Guía Cereza
por: masterturgon Publicado hace 1 mes Categoría: Hetero: Infidelidad 944 Vistas
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Aprovechando que estamos cerca de la noche de Halloween, les voy a contar algo que me sucedió hace unos cuantos años y que siempre recuerdo por estas fechas.

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Había acabado de llegar de una temporada de mochilero por sur américa, llevaba ya dos meses en la casa de mi mamá, sin trabajo y sin mucho esfuerzo de tratar de conseguirlo, pues aún tenía unos cuantos ahorros que había ganado vendiendo fotos de mis viajes para empresas de turismo y unos cuantos otros que me gane en Perú trabajando como modelo.

Harta de verme todo el día tirado en la cama y viendo TV, literalmente me mandó ayudar en el bazar de Halloween de la junta de acción comunal, querían recoger fondos para la escuela de música popular.

Con la ropa sucia y la flojera de ponerme a lavar ropa, aproveche que mi hermano estaba en la universidad y aproveche para pedir prestadas unas cuantas cosas: un pantalón caqui, una camiseta a cuadros, unas gafas pasadas de moda con marco grueso y unos cuantos lapiceros.

Listo, ya tenía el disfraz perfecto de Nerd. Nada más alejado a la realidad, pero disfraz es disfraz.

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Pedían que llegara a las 8 de la mañana, ni de riesgos iba a madrugar, apenas y apareció a eso del medio día y eso porque mi mamá prácticamente me saco a escobazos de la casa.

Cuando llegué me presenté con Don Hernán, el presidente del comité de convivencia. No sé si al verme la pinta, creyó que con esa cara de juicio no me tomaba ni una gota de licor, si supiera que me tomo hasta el agua de los floreros.

Estaba en el mismo quiosco con su esposa, mientras que ella vendía los tiquetes, que luego se usaban para reclamar bebida y comida en los otros quioscos, yo me debía encargar de la servir y entregar las cervezas de barril.

Doña Brenda, Es una katana, entradita en años, bastante recatada y hasta tímida, pero con un cuerpo y un culazo, que en esos leggings negros se le veía aún más enorme y redondo. Se había disfrazado de gatica, no de puti-gatica, nada literal de la gatica más tierna del planeta, algo que combinaba con su personalidad. Orejitas de peluche, nariz maquillada de negro, bigotes delineados y labios rojos hacía que se me parara todo... todo el corazón y las ganas de seguir trabajando.

Al principio ni me determinaba, pero poquito a poquito le fui entrando hasta que entramos en confianza, sobre todo cuando no había nadie cerca.

- Doña Brenda, con todo respeto, pero ese disfraz le queda muy bien, toda tiernita

- Ay gracias, usted también le queda muy bien ese disfraz de... --inclinando un poco la cara tratando de adivinar--

- De estrella porno

- Ay no! --reía con algo de vergüenza-- pues como muchacho...

Tartamudeaba viendo mis biceps, mientras cambiaba el primer barril que se había terminado. ,

...de eso no está disfrazado

- Entonces de qué?

- No sé --me lanzo la primera mirada coqueta, enrollando un mechón de cabello en su dedo-- como de niño juicios, así todo inteligente

- Inteligente? --voltee a mirarla muerto de risa-- Claro!

- Pues si tiene pinta, con esas gafitas

Nos interrumpieron la conversa cuando llegaron a comprarle unos tiquetes, se hizo una fila larga y no pudimos hablar mucho, pero ya me mantenía las miradas y sonreía de forma coqueta.

Eso, si, bien solapada. Cuando aparecía su esposo, cambiaba de expresión, cara de estar muy ocupada y el ceño fruncido. Apenas se iba la gente, le pasaba de contrabando de cerveza por debajo de la mesa, así poquito a poquito se le iba notando más relajada y contenta.

- ¿Usted, si es así de juicioso cómo se ve?

- ¿Por qué? ¿Usted si es así de juguetona? --tratando de avanzar un poco más--

- Ay Julián, tan bobo

- Bobo no, es que vea que está semana estaba leyendo un estudio científico

- ¿Si claro, usted leyendo?

- Ah no me crea pues

- A ver, con que bobada va a salir

- ¿Usted sabe cuál es la mascota preferida de las personas inteligentes?

- ¿Cuál? --riendo con picardía--

- Las gatitas, sobre todo si son bien cariñosas

- Ah sí, vea --señalando para donde todas estaban bailando-- por ahí hay mucha pa adoptar

- No, eso es pura gata callejera, a mí me gustan las gatitas de casa y juiciosas

Se sonrojo un poco y se le noto un poco incómoda pero también encantada de recibir mis halagos, su ego se fue por las nubes, al sentirse por encima de otras mujeres más jóvenes. Se hizo de cuclillas, me hizo seña de secreto, le dio vuelta al vaso de cerveza para vaciarlo y lo lleno con ron de una botella que tenía escondida en su bolso.

