Guía Cereza
Publicado hace 1 mes Categoría: Fantasías 558 Vistas
Compartir en:

Policías corruptos

Hoy mientras viajaba en el Sip, por chapinero, vi a un policía que llevaba de la mano a quien pareciera ser su pareja. El bus estaba en un pequeño trancón, casi detenido, cuando vi al policía saliendo por la esquina de la calle, se dirigía en paralela a la vía del bus, casi me bajo, para verificar su identidad, cuando del bus aceleró un poco rebasando a la bella pareja. Efectivamente eran ellos dos, el policía que hace unos meses nos había detenido a mi esposa y a mi, llevaba a la mujer que al parecer tenía unos cuantos meses de embarazo. El bus se detiene de nuevo, la pareja rebasan el bus y entran en una clínica privada muy conocida en la ciudad. Si, no cabía duda era el agente Gonzales y su esposa, de la cual nunca supe su nombre.

Hace ya más de un año de nuestro único trio, por llamarlo así, más o menos hace uno meses empezamos a buscar por Internet páginas para parejas swinger, parejas con deseos o gustos similares a los nuestros, encontramos un par, creamos nuestro perfil, pero realmente muy poco era lo que salía, primero buscábamos una mujer, para hacer un trío, según mi mujer para que yo también disfrutará, un día nos dejó un mensaje una chica de unos 30 años, muy atractiva por las fotos que subía en su perfil, de anchas caderas, cintura pequeña y unos muy buenos senos. Le escribimos, todo fue muy cordial, ella dijo que con gusto nos atendería, que tenía experiencia, que podíamos contarle que deseábamos hacer, todo por horas y a cambio de una retribución económica. Quedamos un poco tristes, ya que no era esto no que queríamos, no era por el dinero, solo queríamos que fuera algo de complicidad, de querer experimentar, que la persona que estuviese con nosotros disfrutará de verdad. Aun así un par de semanas después le volvimos a escribir, pero ya no respondió.

Luego cambiamos el perfil a chicas y parejas, realmente había muchas parejas, pero en su mayoría quienes escribían eran hombres solteros, y mi esposa estaba empecinada en que yo disfrutará y me pudiera culiar una mujer bien rica, esa es la expresión que ella usa, y al escribir aquí no hacía más que reír.

Un día, un hombre nos escribió, de manera muy decenté nos habló de nuestro relato y de lo mucho que le había gustado, vimos su perfil, un hombre maduro de más de 42 años, muy bien cuidado, buen físico y su pene estaba un poco por encima de la media.

Nosotros respondimos con un simple: Hola.

Empezamos a chatear y acabo de dos semanas chateando quedamos en encontrarnos en un bar de la zona rosa, al norte de la ciudad.

Mi esposa llevaba un vestido ceñido al cuerpo, corto, pero no tanto, sin sostén, una tanga de color blanco, muy chiquita, según ella para que no se notase con el vestido. Su cabello muy bien, con sus crespos perfectos. Yo iba de jean y camiseta, ella me mira me hace pucheros y dice

- Ustedes los hombres, siempre tan simples.

La charla estuvo animada, hablamos de todo un poco, en un momento Jerónimo, nombre ficticio de nuestro amigo, tomo de la mano a mi esposa y ella respondió al gesto, mi sangre se puso a mil, al pensar que se podia concretar algo.

- voy al baño, ya regreso, digo.

Al regresar vi que Jerónimo besaba el cuello de mi esposa. Ella me sonrió, tomamos un par de tragos más y mi Ara me dice

- ¿Nos vamos?

- ¿Los tres?

- No amor, solo tu y yo.

Se ríe, mientras escribo

- No ves amor que llevaba más de 10 minutos tocándome las piernas, tratando de llegar a mi cuquita.

- Jajaja y por que te echaste para atrás y no salimos con el, nos hubiésemos ahorrado muchísimo problemas esa noche y quizás nuestro trio sería el mejor.

- No se, mi esposa hace una especie de puchero.

- mejor sigue escribiendo. Me dice

Salimos del bar, nuestro amigo al igual que yo quedamos un poco perplejos, a la salida ya nos esperaba el taxi, lo tomamos y no se por qué al conductor le dio por ir por la caracas, llegando a la calle 26 y a pesar de la hora, el waze marcaba un trancón, le digo al conductor que pasaba y el me dice:

- Es por la construcción del metro

El vehículo baja por la 26, hace un torno, se mete cerca del cementerio, llega al Barrio Santa fe, le digo a mi esposa

- Aquí arriba es dónde las cariñosas,

- Podemos mirar, dice ella,

El taxista nos ve por el retrovisor

- ¿Quiere que les de una vuelta?

