Compartir en:
No era feliz en su matrimonio. Su esposa con un poco de mal genio, y siempre reprochándole "a que no te vas". Antonio, amigo de un colega, de tragos, me lo confeso.
Yo, en esa tarde gris, con ganas de llorar, con remordimientos de saber que por mi culpa nunca veré a mi amigo Luis.
Ven, le dije, que en esta soledad, no puede mas el alma mía. Estoy cansado de esperarle, y hablar siempre a solas con mi corazón.
No entiendo como fue, como llegamos a esa habitación. Dos extraños comiéndose hasta el alma. Olvidamos que el mundo sigue ahí fuera.
Lo llame hoy: tengo que decirte que nunca pierdo el sueño con cualquiera. Quiero que aparezcas, quiero verte cerca. No fue un delirio. Quiero merendarte al sol.
Termino estas letras: a las 5 nos veremos en la misma habitación.