Le dio un trago, hizo mala cara y se rio como si fuera la peor maldad que hubiera hecho en su vida. Se levanto, con la mano abajo para que no la vieran me paso el vaso, ella quería ser discreta, pero era tan novata que hacía que todo se viera aún más sospechoso.

- Tome mas bien y deje de hablar bobadas

- No son bobadas --le di un gran sorbo-- yo a usted hasta me la robaría

No me contesto nada, me quito el vaso de la mano y le dio un gran trago, volteando la cara hacia atrás para que nadie la viera hacer muecas.

- Uno no se roba mujeres casadas

- No?

Una nueva oleada de ventas llegó y ni me volteaba a mirar, eso sí se mantenía derechita, apretando abdomen y hasta sacando culo. Medio nos dejaban solos y volvía a llenar ese vaso de ron, pero ahora me daba la espalda y se inclinaba hacia adelante, obviamente se me derramo la cerveza más de una vez por estarla mirando "disimuladamente". Ella volteaba a mirarme la cara de idiota por encima del hombro y se secaba de risa.

- Que se le perdió?

- Mejor no le digo

- Fresco que mirar no es pecado

- Desear la mujer del prójimo, si

Ella ni respondía, simplemente sonreía y ya. A cada rato sacaba un espejito, se daba la vuelta y se retocaba el rojo de sus labios, mirándome de reojo en el espejo dejándome una imagen difícil de borrar.

- Ay dios! quien fuera... uff!

Se apretaba los labios para aplicar uniforme el labial y luego sonreía, guardaba el espejito y se volvía a inclinar para mostrarme ese culote. Le seguía el juego, cualquier cosa era una excusa para coquetearle, miradita, palabritas iban y venía... ya la tenía encantada y riendo por cualquier cosa que le decía.

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Su esposo cada que iba, ni siquiera la saludaba, ni una miradita, ni un piropo, nada. Únicamente iba a preguntarle como iban las ventas y ya, volvía a desaparecer, dándoselas de gerente, o más bien, de simular estar igual ocupado que ella para no tener que determinarla.

- Estan peleados?

- Nada, que va... cosas de matrimonio, se acostumbran a uno y ya ni la voltean a ver

- Yo no me cansaría

- Eso dice, todos los hombres son iguales

A la señora como que le sentó mal la pregunta y se quedó enojada, de brazos cruzados. Yo poquito a poquito, contándole chistes la volví a sacar de ese estado y la regresé de nuevo a la senda de risas y coqueteos.

Por allá eso de las 10 de la noche, se acabó la cerveza y la gente se empezó a quejar. Don Hernan apareció y mientras hablaba con la esposa, me dio por meter la cucharada. Yo conozco al de la licorera, siquiera me da la plata y yo voy a comprar unas canastas de cerveza y hielos.

El señor no viendo más alternativa, separo dinero de la caja y cuando me lo fue entregar, dudo un poco. Se percato a medio camino, con un tanto de vergüenza y tratando de disimular, le entrego el dinero a su esposa.

- Mija, por que no lo acompaña

- Claro --contesto emocionada--

Nos quitamos los delantales. Ellos ni siquiera se despidieron, parecían como si fueran hasta desconocidos. Ya íbamos como a media cuadra abajo de la iglesia, cuando me encuentro a mi mamá, que llevaba a mi papá de gancho, seguro a regañadientes lo había secado a punta de cantaleta para que salieran un rato.

- Que hubo mijo, pa dónde va?

- A la licorera por unas cervezas pa vender

- Doña Brenda, si se está portando juicioso?

- Claro, que muchacho más juicioso oiga

- Bueno, ojalá siga así

Mi mamá miro extrañada, nunca en la vida se esperaba que le dieran semejantes referencias de mí. Jaló a mi papá de la mano, que volteo a mirarme con cara de secuestrado. La casa sola, ésta es mi oportunidad.

- Yo tengo unas canastas, vamos por ellas y así no sale más barato?

- A su casa? --miro intrigada--

- Si fresca, de entrada, por salida

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Caminamos unas cuadras más, mientras le contaba de mis andanzas de mochilero. Abrí la puerta y ella se quedó en la acera.

- Yo lo espero acá

- No tiene ganas de orinar?

- No --cas que bailando en un solo pie--

- Fresca, no va a pasar nada

La pobre señora no se aguantaba más y tuvo que aceptar la invitación. Camino a la cocina encontré la nevera de icopor de encima de la nevera y le mostré donde quedaba el baño.

Mientras ella liberaba su vejiga, yo subía a la terraza a buscar las cajas de cerveza. Ya estaba bajando por las escalas, con las botellas cascabeleando a cada paso, cuando la veo en la sala inclinada hacia adelante, apoyada con una mano en el mueble para poder verse al espejo de cerca.

Descargué las cajas en el piso, caminé detrás ella se retocaba los labios de rojo y me miraba fijo a los ojos por el espejo, reía cuando volteaba los ojos hacia abajo a mirarle el trasero. Se jiro, guardó el labial entre los leggins, apoyo ambas manos hacia atrás, arqueando su ceja.

