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Doble penetración por el tío y sobrino marihuaneros en nuestro segundo y último encuentro

por: Chastityboy Publicado hace 1 semana Categoría: Gay 1K Vistas
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¡Hola a todos, soy Leo y vengo a compartirles el segundo encuentro con el tío y sobrino marihuaneros y cómo fue mi primera doble penetración real!

Para que comprendan mejor el contexto de la situación les recomiendo leer el relato anterior:

https://guiacereza.com/experiencias/post/70893/de-activo-dominante-a-pasivo-sumiso-enjaulado-en-castidad-parte-2

Y si les da pereza leer les haré un contexto rápido:

Un día mientras deambulaba por un pueblo, crucé una cerca de prohibido pasar y me adentré en una zona junto al río, allí observé a dos hombres trabajando, uno joven y otro mayor. Se dedicaban a sacar arena del río para meterla en costales y venderla. Tras espiarlos un rato me descubrieron y terminé allí con ellos mientras fumaban. Eran venezolanos y tío y sobrino. Habían venido a Colombia buscando oportunidades. El joven tenía 24 años y su tío 45. Gracias a los porros de maría que tenían la situación comenzó a calentarse y me terminaron cogiendo mientras se iban turnando. Al terminar, me pidieron regresar pronto para pasar otro buen rato.

Por motivos personales no pude asistir a la cita que me pusieron, y a los dos días después fui a buscarlos pero no hubo suerte. Estuve así dos o tres días y pensé que no los volvería a ver. Sin embargo, el último día que iba ir a buscarlos fue el afortunado. Ellos seguían allí y al verlos me acerqué para saludarlos. Eran las 5 de la tarde y estaban terminando su labor. Me acerqué rápidamente para saludarlos y al llegar con ellos me disculpé por haberles quedado mal, y al contarles que llevaba varios días tras ellos, me dijeron que habían estado trabajando en otra zona. No parecían molestos por mi desplante, por el contrario, pude notar un brillo de malicia en sus ojos.

Me preguntaron si aún estaba dispuesto a ir con ellos y solo con recordar la increíble culiada que me pegaron unos días antes asentí sin dudarlo. Me pidieron esperarlos unos minutos mientras terminaban y tras esto los seguí. Al igual que la primera vez, yo iba vestido con una camiseta, una pantaloneta corta y unos tenis, obviamente sin calzoncillos. Ellos vestían de forma similar, ambos iban sin camisa, en pantaloneta y en crocs. Y por supuesto, sin ninguna ropa interior.

Cuando llegamos a la bifurcación del camino para ir hacia el pueblo, el tío le pidió al sobrino ir a comprar unas cosas para la cena, por lo que nos alcanzaría luego. El tío y yo continuamos caminando por el camino de tierra mientras charlábamos un poco. Más adelante debíamos cruzar nuevamente el río y el tío me ayudó a saltar sobre unas rocas para no mojarme. Tras caminar unos diez minutos en subida, me dijo que como estaban de paso por el pueblo, no tenían un lugar fijo donde vivir, y que cuando llegaron hace un par de semanas, ayudaron a un señor de una finca con unas reparaciones y a cambio les permitió montar un "cambuche" en los límites de su propiedad mientras estaban allí.

Tras llegar al campamentos del tío y su sobrino, estaba algo oscuro, eran casi las 6pm y no se veía mucho. Él encendió unas linternas y una fogata que iluminó un poco el lugar. Lo que vi era un lugar bastante rústico, habían unas tablas de madera atadas de forma improvisada para simular paredes y apoyadas en un árbol, y dentro estaban un par de colchonetas donde dormían, con unos bolsos con su ropa y otros artículos. De una caba de icopor sacó un par de cervezas al clima y me ofreció una, pero me negué debido a que no consumo licor. Él abrió la suya y comenzó a beber. Acercó una silla plástica a la fogata, se quitó la pantaloneta quedando completamente desnudo y se sentó allí con las piernas abiertas mientras seguía bebiendo su cerveza. Después de un gran sorbo dijo: "Bueno, ya puedes ir empezando mientras llega mi sobrino."

Ni corto ni perezoso me puse de rodillas sobre las hojas secas del suelo. Su verga pasó de estar dormida a ponerse medio dura en un segundo. Con la mano derecha empecé a acariciarla y luego acerqué la cara para sentir su aroma. Olía a sudor, meados y a virilidad pura. Rápidamente la metí en mi boca y tras un par de lamidas al sacarla salió completamente erecta. Era gorda y muy bonita. Estuvo unos 5 o 10 minutos mamando. A menudo él se agarraba la verga y me daba vergazos en la cara demostrando su superioridad mientras me decía cosas como que era una perra hambrienta de verga y que iba a ser su puta.

