Mezquino Mar
El viento trae memorias de mar,
y en las orillas que besan las olas,
siento el peso del tiempo,
fraguándose entre susurros perdidos.
El horizonte se difumina,
y aunque mis pies aún rozan la arena,
mi corazón flota a la deriva,
en un barco que jamás
volverá a tocar el puerto de partida.
Alargadas distancias,
dibujándose en la niebla grisácea.
Los recuerdos son: espuma,
frágiles,
efímeros,
y mis pasos un eco
de lo que fui,
y la arena se ha llevado.
Soy una extraña habitando este cuerpo.
Olas borran mis huellas,
y mientras desaparecen,
sé que el mar,
mezquino
silencioso,
nunca devolverá lo que se ha llevado.
. .
Cenizas de Invierno
El viento arrastra cenizas del invierno,
frágiles recuerdos que intento sostener,
pero el cielo es,
gris y pesado,
se despliega sobre mí su manto
sin calor,
vacío,
silencioso.
Las sombras de lo que fue se alargan en la nieve,
y aunque mis pasos marcan el suelo,
parece que no avanzo.
Todo lo que alguna vez toqué,
todo lo que amé,
se desmorona como cenizas,
escapándose entre mis dedos.
¿A dónde se fue/va el tiempo?
Pregunto al viento,
pero solo responde con susurros,
de truenos en el faro
llevándose mis suspiros,
perdiéndose en la distancia.
Las oportunidades que desperdicié,
las palabras no dichas,
me persiguen rasguñando las rocas
en este frío eterno.
El invierno vive en mis huesos,
pero ya no siento su dureza.
Lo único que duele es el eco de lo que no volverá,
la fragilidad de un mundo que cambia
y me deja atrás,
inmóvil,
congelada.
. . .
Sombrío Placer
Nos encontramos en la penumbra,
el aire denso,
cargado de susurros explícitos.
Tus dedos,
suaves como la noche,
dibujan caminos invisibles en mi piel.
Cada roce,
un incendio,
cada suspiro,
una confesión que jamás diremos en voz alta.
Te miro y en tus ojos veo prohibidas promesa,
un abismo al que me lanzo sin mirar atrás.
Tu aliento se mezcla con el mío,
y en el calor de nuestras cuerpas
se desvanece todo lo que fuimos antes de esto.
Solo existimos nosotras,
en este rincón de Berlín
donde la piel es la única verdad.
Tus labios buscan los míos,
y en cada beso,
siento cómo el tiempo se quiebra.
Tu lengua, demandante,
se hunde en mi boca,
arrancando
el último resquicio de control que me quedaba.
El fuego crece entre nosotras,
cada movimiento
es un paso más hacia el abismo.
Mis manos recorren tu espalda,
descienden hasta la curva de tu cadera,
me pierdo en la suavidad de tu piel,
y en el calor que nos consume
no me deja respirar.
Eres todo lo que quise,
todo lo que nunca me atreví a soñar.
Tu cuerpa es un mapa que recorro
con labios sedientos,
con la urgencia de quien sabe
que lo irrecuperable
es lo único que vale la pena.
Nos convertimos en una sola cuerpa,
una sombra única entrelazada en el deseo,
y mientras nuestras caderas marcan el ritmo
del placer que nos consume,
el mundo afuera se deshace,
en un sueño que nunca despertará.
. . .
Marchitas Hojas de Puta
Los vientos de ayer resuenan,
promesas inconclusas
flotando borrachas hojas marchitas,
llevan consigo el eco de susurros
cambiantes de color bajo un cielo incierto.
Mis pensamientos,
atrapados
en tonos grisáceos,
se desplazan como sombras
de lo que alguna vez…
El tiempo,
incontrolable,
se desliza por mis manos vacías,
incapaces de detenerlo.
Cada instante se desvanece
en el frío nocturno,
mientras el calor se esconde
en rincones oscuros,
Inaccesibles
pliegues de memorias.
Todo lo que toco se vuelve distante,
lejano
un reflejo de lo perdido.
Fluye la vida como un río sin retorno,
y yo me quedo en la orilla,
viendo cómo todo se aleja,
incapaz de seguirlo.
Los vientos del ayer me rodean,
pero ya no empujan como antes,
dejándome atrapada en esta calma impaciente,
donde solo queda…
el eco interminable del tiempo perdido.
. . .
Amaneciendo en tus Labios
Tus labios:
suave,
fuego que me arde
se deslizan por los míos
en un susurro tangible.
El eco de tu aliento,
cálido y lento,
me despierta,
quema,
transforma.
El aroma de tu deseo llena el aire,
derritiendo el mundo en ese momento.
Mis manos buscan las tuyas,
pero encuentran es más que piel.
—Delicada—
Es nuestra historia escrita en el silencio
de lo que somos,
y no decimos.
Tu cuerpa,
mi cuerpa,
se entrelazan,
como ramas en un árbol
creciendo,
floreciendo,
jadeando
gritando.
Siento la humedad de tu ser entre mis piernas,
el temblor de tus manos en mi cintura.
Eres un río,
sin regreso,
que me arrastra,
ahoga,
libera.
Mis gemidos,
los tuyos,
se mezclan en el aire.
Es la melodía de lo que nunca seremos,
pero somos ahora.
Tu lengua incansable me explora,
me consume,
y en ese abismo donde caemos juntas,
encuentro el reflejo de lo que soy contigo:
libre,
desnuda,
ardiente,
mujer.
. . .
Sombras Silentes
La mañana trae consigo un manto
de paisajes desolados,
camino sin rumbo entre sombras
que recuerdan lo dejado atrás.
La nieve cubre recuerdos que aún, apenas, siento,
pero mi corazón,
congelado,
late sin encontrar su rumbo.
¿Dónde está el calor?
¿Dónde quedó la vida
que me consolaba en medio de la confusión?
¿Dónde estás?
Los desnudos árboles me miran,
siendo testigos mudos,
mientras el viento susurra en mis oídos
historias que nunca llegaron a nacer.
El tiempo pasa,
como agua escurriéndose ,
dejándome aquí,
inmóvil,
perdida en mi vacío.
Intento recordar lo que fuimos,
pero las huellas que dejaste se han ido borradondo,
como si nunca hubieran sido.
La vida sigue,
lo sé,
pero yo me quedo en este invierno eterno,
donde cada suspiro se disuelve en niebla,
y el futuro es solo un eco lejano,
demasiado distante,
frío,
Inalcanzable.