Mi esposa y yo asentimiento con la cabeza.

- Solo mantengan los vidrios arriba no se les ocurra grabar ni sacar los celulares.

Subimos por la 22 y empezamos a recorrer el famoso Barrio, mucha gente, las chicas paradas en la puerta de los moteles, muchos otros, llamando a los transeúntes, indicando los bares en los segundos pisos y de la gran cantidad de chicas que había, cientos de motocicletas zumban alrededor nuestro, se tiene que avanzar de manera muy lenta, ya que desde los coches y cientos de motos llaman a las chicas, al llegar a la esquina de la 24 una mujer muy bella esta en la puerta, la vemos, mi esposa yo nos vemos, ella me dice, esta bonita, mira esas pechugas, yo sonrió, trato de leer la mente de mi esposa, siempre he querido ver que una mujer le haga sexo oral. Mi esposa a mi lado s ruboriza al leer lo que escribo. Ella me aprieta fuerte la mano. De repente un hombre se acerca a la mujer, hablan un par de segundos y entran rápidamente al motel.

El taxi gira hacia el oriente, para buscar la manzana de arriba o salir a la caracas y retomar el camino. El tráfico se detiene completamente, esperamos por unos 30 minutos y no avanza, sobre la caracas muchos obreros, la policía trata de dirigir el tránsito, pero a esta hora creo que esperaban no hubiese congestión. Sobre la caracas el tránsito avanza con normalidad, Ara me sugiere que subamos a buscar otro carro sobre la avenida, yo le digo que es muy peligroso, ella un poco mal humorada me dice que hay mucha gente, y arriba sobre la esquina hay un par de patrullas y almenas unos seis policías.

Pago el taxi, es verdad afuera es como si fuera medio día por la cantidad de personas que había, cuando íbamos a llegar a la caracas un par de policías nos detienen.

- Buenas nochs, me podrian failitar la cédula por favor, dice uno de ellos, Gonzales, según esta escrito con letras doradas en el pecho.

Mi esposa y yo pasamos nuevas cédulas, ellos verifican con la central los datos, nos devuelve el documento.

- Caballero nos permitiría una requisa, dice de nuevo Gonzales.

Yo giro y pongo las manos contra la pared, empieza el cateo, de uno de los bolsillos de atrás del pantalón saca una pequeña bolsa con un polvo blanco, mierda, me lo paso el single, pienso enseguida, yo no uso esto, lo había olvidado.

- Señora ¿puedo requisarla?

- No, tiene que haber una mujer, dice mi esposa categóricamente.

- En ese caso tienen que acompañarme a la estación.

- Pero que estamos haciendo de malo, digo yo.

- Primero: en su poder encontramos una bolsa con lo que parece narcóticos en su interior.

Segundo: no contamos aquí con personal femenino que pueda hacer requisa a su acompañante.

Tercer: tenemos que verificar que no estemos ante el posible delito de trata de blancas.

- Pero, digo yo casi que gritando.

- Pero nada Señor, si se resiste tendré que esposarlo.

Nos trasladan a la estación en una patrulla pequeña, como delincuentes, el la parte posterior del vehículo, que olía a diablos.

Llegamos, nos llevaron hasta una habitación o celda, la verdad no sabría decir, de color blanco de aproximadamente 2×2, con una mesa metálica de color blanco en el centro, un par de sillas a cada lado, en la parte derecha, una pequeña mesa, metálica también, con su respectiva silla y una vieja computadora portátil sobre ella, en la parte izquierda había un cristal, este cubría de lado a lado la pared, y del techo a la mitad aproximadamente. Gonzales nos indica que nos sentemos, mientras Ramírez se sienta frente a la computadora y empieza a teclear.

Nos preguntan por nuestros nombre completos, ocupación etc.

- Que hacían por el sector, pregunta Gonzales.

- Ya se lo dije oficial, nuestro taxi quedó atrapado en el trancón y…

No me deja terminar de hablar, cuando pregunto de nuevo.

- Por qué el taxi tomó por ahí.

- Nosotros…

Gonzales toma la radio y empieza a pedir algo por códigos, al otro lado la operadora responde

- Negativo.