De forma brusca a parte de los vergazos en la cara, me metía los dedos a la boca o me daba cachetadas. Después de un rato me pidió darme la vuelta estando a cuatro patas y me bajó la pantaloneta de golpe enseñándole dos nalgas perfectas como perlas, las cuales comenzó a acariciar y manosear de forma brusca. Estando en esa posición podía escuchar y sentir los escupitajos que me tiraba sobre el agujero y sus dedos intentando abrirse paso. Dolía un poco debido a su brusquedad pero en el fondo me excitaba la forma en que me trataba.

Debo decir que ese día como los días anteriores me había realizado un lavado con un enema comprado en una farmacia y también me había aplicado mucho lubricante antes de salir en búsqueda de ellos. Gracias a eso mi culo estaba limpio y no sufrió tanto por la brusquedad de sus dedos que me invadieron el culo.

Metía un dedo y luego dos, me pedía pujar el culo hacia afuera y lo intenté lo mejor que pude. Supongo que al ver que le salían los dedos limpios asumió que era seguro chupar y sentí los restos de su barba picándome sobre las nalgas. Su lengua húmeda se deslizó por mis entrañas entrando y saliendo con lujuria junto a sus dedos. Podía escucharlo decir algunas palabras como "qué rico chochito" o "esta sí es una verdadera panocha de perra", cosa que me puso mucho más caliente de lo que ya estaba.

La sensación era genial y me estaba empezando a perder en el éxtasis, pero cuando abrí los ojos pude ver a lo lejos la luz de una linterna que se acercaba y me asusté un poco. En mi mente pensé que podría ser el dueño de la finca o uno de sus trabajadores e intenté ponerme de pie, pero el tío se percató y me sostuvo con fuerza para seguir en posición. Me dijo que me tranquilizara que era su sobrino. Me sentí un poco tonto al no haber pensado que era él, pero no tardé mucho en relajarme de nuevo.

Cuando el sobrino llegó, hizo un gesto de decepción al ver que comenzamos la fiesta sin él, pero rápidamente la lujuria lo dominó y puso las bolsas que había traído en el suelo mientras se acercaba a mi cara y se bajaba la pantaloneta mostrando una verga que rebotaba. Me tomó por la cabeza y me la restregó por toda la cara mientras decía lo mucho que quería hacerme eso y haciéndose el molesto por haberlos dejado plantados el otro día.

"Le dije a mi tío que si te volvíamos a ver te iba a dar duro como castigo", y sus palabras me llenaron de morbo al pensar en ambos castigándome. Me enfoqué en seguir mamando la verga del chico mientras el tío me chupaba el culo y violaba con sus dedos.

Tras varios minutos allí, el chico dijo que no se aguantaba más y me quería clavar. Me puse de pie y el chico se hizo detrás de mí y me obligó a quitarme la camiseta. Él hizo lo mismo con la suya. Mi pantaloneta estaba bajo mis rodillas y me la quité también quedando solo con los tenis puestos. El tío se levantó de la silla y fue a examinar las bolsas que trajo su sobrino a la par que le tiraba la cerveza que me había ofrecido anteriormente.

El chico me hizo ponerme a cuatro patas y la silla me sirvió de soporte. Sentí sus dedos hurgando mi agujero y gracias a la comida de culo que me dio su tío, sus dedos entraron sin problema. Escuché el clic al abrir la lata de cerveza y sentí un chorro cayéndome sobre las nalgas. Después de oírlo tomar un largo sorbo me enterró la verga de golpe haciéndome gritar en seco. Dijo que esta vez me iban a dar a pelo porque yo era una perra y a las perras había que preñarlas. Estaba tan caliente que no puse ninguna pega, de hecho, ya me lo esperaba y no me importó. Quería sentirlos dentro de mí en su máximo esplendor.

Su verga era larga y delgada a diferencia de la de su tío, por lo que podía llegar más profundo. Escuché al tío soltar una risita perversa mientras su sobrino empezaba con el mete-saca lentamente hasta ir aumentando la velocidad y ser el choque de su pelvis contra mis nalgas el único ruido que se escuchaba allí en medio de la oscuridad.

