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Tal vez parezca una historia un poco ficticia por ciertos detalles que agregué en algunas partes, pero solo fue con la intención de poner más morbo al relato como he podido apreciar en otros relatos que he leído recientemente.
En el relato anterior no mencioné que todo lo sucedido se desarrolló en una época en la que todavía no existía la tecnología de los celulares que tenemos hoy en día, por eso lo de los teléfonos en el cuarto y la sala.
Cuando descubrí a mi esposa y la hice confesar casi todo, me dijo que no le dijera a más nadie y que si quería el divorcio me lo daría si exigir nada, solo que la ayudara para la manutención de nuestro hijo a lo que le contesté que después de esto el niño se quedaría conmigo, cuando escuchó lo que le dije rompió en llanto, lloró tan amargamente que me sentí mal y le dije que no iba a llegar a ese extremo ya que solo teníamos dos años de casado y con un divorcio iba a ser el hazmerreir de mi familia.
Ella se arrodilló pidiéndome perdón y le dije que me contara todo como está en mi primer relato. Yo la perdoné y le dije que en vista de que su amante quería seguir enculándola pues que siguiera, si de por si ya le había agrandado el culo y mi pene entraba con mucha facilidad pero que le cobrara para ayudar económicamente en la casa, y así lo hizo; él la volvió a llamar y estuvo de acuerdo en pagarle un salario ya que tenía una empresa contratista con el gobierno, y viajaría cada quince días a nuestra provincia para descargar sus testiculos llenos de semen en el estómago y el intestino de mi esposa. Se lo permití también con la condición de que me contara con lujo de detalles todo lo que le hacía y que no supiera que yo estaba enterado de todo porque esto es lo que hace que un hombre se sienta orgulloso el saber que se está goloseando a una mujer ajena. Así que quedaron en encontrarse en el parque, mi esposa dejó al niño donde su mamá y fue a su encuentro, él la recogió en su BMW y se la llevó a una casa que tenía en el campo, después de media hora de camino llegaron a su casa que era una cabaña de troncos rústicos pero por dentro muy acogedor, no esperaron mucho tiempo así que él empezó a desnudarla, su escultural cuerpo empezó a florecer, el le pidió que diera una vuelta y ella lo hizo con coquetería ya que tiene un hermoso trasero y unas tetas de buen tamaño un poco caídas por su primer hijo, él comenzó a desvestirse quedando ambos desnudos, la tomó de la mano y la hizo arrodillarse y él se sentó en un sofá grande, ella sabía lo que tenía que hacer, tomó con ambas manos el enorme miembro y lo llevó a su boca, succionó los líquidos que habían dentro de la uretra y los ingirió, tenían todo el día para hacer lo que querían así que mi esposa se deleitó con esa verga como nunca lo había hecho ya que la primera vez que lo hicieron fue contra el tiempo según me contaba ella, él le dijo que quería metérsela toda en su boca, ella estaba de acuerdo y la acomodó en el sofá de modo que la cabeza quedara sobre el posamanos y le dio primero a beber un trago de aceite de oliva para que lubricara la garganta, después de tomarlo se acomodó abrió su boca que tiene bien grande y él acercando el glande fue introduciéndolo lentamente con mucho cuidado hasta que sus testículos quedaron sobre la cara de mi esposa, su garganta mostraba el abultamiento que causaba el miembro de su amante, se notaba la forma del glade, empezó a sacar y meter poco a poco hasta llegar a sacarlo del todo y lo volví a meter, le preguntó a mi esposa si podía ir más rápido y ella afirmó con un movimiento de cabeza, así transcurrió cinco minutos y metiéndolo todo quedó quieto, ella sentía las palpitaciones de esa descomunal verga que llegaba prácticamente hasta su estómago, sentía que el mismo se iva llenando con el semen recolectado por quince días, fueron nueve chorros que contó por las palpitaciones, ya un poco flácido lo fue sacando con mucha facilidad, al sacarlo todo quedó colgando hasta media pierna, mi esposa se incorporó y soltó un gran eructo sintiendo el olor del semen que no pudo degustar ya que había sido depositado directamente a su estómago. En la 3ª parte continuaré con lo que siguieron haciendo todo el fin de semana.