- No tenemos mujeres oficiales para que requisen a la señorita aquí presente, lo dice en tono de burla y continúa, en ese caso tendré que retenerlos.. se queda pensando, mañana es sábado, domingo, se toca la barbilla en actitud de preocupación. No puedo retenerlos por más de 72 horas, lo peor es que hasta el lunes están abiertos los juzgados para legalizar su captura.

- Pero, captura, de que está hablando.

- Le parece poco, ya le he dicho los cargos, dice esto mientras arroja sobre la mesa una bolsa llena de pequeños sobres llenas con polvo blanco,

- Pero, eso no es nuestro.

Pasa algo a mi mujer que en ese momento se encuentra en silencio, completamente asustada, ella lo toma como reflejo, inmediatamente suelta el objeto sobre la mesa. Es un revólver, quizás calibre 38, negro.

- Eso no es nuestro, dice mi esposa casi gritando.

- Tiene sus huellas, dice el oficial mientras se ríe. No me ofrecen nada, ni siquiera contribuyen con el procedimiento, su esposa se niega a ser requisada, no se, aparte del arma puede tener algo más, algo que ustedes temen que nosotros encontremos, dice esto señalando a su compañero.

- Esta bien, esta bien, acepto.

- Que es lo que acepta la señorita, dice desde el fondo Ramírez.

- Hagan la requisa, Ara me mira, no tenemos nada que esconder.

- Por Favor Ramírez, anote la hora en que se reanuda el procedimiento y el objeto de este, empieza a sonar el teclado.

- La dama tendría la bondad de inclinarse sobre la mesa.

Una vez mi esposa se inclina Gonzales hace que ella separe las piernas, colocando su pierna derecha en medio de las de mi esposa, empieza a pasar las manos por los hombros de mi esposa, la espalda, cintura, para ligeramente pasa las manos hacia adelante las sube para pasarlas por sus senos, los aprieta suavemente, desciende nuevamente, pasa sus manos por las caderas, luego por el trasero, Ramírez corre y le pasa un par de guantes quirúrgicos, Gonzales se los coloca, sube las manos por en medio de las piernas de mi esposa, por encima de la tanga pasa la mano presionando ligeramente desde la vagina de mi esposa hasta el ano, un pequeño quejido sale de la boca de mi Mayed, ummmm

- Baje el panti hasta las rodillas y póngase en genupectoral sobre la mesa, le pide Gonzales a mi mi Mayed.

Impulsivamente trato de detenerlo, cuando su compañero me detiene, cortando mi camino con la macana.

- Amor, déjalo, no hay problema.

mi bella esposa se coloca sobre la mesa en posición de perrito, levantando lo que mas podía el trasero, separando al máximo las rodillas, colocando la cara de lado sobre la superficie de la mesa, se había quitado totalmente la tanga. ¿No se si esto es normal en un cateo? pienso.

- No sabe lo que la gente llega ha guardar en sus orificios, dice Gonzales mientras me mira de manera burlona.

Estando mi esposa en esta posición el oficial sube su falda dejándola alrededor de la cintura. Tengo que admitirlo el espectáculo era hermoso.

- Con los guantes puestos, Gonzales, con una mano abre los labios vaginales de mi pequeña, ya se ve mucha humedad.

- Vaya si esta mojada la puta, exclama González, mientras ve a su socio. Procede a meter el dedo índice y el anular dentro, hace un par de movimientos: adentro y afuera, yo veo a mi esposa a esta altura su rostro demarcaba lo caliente que estaba. El oficial saca los dedos, los olfatea, ummm que delicia, expresa, mueve los dedos, en medio se ve como había lubricado mi bella mujer, aprovechando esto, coloca estos dos dedos en el pequeño trasero de mi mujer, los mueve alrededor del ano, ligeramente para posteriormente empezar a meterlos lentamente, hace lo mismo que en la vagina, solo que después mete tres dedos hasta los proximales, al meter el cuarto dedo e ir penetrando ligeramente, un quejido, sale de mi esposa, la verdad yo supe que no era de dolor, solo de placer.

- A veces me duele amor, dice mi mujer a mi lado.

- No se, no se, toco mi barbilla y la mito maliciosamente.

- Continua, continua, me dice, mientras aprieta mi pene con la mano.

Reímos los dos al mismo tiempo.