El chico me embestía con fuerza y yo contenía mis gemidos de placer para no verme como una perra en celo desesperada (cosa que era en ese momento), sin embargo, habían momentos en que se me escaba un gemido y ellos no podían evitar reírse malvadamente. Después de un rato el tío regresó con un porro de marihuana encendido y me hizo a un lado para sentarse en la silla. Su verga estaba frente a mi cara y era claro que debía chuparlo. Mientras el hombre fumaba yo tenía una verga en la boca y otra rompiéndome el culo. Me sentía pleno. El tío le pasaba el porro al sobrino y yo seguía felizmente empalado por ambos huecos.

Cuando el sobrino sintió que pronto se iba a correr empezó a embestirme con más fuerza. Un gemido de placer inundó el lugar mientras descargaba su leche en mis entrañas. Los espasmos lo recorrieron y le costó un poco moverse para dejarle vía libre al tío. Cuando lo hizo, le dijo que era su turno y que ya me había dejado lubricado para él. El tío se levantó de la silla y se posicionó rápidamente detrás de mi culo empezando a metérmela. Sentí la diferencia de sus vergas ya que el tío la tenía más gruesa, aunque no era tan larga para llegar más profundo como la de su sobrino.

Sus embestidas empezaron siendo lentas y poco a poco fue aumentando el ritmo. Mientras me penetraba soltaba frases como "esto sí es una cuca de hembra" o "te voy a batir bien esa leche", u otras como "esta noche te vamos a dejar bien preñada, perra".

El chico que se había alejado para seguir fumando regresó y se sentó en la silla. Tenía rastros de semen y su verga seguía medio dura. Sin que me lo pidiera, acerqué la cara para lamerla y él no se opuso. Tras un momento se intentó levantar porque quería mear y el tío le dijo que me meara la cara. Estando de pie, un chorro me golpeó el rostro mientras pasaba de mi boca a mis ojos e incluso a mi cabello. Algunos chorros dieron a parar en mi espalda y salpicaron al tío, el cual le alertó que apuntara bien y el chorro volvió directo a mi boca, la cual abrí para probarla. Su sabor era entre salado-amargo, pero no me desagradó. Bebí tanto como pude y el resto me lavó el cuerpo. El tío no paró de bombear e incluso mi propia verga no dejaba de lubricar cada vez que me pasaba la mano por allí.

Después de unos minutos, el tío me hizo cambiar de posición y me hizo recostarme boca arriba sobre un viejo tronco, quedando con las piernas abiertas. Él las tomó y las puso contra sus hombros y comenzó nuevamente a penetrarme. No sé cuántos minutos pasaron pero me sentía en éxtasis. Mi estómago estaba mojado debido a todo el líquido preseminal que no dejaba de escurrirme de la verga. En un momento me la agarré para masturbarme y el tío rápidamente me pegó en la mano diciéndome que las hembras no se pueden tocar la verga, y después me dio varios palmadas sobre las bolas lo cual me generó dolor y al mismo tiempo gran placer. Me siguió embistiendo y con su mano me agarró las bolas y las apretó con fuerza. Sentía que me quedaba sin aliento hasta que aquel hombre empezó a agitarse y embestirme con más fuerza. Su semen fluyó dentro de mí y se empezó a escapar por las comisuras. Después de un rato la sacó y chorros escurrieron. Había sido preñado nuevamente.

Me sentía un poco cansado y satisfecho por la manera en la que había sido usado. Mi verga aún seguía dura y pensé en masturbarme ahora que ambos estaban alejados un poco, pero luego lo pensé bien y al ver la reacción del tío cuando me toqué me hizo retractarme y me dije que me masturbaría al llegar a casa.

Cuando me fijé en mi alrededor el chico había aprovechado el tiempo para montar una olla con ingredientes sobre la fogata para preparar la cena. Vi mi camisa sobre el suelo pero al levantarla noté que estaba empapada en orina y mi pantaloneta igual.

El tío me llegó por la espalda y me abrazó al mismo tiempo que me manoseó el culo. Me sorprendió un poco pero me gustó. El chico me dijo que junto al árbol había una cuerda para que colgara la ropa mientras se secaba. No entendía lo que dijo porque pensé que ya me iba a ir, pero al parecer ellos aún no habían terminado conmigo. Me dijeron que esperara un poco mientras preparaban la cena para recuperar energía y que luego me iban a volver a culiar.

La sola idea me excitó tanto que sentí que mis pezones se endurecieron de inmediato. Me senté en la silla mientras el chico continuaba cocinando, y el maduro se fue a traer unas cosas. Cuando regresó, tenía un valde lleno de naranjas que había arrancado de los árboles cercanos. En esta zona hay árboles de limones, naranjas y mandarinas por todas partes, por lo que siempre tomaban las que querían.

