Hace algún tiempo atrás existían en Santiago de Chile, varios cines en los cuales se podía tener sexo con hombres, hoy todos están cerrados. Uno de aquellos cines, que ya no existe, se llamaba Cinelandia, estaba en una galería en el centro de Santiago, en dicho pasaje habían tiendas de distintas cosas y hacia el final estaba el cine, en principio exhibía películas comunes y corrientes y generalmente eran películas que ya habían pasado por la cartelera principal y terminaban exhibiéndose en cines más alejados o se reponían. Poco a poco fue transformándose en un cine con películas pornográficas heterosexuales, el público fue cambiando e inclusive ya no ponían la publicidad de las películas que exhibían, sólo un cartel con el anuncio de que eran películas para mayores de 18 años. El público también cambió, comenzaron a ir más hombres que mujeres. En ese tiempo yo estaba terminando mi educación secundaria para luego comenzar la universidad y a veces pasaba por ahí con la curiosidad y el morbo de ver los hombres que entraban, pero no me atrevía a entrar y tampoco lo podía hacer por lo de "mayores de edad" aunque estaba pronto a cumplir 18 años. Por fin se me dio la oportunidad, fue una tarde de viernes después del colegio me fui al centro y mis pasos me llevaron a la galería sólo para mirar y poblar mi cabeza con las fantasías de lo que podría pasar ahí dentro, me sentía caliente, el líquido preseminal manchaba mi calzoncillo, me di vueltas por la galería haciendo como que miraba las tiendas, pero mi cabeza estaba puesta en el cine. Ya habría pasado más de una hora o más cuando comenzaron a cerrar las tiendas, sabía que no lograría nada así que me encaminé hacia la calle, cuando pasé por la entrada del cine, vi que el hombre que vendía los boletos me llamó, me acerqué con el corazón en la mano, me dijo que hacía tiempo que me veía llegar hasta ahí, me preguntó si sabía que las películas eran para mayores por lo cual no podría entrar, pensé que me iba a dar un sermón y mandarme a la punta del cerro, pero me preguntó si tenía para pagar la entrada, le contesté que sí con voz temblorosa, entonces dijo que a esa hora ya no iría nadie a fiscalizar, así que entrara, pero que lo que pasara ahí dentro no era su responsabilidad, si llegaba la policía a registrar el cine él diría que entré a escondidas mientras él estaba en el baño, asentí con la cabeza le pasé el dinero y cruce el pasillo hacia la oscuridad de la sala, no veía nada, pero al acostumbrar mis ojos apareció ante mí la pantalla donde una mujer con unas tetas tremendas chupaba el miembro de un hombre con aspecto de obrero, me excité aún más, caminé por el pasillo a oscuras dando vuelta la cara para mirar la pantalla, llegué hasta el fondo donde se vislumbraban asientos vacíos, escuché gemidos, palabras entrecortadas, me senté en un asiento al lado del pasillo, mi corazón a full, mis ojos fueron captando mejor lo que pasaba y quedé paralizado al ver que lo mejor no estaba ocurriendo en la pantalla sino entre los asientos, al fondo de la sala. Lo primero que vi fue a un hombre chuparle la verga a otro apoyado en la pared, no podía más de calentura, comencé a tocarme por sobre el pantalón, en eso llegó un hombre y se sentó a mi lado, era mayor tal vez 40 o 50 años pude ver cuando le miré la cara y luego miré hacia otro lado, al poco rato el hombre comenzó a rozar mi pierna con su mano, lo dejé hacer luego subió por mi muslo, era la primera vez que me tocaba un hombre y lo estaba disfrutando mucho, el hombre se dio más confianza y se giró hacia mí totalmente, ambas manos me tocaron, una se metió por entre mi camisa de colegial y empezó a frotar mis tetillas que se pusieron duras al instante, la otra bajó el cierre de mi pantalón y sacando mi miembro por fuera del calzoncillo empezó a pajearme, me sentí transportado hacia el paraíso, estaba siendo tocado y pajeado por un hombre en medio de una sala de cine. El hombre dio un paso más allá y empezó a morder y chupar mis tetillas con los cual logró que gimiera de placer, luego bajó hasta mi verga y se la metió en su boca, que delicia más grande! estaba en eso cuando noto que otro hombre se coloca a mi lado, de pie en el pasillo, sentí temor, tal vez un poco de vergüenza, pero mi calentura era mayor, miré como ese hombre se sacaba su pene por el pantalón acercándolo a mi cara, cada vez más hasta sentir la cabecita de su verga rozar mis labios, era hermosa y estaba salpicada de su jugo preseminal, nunca había chupado pene, pero me moría de ganas de hacerlo así que abrí mi boca y dejé que el hombre me metiera su verga, me inundó un placer increíble, cerré los ojos era maravilloso tener a un hombre chupando mi verga mientras yo chupaba la verga a otro desconocido. Sentí que no podía aguantarme más y me descargué por completo en la boca del hombre que estaba agachado entre mis piernas, el hombre me sacó hasta la última gota tragándose todo mi semen, luego desapareció, el otro que estaba de pie aún no se corría, yo quería experimentar tener leche en mi boca, así que aceleré mis movimientos hasta notar que el macho comenzaba a temblar y finalmente entre gemidos se descargaba abundantemente en mi boca, saboreé su semen y me lo tragué todo dejando limpia esa hermosa cabeza y tronco, el hombre se guardó su miembro y desapareció también en la oscuridad de la sala.
Arreglé mi ropa y salí de la sala, me metí al baño y me di cuenta que tenia parte del pantalón y el zapato con restos de semen del hombre que me chupó el pene, me limpié como mejor pude y salí, al pasar por la boletería me acerqué al hombre que vendía los boletos y le agradecí que me dejara entrar y si podía entrar otro día, él sonriendo me dijo que fuera siempre después de las 6 de la tarde y siempre que estuviera él en boletería porque si estaba el otro boletero no me dejaría entrar, después con un guiño me dijo viste algo de la película o viniste a otra cosita, yo me reí nervioso contestándole que lo había pasado mejor sin ver la película.
