te pido un favor
- El que quieras
- Podrías no contarle a nadie de esto
- Es algo que te pertenece
- Discúlpame si te hace sentir mal, pero...
- Ya calla, bésame
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La ropa de los dos voló en segundos. Aunque a un inicio preferí conservar mi ropa interior y mi falda que no se viera mi pene, él aunque un poco dudoso, termino por arrancarlas y hacer que los dos quedáramos sin una sola prenda. Si algo parecía haberle encantado eran mis pechos perfectamente operados y paraditos.
El jugaba sin miedo por todo mi cuerpo, no tenía el contacto entre nuestras erecciones, tampoco en masturbarme o que se chocarán entre ellos como si fuera una pelea de lucha Greco-Romana.
En algún punto, note su intensión de complacerme de forma oral, pero no estaba cómodo del todo, así que sutilmente voltie el asunto en su favor siendo él quien recibiera una deliciosa mamada de mi parte, aunque no pude evitar darle también unos buenos lenguetazos en su apretado asterisco, algo que parecía disfrutar sobre manera.
Saque un condón del bolso y se lo vesti con la boca. Me monte a horcajadas, rodeando su torso con mis piernas, mientras que el chupaba y mordía mis pezones. Yo misma llene de lubricante sus dedos y los dirigí hacia mi trasero. Hizo un excelente trabajo, sin afán, colmandome de besos hasta que sentí que estaba lo suficientemente dilatado.
Lo acosté boca arriba, me miraba con esos ojos de enamoramiento que me asustaban. Igual me acomode y podía sentir su miembro levantarse a tumbos entre mis nalgas.
- De verdad te gusto?
- Demasiado, no importa que seas...
Lo calle de un beso, le mordía el labio inferior muerta de risa, estaba feliz. Volví a tomar el control llevando sus manos arriba de sus cabeza, el se rindió fácilmente.
- Insisto, no lo soy
- Así lo siento, por eso volví
- Está seguro de esto?
- Si, si quiero
Me levanté quedando en posición perpendicular a su cuerpo, bailaba para él, acariciando mis senos, masturbándome un poco, tomando ambos miembros, jugando, frotando glande con glande. Levanté las caderas, con mi mano apunte su miembro al lugar indicado y me deslicé lentamente a través de su longitud.
- Oh rayos, es más grande de lo que se ve
- Te duele? Quieres que lo saque?
- Si lo sacas te mato
Los dos nos reímos. Él se levantó, paso mis piernas por detrás de su torso, me abrazo por la cintura y me colmo de besos.
- Me gustas mucho --me dijo--
- Lo dices porque me estás culiando
- No Cindy, es en serio
Nos movimos lentamente, mientras que nos dábamos besitos tiernos y enamoradizos. Poco a poco mi esfinger se acostumbro a su miembro y pude mostrarle que esos movimientos del bar no los usaba solo para bailar.
Me miraba fijo a los ojos, como si no quisiera mirar lo que su mano tanto estaba disfrutando. Se llenó la mano de saliva, me masturbaba de una forma magistral mientras lo cabalgaba y no tarde en llenar su pecho con mi semen. El se rió con un brillo inusual en sus ojos, empezaba a creer que de verdad estaba pasando algo mágico entre nosotros.
Lo empuje hacia atrás y limpié sus pectorales con mi lengua, mirándolo como toda una perra, dejándole bien claro, que me gusta tomarme toda la leche y no desperdiciar ni un poco. Subí a darle un beso y sin señal de asco lo recibió compartiendo el sabor de su orgasmo.
Me recosté en su pecho, mientras que dibujaba figuras en mi espalda de forma tierna y linda. Hasta que tocó ese lugar justo encima de mis caderas que me enciende y no aguante más.
- No hagas eso
- Hecer que? Esto?
Me hizo estremecer y suspirar profundo. Mi miembro creció entre sus piernas.
- No respondo, en serio
- Yo tampoco --dijo con picardía--
Baje rumbo a su miembro, basto unas cuantas chupadas y un nuevo condón para que estuviera listo para otra ronda.
Me di la vuelta hacia los pies de la cama, me acomode en cuatro, me separé las nalgas sintiendo como mi asterisco palpitaba esperando su regreso.