La verdad nunca había visto el trasero de mi esposa tan dilatado, el hombre se asusta un poco, saca los dedos, retira el guante de la mano y lo bota.

Gonzales pone por unos segundos cara de preocupación y me dice:

- Ustedes pueden salir, pero si nosotros entramos, señalando a mi esposa.

Trato de abalanzarse sobre aquel tipo, cuando el otro oficial me golpea el vientre sacándome en aire, mi rodilla golpea el suelo, quedó sin aire. Mientras Ramírez grita

- Que hacían haya, es usted un proxeneta, vende a la que dice que es su esposa, le gusta ver que se la coman, mamando vergas por la calle, o simplemente expone a su esposa así, vestido como una puta para provocar a los clientes que frecuentan esta zona. ¡Mire la puta esta gozando!, señala nuevamente a mi Mayed.

Veo a mi linda mujer, es verdad su rostro lo demostraba, ella toma mi brazo.

- Déjame amor, que yo pago, quiero hacerlo, me dice mi esposa, con la voz entre cortada, los labios rojos, ligeramente inflamados por el flujo sanguíneo, húmedos, muy húmedos y me refiero a todos sus labios. Mi esposa a mi lado, viendo lo que escribo me roba un beso,

- Te amo.

Gonzales pide a Ramírez que me saque de la sala.

- Sácalo de aquí, este man está fastidioso, pero que no se pierda detalle, la putica ya dijo que pagaría, los dos oficiales ríen.

Ramírez a empujones me saca de la sala, abre una puerta justo al lado de esta y me empuja a su interior, al entrar veo que hay un cristal que permite ver donde tenían a mi amada.

- Ni intente abrirla, la hemos arreglado para que solo se pueda abrir desde afuera, dice el oficial, mientras da un portazo fuerte al cerrar.

Yo intento abrir, pero la verdad hasta carecía de manija.

Los dos hombres la colocan de pie, frente al crista, sacan por encima el vestido de mi esposa. Ahora que lo pienso que ese tipo de vestidos no son tan apropiados, ya que representan casi una entrega inmediata, jajaja, reímos los dos.

Ella empieza a besar de manera apasionada y alternadamente a ambos sujetos, ellos pasan las manos por los senos, aprietan suavemente los pezones, pasan los dedos por la vulva y el trasero de mi esposa, cuando no la está besando, besan sus senos. Mi Mayed se pone de rodillas, ya no se intercalan los labios, ahora solo los labios de mi esposa besan primero de manera tierna los miembros eructos de aquellos hombres, posteriormente los lame desde los huevos hasta la cabeza, succiona los testículo, les corre el prepucio hasta dejar al descubierto completamente el glande, los chupa fuertemente, haciendo un bello sonido al soltarlos, succiona el miembro de aquellos hombres que en ocasiones generan una pequeña pelea por los favores orales de mi amada, yo pensé que les iba a ordeñar, así sin más.

- Que perra tan rica, exclama Ramírez, mientras Gonzales afirma con la cabeza.

Mi esposa agradece el alago, y con el miembro de Ramírez en la boca lo succiona con fuerza, lo lleva hasta el final de la garganta, para sacarlo de nuevo, cogerlo con la mano y darse unos ligeros golpecitos en la lenguas, el oficial se retuerce, gime.

No lo había notado, pero en la esquina del cubículo había unos parlantes, por donde se escuchaba todo lo que se hacia al otro lado.

- Hola, hola repito varias veces, cada vez más alto.

Pero al parecer al otro lado ellos no podían escucharme. Veo a mi alrededor, el cuarto donde me encontraba estaba oscuro, iluminado apenas por la luz del cuarto contiguo, una mesa a todo lo largo, pegada al cristal, que sólo llegaba a la mitad de la pared, y frete a ella varias sillas, me imagino que permitían ver claramente lo que sucedía al otro lado, creo que estos eran cuartos de interrogatorios. Sobre las mesas habían micrófonos, me imagino que tendrían que estar encendidos para poder comunicarme con la habitación del lado.

Mientras divagaba sobre eso, al otro lado del cristal, m bella mujer succionaba los mástiles de los oficiales, es como si tratara devorar esos tipos con su boquita.

Salgo de mi letargo cuando siento que abren la puerta, era una mujer, un poco más baja de mi esposa, más joven, de esas gruesas, culoncitas, de pequeña cintura y grandes tetas, muy bien maquillada, llevaba un vestido negro con lentejuelas, de falda muy corta y escote que dejaban ver sus maravillosos senos, que parecían querer salir dando saltos a través del escote. La mujer casi ni se percata de mi presencia en el cuarto, ve fijamente a través del cristal.

