Guía Cereza
Publicado hace 3 meses Categoría: Interracial 1K Vistas
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Recuerdo cundo tenía 17 años y la testosterona invadiendo todo mi cuerpo y ganas de tener sexo siempre. En ese tiempo mis padres decidieron mudarse para otro departamento por cuestiones de trabajo. Fue allí donde conocí a Catalina, la chica que nos ayudaría con los oficios de la casa.

Catalina tenía 28 años, era una negra espectacular, de cintura pequeña, cadera amplia, tetas pequeñas, pero redonditas y una cara hermosa, aparte de amable y juguetona; con el paso de los días y el aumento de la confianza las cosas entre catalina y yo tomaron un rumbo diferente, pues pasamos de simples charlas a aumentar el contacto físico y juegos más atrevidos.

En una ocasión cuando mis padres no estaban en el pueblo todo se calentó más con ella, cuando llegué a casa del colegio nos saludamos y ella me dio un vaso con jugo, lo tomé y me dijo que me quitara el uniforme en tono de medio regaño, o que si me iba a quedar todo el día con él?, yo le contesté que sí, pero si quería que me lo quitara ella, me dijo que no la retara, obviamente la continúe retando y le dije que primero la empelotaba yo a ella antes de que ella me quitara una prenda a mí.

Pues fue solo terminar de decir cuando ya tenía a esa mujer encima intentando quitarme la camiseta, lógicamente no podía conmigo y después del forcejeo fui yo quien termino quitándole la camisa del uniforme a ella mientras la tenía en el piso inmovilizada, sentado en su abdomen y con sus manos sujetas me dijo entre risas que no jugáramos así, le pregunté que si no le gustaban esos juegos y me respondió que si, entonces le besé el cuello y vi su cuerpo como se erizaba, sentía su cuerpo caliente y eso me arrechó demasiado.

Besé sus labios y sin darme cuenta era ella quien estaba encima de mí mientras nos seguimos besando, le quite el sostén y comencé a chupar sus tetas, las apretaba y pasaba la lengua en círculos por sus pezones, la puse contra el suelo y le quite la sudadera y comencé a frotarle la vagina sobre la tanga, estaba supermojada y no me pude resistir más, quite las tangas y comencé a chupar su vagina, pasando la lengua desde abajo y terminando con beso en el clítoris, movía lengua en forma de infinito por él y lo mordía suavemente, ella se retorcía de placer y gemía como loca, en pocos segundos estaba sujetando mi cabeza contra su vagina y apretando las piernas mientas su cuerpo temblaba en el éxtasis total del orgasmo.

Continuará...

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