- Me culeas, por favor
- Con todo gusto... mamacita
Sentí su presencia detrás y su hierro caliente atravesar. En esa posición se sentía aún más grande y vigoroso. Me tomo de las cintura y no pude contener quedarme quieta esperando únicamente su mete y saca.
Lo mire por encima del hombro, de verdad estaba encantado con tenerme para él. Me movía en círculos, de adelante hacia atrás, sentía su respiración fuerte y más duro me hacía gemir y gritar.
Apoye la frente en la cama y no podía creer los delicioso que se veía esa imagen. Viendo entre mis senos, mi miembro erecto dando saltos en cada penetración y cómo sus bolas chocaban contra las mías.
- No te vayas a venir --le grite--
- Entonces no te sigas moviendo así
Levanté la mirada por encima del hombro, arqueando una ceja, continuando la cintura, asfixiando su miembro al apretar mi trasero.
- ¿Cómo? --dibujando un ocho-- ¿Así?
- Justo así
- Te gusta?
- Uff demasiado
Su cara se empezó a desfigurar y yo ya sabía lo que venía en camino. Me apure en darme la vuelta y arrancarle el condón, metí su miembro a la boca y senti un fuerte disparo que hizo mi campanilla columpiarse.
Su cuerpo temblaba, porque no paraba de chupar, ni cuando sus orgasmos me estallaban en la boca menguaba el ritmo. Me agarró detrás de la cabeza y me sostuvo hasta que su miembro dejo de regar su semilla y aún así no me separé para que no se me escapara ni una sola gota.
Él se dejó caer hacia atrás en la cama con los ojos cerrados, casi como si hubiera muerto, lo único que lo mantenía en este plano terrenal era esa rista de oreja a oreja que no se le borraba.
Me acosté a su lado, descargando mi cara en su pecho para escuchar los latidos de su corazón. Colocando mi pierna encima de la suya para que se viera todo menos mi miembro, prefería que cuando abriera los ojos se encontrará con mi lado más femenino.
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Al fin abrió los ojos, levanté la mirada y me sonrió. Se volvió a dejar caer hacia atrás, me acaricio la espalda y me lleno un sentimiento cálido al sentir como dibujaba nuevamente figuras con sus dedos en mi espalda y en mi cabello.
- Ay Cindy ¿ahora que hago con vos?
- Repetir? --dije risueña--
- Tan boba... usted sabe a qué me refiero
Por la forma en que latía su corazón sabía que estaba igual de asustado que yo, no se esperaba lo que acababa de pasar, ni mucho menos terminar tan tragado de una mujer trans.
- Mathi, disfrutemos el momento y ya ¿si?
- Si, mi amor
- No me diga así, que le creo
- ¿Cómo? mi amor --rio con ternura--
Le ayude a poner una almohada en su cabeza, miraba mi cuerpo, mis curvas y me acariciaba con la yema de los dedos mis caderas y cintura.
- Mathi no es necesario, yo sé que esto es cosa de una noche y nada más
- No creo, me conozco
- No es fácil, ser pareja de una persona como yo
- Bonita, inteligente, sexy y hermosa?
- Póngase de baboso y verá. Usted sabe a qué me refiero
- Si, si sé
Nos fundimos en un delicioso beso y así acurrucados, nos quedamos dormidos.
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Nos levantamos cerca de las 10 de la mañana. Sin la cabeza llena de licor y euforia del momento, apenas y medianos palabra. Él estaba completamente perdido en sus cuestionamientos y dudas, lo entendía.
Cada uno se baño por separado y nos despedimos de beso en la mejilla en la puerta de la cabaña.
- Gracias --me apretó la mano--
- Para mi fue un placer
- No sé si decirte adiós o hasta luego
- Por ahora disfrutemos este secreto, la vida sabrá si esto es un adiós definitivo o si nos volvemos a encontrar
Se nos encharcaron los ojos. No me aguanté y le estampe un último beso. Quería decirle hasta luego, pero sabia que era un adiós.
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Pasaron varios meses y no volvimos a saber nada el uno del otro, como le prometí siempre negué que algo hubiera pasado entre nosotros más allá de unos tragos y una buena conversación entre amigos.
Por puro chisme, me llegó que él también lo había negado. Sin embargo, sus supuestos amigos se la tenía montada, ahora lo apodaban el come travestis.