Después de unos 20 minutos la cena estaba lista y comimos los tres para recuperar energías. Confieso que nunca me imaginé estar desnudo con otros dos hombres en medio de un bosque mientras cenábamos a la orilla de una fogata. Se sintió casi mágico. Cuando terminamos de comer, ellos se encargaron de limpiar y guardar las cosas. Luego el tío trajo varias estibas y las montó juntas. Acto seguido trajo las colchonetas que estaban en el cambuche y las puso allí. Ahora teníamos un lugar cómodo donde culiar. Me pidieron acostarme en la mitad y cada uno se acostó en los extremos quedando en medio de ellos.

Allí la mecánica cambió un poco. El maduro me hizo girarme hacia él mientras me besaba, cosa que ninguno había hecho con anterioridad. El chico quedó a mi espalda y empezó a abrazarme mientras me manoseaba el culo. Después de un momento me giré y fue el chico quien me besó y el tío que me manoseó el culo. Sentir sus lenguas en mi boca me gustó mucho. Luego me puse de rodillas y ambos se juntaron entrecruzando las piernas mientras mi boca buscaba la verga de uno y mis manos la del otro para masturbarlo. Mi verga también se había puesto dura. Fui alternando entre ambos, mamaba un minuto a uno y luego al otro.

Tras unos momentos ambos se pusieron de pie sobre las colchonetas y sus dos vergas quedaron frente a mi cara. Las junté e hice que las vergas se besaran mutuamente mientras mi lengua las lamía. Incluso intenté meterme ambas pero la del tío que era la más gruesa siempre se salía. En ese momento, el chico dijo que ya me quería penetrar, pero el tío lo detuvo y le dijo que primero me tenían que lubricar de manera correcta.

Primero me pusieron en cuatro patas y entre ambos me escupieron y metieron sus dedos. Esta vez no me lo chuparon porque sabían que ya estaba abierto por la cogida de antes. El sobrino empezó a penetrarme primero mientras se la chupaba a su tío. Después de dos o tres minutos me hicieron girarme y el tío comenzó a embestirme. Estuve girando varias veces y mi cuerpo no podía con tanto placer, me temblaban las piernas sin saber cuánto más podría aguatar.

En ese momento, el chico empezó a meterme los dedos al mismo tiempo que su verga y solté un fuerte gemido. El chico lo vio como algo positivo diciéndole al tío que era hora de que ambos entraran.

El tío estuvo de acuerdo, pero dijo que debían lubricarme más. En medio de tanto placer apenas era consiente de lo que querían hacer. El tío me hizo cambiar de posición y ponerme boca arriba con las piernas abiertas. Mi verga estaba tan dura que dolía y él lo sabía. Con una mano me agarró las bolas con fuerza haciéndome soltar un grito ahogado y con la otra me cogió la verga empezando a masturbarme. Miró a su sobrino y le dijo que primero tenían que sacarme el lubricante. Estaba tan excitado que no tardaría mucho en liberar mi propia leche. La paja que me estaba haciendo era increíble, y mis bolas se sentían aplastadas en su mano. Estaba en éxtasis, pero la gota que derramó el vaso fue que en un momento, el tío acercó su cara y con la punta de su lengua me lamió la cabeza de mi verga. Eso fue todo. Me corrí de forma explosiva. El tío soltó una fuerte risa diciendo que si no quita la cara a tiempo el disparo lo hubiera matado y ambos no pararon de reír. También quería reírme pero el placer que recorría todo mi cuerpo me tenía paralizado. Toda esa leche saltó por los aires y cayó por mi estómago y mi pecho. El tío lo aprovechó y con su mano dirigió todo el semen hacia mi agujero, untándolo por todas partes hasta dejarme bien lubricado con mi propio semen.

En menos de un minuto, el tío acostó a mi lado posicionándose para darme la facilidad de subirme sobre él, y con algo de dificultad metió su verga en mi culo, la cual entró fácilmente. El tío empezó a embestirme y el sobrino se acercó a mi cara para que se la ponga dura. Estuvimos así durante unos minutos. Cuando consideró que era suficiente, el chico se arrodilló y apuntando su verga hacia mi culo que ya estaba lleno con la verga de su tío, empezó a hacer fuerza para entrar. No mentiré, dolió un poco y empecé a gritar, pero el tío me cerró la boca tapándola con su mano mientras con la otra me pellizcaba un pezón.

