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PRIMER AMOR (ii)

PRIMER AMOR (II)

 

Después de aquella noche en casa de Valeria, todo parecía haber cambiado. La relación que hasta entonces había sido una amistad llena de tensión no resuelta, se transformó en algo más profundo y auténtico, algo llamado amor. Nos sentíamos más unidas que nunca, y aunque todo había comenzado de una manera tan inesperada, sabía que estaba en el lugar donde siempre quise estar.

 

Las semanas siguientes fueron emocionantes. Valeria y yo comenzamos a vernos con más frecuencia, aprovechando cada oportunidad para compartir tiempo a solas. Nuestra complicidad creció rápidamente; íbamos al cine, paseábamos por el parque cerca a su casa, y algunas tardes cocinábamos en su apartamento mientras compartíamos historias y risas. Todo se sentía tan natural que parecía como si lleváramos años juntas. Sin embargo, lo que más disfrutaba era cómo me hacía sentir segura siendo yo misma, sin tener que ocultar mi verdadero ser.

 

Una mañana de sábado, Valeria y yo decidimos ir a la piscina. Era un día soleado, y parecía la ocasión perfecta para estrenar los bikinis que habíamos comprado. Al llegar al club, alquilamos una cabañita privada para poder relajarnos y disfrutar sin la incomodidad de tener a muchas personas cerca. Ella estaba radiante, con su diminuto bikini rojo, mientras yo llevaba el naranja que me había regalado que, si bien no era tan pequeño como el de ella, si mostraba más de lo estaba acostumbrada. Nos metimos al agua, riendo y jugando como niñas pequeñas. Valeria era atrevida y divertida, y me encantaba la libertad que me hacía sentir.

 

—Sabes, Majo —dijo mientras nos apoyábamos en el borde de la piscina, con el agua acariciándonos suavemente—, nunca había sentido algo así por nadie. No solo me encantas, sino que también me haces sentir una paz que hace mucho no tenía.

 

Me tomó de la mano y la apretó suavemente. Me sonrojé y no pude evitar sonreírle.

 

—Yo siento lo mismo, Valeria. Cuando estoy contigo, siento que, por primera vez, todo tiene sentido. Quiero estar contigo por el resto de mi vida si es posible

 

Nos miramos a los ojos y el mundo pareció desaparecer. En ese momento, un beso se convirtió en la única forma de expresar lo que las palabras no podían decir. No me importó quién pudiera estar mirando; simplemente me dejé llevar por el momento. Nos besamos, al inicio con dulzura y luego con mucha pasión. Mis manos se aferraban a sus nalgas y las suyas a las mías. Nuestras tetas se empezaron a poner muy duras y los pezones parecían que iban a atravesar la tela de los bikinis. Nuestra excitación iba en aumento y Valeria se acercó a mi oído y me dijo

 

- Quiero hacerte mía, quiero darte muchos orgasmos. Vamos a mi apartamento, por favor.

- Me encanta que me digas eso. Vamos entonces.

 

Rápidamente salimos de la piscina y regresamos a su apartamento. Nada más cerrar la puerta, nos besamos apasionadamente. Sin dejar de besarnos nos fuimos moviendo hacia la ducha dejando la ropa tirada por el camino.  Entramos a la ducha, Valeria abrió el agua y seguimos besándonos. Me excitó mucho sentir su cuerpo desnudo y mojado contra el mío, besé su cuello y bajé a sus tetas (Olvidé decir que sus tetas eran redondas, medianas y con pezones rosados), las cuales chupé sin parar mientras ella gemía y yo sentía mi clítoris ponerse muy duro. Quería seguir bajando hasta su sexo, pero como no tenía ninguna experiencia no quería decepcionarla. Regresé a su boca para volver a besarla y entonces fue ella quien pasó a besar mi cuello y luego mis tetas. No se detuvo mucho ahí, solo lo suficiente para hacer que mi clítoris se pusiera aún más duro (si eso era posible), se puso de rodillas, me pidió que subiera una pierna en su hombro, abrió mi vagina con su mano y empezó a lamerla y a chupar mi clítoris. El orgasmo no tardó en llegar, fue tan intenso que poco faltó para caerme al piso, pero afortunadamente Valeria me sostuvo muy fuerte. Ella se puso de pie y nos besamos. Salimos de la ducha y nos secamos para irnos a su cama, pero antes de eso le dije:

 

- Vale, por favor enséñame a darte placer. Quiero que tengas muchos orgasmos conmigo

- Por supuesto, vamos a la cama.

 

Dejamos las toallas en el piso, ella se acostó y yo me puse sobre ella para besarla. De nuevo pasé a su cuello, luego a sus tetas y cuando ya sentí que estaba muy caliente, bajé a su vagina. La abrí delicadamente.

 

- Majo, pasa tu lengua lentamente

-¿Así?

- Oh, sii amor, así. Ahora, empieza a chuparme poco a poco, como si estuvieras disfrutando un helado.

(así lo hice) -¿Te gusta? ¿lo hago bien?

