Me encontraba haciendo un viaje, pero no quería tomar la carretera para no toparme con atascos por el tránsito y tomar un atajo apartado donde uno alcanza o topa rara vez a campesinos. Pero ese día me topé con un oficial de tránsito, a lo que me hizo señas para qué orillará a lo que vi raro, por qué no estaba incumpliendo nada, pero hice caso.

Ya él se acerca mirando el carro supongo esperando encontrar algo raro o fuera de lugar, ya se acercó a la ventana del conductor pidiendo lo habitualmente papeles del auto, licencia, carnet de identidad lo cual acudí a dárselos y termina de confirmarlo con su estación por el radio lo cual salió bien. A lo cual me pide que si puede requisar el auto, a lo que accedí ya viendo que está bien.

Me pide requisarme, a lo que accedí. Ya me pide que me ponga de frente del auto y que recargara las manos al auto y con las piernas abiertas. No voy a mentir, siempre había deseado que hicieran eso conmigo. El sentir cómo sus manos subían por una pierna y bajaba por la otra, luego cómo subía de la cintura a la parte detrás de la altura del pecho, ya al ver que todo estaba bien, me pide que me voltee. Miro hacia abajo a lo que me dice.

Vaya, valla, nunca me había sucedido esto en mi rutina.

¡A lo que bajé la mirada! Mi nepe estaba duro como piedra, estaba como el mástil que levanta la pancarta del circo, solo que el mío se levantó en pantalón.

A lo que le pedí disculpas mientras bajaba

—Supongo que, igual que las mujeres, tienes la fantasía con un oficial

A lo que sorprendió y empiezo a sentir el cuero de sus guantes levantarme la barbilla y veo sus labios que se acercan hacia los míos y toca los míos mientras corría su mano de la barbilla a la nuca y una de sus piernas la ubica en medio de las mías y la otra mano a mi trasero mientras la apretaba con deseos y mi cupo se iba relajando.

De beso apasionado que me dio a mi bajo al cuello mientras susurra (ya me estaba aburrido el estar desde las 6 a. m. aquí solo sin diversión, hasta que llegaste tú).

Pero estás en servicio

—No hay problema, aquí nadie pasa más que campesinos y casi no hay que hacer nada.