Cuando el chico entró hasta el fondo sentí que me iba desmayar. No podía verme pero seguro tenía los ojos en blanco como en los videos porno. Lentamente empezó a moverse y comenzar con la penetración. El tío hizo lo mismo hasta que mi culo se adaptó a ambos. El enorme placer que estaba sintiendo no podía ser descrito. Durante las embestidas se les salieron la verga un par de veces, pero las metieron enseguida sin problemas. Y al igual que me pasó en mi primera vez y en las siguientes, cuando tenía sus dos vergas dentro me sentía pleno y lleno, pero cuando las sacaban sentía una gran vacío y rápidamente rogaba en mis pensamientos que me las volvieran a meter rápido. En mi mente sólo pensaba: "¡No puedo creerlo! ¡Tengo dos vergas de carne y sangre dentro del culo!".

Estaba tan concentrado en mi placer que ni me di cuenta que me había corrido. Mi verga estaba tan dura como una roca y un chorro de semen se deslizaba por mi estómago hasta caer sobre el tío que estaba debajo de mí. La lujuria de ese momento hizo que el chico que vio todo empezara a darme con más fuerza llegando prontamente al clímax. Todo fue una reacción en cadena. El chico estalló dentro de mi culo y esa sensación hizo que el tío también lo hiciera. Mi culo se sentía tan lleno no solo de sus vergas sino de su leche. El tío con el poco aliento que tenía me susurraba al oído diciendo cosas como "ahora nuestros bebés están dentro de ti, pero no vas a saber quién es el padre". 

Lentamente, ambos comenzaron a salir de mi culo, liberando un chorro de semen y jugos anales que terminaron manchando las colchonetas. Me hice a un lado para darle espacio al tío de respirar. El chico se desplomó en el espacio que quedaba y todos estuvimos un buen rato jadeando. Había sido una cogida espectacular. Fui el primero en levantarme y casi sin fuerzas lamí los restos de semen que quedaban sobre sus cuerpos. Después de unos minutos ambos se incorporaron.

No pensé que habría más sexo esa noche así que fui directo por mi ropa y aunque no estaba seca del todo me la puse así. Les dije que ya debía irme pero no sabía por dónde, a lo que el tío le dijo a su sobrino que me acompañara hasta el camino. Él se puso la pantaloneta, los crocs y sin camisa me dijo que lo siguiera. Me despedí del tío y este abrazó acariciándome el culo. Me susurró al oído: "para cuando nazca el bebé ya estaremos muy lejos" en tono burlón. Sentí algo de vergüenza y sólo solté una risita.

Saqué mi teléfono y fui alumbrando el camino junto al chico. En el trayecto me dijo que llevaban bastante tiempo sin culiar de esa manera. No era la primera vez que hacían una doble penetración, pero que esa sin duda había sido la más placentera.

Cuando llegamos a la bifurcación del camino que conduce hacia el pueblo, me dijo que hasta ahí me acompañaba. Dijo que en unos días se iban porque les había salido una mejor oportunidad y que probablemente no nos volveríamos a ver. Me despedí con algo de decepción en la voz pero el chico se acercó y me besó metiéndome la lengua hasta la garganta. Antes de irse me dijo que había sido una buena perra.

Me fui caminando a casa evitando las zonas con luces para que no se notara lo manchada y sucia que estaba mi ropa, sin mencionar el olor que despedía. Eran casi las 9 pm. Cuando llegué a casa mi padre estaba viendo la televisión y pasé directo a la ducha. Mientras el agua caía sobre mi cuerpo adolorido sólo podía recordar lo que acababa de hacer y la excitación se apoderó de mí. Me toqué el ano y lo sentí muy abierto, mis dedos entraban sin problema pero se sentía bien. Mi verga se puso dura de nuevo y me masturbé mientras me frotaba el ano. Lo gracioso es que cuando llegué al clímax y eyaculé, solo salieron un par de gotas. Al parecer me había quedado sin leche.

Estaba tan agotado que caí sobre la cama y me dormí de inmediato. Después de eso no volví a saber más sobre ellos. De vez en cuando regresaba al lugar donde los conocí con la esperanza de volver a verlos o a otros hombres pero no hubo suerte y con el tiempo dejé de ir allí.

Bueno, espero que les haya gustado el relato. Ese tipo de historias quedaron grabados en mi memoria como muchos otros y a día de hoy los recuerdo con gran cariño.

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