- Ojo pues, usted me dijo que no iba a pasar nada

- Nada que usted, no quiera

Me le acerque despacito, despacito. Ella se mordía el labio inferior y respiraba entrecortado, me estiré ara robármele un beso y cuando ella cerró los ojos me separé hacia atrás. Se quedo ahi unos segundos con la boca abierta esperándome, cuando los abrió y me vio la mueca de risa.

- No juegue con candela, se quema

- Me gusta jugar con fuego

La señora se me tiro a la boca, me comió a besos y su lengua no tardo en entrar a buscar la mía. Sus manos guiaron las mías, hacia sus caderas y gimió de emoción cuando las tomé y atraje haca mí. Ni se en qué momento me quito el pantalón y termino masturbando mi miembro con su mano.

- Me imagino que tienes condones?

Saque uno que mantenía para emergencias en la billetera. Si, si, ya sé que es mala idea, pero así era uno antes y no habiendo más.

La señora prácticamente me lo arrebato, lo rasgo con los dientes, se dejó caer de rodillas y hábilmente me lo coloco en la boca, dejando las marcas de su labial en mis bolas cuando les dio una buena chupada.

Se levanto, se dio la vuelta, bajando sus leggins, dejando salir ese espectacular, grande y redondito trasero. Se hecho saliva en la mano, froto el condón en la punta y lo guio directo a su sexo.

La cara de placer que encontré en ese espejo mientras se lo oba metiendo fue unica. Me cogió de las manos y me hizo apretarle los senos, mientras que la besaba en el cuello.

- Un rapidito y ya!

- No cual rapidito, yo quiero disfrutar semejante gatica

- No se puede, sin nos demoramos van ahhhhh ahhhhh ahhhh

Empecé a mover mi pelvis de adelante hacia atrás, la tomé de las caderas y penetrándola cada vez más y más rápido. Ella abrió los ojos, nos miramos a traves del espejo, ella jadeaba dejándolo empeñado, sus ojos se iban hacia atrás.

- Si, así asi, asii asiiiii asiiiiiii

Su cara dejo de ser la de una tierna gatica, se convirtió en la de una loba hambrienta, se mordía los labios, me miraba sobre el hombro y miraba su trasero mientras empujaba en dirección contraria a la que iba mi miembro para meterlo más al fondo, mientras que sus nalgas en oleada me masajeaban como si se lo fueran a tragar on bolas y todo.

- Ay jueputa, me voy a ahhhhh ahhhhhhhhh

Aproveché y le solté todo mi orgasmo, besándole el cuello, jadeando de placer en su oído. Se dio la vuelta complacida, con una sonrisa de oreja a oreja, me dio un beso y se subió los leggins empujándome un poco para que le diera espacio.

Ahi seguía yo de pie sin poder creerme lo que había acabado de pasar, con el condón lleno de semen y el miembro aun duro como si se me fuera a explotar, mientras que ella se comportaba como si nada.

Se dio la vuelta, se arregló un poco el cabello, reviso que no tuviera labia regado limpiándose un poco alrededor de los labios. Le dio una nueva mirada a mi miembro, arqueando una ceja.

- Te espero en la calle --cogiendo la nevera de icopor-- mejor lávate la cara

Salio y me quede ahi unos segundos mirándome al espejo, riendo como un idiota. Fui al baño, me quite el condón y me lave un poco, luego me mire al espejo y sonriendo entendí porque me había pedido que me lavara, parecía como si el guasón me hubiera besado.

Al salir, me miré al espejo y reí recordando una vez más el momento, cuando di la vuelta para ir por las canastas de cerveza, pisé algo: su labial. Me lo guardé en el bolsillo.

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Fuimos por las cervezas y ella me pedía inútilmente que me borrara la risa de idiota o nos iban a descubrir. Era imposible, podía haber sido solo un instante, pero esa mujer me había encantado. Tal vez por lo mandona que había resultado.

Igual cumplimos nuestra encomienda, su esposo ni se dio por enterado, igual era casi invisible para él. Yo después de eso también parecía serlo, ni me determinaba, me sentía como un idiota, pensando que era yo el que la estaba metiendo a mi juego, cuando todo el tiempo fue completamente al revés.

Terminamos de vender todas las cervezas y mientras yo cerraba caja con Don Hernan, ella aprovecho para desaparecer sin despedirse.

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. ¡Ay dios!

Sonaban las sabias palabras del maestro Ruben Blades, mientras la gente levantaba los quiscos y hacían aseo. No pude más que sentarme a tomar el ultimo trago que quedaba de ron, mirado la marca de sus labios, acariciando su labial en mi bolsillo.

Mirando a la nada, riendo como idiota, recordando ese delicioso momento, planeando como iba a hacer para decirle que me había quedado con algo de ella y volvernos a ver, pero bajo mis condiciones, porque esa deliciosa gatica, de alguna forma me la tenía que robar al menos toda una noche.

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