Teníamos 14 y 15 años cuando nos conocimos. Vivíamos a una cuadra de distancia la una de la otra. Cuando ella cumplió 15, me confesó que yo le gustaba. Sin embargo, en ese momento yo no estaba emocionalmente disponible, por lo que le dije que no era el momento.
Seguimos como amigas, y le recomendé entrar a taekwondo conmigo, ya que ella buscaba un deporte divertido pero exigente. En este momento teníamos 16 y 17. Desde ahí comenzó un leve deseo por ella.
Cuando teníamos competencia teníamos que ponernos el uniforme, lo que implicaba vestirnos juntas... Recuerdo verla en ropa interior, ver sus grandes senos a través de ese top, que dejaba ver la silueta de sus pezones... "¿cómo serán?" me preguntaba mientras imaginaba su forma y color; también veía su vulva marcada a través de su panty, sintiéndome culpable por mirar a una amiga mientras se cambiaba, pero, Dios, su monte de Venus era tan prominente que se hacía imposible no imaginar su vulva por debajo.
Unos meses después, me confesó que todavía le gustaba. No obstante, yo sentí un poco de miedo de meterme con ella, por lo que ignoré el tema. Seguimos de amigas. Unos meses después ella se fue para otro país y perdimos contacto.
Cuando yo tenía 19 y ella 18, me la encontré en la calle. La saludé con mucha alegría e intercambiamos números de celular. Se veía tan atractiva... Cuando comenzamos a mensajear, me contó que la habían metido a un chat porno en Instagram, a lo que yo le dije en tono burlezco que aprovechara para ver tetas gratis. Ella me respondió "no, también hay que mandar". Yo, con mi personalidad de siempre tomarse todo en broma, le dije "Ah no, mejor intercambias conmigo", a lo que me dijo "jajaja, está bien".
Yo no podía creer que en serio había sido tan fácil, pero al fin iba a ver esas grandes tetas y esa jugosa pubis. Le mandé una foto en lencería y le dije que esperaba la suya para mandarle más. Ella me mandó una foto de sus tetas, así, desnudas, sin tanto preámbulo. Yo también le dejé ver mis pezones. Fue un poco sorprendente cuando lo siguiente que me mostró fue su deliciosa y mojada vulva abierta, podía ver su clítoris rosita y redondito sin ningún problema. Tenía unos hermosos labios carnosos con forma de mariposa. Solo podía pensar en lo delicioso que debían saber.
Le dije que me la quería comer entera, a lo que ella me dijo que lo iba a pensar.
Al día siguiente me despertó un mensaje suyo contándome que soñó conmigo y que estaba súper caliente, que quería comerme toda.
Continuará...
