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Hace un mes por subir de prisa una escalera con un morral pesado, tuve una lesión el músculo que une el fémur con el coxis, tras varios días de dolor e incomodidad pedí una cita médica, el doctor me atendió a eso de las 5 de la tarde pues estaba atrasado en las consultas y me tocó la última.
El doctor Alejandro, era un joven de unos 30 años, de piel clara y buena presencia, muy amable, cuando me acosté en la camilla para ser examinado, algo extraño pero muy agradable pasó, el Dr me pidió que me quitara el pantalón y me acostara bocabajo para poder examinar la zona afectada, hasta ahí todo iba normal, pero note que su forma de mirarme era diferente a lo usual y por alguna razón me inquietaba, cuando sentí sus manos tocar mis nalgas, uuuffff, un fuerte corrientazo recorrió mi cuerpo, me estremecí y el sonriendo dijo, que pasó?, le respondí que había sentido un corrientazo fuerte, el haciendo un ademan murmuró, ..UUUUMMMM…, al iniciar el examen, me dio varios apretoncitos mientras preguntaba, duele?, cuando llegó a la zona afectada muy cerca de la unión de las nalgas, le dije, ahí duele, entonces metió una de sus manos bajo la manga del bóxer y me dio varios apretoncitos, dijo, el musculo esta un poco inflamado, es necesario hacerle unas terapias y unos masajes relajantes, es necesario estirar ese musculo, le daré la orden para terapia física, pero los masajes toca con otro especialista, entonces le pregunté y donde lo consigo, de nuevo sonrió y respondió, pues si lo desea, acá lo tiene, en serio?, respondí algo sorprendido, si claro, soy quinesiólogo, ah que bueno y como sería el tratamiento?, pues hoy podría hacerle un masaje inicial y luego pide cita doble para procedimiento, listo, le respondí, entonces me dijo, tendrá que quitarse el bóxer para poder tratar la zona afectada, en ese momento, tuve una extraña sensación, era como excitación y a la vez pudor, pero respirando profundo le dije, listo, puede quitármelo, note de inmediato que mordió sus labios mientras miraba mis nalgas, lentamente comenzó a bajar el bóxer hasta retirarlo de mi cuerpo, entonces mirando de nuevo mis nalgas dijo con voz tenue, muy bien, comencemos, trajo un frasco con aceite y tras aplicar una cantidad generosa en sus manos las poso en mi cintura deslizándolas suavemente hacia la parte posterior de mis rodillas, de nuevo me estremecí, el sonrió y preguntó, otro corrientazo?, si, respondí algo tímido, es que sus manos son muy suaves y yo soy muy sensible al tacto, de nuevo hizo el ademan y dijo, uuummm, que bien, haces ejercicio?, si respondí, en las mañanas, porque?, no, es que se te nota, contesto con voz suave, en ese momento, de nuevo tuve esa sensación que no sabía explicar pero que me agradaba mucho, le pregunté, en que se nota?, el vaciló unos segundos y dijo, tienes bien tonificadas las nalgas y las piernas y casi no tienes grasa en la cintura, no supe que decir, pero mi cuerpo experimentaba unas sensaciones fuertes, eran como de placer y a la vez incertidumbre, pues no sabía que hacer o que decir.
El masaje continuó, por momento sentía que era más un juego de caricias seductoras que me tenían extrañamente excitado, entonces él me dijo en tono suave, voy a subir un poco tu camiseta para no mancharla de aceite, no sé por qué, pero le dije, si quieres quítala, el me miró un poco sorprendido y respondió, ¿en serio?, vas a quedar desnudo, yo suspiré profundamente y le respondí, tranquilo, creo que así podrás hacer mejor tu trabajo, sin decir nada quitó mi camiseta y continuó masajeándome, sus manos se deslizaban por mi nalga y muslo izquierdo haciéndome sentir cosas que no había experimentado antes, unos minutos después, sentí frio en la espalda, se lo dije y el se quitó la bata y me arropó con ella, al tiempo comentó, tu con frio y yo tengo calor, si, me imagino, esa ropa que tienes no es la apropiada para este trabajo, le dije con voz tenue, imagino que no tienes una sudadera o algo así, el dijo, acá no, al instante sonrió y murmuró, la únicas es quitarme la ropa, los dos reímos y tras unos segundos de silencio le dije, pues ponte cómodo, él me dijo sorprendido, estas loco?, como me voy a desnudar en consulta, entonces le dije, no pasa nada, mira, yo estoy desnudo, él me miro un poco desconcertado pero a la vez con una expresión como de agrado y me dijo, en serio quieres eso?, si, dale, respondí, es justo que estés cómodo para hacer tu trabajo, solo murmuró, bueno, ya que lo pides, al momento se quito la camisa y el pantalón, al ver su cuerpo le dije, huy, también haces ejercicio, si, contestó, voy regularmente al gym, no pude evitar mirar su bulto que lucía prominente entre sus muslos, parecía estar excitado, de nuevo esa sensación extraña invadió mi cuerpo y alteró un poco mis sentidos, yo tenía mis manos bajo mi rostro simulando una almohada y de repente como un acto reflejo las baje dejando mis brazos paralelos a mi cuerpo, Alejandro se retiro un poco para aplicarse mas aceite en las manos y fue ahí cuando pude ver su cuerpo totalmente, en verdad estaba en forma, no se porqué al mirar su bulto mordí mis labios y sin duda el lo notó, no dijo nada pero esbozó una leve sonrisa mientras se acercaba de nuevo a la camilla, de nuevo sentí sus manos