Guía Cereza

Sexo de medianoche en el baño de una parada de camioneros

por: Chastityboy Publicado hace 1 mes Categoría: Gay 2K Vistas
Compartir en:

Hola todos, soy Leo y vengo a contarles una corta pero excitante historia que viví hace dos años cuando regresaba de mis vacaciones en Santa Marta.

En el relato anterior les conté lo bien que la pasé en mis vacaciones disfrutando de la comida local, y por comida, claramente me refiero a la verga costeña.

Al terminar la semana de vacaciones era momento de regresar a casa y tras salir del hotel en la camioneta puse rumbo a mi ciudad. Salí del hotel a eso de las 6 pm y conduje durante varias horas. A eso de las 9 pm hice una parada para comer algo en un restaurante a orilla de carretera y pude deleitar la vista con los masculinos camioneros que paraban allí a comer algo. Y aunque estuve explorando la zona para ver si había algún lugar en el que se pudiera hacer algo, lastimosamente no encontré nada. Los baños del lugar quedaban al lado de la entrada a la cocina y había mucha gente entrando y saliendo. Un poco decepcionado, me monté en la camioneta para continuar con el viaje.

A eso de la 1am vi a lo lejos una zona bastante iluminada que me llamó la atención. Al pasar por allí reduje la velocidad para apreciar bien y el lugar estaba lleno de varias tractomulas y todo tipo de camiones. A un lado había un restaurante de esos que trabajan 24 horas y detrás de los camiones se veía un hostal. Decidí parar allí para echar un vistazo con la excusa de comer algo. Entré en el restaurante y estaba lleno de hombres, en su mayoría camioneros. Solo vi dos mujeres, una que hacía de camarera y otra que se veía pasar por la cocina. Me senté en una de las mesas mientras observaba con cuidado el lugar. La mayoría de hombres comían o bebían algo mientras charlaban relajados. Aunque no tenía mucha hambre decidí pedir algo para entonar el estómago puesto que aún me quedaban un par de horas de viaje. Algo que me llamó la atención es que no vi ningún letrero de baño y al terminar de comer pregunté a la mesera y me dijo que quedaba afuera. Al indicarme el camino pude ver que había un camión grande que tapaba parte de la entrada y por eso no se veía. Una tenue luz alumbraba los letreros de hombres y mujeres, solo que, las entradas respectivas estaban muy separadas entre sí, por lo que para ir al de hombres había que ir hasta el fondo del lugar.

Al entrar, pude ver a un hombre de apariencia corpulenta recostado junto a la pared del fondo. No estaba orinando ni lavándose las manos, solo estaba allí de pie sin hacer nada. Al verme comenzó a "rascarse" la entrepierna y al notar que me quedé mirándolo entró al baño y abrió uno de los cubículos, me volvió a mirar y me hizo un gesto para entrar. Sin pensarlo dos veces entré. Él aseguró la puerta y poniendo su mano en mi hombro me indicó con fuerza que me sentara mientras comenzó a bajarse los pantalones. Al hacerlo, una verga grande y medio erecta rebotó alegremente. Aunque no había mucha luz en aquel sitio, la verga se veía bastante apetecible. Sin dudarlo la agarré con una mano mientras con la otra acariciaba los huevos peludos. Su pubis también estaba lleno de pelo y me encantaba la sensación que producía en mi mano.

Solo pasaron unos segundos cuando ya me estaba metiendo esa verga circuncidada a la boca. Al probar la cabeza pude sentir un leve sabor salado a orina y tal vez algo de sudor. Ese sabor me excitó y comencé a mamar pasando la lengua por todas partes ofreciéndole una de mis famosas mamadas de las que estoy tan orgulloso. Al cabo de unos minutos el hombre estaba tan excitado que me agarró fuerte de la cabeza y comenzó a eyacular con violencia en mi garganta. Un novato seguro se habría ahogado o comenzado a toser, pero yo no. Me tragué hasta la última gota y cuando se calmó la fui sacando poco a poco hasta dejarla limpia con un par de lamidas. Aquel tipo dio un paso hacia atrás y comenzó a subirse los pantalones y abrochárselos. En voz baja me preguntó si me había gustado y al hacerle un gesto indicándole que sí, me pregunta si quiero más, a lo que me confundí un poco debido a que no parecían quedarle fuerzas después de la drenada de vida que le hice hacía un minuto, pero de todas maneras le dije que sí. Me respondió diciendo que me quedara allí porque iba a avisarles a algunos de sus amigos camioneros. Al escucharlo decir eso me excité enormemente y sentí cómo mi ano empezaba a latir.

