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Mi seductor, ese macho dominante que me asecha, hoy se convirtió en mi LOBO.. Hoy fue, legendario y dominante, pero también feroz, fuerte y astuto. Mi LOBO, hoy fue resistente, ágil. Con una coordinación y una fuerza perfecta. Mi LOBO hoy dominó a su hembra como el oportunista que es y demostró que sabe brillar aún más cuando no hay luna llena (como hoy),
¡Hoy su mirada estaba tan cargada de deseo...! Mientras se sentó en un sillón me puso de rodillas (ya sabemos que me sucede cuando estoy de rodillas) y me penetro con sus dedos, unos dedos que son magia, que son largos y experimentados, que conocen mi punto sensible y que cuando llegan a mi paladar interno, hacen que explote de una manera encandécete. Literalmente vi las estrellas cuando llegué a mi primer orgasmo. Desnuda, de rodillas a su lado derecho, me desmoroné sintiendo que empezaba a salir de mi interior una ráfaga de sensaciones que al parecer me hacen perder el sentido. Si, lo pierdo porque ni yo misma me reconozco, solo mi LOBO sabe quién soy y como dominarme. Luego de este orgasmo, me desprendí de mi cuerpo, fue tan intensa la sensación que rememorarla mientras escribo esto, me excita nuevamente.
De nada me sirvió perderme, porque mi LOBO con su sigilo, me encontró, me subió encima de él y me clavó con todas sus ansias. Lo sentí tan adentro, sus bolas rozaban mi culo mientras yo desesperadamente me rozaba en él buscando mi propio placer. Y mientras tanto, mi LOBO presionaba mis tetas, me las mordía y chupaba, se aferraba a mi culo con fuerza, acariciaba mi espalda y presionaba su barbilla en mi pecho.
Yo, por otro lado, brincaba encima de él, tan mojada que me sentía en el interior resbaladiza, sus piernas y abdomen empapados con mis fluidos, fluidos que solo él provoca, porque con su presión interior, toca un no sé qué, que desata un sin fin de lluvia. A eso se reducen mis orgasmos cuando estoy a su lado, a lluvia dorada que sale de mi interior y moja todo a su paso, haciendo que mi viaje placentero se convierta en una elevación de donde con mucho sacrificio debo regresar para seguir viviendo estas experiencias al lado de mi LOBO que no quiero perderme.
"No vas a parar" me decía cuando en esa posición me clavaba y le devolvía sus empujes certeros con orgasmos a chorros. "No vas a parar". Repetía y orgasmo tras orgasmo, lograba que yo no quisiera parar.
Mi LOBO, Se salivó su dedo. (aquí todos sabemos lo que eso significa) y si antes no estaba demasiado ansiosa, ahora era el momento. Sentí como su dedo húmedo pasaba por mi espalda, mis nalgas y luego se metía en mi ano. ¡Que rico es sentirme tan llena! Mientras que enterraba su dedo en mi interior, nunca dejó de clavarme con su delicioso falo y mis tetas brincaban en su pecho. Yo desesperada por lo que estaba sintiendo, halaba su pelo, apretaba sus hombros y lo besaba entre quejidos y jadeos. Una, dos, Tres... Muchas veces salté encima de su miembro, logrando así, demostrarle que no son diez las veces que salto, que mientras él me da placer, yo soy su más OBEDIENTE SIERVA.
En ese mueble hoy llegué al clímax en incontables veces, conocí el nirvana, me devolví del cielo y me entretuve en el infierno. Ese mueble fue su aliado porque la penetración fue exacta y certera, fue precisa
y como no decirlo. ¡Alucinante! En ese mueble hoy puedo decir que el cuerpo de mi LOBO (más precisamente su falo) están hechos a mi medida.
Después de mucho pedirle que me permitiera irme a la cama porque las piernas me temblaban por el desgaste de los múltiples orgasmos y ya no tenía fuerzas, Mi LOBO me lo permitió. Eso si, no sin antes morderme el culo. Me tendí de espaldas y de inmediato, me cumplió. Cumplió cuando me tomo de mis tobillos, los ubicó en sus hombros, me mordisqueo la planta de mis pies, presionó con fuerza mis piernas... Todo eso, mientras me clavaba con fuerza, con un ritmo desmedido, con unas ganas insanas. Pero lo mejor, miraba a mis ojos con una profundidad desgarradora, como una fiera herida. De ahí que hoy decidiera llamarle LOBO. Por esa mirada tan inexplícita, tan apabullante, tan fija que te sientes asechada y sobre todo, tan cargada de peligro, Esa mirada en compañía de su toque y de su penetración fuerte y desmedida lograron que por primera vez, yo tuviera un orgasmo en esa posición, y no fue cualquier orgasmo, ¡Fue a chorros! de esos de los que le gustan a mi LOBO.
lo tuvo que sacar de mi interior, (supongo para no llegar a su propio clímax tan rápido) (su desespero lo delató) y comenzó nuevamente a clavarme con los dedos sin cesar, a chuparme la vagina con un anhelo desmedido, meterme su polla en la boca de una manera urgida y un poco brusca. y verlo así fue delirante, enloquecedor, caliente como un putas y sobre todo fue muy motivador.
hubo un momento en que me paré al lavamanos y frente al espejo me tomo de espaldas, con las miradas de vez en cuando en el espejo, me besaba la espalda, me fundía la piel con apretones rudos, pero a la vez sutiles. Apretones llenos de sigilo porque sabe que después de hoy mi piel blanca, estará llena de morados. Allí parados mi clímax fue desgarrador, empapé el piso, luego contra a la pared, lo empapé también, y fue tanto el placer en ese momento que me deslicé por el muro hasta llegar al piso, porque no sostenía la malditas fuerzas en mis piernas, no las coordinaba, me sentía deshidratada.
Yo había retado a mi LOBO al decirle que me debía muchas momentos de placer. Sin embargo el reto me jugó en contra, porque mi LOBO hoy fue un dios lleno de fuerza y poder. Me tomó nuevamente en el mueble, desde atrás, agarrando mi pelo en ocasiones y en otras presionando mi boca o garganta, Me faltaba el aire pero me sentí tan deseada... Su miembro duro, clavando muchas veces en mi interior, seguía tocando ese punto sensible que debilita mis sentidos y pone a temblar las piernas. Mis orgasmos fueron múltiples y desmedidos... Fueron deliciosos, fueron inolvidables, fueron muy míos, pero para él. para mi LOBO.
Me llevo a la cama nuevamente y mientras me besaba de una manera hambrienta apagó la luz.., Y siguió.