deslizarse muy suavemente desde mi cintura hacia abajo, al pasar por mis nalgas, me dio varios apretoncitos y a la vez las separaba moderadamente como queriendo ver algo entre ellas, eso me produjo una sensación que no sabía explicar pero que me encantaba, al avanzar sus manos hacia mis muslos inclinó su cuerpo y su bulto rozó mi mano, su verga estaba dura y grande, como no quite mi brazo, el aumento la presión de su bulto contra mi mano y al regresar sus manos hacia mis nalgas, sus dedos se deslizaron entre ellas varias veces, cada vez mas profundo hasta que sentí como rozaba el ojito de mi culo, fue tan intenso lo que sentí que aprete mis nalgas y a la vez su bulto en mi mano, entonces el con voz agitada pero tenue me dijo, te gusta lo que tienes en la maño?, yo, tras suspirar profundo conteste, si, mucho y a ti lo que tienes en las tuyas, demasiado respondió, en ese momento, el masaje se convirtió en caricias muy eróticas de ambas partes, entonces en un acto de lujuria y deseo, busque la cintura de su bóxer y me ti mi mano bajo el, una verga dura y gruesa la lleno por completo, comencé a masturbarlo mientras el me penetraba suavemente con un dedo, un par de minutos después me dijo, quieres que masajee tu espalda?, si rico respondí, entonces se colocó frente a mí y al instante su verga llenó mi boca, la aprete tan fuerte como pude con mis labios y el comenzó a moverse dándome una increíble culeada oral, sus manos se deslizaban por mi espalda y luego hacia mi pecho apretando y masajeando suavemente mis tetillas, era demasiado excitante todo lo que sucedía, había una magia incomprensible entre el y yo, todo se daba de una manera tan natural, yo sabía que en unos minutos su verga penetraría mi culo y me daría una experiencia dolorosa pero inolvidable.
Las manos expertas del Doctor Alejandro, dibujaban en mi cuerpo el camino a la sensualidad, la excitación y el deseo, su verga en mi boca, intentando llegar a mi garganta, me daba una sensación de feminidad que nunc antes había experimentado, de repete el silencio se interrumpió, cuando el me dijo suavemente, tengo que confesarte algo, me fascina tu cuerpo, tu piel es muy suave y tu cintura, nalgas y piernas, tienen unos delicados rasgos femeninos que me tienen muy excitado, en ese momento retiré su verga de mi boca y le pregunte, en serio tengo rasgos femeninos?, el sonrió y respondió, de la cintura para abajo eres una hermosa nena, mi respuesta fue, en cambio tu eres tan varonil, desde que entre al consultorio me impactaste, sentí como una energía muy fuerte llena de sensualidad, de nuevo el sonrió y dijo, en serio?, que bien, de nuevo su verga llenó mi boca y sus manos buscaron mis nalgas haciéndome sentir como el quería, toda una mujercita deseosa de macho.
Cuando por fin logró su propósito de meter su verga hasta mi garganta, se retiró y el momento tan esperado llegó, se agachó frente a mi y me dijo, ahora voy a a hacer que ese cuerpo de nena disfrute lo que merece, haré que no solo te veas como mujer si no que te sientas como una, te moldeare a mi gusto porque quiero que seas mía, esas palabras retumbaron en mis oídos y mi cuerpo de nuevo tembló, empapó sus manos con aceite y lubrico generosamente entre mis nalgas y su verga, se subió a la camilla y se acostó sobre mí, su cuerpo atlético cubrió el mío y su verga dura y gruesa se acomodó entre mis nalgas como una salchicha entre un pan, me dijo muy suavemente al oído, ahora serás mía, le daré a tu cuerpo ese complemento que le hacía falta para que te sientas toda una mujer, mi mujer, suspiré muy profundo y le dije, si, dámelo, hazme tuya, lo deseo más que nada, asumiendo su papel de macho, comenzó a frotar su verga entre mis nalgas, la sensación era electrizante, no podía controlar ese temblorcito en mi cuerpo, sus manos y su boca, estimulaban cada zona erógena de mi cuerpo, eso sumado a sus palabras aduladoras, hacían que mi feminidad aflorara como un huracán, en ese momento, ya no tenía en mi nada de masculino, me sentía totalmente mujer y solo deseaba ser poseída por mi macho.
Los minutos pasaban y la realidad parecía desaparecer mientras la magia del sexo no daba cabida a otra cosa que no fuera un incontrolable deseo y un placer indefinible, fue tan sutil la forma en que el me preparó, que cuando sentí que su verga buscaba entrar en mi cuerpo, no hubo trauma a pesar de su tamaño, lentamente fue penetrándome hasta desaparecer por completo dentro de mí, fue en ese momento cuando supe lo que era sentirse mujer, me entregué por completo a sus deseos, a su lujuria mientras el me daba todo lo que una mujer desearía de su macho, sin duda, su propósito d feminizarme lo había logrado completamente.
Después de un largo rato de sexo desenfrenado, nuestros cuerpos y nuestros sentidos estaban momentáneamente muy satisfechos, abrazados en la pequeña camilla como una pareja a amantes, asumimos nuestros roles, buscando complacer plenamente a otro, de allí el me llevó a su apartamento, en el camino, me compró lencería y ropa de mujer muy sexy, estuvimos tres días solo dedicados a complacernos, todo el tiempo me vestí como su hembra, desde entonces, nos vemos 2 veces a la semana para no saturarnos, a pesar de que el deseo es demasiado fuerte y es muy difícil esperar ese día del encuentro.