El hombre salió del cubículo y después de unos diez minutos esperando pensé que me había engañado y estaba a punto de irme cuando escuché un par de risas que venían de afuera así que me volví a sentar sobre el inodoro. Unos segundos después escuché un ruido metálico y pensé que se habían equivocado de cubículo, pero resultó que habían ajustado la puerta principal del baño para que nadie más pudiera entrar durante un rato. Casi de golpe uno de los hombres empujó la puerta y me sobresalté un poco. Fijé mi mirada en ellos y eran tres hombres. Uno de ellos, el que estaba más atrás parecía joven, tal vez de unos 22 o 25 años, tenía cara de tonto pero era alto y con un cuerpo delgado. El segundo de los hombres se veía bastante mayor, tal vez unos 50 o 60 años, era de estatura media, usaba gafas, y su cabello era casi blanco. El tercero era el mejor de ellos, parecía tener unos 40 años, guapo y barbado, a través de su camisa se veía que tenía el torso peludo. Al verme me dijo que habían cerrado y podía salir para tener más espacio.

Sin decir ni una palabra salí y los tres me observaron de pies a cabeza. Iba vestido con una camiseta, una pantaloneta corta y tenis. El hombre barbado comenzó a desabrocharse la correa y bajarse los pantalones y el resto lo siguió. En voz baja pude escuchar mejor su voz y se notaba muy demandante. Dijo que su amigo (el corpulento) les dijo que le había dado una mamada increíble. Me sonrojé un poco pero les hice saber que era experto en ello. Todos sonrieron y se sacaron las vergas de los calzoncillos y me arrodillé ante ellos. Con la boca se lo chupaba a uno y con las manos masturbaba a los otros e iba cambiando. El chico tenía la verga más larga y delgada, el viejo la tenía corta y de grosor promedio, y la del barbado era de tamaño promedio pero bastante gruesa. Sin tener que mirarlos sabía cuál verga estaba chupando con solo sentir su forma. Estuvimos así durante unos minutos hasta que el viejo se alejó y se agachó para manosearme las nalgas por encima de la pantaloneta. El chico hizo lo mismo pero siendo más atrevido me la bajó con fuerza enseñándole mis dos nalguitas redondas. Rápidamente pude sentir sus manos acariciando cada parte y escupiendo para tratar de meter uno o más dedos por mi agujero. Todo eso mientras se lo seguía mamando al barbado que no paraba de soltar gemidos. Disfruté mucho haciendo esa mamada porque con mis manos me aferraba a las piernas y nalgas peludas del barbado.

Después de un rato siendo violado por sus dedos, escuché que se pusieron de pie y destapaban varios condones. Estaba más que claro que me iban a clavar ahí mismo. El hombre barbado me hizo moverme de modo que me apoyé sobre la barra del lavamanos y una de mis piernas quedaba levantanda enseñando el agujero. El barbado se posicionó de forma en que se lo pude seguir chupando mientras el viejo se ponía detrás de mí para penetrarme. El chico me terminó de lubricar con el poco aceite que quedaba de los paquetes de condones y el viejo empezó a empujar. La verdad no costó mucho que entrara debido a que los días anteriores me habían culiado de lo lindo, pero para no parecen tan perra hice gestos de dolor para que creyeran que no habían penetrado en un largo tiempo. Cuando el viejo entró todo empezó a embestirme como podía. Se sentía bien aunque estaba un poco incómodo por la posición.

El viejo no duró mucho y tras dos o tres minutos escuché sus jadeos y se terminó corriendo dentro del condón. Al salir de mi culo fue el turno del chico y el placer se multiplicó. Su verga era más larga y entraba más profundo en mí, rozando mi próstata, y debido a su edad contaba con mayor resistencia. Mientras me penetraba deliciosamente yo seguía mamando y escuché al viejo darme una nalgada y alejarse. La puerta principal se abrió y salió. Y ahí estaba yo, en medio de un baño público siendo empalado por los dos huecos y me sentía en la gloria. Siempre me ha gustado esa sensación de ser usado.

Unos minutos después el chico la sacó abruptamente y dijo que se iba a correr. Se sacó rápido el condón e hizo a un lado al barbado apuntándome a la cara con su verga. Un segundo después un chorro me salpicó en el ojo y los demás fueron directo a la boca. Me los tragué casi sin saborearlos y cuando terminó de eyacular usé la mano para apuntar la cabeza a mi ojo y guiar el semen salpicado hacia mi boca. Mientras hacía eso el barbado se puso el condón porque era su turno. Al terminar de limpiarle la verga al chico este me dio una cachetada en la cara y me dijo que había sido una buena perra, y al igual que el viejo, se subió los pantalones y salió.