No sé si fue eso, si se canso de ellos o de ocultar lo que de verdad sentía por mi, pero una noche en uno de los bares gay a los que suelo ir, se me apareció de la nada. De rodillas en medio de la pista, con un ramo de rosas se me declaro.
- Discúlpame por haber tardado tanto en reaccionar, te amo. Me gustaría que me dieras la oportunidad de ser mi novia
Que creen que dije? Ustedes dirían que no? Bueno ya saben cuál fue mi respuesta y la algarabía que se armó después de ese boom!
Uno de los hijos de una de las familias más high de Medellín enamorado de una mujer trans. Obviamente mis amigos encantados, algunos de los suyos no tanto y hasta le dejaron de hablar.
Ni que decir del alboroto que se armó cuando me presento en su casa, su mamá y su papá encantados de que al fin cogiera seriedad con una mujer tan bonita. No sé lo tomaron tan bien, cuando previo a unas vacaciones se enteraron de la verdad.
Fácil no fue, pero a estas alturas, después de que la tormenta se calmara. Su familia comprendió que cuando el amor toca tu puerta lo que menos importa es si lo encuentras en una persona que comparta tu mismo sexo, aunque no el mismo genero. Saben que lo amo, cuido y respeto con todo mi corazón.
Gracias al destino, se que encontré el amor de mi vida y por todo lo que me ha demostrado y arriesgado, intuyo que yo soy el suyo.
Sin embargo, en Medellín las cosas se hicieron insoportables, los periódicos amarillistas no la tenían montada, hasta nos perseguían para poder vender más de sus pesquines y hasta llegaron a extorsionar a su familia por o publicar fotos de nosotros en "situaciones comprometedoras", unos malditos retrogradas.
Terminamos yendo a vivir a Miami, donde a la gente le importaba un trasero nuestras vidas o lo que hacíamos con ellas. Nos casamos y nuestras nuevas amistades nos acogieron sin discriminación alguna.
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Más o menos a los 2 años tuvimos una crisis complicada. Tuvimos varias sesiones de terapia y hasta llegamos a la conclusión que lo mejor era hacer la cirugía de cambio de sexo definitiva.
Ya estaba lista para entrar al quirófano y aunque perdimos una fortuna cancelando a último momento. Me dí cuenta de que lo estaba haciendo más por él que por mi.
Nos separamos casi 1 año, pero algo seguía inconcluso entre nosotros. Nos volvimos a reunir y decidimos tomar terapia. Nos dimos cuenta de un montón de cosas que teníamos por trabajar de forma individual y como pareja. Lo único que sé es que el amor, al menos el verdadero, lo puede todo.
Nos hablamos con sinceridad, nos dijimos cosas que ambos callamos por miedo a lo que pensara el otro. En confianza, le acepté que por más mujer y femenina que me sintiera, tener un pene era algo que me gustaba. Tenía necesidades de placer, al igual que las de él, no solo me gustaba recibir, también dar.
Él acepto intentarlo, aprendio a darme unas mamadas que me sacaban de este mundo, sobre todo cuando me hacía masajes en la próstata al mismo tiempo con su dedo indice.
Sin embargo, no llegó a sentirse cómodo o disfrutarlo cuando yo quería penetrarlo. Créanme que intentamos varias formas y métodos, pero en definitiva no lo disfrutaba. Ahora me sentía como si fuera la que lo estuviera forzando y eso no estaba nada bien.
Terminamos llegando a una conclusión, más sana para los dos. Invitando de vez en cuando a alguien más, alguien con la suficiente apertura mental para disfrutar de ambos. Descubrimos lo maravilloso que era tenernos como complemento y que no solo yo, sino que él también extrañaba penetrar una vagina.
Ahora las cosas no pueden ir mejor, en nuestra cama disfrutamos tanto de mujeres, como de hombres, si hombres también, el extrañaba una vagina, yo culearme un buen macho.
En fin, por ahora todo está resuelto. Se que nos amamos, respetamos y complementamos... en todo. Sin miedo o temor a hablar de nuestras necesidades, ahora y a futuro.
Inclusive aprendí a ser yo misma la que le busque una atractiva mujer, llevarla a la cama y simplemente verlos juntos sin la necesidad de intervenir... a no ser que ella se antoje de tenernos a ambos, algo que para mí sorpresa ocurre más frecuente de lo que me esperaba. Encantadas de terminar ensartadas por lado y lado.