- Ahhhh, siiii. No paresssss, no paresssss

 

Su clítoris estaba ya muy duro, así sin decirle nada empecé a chuparlo y se me ocurrió meterle un dedo (como había visto que hacían las mujeres en los videos de porno)

 

-Ahhhh amor, jueputa, que deliciaaaaaaa. No pares

 

Esa grosería me excitó mucho, ya que ella muy raras veces decía malas palabras. Seguí chupando y chupando y estimulándola con mi dedo hasta que estalló en un orgasmo que me empapó la cara mientras ella gritaba y se agarraba de las sábanas. Soltó un chorro de líquido que me dejo empapada, igual que su cama. Me acosté a su lado y la besé

 

-¿Qué tal? ¿Lo hice bien?

- La respuesta a esa pregunta está en tu boca y en la sabana empapada

- Me alegro mucho haberte hecho llegar.

- Aprendes muy rápido, jajajaja. ¿Cómo se te ocurrió lo del dedo?

- Lo he visto en videos porno y pensé que sería rico intentarlo

- Y vaya que lo fue, me hiciste hacer un squirt

-¿Así se llama cuando llegas de esa forma?

- Sí, así es.

- Y lo que más excitó fue la palabrota que dijiste. Eso me puso muy caliente.

- Solo las digo cuando de verdad me excito y tú lo lograste con creces.

 

Nos besamos de nuevo y nos fuimos a la cocina. Valeria preparó una cena ligera y comimos juntas, riendo por las pequeñas anécdotas del día. Tras la cena, nos recostamos en el sofá, abrazadas bajo una manta. Valeria acariciaba mi cabello con ternura mientras yo descansaba mi cabeza sobre su pecho.

 

—Me encantaría que te quedaras a dormir hoy —me dijo en voz baja, como si temiera romper el encanto del momento.

—También me encantaría quedarme —respondí sin dudarlo. Déjame llamar a mis papás para avisarles.

 

Me levanté del sofá, hice la llamada y nos fuimos a su habitación. Nos acostamos en la cama, abrazadas. No había necesidad de palabras; el silencio era suficiente para comunicar lo que sentíamos. Sentir su cuerpo cerca del mío, su respiración tranquila y su calor, me hizo comprender que ese era mi lugar en el mundo.

 

Valeria comenzó a acariciar mi rostro y luego mis labios con sus dedos. La miré a los ojos y noté una chispa de deseo y amor en su mirada. Sin decir nada, me acerqué para besarla. El beso fue profundo y suave, y poco a poco, la tensión entre nosotras comenzó a crecer. Mis manos exploraban su cuerpo con cuidado y dulzura. Me dejé llevar por el momento, sabiendo que estaba exactamente donde quería estar. Empecé a besarle su cuello y luego sus deliciosas tetas que tanto me gustaban, hasta que estuvieron muy duras, señal inequívoca de su excitación.

 

- Quiero darte otro orgasmo

- ¿Lo harías en mi pose favorita?

- Por supuesto, dime cuál es.

- Quédate así como estás

 

Valeria se levantó sobre el colchón y se sentó, literalmente en mi boca.

 

- Lámeme, chúpame como hiciste antes

- Lo haré

 

Tener su vagina así era delicioso, podía abarcarla toda mi boca y mi lengua mientras alternaba entre apretar sus hermosas nalgas y sus deliciosas tetas.

 

-Ahhhhh que rico amor, que ricoooooo. No paressss

- No… voy a… parar

-Siiii, ahhhhhh, siiiiiiiiiiiiii. Me voy a venir!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!. Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh jueputaaaaaaaaaaaaaa Majooooo, te amooooooooooooo

 

De nuevo alcanzó un gran orgasmo, si bien no tan abundante en jugos como el anterior, si fue suficiente para mojar la almohada. Yo mientras tanto estaba muy caliente por la combinación de la palabrota y el te amo. Cuando se acostó junto a mí, le dije

 

- Chúpame las tetas, quiero masturbarme por y para ti.

 

Y así lo hice. Me masturbé casi con furia como nunca lo había hecho y logré un orgasmo delicioso. Nos besamos dulcemente y nos abrazamos para dormir. Esa noche, en sus brazos, comprendí que el amor verdadero no tiene reglas ni tiempos. Puede llegar de forma inesperada, con la persona que menos imaginabas, y puede hacerte sentir completo de una manera que no habías conocido antes. Valeria era mi lugar seguro, y yo quería ser el de ella.

 

A la mañana siguiente, desperté al sentir la luz del sol que se filtraba por la ventana. Valeria aún dormía, abrazada a mí. Me quedé un momento observándola, disfrutando de su calma y de la paz que ella me brindaba. Me sentí afortunada de haber encontrado a alguien como ella, y supe que no importaba lo que viniera después, estaba dispuesta a enfrentar cualquier desafío si era con Valeria a mi lado.

El domingo en la mañana le ayudé a hacer un par de cosas en el trabajo. Almorzamos y en la tarde vimos una película. Obviamente en todo el día no faltaron los besos y las caricias

Ya en la noche sobre las 7, nos duchamos juntas de nuevo, besándonos con pasión, pero sin hacer nada más. Me llevó a mi casa en su motocicleta y nos despedimos con la promesa de pasar juntas muchos más fines de semana.

 

Hasta aquí la segunda parte. Espero les guste. 

majomed36

Soy mujer homosexual

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Categoria: Lésbicos
Fecha de Publicación: 2024-10-13 03:11:59
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