- Imbécil.

Se apresura a salir de nuevo de la habitación, cuando la detengo sujetando de su brazo.

- Espera que pasa.

- Ese hijo de puta.

- Quien?

- Ese, Richard, mi maldito esposo.

La mujer me señala a Gonzales, yo la halo hacia mi, le cuento rápidamente la situación, sin darme cuenta pego mi nariz a su cabello, olía delicioso, termino casi que abrazándola por la espalda, pegando mi pene a su trasero, creo que lo hice por lo arrecho que ya estaba para ese momento. Ella gira hacia mi, me ve al rostro, me da un pico, luego un beso húmedo, largo, nos mordemos suavemente los labios, me agarra el trasero y se aprieta a mi con fuerza, pasa la mano por mi pierna, la sube despacio, me imagino que sabía que iba a encontrar, toma mi pene con la mano, yo ya tenía mi mejor amigo afuera, debido a que lo acariciaba mientras veía la deliciosa mamada de mi esposa.

Cógelo, le digo al oído, ella me lo aprieta fuertemente, no… con la boca

- Al diablo, dice la extraña mientras se pone de rodillas, toma mi pene con los labios, empieza a darme na deliciosa mamada.

Con una de sus manos abre el pequeño bolso que llevaba, saca un condón, con los dientes rompe el envoltorio plástico , dejando el preservativos en sus labios y procede a colocarlo con la boca. GUAU, esto es espectacular, mi esposa tiene que aprender. La bella mujer sigue succionando sin decir más.

Vuelvo a mirar al otro lado, me perdí el momento en que los oficiales se habían desnudado, el oficial gordito estaba acostado boca arriba sobre la mesa, mi esposa en cuatro dándole la mamada de su vida, mientras Gonzales lame y besa su trasero como si de un manjar se tratara, le abre las nalgas y se esfuerza por llevar la lengua lo más profundo posible. Mientras pasa esto mi esposa le devora el glande a Ramírez, chupa y lo suelta haciendo sonar su boquita como una chupa, lo empieza a chupar de nuevo, llevándolo cada vez más al fondo, hasta que se pierde por completo el pene en su pequeña boquita de mi amada, el hombre aprovecha esto, le empuja la cabeza, y arquea la cadera, tratando de llegar más profundo posible, mi linda esposa hace arcadas y de manera apresurada saca el pene de la garganta dejando un hilo de saliva entre la boca y la verga del policía.

- Que rico lo mamas

- Ummm jaja ahhh, mi esposa solo gesticula, gime, en ocasiones casi que grita.

Mi gran esposita lo masturba un poco y repite la operación, cabeza, tragárselo completamente, arcada, saliva y para luego lo lleva de nuevo a la boca e inicia un rápido movimiento, lo estaba follando con la boca. El hombre empieza a resoplar, en la comisura que queda entre los labios y el pene empieza a escurrir un líquido viscoso y blanquecino, mi esposa baja el ritmo, pero se notaba que succiona fuerte, como si no quisiera dejarle una gota de semen de los huevos, saca el pene de la boca, lo mira, un par de picos, juega con el fluido derramado en la pelvis del oficial, lame un poco por aquí y otro poco por allá. A mi me la ha hecho muchas veces, solo que a mi si no me traga la leche completamente, después tiene que limpiarme todo con su lengüita. Nuestro personaje gruñe, se incorpora y se va a sentar al fondo, entre feliz y disgustado por haberse venido tan rápido. Eso sí no pierde de vista la acción y jala, soba su pene para obligarlo a responder rápidamente.

Gonzales se sube el la mesa, empezando a penetrarla ¡Que rico se ve!, le da varias palmadas en los glúteos, a los cuales mi mujer da ligeros quejidos, luego, con el dedo gordo empieza ha hurgarle el culito a mi bella Mayed.