Igual que cuando yo me antojo de un fornido macho, abierto a nuevas experiencias y él se encarga de hacer todos los arreglos. Me encanta derrumbarles su frágil hombria, ponerlos a mamar y después en cuatro darles por el culo, mientras Mathi nos mira y se masturba.
El por lo normal, preferiría no meterse, le parecía demasiado gay y aunque me sonara absurdo yo lo respetaba.
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Hasta que conocimos a Hugo un instructor de gimnasio con facciones femeninas a las que no se pudo resistir.
Nos estábamos tomando unos traguitos en la casa, musiquita electronica y una pepita radioactiva. Bailamos un buen rato de forma sugestiva.
Hugo se hizo de rodillas y me lo terminó mamando al lado de Mathi, yo saqué su miembro del pantalón y mientras nos besábamos lo masturbaba... Estábamos tan excitados que está vez ni siquiera busco alejarse al ver que Hugo se dirigía a su miembro.
Un maldito experto en darle placer oral a dos penes al mismo tiempo, sin descuidar al uno o al otro. Así arrodillado en el piso, lo tomé del cabello e hice que se lo mamara solo a él, mientras que yo me acomodaba detrás y le daba por el culo.
- Me encantaría verte haciendo lo mismo
- Para eso te tengo a ti --contesto--
- Nunca va ser lo mismo
- Lo sé
- Como? Si no pruebas, no lo vas a saber
Le estiré la mano con un condón, el se rió, rompió el sobre y vistió su miembro. Se hizo detrás de mi y con los mismos movimientos de mi cuerpo termino entrando detrás de mi, acariciando mis senos, besándome el cuello.
- Arrgg si mi amor, que rico
Tomaba a Hugo de las caderas, lo atraía hacia mi y al mismo tiempo empujaba hacia adelante. No tarde en venirme, ya me conoce bastante bien así que se detuvo.
Me quite de en medio, su miembro seguía duro y el culo de Hugo todavía palpitaba pidiendo más. Le di un beso y mientras cerraba los ojos, tomé su miembro con la mano y lo clave en el trasero de nuestro invitado.
Me deje caer en el mueble y me toqué el cuerpo y los senos para él, mientras que veía como su fornido cuerpo se estremecía poniendo a gritar a nuestro instructor por más y más y más y más.
Pobre Hugo, terminó clavando la cara entre los cojines del mueble para poder morder algo de tela y aguantar las embestidas. Lo trataba como a una mismísima perra, dándole una buenas nalgadas. Mi miembro se izo como bandera, me encantaba verlo con otro hombre.
Me levanté con prisa, lo llene de besos. No entendí como terminé detrás de él, ni como fue que terminé dándole por primera vez por el culo a mi esposo de forma que pareciera disfrutarlo.
Quería aguantar más, pero me pudo más la excitación llenando su trasero con mi orgasmo. Me hizo abrazarlo con fuerza y me empujó de las nalgas para que no fuera a sacarlo.
El semen de Hugo chorreaba por el mueble y en cada penetración parecía sacarle lo poco que le quedaba de aliento.
Mathi se apresuró a quitarse el condón, le dió la vuelta y se lo hizo tragar todo, mi miembro escurrió el último orgasmo que me quedaba y él se estremeció lanzando un fuerte gruñido.
No tarde en tirarme de rodillas al lado de su víctima y jugar con su semen pasa dolo de una boca a a la otra.
Ninguno de los dos lo podíamos creer, despachamos a Hugo en un taxi casi sin dejar que se visitiera. Necesitábamos intimidad.
- Que fue eso Mathi?
- Las drogas
- Me vas a sacar esa excusa a mi?
- No sé, por un momento imaginé lo que se sentía ser tu y me deje llevar
- Te gustó?
- No puedo decir que no
- Me encanta
Nos fundimos en un delicioso beso y después de una buena ducha, nos fuimos a dormir.
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Después de esa noche, nunca más fue lo mismo. Abrimos las puertas a todo tipo de experiencias y dejamos de clasificar nuestros gustos, decidimos que era hora de disfrutar la vida y el sexo sin titulos o límites, aceptando el placer venga de donde provenga.
Espero que les haya gustado. Aprendamos a respetar los gustos y preferencias de los demás es clave para que está sociedad por fin se deje de tanto odio y rencor.
Te amo Mathi, con todo mi corazón.
Un beso, Cindy