Compartir en:
Dos veces he ido a donde ella, una trans de piel negra. Ella es mucho más alta que yo, sus rasgos son fuertes pero no deja de verse como una hembrota. Yo simplemente tengo una preferencia por ojalá verme como mujer usando ropa y mi culito se abre y cierra solo de pensar en una verga que la porte una trans. Esta segunda vez fui preparada, ella sabe que me gusta que me llamen por mi nombre de clóset, aunque unas veces soy Paty, otras Daniela y otras Valentina, no me decido por cual nombre se acomoda más a mi estilo de puta. Al llegar me pide que me desnude, para vestirme con tangas, brasier, falda y unos tacones extremadamente altos. Me veo puta, subiré unas fotos a mi perfil para que vean todo lo que pasó. Mientras todo eso pasa, siempre tengo en mente esa gran verga de 23 centímetros no solo se me hace agua la boca, si no el culo. No puedo contenerme mientras ella de va vistiendo, se da la vuelta y veo como cuelgan un par de huevos grandes, llenos de leche, los tocó y ella también se retuerce, y la jalo hacia mi, sin embargo, no soy capaz de chupar ese huevote pero quiero sentirlo en mi, así que lo arrimo a mi cuquita. Ella me tira a la cama y me pega una chupada de culo que no me la ha pegado nadie. Lo deja húmedo, se pone condón, me lubrica el orto y va pa dentro. Me puso en cuatro y sentía como si me estuviera muriendo, como si una espada de carne me atravesará, las lágrimas salían de mis ojos y gritaba sin parar que siguiera. Luego me hizo ponerme encima, la entrada más deliciosa pues la podía controlar, duramos así como 15 minutos, yo brindándole en esa poderosa verga, luego me hizo poner las rodillas de arete y así me dio clavo, sentía el golpeteo de ella contra mi, parecía un animal, me sentía violada. Cuando dijo que se venía saco su polla se quitó el condón y termino encima mío, leche por doquier, salto incluso a mi cara.
Dos días con la sensación de sentir la verga todavía dentro, dos días en los cuales no me podía sentar.