Miro hacia abajo, la mujer Con sus labios gruesos alrededor de mi pene, se ve bien, no se que hacer, me concentro en la mamada que estoy recibiendo, o el la clavado que esta recibiendo mi esposa, la esposa del Agente me mira, se incorpora, me da un largo y húmedo beso, me da la espalda, ella tampoco quiere perderse el espectáculo, sube su falda, hala de mi pene y lo dirige a su vagina, instintivamente y con sed de venganza palmoteo sus glúteos, ella casi que grita, gira su bajeza para verme, su rostro es casi cubiertos por su cabello alborotado, descansa su cabeza sobre el escritorio, trata de levantar más los glúteos, grandes, redondos, mi pene se pierde en el interior de su vulva y se ve muy pequeño en medio de ese enorme y bello trasero, en ocasiones levanta la mirada para ser testigo del espectáculo frente a nosotros, yo ensalivo el dedo gordo de mi mano derecha, e inicio realizar círculos alrededor de su asterisco, que lentamente sede, voy incrustado lentamente, pero con decisión el pulgar, para empezar ha hacer ligeros movimientos adentro y afuera.

Al otro lado el gordito se acuesta de nuevo sobre la mesa, con la frustración De su pene flácido, sin embargo, flácido y todo mi bella mujer lo busca con los labios hasta atraparlo, ya teniéndolo en la boca lo toma con dos de sus dedos y desliza el prepucio hacia atrás y se concentra en el glande. El minúsculo pene del oficial empieza lentamente a reaccionar. Gonzales saca el pene de la vagina de mi mujer y lo pone en la entrada del culito que poco a poco va cediendo, se la mete toda, de una vez, hasta el fondo, coloca las plantas de los pies sobre la mesa y empieza a embestir a mi mujer sin piedad, ella suelta lo que tiene el la boca, que se ha convertido de nuevo en una barra firme y gruesa, grita, clava los dedos el las pantorrillas de su sodomizador, como para darle un poco del dolor y desgarro que ella estaba padeciendo. El acelera el ritmo, más fuerte, más profundo, consciente de esto Ramírez inicia a consentir con los dedos el coñito de mi amada que inicia a sacudir la cabeza, a gemir, da un fuerte grito para posteriormente dejar de batallar y descansar la cabeza al lado de la verga de Ramírez, quien la besa, cierra los ojos, Gonzales saca el pene del ano de mi esposa, mientras chorros de semen caen sobre la espalda de mi esposa.

A este lado yo soy más amable me inclino, empiezo a dar lengüetazos en el esfínter de la esposa de Ramírez, lo ensalivo, lo dilato suavemente, abriendo camino con mi lengua, ella me ayuda, con sus manos se abre los glúteos, facilitando el camino, para que la lengua entrará cada vez un poco más, yo trato de dejar la mayor cantidad de saliva en el interior. Me incorporo, veo al frente, Gonzales dando golpes con la verga el los glúteos de mi amada, ella succiona la verga que tenia en frente.

Coloco mi verga en la entrada del orto que la puta que me ofrecía, a primera vista daba la impresión que no podía albergar este pequeño orificio mi pene, pero solo con presiona ligeramente, este se empieza a seder, abrazando con fuerza y decisión mi pene.

- Que rico trasero tienes.

- ¿Te gusta mi culo?

- Sííí

- Pues disfrútalo ahhh

Yo lo meto un poco, lo saco, aaahhh, exclama ella, repito dos o tres veces más la maniobra, procurando cada vez meterla un poco más, al final al tocar mi pubis con sus glúteos, los dos empujamos un poco más, tratando de encajarla un poco, más adentro, ella inicia un viaje hacia adelante y hacia atrás proporcionándole un gran masaje con su apretado trasero, yo, mi pene, mis huevos se pierden en la inmensidad de ese trasero, es mucha comida para solo un macho, quizás dos la complacerían, tres, tal vez , la dominarán, y seguramente un carrusel de vergas la lleven a ver las estrellas.