Ahora era el momento de probar la mejor verga del mejor hombre. El barbado se desabrochó la camiseta dejando ver una mata de pelo que cubría todo su torso. Al verlo se me hizo agua la boca y me lancé directo a chuparle las tetillas. Él me acarició la cabeza mientras lo hacía y soltó gemidos de placer mientras mordía suavemente sus pezones. Tras eso, se metió en una de las cabinas y se sentó, bajándose los pantalones hasta los tobillos. Me pidió quitarme la pantaloneta e ir a sentarme sobre él. Su verga estaba tan dura que apuntaba al cielo sin ayuda. Lentamente me senté en él disfrutando de cada centímetro. Y aunque no la tenía tan larga como la del chico, era más gruesa lo que hacía que sus proporciones fueran más satisfactorias. Cuando entró toda nos quedamos así unos segundos y me sorprendió cuando me tomó por la cabeza y me acercó a él para besarlo. Ninguno de los anteriores lo había hecho así que supuse que eran de esos "heteros" que solo buscan un hueco para meterla y ya. Pero la manera en que me besó fue apasionada, su lengua hurgaba en mi boca desesperada. Y mientras seguíamos fundidos en ese beso empecé a cabalgarlo con locura. Cuando nuestras bocas fueron libres él hizo el mismo gesto de morderme los pezones mientras lo seguía cabalgando, solo que lo hacía de una manera más brusca y fue un poquito doloroso, pero muy excitando. Los pelos de su barba chuzaban mis pezones y eso me volvía loco. Y cuando me cansé de montarlo, él me abrazó y sin sacarme la verga tuvo la fuerza suficiente para darme la vuelta y quedar sentado sobre el inodoro. Mis piernas quedaron en sus hombros y me empezó a embestir con fuerza. Mientras me embestía sus dedos se paseaban por mi cuerpo y al pasar por mi boca los chupaba delicadamente.

Durante varios minutos estuve en éxtasis con ese hombre. Los únicos sonidos que oía eran el de sus bolas chocando contra mis nalgas, sus jadeos y mis gemidos ahogados para no hacer mucho ruido. Cuando se cansó de esa posición me pidió ponerme en cuatro, pero al sacarme la verga se dio cuenta que el condón estaba rasgado, así que lo retiró. Dijo que se iba a poner otro y le dije que me lo metiera así. Que no se preocupara porque yo tomaba PrEp y aunque no sabía bien lo que era, le expliqué rápidamente y terminó excitándose más, tanto que empezó a clavar estando en cuatro. Me penetró tan fuerte que no pude controlarme y mis gemidos hicieron eco por todo el lugar, a lo que el barbado rápidamente me tapó la boca con una de sus manos mientras me taladraba el culo con todas sus fuerzas. No tardó mucho en eyacular e inundarme las entrañas con su leche. Cuando me sacó la verga, un chorro me escurrió por la pierna.

Mientras me recuperaba un poco debido a que mis piernas no dejaban de temblar, él salió al lavamanos a limpiarse. Acto seguido me ordena arrodillarme en la mitad del baño y lo hice. Comenzó a apuntarme con su verga y varios chorros de orina caliente me salpican por toda la cara hasta bañarme entero. Por suerte aún no me había puesto la camisa o habría terminado empapada. La sensación de ser bañado en meados por un camionero en medio de un baño público fue muy excitante. Cada chorro cálido se sentía muy bien sobre mi piel desnuda, y cuando quise probarlo, se terminó. Me quedé con las ganas. El barbado me miró y me dio la mano para ayudarme a levantar. Me dijo que era un cerdito y me volvió a besar apasionadamente. Me esperó mientras me vestía y salimos del baño. En la entrada estaba parado el hombre corpulento de la primera mamada. Regañó a su amigo por tardarse tanto y les dijo que los otros dos se habían cansado de esperar y se fueron a dormir. Caminé con ellos unos metros hasta estar cerca del restaurante y cada quien se fue por su lado. Volví a entrar al lugar para comprar una bebida energizante e irme.

Con cada paso que daba sentía que un chorro de semen me salía del culo y debía tener la pantaloneta manchada. Por suerte a esa hora no se veía mucho y no pensé mucho en eso. Tras comprar la bebida volví al parqueadero y me subí a la camioneta. Sentí húmedo al sentarme y mientras encendía el auto, el hombre barbado pasó por mi costado mientras iba en su camión. Bajó la ventanilla y me hizo un gesto de "gracias" con el dedo y sonó el claxon. Me sentí feliz por eso. Regresé a la autopista principal y por el retrovisor vi cómo se alejaba el camión en dirección opuesta a la mía. Era cerca de las 2 am.

Tras varias horas de viaje más llegué a casa a dormir y con el culo aún preñado. Fueron las mejores vacaciones de mi vida.

Muchas gracias por leer.

Publica tu Experiencia

🍒 Pregunta Cereza

📸 ¿Crees que las fotos de los perfiles de la Comunidad deberían ser más atrevidas?

Nuestros Productos

Mucama Sexy

MAPALE $ 125,900

Night Angel

CEREZA LINGERIE $ 265,900