Frente a nosotros, ya el gordito completamente en forma, mi esposa se sienta sobre el, de espalda al cristal, toma el pene del agente. Lo dirige hacia su cuquita y se sienta, ella empieza a danzar sobre la verga en su interior, arriba, abajo, pequeños círculos, hacia la derecha, hacia la izquierda, adelante y atrás. Mientras se pasa las manos por sus muslos, glúteos cintura, vientre, llega a sus senos, los masajea suavemente, los aprisiona, para terminar por alborotarse el cabello con los dedos de las manos, es aquí donde el deseo se convierte en belleza, es aquí donde se rompen las reglas, aquí donde dos almas gemelas, que pueden ser más que dos, compartes sus perversiones, donde mi amada me ofrece este espectáculo, que debemos ocultar ante todos, y solo en estas páginas, de penes y vulvas anónimas podemos expresar. Irónicamente en la celda de una prisión fuimos libres. Se notaba a leguas lo mucho que estaba disfrutando, danzando, pero el deleite es cortado por Gózales que se pode de pie, sobre la mesa, a la espalda de mi bella, le inclina la cabeza, Ramírez la abraza, acto seguido Gózales flexiona las piernas apunta su pene haca abajo, de nuevo hacia el dilatado y abriendo trasero de mi esposa y la vuelve a penetrar, ella grita, no puedo ver su rostro, solo su trasero siendo bombeado simultáneamente por dos vergas, un espectáculo bello, lleno de magia, solo, y por unos breves segundos se acompañaron los movimientos, ella lanzando el trasero hacia atrás, mientras ellos, de forma violenta se mecían hacia adelante, logrando un acople perfecto, donde sólo quedaban fuera de casa cuatro huevos, que no obstante golpeaban glúteos y pubis con fuerza.

Por como estaba siendo apretado mi pene, los movimientos profesionales de la puta que me están haciendo gozar, que se lo estaba tratando y la imagen frente a mi, empiezo a acelerar mi respiración, creo que me voy a venir, la chica se da cuenta, se detiene repentinamente, voltea quedando frente a mi, se agacha nuevamente, quita el preservativo, succiona un poco mi pene, reemplaza el preservativo con uno nuevo, posteriormente se acuesta sobre el escritorio, pune sus piernas alrededor de mi cuello, mi pene dentro de su concha y yo a punto de venirme, arrecho como estaba, con un poco de mal genio por haberme interrumpido, empiezo a bombear de manera frenética, violenta, allá se arquea, yo abrazo sus piernas, las beso, bombeo con más fuerza, más rapidez, siento los músculos vaginales contraerse contra mi pene, es como si la temperatura al interior de la concha hubiese aumentado, el bombeo se hace húmedo, sonoro, delicioso, es como el sonido de un niño al saltar sobre un pequeño charco d agua, empieza a venirse, ya solo me concentro en ella, yo expulsando mi leche, ella llegando, al fondo los gemidos que parecían una sinfonía perfectamente acompasada de deseo, placer e inhibición, salvajes, dejando todas las normas sociales afuera, entregados a los instintos, los pensamientos se nublan, la mente en blanco, las fuerzas se pierden, precedidos de la transpiración, por los latidos acelerados de los corazones, los cuerpos despojados de toda fuerza se desvanecen.

No termino de recuperarme cuando la mujer a mi lado, baja la falsa de su vestido, se acomoda la tanga, que siempre estuvo de lado dándole cabida a mi lengua y a mi verga, revisa que su vestido este bien

- El siempre quiso esto.

- ¿Qué?, respondo yo

Ver como otros hombres me follaban delante suyo

Sale a toda prisa del habitáculo, sin decir nada más.

- Espera, le digo yo, pero parece que no escucha y se pierde por el pasillo.

No me había percatado, pero desde la llegada de la esposo de Gonzales la puerta quedo abierta.

Trato de quitarme el condón, diablos se había roto, lo que indicaba que toda mi leche había quedado en el coñito de la esposa de Gonzales. Salgo

, golpeó la puerta del lado, Gonzales, que parece sin fuerzas abre.

- Que rica puta tienes, señala sobre la mesa, tomen sus cosas, pueden irse.

Ayudo a mi esposa sudorosa y llena de leche a limpiarse, a vestirse, ella con una expresión de cansancio y satisfaciendo me saluda, me besa. Disimulo para poder ver en la computadora, solo una hoja de Word en blanco, con cosas ilegibles escritas, como cuando un niño juega con la computadora, me da una especie de ira interna, pero nada, yo también disfrute, disfrutamos todos, aunque tengo que admitirlo, mi esposa disfruto por partida doble. La miro, me sonríe

- Amor, pero prometo que te compensare

Nos arreglamos como pudimos, a toda mierda, y salimos, para no volver, ¿o sí?

Esa noche después de escribir este relato, mi esposa y yo hicimos el amor deliciosamente.

Publica tu Experiencia

🍒 Pregunta Cereza

¿Por qué crees que más personas jóvenes se identifican hoy como bisexuales? Un reciente estudio revela que 1 de cada 4 jóvenes entre 18 y 24 años se identifica como bisexual.